El acto de improvisar es esencialmente humano

“I Just Want to Make Love to You” de. Willie Dixon ... lescos (“If You Ever Go to Houston”, ... Boy, Cielo e mar, Time To Say Goodbye, Ave Maria, Aurora,. Kyrie ...
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Espectáculos

Página 6/Sección 4/LA NACION

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Domingo 3 de mayo de 2009

MUSICA POPULAR Ornette Coleman

“El acto de improvisar es esencialmente humano” El mayor referente del free jazz visitará por primera vez la Argentina; al frente de su grupo, dará actuaciones en el Gran Rex de Buenos Aires y en el Argentino de La Plata Cuando apareció, en noviembre de 1959 en el club Five Spot de Nueva York, partió en dos el mundo del jazz y también, en buena medida, el de la música popular. Los bandos se dividieron entre la acusación de demencia y la atribución de genialidad. Como suele pasar, las dos posiciones eran equivocadas. Ornette Coleman (o sencillamente “Ornette”, según la familiaridad con la que hablan algunos músicos y aficionados al jazz) tenía en ese momento 29 años. Había trabajado de ascensorista en Los Angeles y hacía 15 que tocaba el saxo alto. Más adelante, y sin ningún estudio formal, tocaría también el violín y la trompeta de manera completamente idiosincrásica. Los grupos sucesivos que formó con Don Cherry, Charlie Haden, Ed Blackwell y Billy Higgins cambiaron para siempre las reglas del juego en el género. En principio, por la afinación del propio Coleman, que se situaba al margen del sistema temperado. Pero este era, en todo caso, el nivel más superficial de la perplejidad que provocaba su música. Considerando que el ritmo y la función del contrabajista quedaban virtualmente intactos, lo escandaloso fue sobre todo la radical, y tal vez inevitable, abolición de una armonía predeterminada como principio constructivo y como base de una improvisación, lo que permitió una mayor libertad de la línea melódica. A partir del disco con un doble cuarteto que grabó en 1960 (disco que, sin embargo, no tuvo consecuencias ulteriores en la carrera del músico), sus ideas tomaron para siempre el nombre de free jazz y allanaron el camino para la avant garde de los años sesenta en el jazz. ¿Le gusta todavía a Coleman el nombre de free jazz para su música? En otras palabras, ¿sigue concibiendo su música como free jazz? “Creo que yo fui cambiando a lo largo de los años. Cambié a medida que crecí”, cuenta Coleman en una conversación telefónica con LA NACION. –¿Podría decirse que el concepto de free cambió con usted? –Sí, estoy de acuerdo. Cambió y sigue cambiando. Adoptó formas diferentes, aun con el mismo sonido. La idea de cambio estuvo ya desde el principio de la carrera de Coleman. Something Else, Tomorrow Is the Question, Change of the Century, The Shape of Jazz to Come –los títulos de algunos de sus primeros discos– señalaban una pretensión musical impelida por la idea de lo nuevo. Todo eso quedó un poco atrás. Cerca de los ochenta años, Coleman es ahora el sobreviviente de una época heroica del jazz; un hombre cortés (se interesa por la vida de su interlocutor) que habla con voz frágil y de manera elíptica, como si pretendiera preservar un cierto misterio, un núcleo que no puede nombrarse con palabras. Este jueves, en el

(Grabaciones)

teatro Gran Rex, y el martes 12, en el Teatro Argentino de La Plata, el saxofonista tocará por primera vez en el país (asegura que la música argentina “es una de las más profundas y creativas del mundo”) con un grupo que conforman los bajistas Tony Falanga y Al Macdowell, y el hijo de Ornette, el baterista Denardo Coleman. –Trabajó frecuentemente con los mismos bateristas. Pienso en Ed Blackwell, y ahora en Denardo. ¿Qué cualidad debe tener un baterista para que usted se sienta cómodo?

–Lo fundamental es la actitud que tienen frente a la improvisación; aquello que pueden ofrecer en términos rítmicos y emocionales. Y esto no es algo que alguien pueda controlar o dominar. –Entonces estaría de acuerdo PARA AGENDAR

Ornette Coleman, con Tony Falanga, Al Macdowell y Denardo Coleman. Teatro Gran Rex, Corrientes 857, el jueves, a las 21. Entradas desde $ 60.

con esa idea según la cual, en un grupo de jazz, el baterista es siempre el jefe. –Yo no lo diría de esa manera, aunque entiendo que alguien piense eso. Creo que la batería tiene la cualidad única de vincular el ritmo con la velocidad del propio cuerpo. –Parte de su música, por ejemplo la obra para orquesta sinfónica Skies of America, ha sido escrita de punta a punta. ¿Qué diferencia encuentra entre composición e improvisación? –La verdad es que no encuentro ninguna diferencia. Simplemente,

Un poco de amor francés

N Something Else!!!! (1958)

El primer disco de Coleman tenía a Walter Norris en piano, un instrumento del que los grupos del saxofonista prescindirían en adelante. Completaban la formación Don Cherry en trompeta, Don Payne en contrabajo y Billy Higgins en batería. N The Shape of Jazz to Come

(1959) Tocan aquí los mismos músicos que en Something Else!!!!, pero con Charlie Haden en lugar de Payne. Está aquí “Lonely Woman”, bellísimo tema de Coleman que alcanzó el estatuto de un standard. N Free Jazz (1960)

El subtítulo de este disco, “Una improvisación colectiva”, era ya una especie de manifiesto. Dos cuartetos enfrentados improvisaron en un tema continuo de casi cuarenta minutos. De una intensidad sin atenuantes, el disco nombró además a un estilo. N At the “Golden Circle”, vol. I

y II (1965) Con David Izenzon en contrabajo y Charles Moffett en batería, Coleman formó uno de los tríos más imprevistos y apasionantes del jazz. Estas sesiones memorables fueron grabadas en vivo en Estocolmo, y en ellas el saxofonista toca también violín y trompeta. N Skies of America (1972)

Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos del músico. Grabada por la Orquesta Sinfónica de Londres, esta obra muestra sus virtudes como compositor y constituye un testimonio de su compleja teoría de los harmolodics (armolodía). N Sound Grammar (2006)

La primera grabación de Coleman después de una década sin registros discográficos recoge una actuación en vivo en Alemania marcada fuertemente por el blues. Lo acompañan los bajistas Grez Cohen y Tony Falange y su hijo, el baterista y percusionista Denardo Coleman.

Pablo Gianera

Mediocre

para Down in the Groove, el bastante opaco álbum de 1988, esos tiempos de sequía). Liviano entonces, sin el peso de que todo lo que diga sea leído, interpretado y comentado (igualmente, ya se cita, en los sitios de fanáticos, que habría

The Classical Album 2009

Ximena Sariñana

Varios intérpretes

Mediocre, Vidas paralelas, Normal, La tina, Reforma, No vuelvo más, Cambio de piel, Sintiendo rara, Un error, Gris, Pocas palabras (Juan), Monitor (Warner).

Together Through Life, diez nuevas canciones de Bob Dylan con sonido retro

Esta vez no trabajó solo (sí se encargó de la producción, que nuevamente firma como Jack Frost) en las letras, ya que todas salvo una está escritas en colaboración con Robert Hunter, letrista de Grateful Dead y con quien ya había trabajado en un par de temas

Discografía seleccionada

(La compactera)

La página de los discos

“Daltrey, Townshend, McCartney, los Beach Boys, Elton, Billy Joel hicieron discos perfectos y tienen que tocarlos perfectos, como la gente los recuerda. Mis discos nunca fueron perfectos, así que no tiene sentido tratar de reproducirlos. De todas maneras, yo no soy un artista del mainstream”. Y así entonces, como cuenta en la entrevista que le realizó Bill Flanagan y que se puede leer en su sitio oficial, Dylan entró al estudio, con buena parte de su banda a registrar algunos temas. Así, como al pasar. El resultado es Together Through Life, diez canciones de blues y r&b del Chicago de los cincuenta y música del sur y del mestizaje –zydeco de Lousiana, tex mex de acordeones y sabor a mariachi–, en 45 minutos de un sonido antique que fluye y se disfruta y que pronto seguramente llevará, con su imperfección total y genial, al escenario (no lo hizo aún, en la gira que lo tiene hoy en Escocia, pasado mañana en Irlanda, casi como los gitanos fumadores y bebedores, con acordeones, trompeta y sombreros de la imagen en la contratapa del CD). En esta etapa de hiperactividad (¿hace falta recordar que tiene un programa de radio al aire, sus pinturas son expuestas en galerías, sigue de gira incansablemente y hace apenas seis meses que había salido Tell Tale Signs, el octavo volumen de sus Bootleg Series? y este mes cumple 68 años) Dylan lanzó antes de tiempo este disco que estaba planeado para los últimos meses del año porque, según le contó a Flanagan, le empezaron a surgir canciones a partir de “Life is Hard”, que escribió por encargo de Olivier Dahan, el director de La vie en rose, (la biopic de Edith Piaf), para su próxima película.

me parece que, según se trate de una composición o una improvisación, el tiempo es más, o menos, predecible. Cuando uno improvisa, el tiempo que se dedica a eso es real y propio. En cambio, cuando uno pretende hacer música con un plan es necesario dedicarle más tiempo, volverse un poco perfeccionista, porque esa pieza está destinada a ser repetida. La cuestión consiste en combinar lo que uno quiere representar con la perfección. –¿Cómo administra actualmente en su grupo la relación entre la libertad de cada individuo, el instinto y la interacción grupal? –Lo más importante es siempre la idea, la singularidad con la que se construye una idea, y, sobre todo, cuándo y dónde se quiere provocar que esa idea se modifique. El acto de improvisar es esencialmente humano; antes que nada, permite que un individuo se pruebe a sí mismo en distintas situaciones musicales. Algo que no ocurre cuando se tiene más tiempo que en una improvisación grupal. –Desde sus primeros discos, usted nunca abandonó del todo el blues, y esto aparece claramente en Sound Grammar, su disco en vivo de 2006 ¿Qué significa para usted el blues? –La palabra “blues” no es aséptica. Tiene varios sentidos y admite contaminaciones. –¿Considera que el jazz dejó de ser una música folklórica? –No creo que un título, una etiqueta, alcance para definir un sonido. Y de lo que estamos hablando es siempre del sonido. Claro que el sonido puede cambiar, pero eso no afecta las características de una música y lo que ésta representa. Puede hablarse de blues o de música clásica, pero la etiqueta no cambia la calidad de la música en cada uno de esos estilos. A nadie deberían importarle estos rótulos. –Usted suele insistir en la música como expresión de la emoción y del sentimiento. ¿Se puede entrenar el sentimiento? –Sí, me parece que el sentimiento puede ser entrenado, aunque la idea de “entrenamiento” no es la misma que en otras disciplinas. Para volver a lo que usted me preguntaba antes, dos personas pueden tocar un blues con las mismas notas, pero no necesariamente con la misma intención. –Los años 1959 y 1960 resultaron decisivos tanto para usted como para el jazz. ¿Con qué sentimiento recuerda ahora esa época? –El contraste de esa época con la actualidad es grande. Los conceptos y las ideas sobre todas las cosas cambian constantemente. Los seres humanos crecimos emocionalmente, y aprendimos a conocer ciertas cosas que ahora somos más libres de alcanzar.

citado líneas de Los cuentos de Canterbury en varias de las canciones) Dylan mira al amor y se ríe (en “My Wife’s Home Town”, una relectura de “I Just Want to Make Love to You” de Willie Dixon, en el que se escucha su risita, sobre el final, mentando al infierno); construye territorios peliculescos (“If You Ever Go to Houston”, con armas, peleas y oraciones para los pecadores); se pone romántico en “Life is Hard”, “Forgetful Heart” (con el mismo aire de andador de caminos de “Ain’t Talking”) y “I Feel A Change Coming On”; hace mover los pies como si hubiera arena en el piso (“Jolene”, “Shake shake mama”) y se vuelve a reír de todo en “It’s All Good”, donde enumera las “plagas” de nuestros tiempos –edificios que se derrumban, políticos que mienten y esposas que engañan– y remata con un está todo bien, irónico y burlón. El sonido particular de este álbum se apoya, sobre todo, en la inclusión aquí y allá y casi en todo lugar, del acordeón de David Hidalgo (de Los Lobos) que se suma al trío rutero (Tony Garnier en bajo, Donny Herron en guitarras y afines, y George Recile en batería) y a la guitarra de Mike Cambpell, de los Heartbreakers. Al lanzamiento local en simultáneo con el mundo de Together Through Life, el sello Sony sumó aquí la reedición de cuatro discos de Dylan: The Basement Tapes (el doble grabado con The Band en Woodstock en 1967, y editado siete años después), New Morning (de 1970), Before the Flood (en vivo con The Band, en 1974) y Dylan and the Dead, también en vivo pero con los Grateful Dead, en 1987.

Adriana Franco

Caruso, La rosa y el sauce, Imagine, Waltz No 2, Don’t Cry For Me Argentina, Nella fantasia, Le Cigne, May It Be, Danny Boy, Cielo e mar, Time To Say Goodbye, Ave Maria, Aurora, Kyrie, Inspector Morse y otros. (Universal).

Editado a principios del último año en México y promocionado aquí este año, Mediocre es el primer disco de Ximena Sariñana, una actriz y cantante veinteañera (hija de padres famosos dedicados al cine) que a pesar de tomar las estructuras básicas de la música comercial supo diferenciarse con letras propias y con la gente por la que se rodeó. Si bien no escapa de lugares comunes (trae historias de amor, a veces casi adolescentes; trágicas cuando son en forma de blues, con esperanza cuando suenan a pop, intensas cuando hay un poquito de rock), esta producción rioplatense que fue hecha entre Buenos Aires y Montevideo por Tweety González y Juan Campodónico es un gran acierto. Así, Ximena se aleja del estereotipo de cantante pop y sugiere personalidad e ingenio para seguir demostrándolo en próximos CD.

No está destinada a puristas de la música clásica esta serie que anualmente reúne manifestaciones de esa imprecisa variedad llamada crossover en la que caben artistas líricos que interpretan canciones populares, páginas populares del repertorio clásico, melodías extraídas del teatro musical y toda clase de combinaciones entre expresiones e intérpretes de origen diverso. Aquí, entre Shostakovich, Guastavino, Enya, Massenet, Mike Oldfield y el tema de Inspector Morse, asoman especialistas del género como André Rieu, Katherine Jenkins o el coro galés Fron Male Voice, pero también grandes voces de la lírica (Anna Netrebko, Rolando Villazón y claro, Pavarotti). Todo un programa de easy listening para quien gusta de rondar por lo clásico sin arriesgar demasiado.

Mauro Apicella

Fernando López

(Tracks) Especialista en karaoke. La aparición del programa Canta conmigo Argentina fue buena oportunidad para que el sello Leader Music relanzara su amplio catálogo en DVD de música para karaoke. El sello tiene más de 80 titulos para cantar sobre las pistas grabadas. Para todos los

gustos, desde los clásicos popurrí por estilo (tango, rock nacional, baladas, folklore, música latina, entre otros) hasta los álbumes con temas de un solo grupo o solista. Björk va por más. La artista islandesa editará a mitad de este año Voltaic, lanzamiento múltiple en el que in-

cluirá versiones en vivo, remixes y videos tomados de las giras de presentación de Volta, su último disco de estudio, presentados en varias versiones en CD y DVD. El lanzamiento será el primero de Björk para el sello Nonesuch, que entre nosotros distribuye Warner Music.