Serie cristiana escrita por Yuniel Méndez Acosta. Sancti- Spíritus, Cuba
Usado con permiso Este escrito es una contribución de la agrupación para eclesiástica cubana: Ministerio CRISTIANOS UNIDOS. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.
Somos muy valiosos. PERSONAJES: Pedro, padre de familia de unos 46 años, asiste con los suyos a la iglesia Los Pinos Nuevos y es un nuevo convertido que avanza rápidamente en su crecimiento espiritual.
Alex, Alex, joven de 16 años, personaje principal de esta obra y que desconoce el fundamento de nuestro valor e importancia. Estudia economía.
Patricia, su edad supera a la de su hermano en 5 años, siente complejos por ser gordita. Alicia, esposa de Pedro y madre de estos jóvenes. Es sumisa a su esposo y apoya entre tanto él guía la familia.
Alfredo, compañero de aula de Alex, vive junto a su mamá y es un tanto sufrido. Graciela, señora de 38 años que hace unos años vio la disolución de su matrimonio e intenta ayudar mucho a su hijo siendo muchas veces impotente para ello. Compañero 1 y 2, otros compañeros de Alex, son burlones y callejeros. (La familia González es muy unida. Es de aquellas pocas familias que confrontan los temas que les afectan y se reúnen como ese pequeño e importante núcleo de la sociedad que nuestro Dios ha creado. Afectados por las opiniones de este mundo y de la lluvia de propagandas que brotan de los medios de comunicación, los jóvenes de esta familia adoptan algunas estrategias para no quedarse atrás y estar en el boom, en la búsqueda de ser aceptados por los demás. Aunque hace poco confiaron en Cristo como su Salvador, aún no saben el origen de su valor.) (En la primera escena aparece Alex, un joven de 16 años, haciendo ejercicios en el patio de su casa, a los pocos segundos cesa y se para frente al espejo que cuelga en una de las paredes traseras, mirándose y tocándose los bíceps) Escena 1 Alex: (Hablando consigo mismo y un poco decepcionado) ¡Mira que hago ejercicios, pero no crece nada! ¡No logro ponerme más fuerte! Nuevamente tendré que soportar las burlas de los socios de la escuela… (Después de un breve análisis continúa hablando a su interior) Seguiré, debo esforzarme, aquí está mi aceptación delante de los demás. (Continúa haciendo algunas planchas. Entre tanto llega su hermana Patricia, quien es unos 5 años mayor que él, con mucho gozo y una sonrisa impresionante en sus labios.) Patricia: (Cantando) ♪ Estoy alegre, muy alegre ♪ (Alex alza la vista y curioso se detiene, al mismo tiempo se levanta)
Alex: ¿Y esa alegría mi hermana? ¿Nos llegó una herencia? (Ella niega con la cabeza) Ya sé, ¡Obtuviste el dinero para comprarte las zapatillas ADIDAS! (Ella niega nuevamente mostrando una mirada un tanto pícara.) Entonces, (mueve un dedo en su sien en señal de su desconcierto), sólo me queda pensar que se trata de un viaje a Varadero. Patricia: No Alex, estás frío, frío. (Breve pausa) Estoy contenta porque hoy me pesé y bajé 4 libras. Alex: (En tono de felicitación) ¡Vaya!, el gimnasio te va dando resultado (Ahora un poco desanimado), conmigo no va igual. Patricia: (Con orgullo y mostrándose oronda.) Ahora sí me veo más valiosa. ¿Qué crees? Alex: (Él, que duda del fundamento en el que ella erige su afirmación, responde:) Tal vez. Patricia: (Enojada) ¿Cómo que tal vez cabeza de chorlito? Tanto que me gasto, aún dejando de comer, ¿y eso es lo que me valoras? Alex: (Algo más serio) ¿Sabes? Me estoy cansando de esto, ¿realmente nuestro significado está en cómo nos vean los demás? Patricia: (A la defensiva) Pues claro mi hermano, además, ¿qué dirán los hermanos de la iglesia a la que comenzamos a ir? Ya los escucho decir: Miren a la “gordita” Patricia, seguro que lo único que hace es comer. Alex: Yo no creo que dirán eso de ti. Patricia: Pues yo sí, y no puedo perder importancia ante otros. Seguiré así, pronto verás los resultados. (Ella se marcha de algún modo molesta pues no halló la repuesta que esperaba.) Alex: (Suspira) Es todo por hoy. (Se sacude las manos.) ¿Aquí estará mi valor? (La escena segunda se desarrolla en la escuela de Alex, un politécnico de Economía. Varios jóvenes de la misma y compañeros de estudio de este joven cristiano, sostienen una conversación unos minutos. Alex está sentado en un muro, a unos pocos metros, leyendo una revista.) Escena 2 Compañero 1: ¡Miren! (Señalando en dirección a Alex.) Allá está Alex. Compañero 2: (Con estilo de superioridad) Nuestro socio sí que no está a la moda, miren, (haciendo gala de sus músculos), y ni es tan fuerte como nosotros.
Alfredo: (Ostentando su nuevo reloj) Al menos a mí me admiran en esta escuela por mi reloj Orient, pero este chama no tiene recursos. ¿Saben? He oído que Alex comenzó a ir a la iglesia, ¿será cierto? Compañero 1: Vamos a preguntarle. (Caminan hacia él con el estilo peculiar de los jóvenes que se creen lo máximo.) ¿Qué hay Alex? Alex: (Deja la lectura y vuelve su mirada hacia ellos.) Todo bien, ¿qué hacen? Compañero 2: Saludando a nuestro socio. Y también porque estamos preocupados por esa nueva onda de los tontos en la que te has metido. Alex: (Se muestra un poco nervioso) ¿Cuál es la onda? ¿A qué se refieren? Alfredo: Queremos a aconsejarte brother. No quisiéramos que te vuelvas un “Aleluya”. Hemos oído que comenzaste a ir a una iglesia. Alex: ¿Yo? Pues… (Habla pausadamente como al niño que sorprenden rompiendo un objeto. El temor emerge en sus emociones.) Este… sí, (con más seguridad) mi familia y yo estamos asistiendo ahí. Compañero 2: Eso no te sirve para nada, tienes que ser como nosotros, que vivimos como se nos antoja. Vive la vida que la vida es corta. Solo así tendrás valor en nuestro equipo. Alex: (Se expresa con motivación.) Pero veo que los mensajes que he escuchado tienen un mensaje profundo y penetra a mi corazón. (Sus amigos se ríen a manera de burla.) Compañero 1: No bromees. Vámonos tropa. (Se alejan dejándolo solo y pensativo. Si bien muestra la tristeza por ser rechazado, Alex está a la expectativa de una Fuente mayor) Alex: ¿Dónde radica mi valor? (Han pasado 2 días después de que Alex formulara esta pregunta. Se inicia esta escena con este joven, que dolido y rechazado aparece en su cuarto, meditando y cabizbajo.) Escena 3 Alex: ¿Por qué? (Levantando su mirada hacia arriba.) ¿Por qué Dios?, ¿por qué siempre se burlan de mí? No valgo nada para nadie, no tengo significado para nadie, aunque trato de estar a la moda igual me siento vacío. Ya no sé qué hacer. Antes, porque no era tan fuerte, ahora porque voy a la iglesia. Me ven como un tonto. (Alicia, su mamá da unos toques en la puerta.) Entra. (La señora abre la puerta y se introduce acercándose a su hijo con suaves pasos y mirándole.) Alicia: ¿Qué le pasa a ese joven que lo veo tan triste? ¿No te vas a bañar ahora? Dentro de un rato vamos para el culto. Alex: (Muy resuelto afirma:) Yo no voy.
Alicia: (Sorprendida por la respuesta.) ¿Y eso? Me has dicho que los cultos son de gran bendición para ti. Alex: Así es, pero me siento terrible, soy un bueno para nada, y allá no les hará falta alguien como yo. Alicia: Pues claro que sí, eres muy valioso así como eres. Estar en la casa de Dios es maravilloso y hay muchos hermanos que nos quieren. Alex: (Con dolor) A mí no, yo soy el hazmerreír aún de mis socios de la escuela. (Después de abrir la puerta se adentran en la habitación Patricia y Pedro, el padre de estos jóvenes) Pedro: Alicia, ¿por qué te demoras? Se nos va a hacer tarde. (Dirige su mirada a su hijo.) ¿Y esa cara jovenazo? Alicia: (Pasando suavemente su mano por el hombro del joven y al mismo tiempo hablando con su esposo.) Está un tanto deprimido porque se ve poco importante para los demás. Se siente sin valor. Pedro: Eso pasa frecuentemente en lo jóvenes, aunque… Alicia: (Interrumpe concluyendo la frase de Pedro.) Nosotros siendo adultos también pasamos por esos momentos. Pedro: Sí. (Se sienta al lado de Alex.) Hijo, (Prende la mirada fija en su amado hijo.) aunque otros te rechacen, puedes estar seguro de nuestro amor por ti, te amamos por lo que eres, al igual que a tu hermana. Patricia: ¡Pero no es fácil ver como otros te desprecian! (Alfredo, uno de los compañeros de aula de Alex, acaba de llegar a su casa. Su hogar no es completo, o sea es disfuncional. Sus padres se divorciaron hace 5 años, cuando la adolescencia de Alfredo recién era un capullo a punto de brotar, y muchas heridas han quedado en el corazón de este joven, buscando éste ocultarlas con las cosas de este mundo, a la vez que manifiesta enojo con mucha precocidad.) (La escena hace sus comienzos mostrando el rostro afligido de Graciela, además de indicarnos lo nerviosa que está. Alfredo ha recibido una noticia que le ha hecho estallar…) Escena 4 Alfredo: (Alarmado.) ¿Qué? Graciela: Así como lo oyes, hijo, no fue culpa mía. Estaba lavando y sin revisar los bolsillos metí el pantalón en la lavadora. Después descubrí que tu reloj estaba ahí. Para entonces ya se le había golpeado el cristal.
Alfredo: (Moviéndose hacia el sofá.) ¡Esto es lo único que me faltaba! ¿Por qué no miraste el pantalón antes? Graciela: Se me pasó Alfredo. (Se le acerca con fines de calmarle.) Mira, eso tiene remedio. Alfredo: ¿Remedio? ¡Y en 5 años no he visto remedio para que papá y tú vuelvan! Se han roto todos mis deseos y me veo machacado. Graciela: No te pongas así Alfre, sé que estás atravesando por momentos difíciles y dolorosos, pero ya te he explicado por qué sucedió todo. Alfredo: Claro, sin contar cómo serán afectados los demás se han tomado muchas malas decisiones en este mundo. (Traslada su vista hacia la ventana de cristal que provee cierta iluminación a la casa.) Y para colmo, ahora estoy sin mi reloj. Graciela: ¡Es sólo un objeto Alfredo! Alfredo: (En un estado defensivo.) Para mí significa más que eso, en el politécnico me llaman “el chico del reloj Orient”, y ahora, seguro me dirán “el chico del reloj machacado”. Graciela: Ya lo entenderán, no es la primera ni la última vez que sucede. Yo creo que deberías aceptar lo que pasó, y luego veremos. Quizás de aquí a un tiempo tendrás otro. Alfredo: No te engañes mamá. (Después de unos segundos.) Y ya, déjame en paz, sigue haciendo la comida, ya no hay más que hablar. (Aún conversan colectivamente los miembros de la familia Fernández, debatiendo sobre el fundamento de su valor.) Escena 5 Pedro: Miren, estoy leyendo un libro que me prestó el pastor en el culto pasado. Hay una parte que nos muestra que Dios nos acepta tal y como somos en Cristo. Él nos ama igual que a su Hijo Amado. Él nos guarda como a la niña de sus ojos. Alex: (Impresionado por el comentario de su padre, y con una dosis de duda.) ¿Dice eso? Pedro: (Animado y con fuerza.) Claro, y dice más, explica el problema de la idolatría. Patricia: (Extrañada) Pero nosotros no tenemos figuras en la casa… Pedro: Esos no son los únicos tipos de ídolos, estar afanados por la fama, por el reconocimiento por parte de otros, el buscar valor en otra alguna fuera de Dios, eso se constituye idolatría, porque sustituye a Dios. Alex: Entonces, ¿hacer ejercicios es malo?
Pedro: No, no es así. Hay cosas que por sí mismas no son malas, de hecho muchas de ellas pueden aportarnos mucho bien, pero el peligro comienza en el momento que perseguimos algo para que llene nuestro vacío o aumente nuestro valor, llegando a tomar el lugar de nuestro Dios. Alicia: Pues sí, a veces esperamos ser felices en esas cosas y ponemos todo nuestro empeño en lograrlo. Las cosas materiales no son la medicina que incrementa nuestra valía. Patricia: (Adaptándose al nuevo concepto y reflexionando.) Entonces, eso quiere decir que soy una idólatra. Pedro: La raíz de todo comienza con nuestras motivaciones. Podríamos hacernos esta pregunta: ¿Espero de tal cosa que me haga completo?... No se dejen arrastrar por la corriente hijos míos. Sólo Cristo basta. (Irradia gozo en su rostro.) Él es la fuente de agua viva que puede saciarnos. Alex: O sea, (ya con más afirmación.) ¡que somos muy valiosos! Patricia: ¡Más de lo que entendemos! Pedro: ¡Lo comprendieron! Oremos para que Dios nos libre de este tipo de idolatría. (Unos días después, en la escuela y antes de iniciarse las clases, ocurre algo peculiar; Alfredo ve llegar a Alex, y le llama con el objetivo de conversar varios minutos.) Escena 6 Alex: (Después de darse las manos y un tanto sorprendido.) ¿Cómo estás? Alfredo: (Con voz entrecortada.) Ahí, regular. Alex: ¿Y eso? ¿Tienes problemas en los que pueda ayudar? Alfredo: Puede ser. Alex: Pues dime. Alfredo: Bueno, primero quiero reconocer que estuvo mal nuestra actitud hace unos días, no debimos burlarnos de ti. Alex: Eso pasa Alfredo, creernos superior a otros además de mostrar lo poco que entendemos nuestro valor, nos lleva a herir a otros. Pero bueno, (Buscando el verdadero motivo.) ¿eso no era lo único que me quería decir? Alfredo: He visto que a pesar de todas nuestras burlas te mantienes firme, y sigues adelante. Además, tú no ves las cosas de este mundo como nosotros.
Alex: Jesús nos da una perspectiva diferente. Ayer mi papá me explicaba que no podemos construir sobre cosas vanas para hallar el verdadero gozo. O sea, el ser valioso no se encuentra en lo que tenemos, sabemos o hacemos, sino en lo que somos. Alfredo: (Lo mira con desconfianza.) ¿Y eso es así? Alex: Sí. El hecho de ser creados a la imagen de Dios nos da un valor tremendo, además los que confiamos en Cristo somos hijos de Dios y somos amados y aceptados por él. Alfredo: Pues socio, mi valor está en baja. Ayer se rompió mi reloj y me siento frustrado. Pensaba que podía ser aceptado por tenerlo, pero, ¿y ahora que no lo tengo? Alex: No has perdido valor, sigues siendo el mismo. Recuerda, valemos por lo que somos. (Suena el timbre para iniciar las clases.) Mira, si quieres después de las clases seguimos conversando. ¿Qué crees? Alfredo: (Más motivado y con esperanza.) OK. (Se van juntos y hablando para el aula.) FIN. Autor: Yuniel Méndez Acosta. Usado con permiso Este escrito es una contribución de la agrupación para eclesiástica cubana: Ministerio CRISTIANOS UNIDOS. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.
Pensamiento. Somos amados por causa de nuestra posición en Cristo, y no por causa de nuestra eficacia. Eric C. Maddison
¿Por qué este tema? Somos dados a concluir que nuestro valor es escaso y que no somos como tal o más cual persona. Envidiamos posesiones, actos o características de otros. No nos sentimos elevados en cuanto a la estima, de ahí muchos de los conflictos internos de la juventud actual. Los jóvenes tienen confusiones acerca de su identidad, tienen un mal concepto de su potencial o de sí mismos, o sea baja autoestima, y además se ven muy lejos de cómo nuestro Señor les contempla, pues su autoimagen está dañada. Por ende, ha sido mi deseo y objetivo desarrollar esta pequeña obra mostrando así que no valemos por tener algo, sino por ser alguien, porque el Amado de Dios, Jesucristo tomó nuestro lugar en la cruz, y derramó su sangre para limpiarnos de nuestros pecados y quitar toda condenación. Somos muy importantes, más de lo que pensamos.
Resumen de la obra. Esta obra trata de las estrategias que usamos para incrementar nuestra valía. Queremos ser aceptados tanto en nuestras relaciones con los cristianos, como con los inconversos. Los bombardeos de este mundo acerca del fundamento de nuestro valor están atacando la familia Fernández. Los jóvenes están buscando ser aceptados por cosas externas, y su estrategia se llega a convertir en su ídolo. Alex se enfoca en los ejercicios porque sus amigos de la escuela le rechazan por ser delgado y no tan fuerte como ellos. Luego comprueba, que ya el rechazo no se debe tan solo a cómo luce exteriormente, sino también por su nueva creencia y conducta. A Patricia, en cambio le preocupa ser obesa y por tanto trabaja hasta el cansancio, aún sacrificando su relación con Dios, para ser apreciada por sus nuevas amistades, los hermanos de la iglesia. A raíz del desánimo por parte de los muchachos y de estos conflictos, Pedro, asumiendo la tarea de enseñar a su familia, y junto con su esposa, le da unos sabios consejos a Alex y a Patricia, mostrándoles que, como hijos de Dios, somos muy importantes y valiosos para nuestro Padre. Una vez recibidas estas enseñanzas, Alex se fortalece en su vida espiritual. Alfredo, un compañero de estudio de Alex, discute con su madre debido a que accidentalmente rompió el cristal de su reloj. Días posteriores Alfredo y Alex charlan en la parte frontal de la escuela, debido a la frustración del primero, que se ve con poco valor. El joven cristiano le enseña la verdad y este se ve prendido por el tema, sediento de oír más de esas buenas noticias.