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Un día en el laboratorio de Nike

17 ago. 2013 - Al mejor estilo Steve Jobs, el presidente de Nike, Mark Parker, se planta en el centro del aséptico escenario y lanza la frase que re- sultará la ...
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SÁBADO | 7

| Sábado 17 de agoSto de 2013

Marketing

Coca-Cola quiere pisar fuerte con su nueva línea de zapatillas La empresa de bebidas más grande del mundo se lanza de lleno al universo fashion

En el NikeLab, hay pistas indoor de atletismo para medir los movimientos de los deportistas

Deporte y tecnología

Un día en el laboratorio de Nike

En el cuartel general de la marca, en Estados Unidos, pueden verse novedades de indumentaria, salas con el clima de Río de Janeiro o robots que transpiran y emiten calor Daniel Arcucci ENViADO ESPEciAL

PORTLAND, EE.UU.–“Si tenés un cuerpo, sos un atleta.” Al mejor estilo Steve Jobs, el presidente de Nike, Mark Parker, se planta en el centro del aséptico escenario y lanza la frase que resultará la esencia de su presentación. Luego, se moverá apenas de un lado al otro, seguido por un haz de luz y por las miradas atentas de casi un centenar de comunicadores. Vale el genérico, es necesario. Hay allí periodistas de medios tradicionales, pero son (somos) los menos. Hay más blogueros, tuiteros y cronistas digitales, la mayoría de ellos unidos bajo un concepto, “influencers”, que duplican lo que ven con sus teléfonos o tabletas: le apuntan al orador, lo graban y lo disparan casi simultáneamente al mundo virtual. Parker, que tiene 57 años pero aparenta muchos menos, está vestido completamente de negro, con saco, remera con cuello, jeans y zapatillas… Nike. Detrás de él, sobre una pantalla, se proyecta historia, presente y, sobre todo, futuro de la marca. La excusa perfecta es la presentación de nuevos productos, zapatillas y ropa para running, pero la experiencia sirve también para conocer un lugar en el que se mezcla el entretenimiento, la innovación tecnológica y el deporte con la comunicación.

Estamos en uno de los salones principales del cuartel general de Nike en Beaverton, a poco menos de 20 minutos de Portland, en el estado de Oregon, Estados Unidos. Es el corazón del edificio que lleva el nombre de Tiger Woods. En el campus, una verdadera ciudad en la que trabajan más de 4000 empleados, hay otras 14 construcciones bautizadas con nombres de notables deportistas, que suelen caminar por allí. Algunos de ellos están permanentemente, en realidad, inmortalizados e inmovilizados en estatuas gigantes, cerca de los sectores que mejor los representan. Por ejemplo, Ronaldo (O Fenómeno, no cR7), junto a una de las tres canchas de fútbol de césped perfecto. La de Michael Johnson, en cambio, se ubica junto al andarivel externo de una perfecta pista de atletismo que parece haber sido insertada como un anillo en medio de un frondoso bosque. El atletismo, el correr, aparenta ser la esencia de todo por aquí, más allá de Woods, de Jordan, de Sampras y de todos los deportistas cuyos espíritus deambulan. Es que está en el origen de la marca, desde que el entrenador de atletismo Hill Bowerman y Philip Knight la pusieron en marcha. No casualmente en el hall de entrada está la estatua de Steve Prefontaine, el atleta que tuvo una corta vida, pero que se extiende en su mitología: rompió todos los récords naciona-

les de los 2000 a los 10.000 metros, participó en los Juegos Olímpicos de Munich 72 y se mató en un accidente cuando se preparaba para Montreal 76. Las zapatillas que se exhiben en el minimuseo que rodea el lugar que le corresponde parecen eso, valiosas piezas de museo, comparadas con las que se están presentando ahora. Las Hyperfeel y las Free Flyknit, igual que la indumentaria denominada Aeroflot, todo bajo el eslogan Nature Am-

El campus es una verdadera ciudad en la que trabajan más de 4000 personas plified, son resultado de un concepto –“Usar el cuerpo humano para explorar sus características y sus habilidades”, tal como dijo Trevor Edwards, cEO de la compañía– y del trabajo en el sector más novedoso del campus: el NikeLab. Entrar allí es entrar al futuro. De hecho, en una de sus salas principales, una atleta corre sobre una cinta, conectada a decenas de cables y a un respirador: está en Beaverton, EE.UU., pero las condiciones climatológicas de esa sala, en ese momento, son las de Río de Janeiro en 2016. Sí, lugar y fecha de los próximos Juegos

Olímpicos. En la siguiente, apenas a unos metros, una silueta se mueve incansablemente, plantada sobre una máquina elíptica. imposible que se canse: es un robot, llamado Hal, capaz de emitir calor y transpirar, lo que permite estudiar cómo una prenda absorbe la humedad y cómo permite ingresar el oxígeno. A un costado de ambas salas, una pista indoor de atletismo, con sus andariveles, invita a correr 50 metros que terminan abruptamente en una pared acolchada. Quien lo hace es una atleta profesional, salpicada de sensores que transmiten cada uno de sus movimientos a una pantalla gigante apostada a un lado. Los músculos y los huesos quedan al descubierto en dos pasadas. Lo nuevo, que ya está a disposición en los Estados Unidos y que llegará por aquí a principios del año próximo, se ajusta a eso, a la forma del cuerpo. Todo parece llevar al minimalismo. Las zapatillas Free Flyknit combinan los dos últimos hallazgos en suela y capellada; las Hyperfeel reducen a casi nada la distancia del pie al suelo; ambas funcionan casi como un zoquete al calzarlas. Los “influencers” las apuntan con sus teléfonos y con sus tabletas. Las prueban. Las calzan. El entretenimiento, la innovación y la comunicación se funden de pronto, a la velocidad de una carrera.ß

La fórmula secreta de la coca-cola puede ahora saborearse por los pies. Porque la empresa acaba de lanzar en la Argentina –ya lo había hecho hace cinco años en otros países de América latina y Europa– una línea de calzado donde estampan su firma y su clásica botellita, ahora reconvertida en indiscutible ícono fashion. Zapatillas, sneakers, ballerinas y ojotas, tanto para hombres como para mujeres, forman parte del universo coca-cola Shoes, la gran apuesta de la empresa de bebidas para entrar en el mundo de la moda, algo con lo que había coqueteado en 2007, cuando se alió a la firma John L. cook para comercializar una línea de remeras, buzos, bolsos y accesorios inspirados en los años 50 y 70. Pero ahora llegó el turno de ocuparse de los pies. con rangos de precios que van desde los $ 129 hasta los $ 219 para las ojotas, y de $ 399 hasta $ 999 en el caso de las zapatillas, la idea es pisar fuerte entre los jóvenes que hacen de la informalidad su principal estilo de vida. Porque la propuesta busca hacer foco en el tiempo libre y en una vida más relajada. “La moda es ideal para transferir el espíritu libre, positivo, fresco y optimista de la marca –destaca Mauro Oliveira, cEO de Via Uno Argentina, distribuidor exclusivo de coca-cola Shoes–. Las zapatillas dan más chances de jugar con la variedad y abarcar todos los gustos y públicos. Y es el segmento que más crece en el rubro de calzados porque cada vez más las personas se visten de forma casual para trabajar o salir . Hay un cambio en la actitud de la gente hacia un estilo de vida mucho más descontracturado”. De esta manera, la Argentina se suma a colombia, Uruguay, Brasil, Paraguay, Perú, Ecuador, chile y Alemania, Suiza, Portugal, Turquía, Finlandia, Noruega y Dinamarca, donde ya está instalada la marca coca-cola Shoes. En total son siete líneas de calzado (premium, fashion, ballerina, casual, classic y ojotas) con estilos bien definidos y materiales acordes a cada línea, como el cuero para la premium o el dorado y la plata para la fashion. En la classic, predominan el denim y estampados como el escocés y el tweed. Y en la casual las estampas están intervenidas con detalles característicos de la firma como las botellitas y las chapitas. La ballerina es la única línea dedicada íntegramente a la mujer, mientras que las ojotas ofrecen los diseños más jugados y trendy para lucir en el verano.

Varias líneas de calzado para satisfacer el gusto de todos los públicos La séptima es una propuesta ciento por ciento ecofriendly que se llama recycle y que se hace con materiales reciclados y reciclables, que dan como resultado materiales y colores inesperados pero sin resignar diseño ni confort. “coca-cola Shoes transmite movimiento, alegría, felicidad, es una forma positiva de tomarse la vida, es la visión optimista, fresca y espontanea que necesitamos para todos los días –describe Oliveira–. Nuestra variedad de modelos inspirados en la alegría, la comodidad y el estilo.” En principio, las zapatillas se comercializarán en distintas cadenas deportivas y los comercios dedicados a actividades como el skate y el surf, pero en un futuro no descartan abrir locales propios para competir de igual a igual con los otros gigantes de la industria del calzado. No bien se conoció la noticia de que las zapatillas marca coca llegaban a la Argentina, las redes sociales se hicieron eco de la novedad y hubo todo tipo de repercusiones y comentarios. Lo que es seguro, es que las zapatillas marca coca-cola no pasarán inadvertidas para los amantes del estilo.ß

Salidas

El primer bar porteño que trae objetos del mundo virtual al real

El 3D Lab Fab&Café abrió la semana pasada como un espacio de coworking, que combina la impresión 3D, la gastronomía y el diseño creativo Fernando Massa LA NAciON

Los dos menús que se encuentran sobre la mesa resumen el espíritu del proyecto: el que dice café, con la propuesta de desayunos, hamburguesas, bebidas; y, el más novedoso, que dice “Fab” –por fábrica–, donde puede leerse la diversidad de materiales con que se puede trabajar, el costo por hora, la posibilidad del escaneo y otras variables que hacen a la experiencia de la impresión 3D. Porque de eso se trata 3D Lab Fab&café, el bar que abrió el pasado lunes en la esquina de costa Rica y Godoy cruz, en Palermo: un espacio con once modelos diferentes de impresoras 3D que combina el concepto de coworking con lo gastronómico, lo lúdico y un ambiente relajado. “No existe un lugar en el mundo que tenga tal cantidad de impresoras 3D y que al mismo tiempo sea un bar. Sólo hay uno en Japón con una máquina de corte láser y una sucursal en Taipei. Pero nada más. Por eso, ahora estamos abriendo uno en el DF mexicano y ya tuvimos conversaciones para desembarcar en Barcelona y en Dubai”, cuenta entusiasmado Rodrigo Pérez Weiss, el ideólogo de este proyecto. Todavía se dedicaba a la importación y distribución de insumos y

Parte de la colección de objetos impresos en 3D que exhibe el bar máquinas gráficas cuando, aburrido y medio bajoneado por el incierto devenir del rubro a nivel local, recorría la exposición Drupa, en Düsseldorf, y se topó con un stand donde exhibían la LeapFrog, una atractiva impresora 3D holandesa. Ese fue el disparador que lo llevó a esta idea. Hoy una Leapfrog integra la colec-

ción que ostenta su bar y con la que cualquier cliente puede fabricar lo que su imaginación le proponga. ¿Pero qué significa imprimir en 3D? “En definitiva es traer al mundo real un objeto o un diseño que sólo existía en el mundo virtual”, sostiene Pérez Weiss. Para la demostración eligió la impresora nacional,

aníbal greco

la que Kikai Labs sacó al mercado unos dos años atrás. ¿El objeto? Uno simple: un posavasos que mandó a hacer un chico que los había visitado días atrás, con las iniciales de él y su novia. El archivo se carga en la computadora y aparece en pantalla donde se lo puede ver desde distintos ángulos, por supuesto, en 3D.

En la impresora, sobre una base de vidrio, se aplica primero un spray pegajoso para que el objeto a ser creado mantenga la estabilidad. Un inyector marca el perímetro sobre la superficie para luego empeza a escupir el plástico fundido con el que se va materializando, capa a capa, el objeto, cuya densidad y relleno variarán según lo proyectado previamente. Las creaciones se encuentran en cada rincón del bar: los servilleteros, las azucareras, los posavasos. Sobre la barra, un peine, pulseras, juguetes. Y dentro de un vitrina, los más preciados: anillos de acero creados con unas máquinas especiales y los muñecos de la película Metegol, que hicieron a pedido de Juan José campanella para una exhibición. Javier Giménez, de 34 años, aprovechó la hora de almuerzo que tiene en su trabajo para darse otra vuelta por el bar. “Le hice unos cambios así ya te lo dejo para que lo imprimas. Lo tuve que agrandar un poco”, le dice a uno de los tres diseñadores que trabajan ahí. Lo que lleva adentro del pen es un diseño propio que realizó en el programa Autocad para crear una base para su iPhone 5. El día anterior había impreso el primer prototipo, que llevó una hora y media y le costó $ 150 –la hora de impresión cuesta 100–. ¿Su idea? Una vez creada la matriz del modelo, hacerlo en

aluminio para luego comercializarlo. Pero los pedidos de los clientes varían: durante esta primera semana tuvieron desde un hombre que hizo los souvenirs del bar mitzvah de su hijo hasta una chica que decidió hacer uso del escáner de cuerpo entero que hay en un rincón del local para crear su propia figura de plástico donde se puede apreciar su avanzado embarazo. Marcelo Ruiz camaër, presidente de Kikai Labs, cuenta que el mayor interés en la impresión 3D se lo habían dedicado quienes creaban moldes industriales y emprendedores. El comentario de Rodrigo surge enseguida: “Acá quisimos armar un espacio para geeks y tekis, que en otros lados no se sentían tan contenidos. Una propuesta abierta y copada para todos”. Los guiños se aprecian por todos lados: en el baño de mujeres cuelga una reproducción de un cuadro de Escher, con los camaleones que conforman la figura impresos en 3D; en el de hombres, el clásico de Warhol, pero con Darth Vaders también creados en 3D. Las identificaciones de los baños son muñecos hombre y mujer y hasta al papel higiénico lo sostienen dos manos impresas 3D. Ya al momento de irse, en el espejo puede leerse el leitmotiv del bar: ¿Y vos qué vas a fabricar hoy?ß