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tenis
| Lunes 4 de noviembre de 2013
Un desafío a la altura del Gran Roger Sin el brillo de otros tiempos, y con apenas un título en 2013, Federer busca recuperar el protagonismo en el cierre del año ● “El Masters llega en un buen momento para mí”, dijo Andrés Prestileo ENvIADO ESPECIAL
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ONDRES.– La imagen hoy parece de otra época, pero ocurrió apenas hace un año y cuatro meses. Fue justamente aquí, en Londres. En julio de 2012, Roger Federer se empecinaba en refutar a los que sostenían que su tiempo había pasado. Si hubiese podido elegir la forma para hacerlo no habría encontrado una mejor: ganando su séptimo título en Wimbledon y recuperando el Nº 1 del mundo. Dieciséis meses más tarde, aquella prenunciada sensación de declive ya tomó formas más concretas para el gran Roger. A este Masters, cada uno de los ocho competidores trae sus propios parámetros para medir si lo que coseche será bueno, regular o malo. La vara que trajo Federer pasará por remar contra la corriente de su temporada más difícil en muchos años. Una mirada al camino que recorrió después de aquel Wimbledon es ilustrativa. Tras completar 2012 con otro título en un Masters 1000 (Cincinnati) y un par de finales más (entre ellas, la del último Masters de Londres), Roger abrió un 2013 muy oscuro, que lo empujó a un despeñadero en el ranking. De aquella estabilidad de años en la cima, bajó al 6° puesto actual y a las enormes dificultades
para conseguir el boleto a Londres. Algo impropio de su estatura, tanto como contabilizar derrotas frente a rivales como Julien Benneteau, Kei Nishikori o Federico Delbonis. O un amargo adiós del All England apenas en la segunda rueda, despedido por Sergiy Stakhovsky. Decididamente, Federer entró en una pelea franca contra el tiempo, contra sus rivales y contra él mismo. El 8 de agosto cumplió 32 años. No tenía mucho para poner sobre la mesa de los festejos: apenas el título en Halle, un ATP 250, ganado dos meses atrás. Antes y después, barquinazos de otra índole. Como la separación, a mediados de octubre, de Paul Annacone, quien fue su coach durante tres años y medio. O un intento fallido de buscar un progreso con otro modelo de raqueta, dejado rápidamente de lado. Todo le cuesta más. Su tenis conserva la maestría de siempre, pero con sacudones de rendimiento en una misma semana y hasta en un mismo partido. Da pelea, pero quedó instalada la impresión de que frente a acorazados como Djokovic o Nadal, o aun ante los que vienen de arremetida, como Del Potro, quedó en una posición de inferioridad que va a costarle mucho remontar. Incluso algunos de sus registros históricos empiezan a verse en jaque: la feroz temporada de Rafa amenaza con desbancarle el récord de 17 Grand Slams. Aquí, una
Sonrisas para Federer: en el O2 Arena, al suizo se lo vio de muy buen humor
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| Lunes 4 de noviembre de 2013
afp
pregunta recurrente a cualquiera de los ocho superlativos pasa por si opinan que el español, con 27 años, podrá lograrlo. Como Wimbledon u otras grandes citas del circuito, para Federer el Masters es su salsa después de levantar seis títulos, pero esta vez desde las propias estadísticas la realidad le impone una modestia impensada: a Londres llega con una foja anual de 40 victorias y 14 derrotas, su peor proporción de caídas (26%) desde 2002; ni qué hablar del 81-4 de 2005 o del 92-5 de 2006. Pero el suizo está dispuesto a enfrentar la circunstancia con optimismo. Ayer hizo su primera aparición pública en el O2 Arena de buen humor, se entrenó con el checo Radek Stepanek (que juega el torneo de dobles) y mostró una mirada realista de lo que vivió en estos últimos meses y de lo que puede tocarle en los próximos. “Estos días de descanso son cruciales porque me permiten descansar, dormir mejor. No me gusta llegar a un torneo sobreentrenado, no es bueno. Ahora me siento más fresco”. Casi sin que nadie entrara directamente en la cuestión, Federer abordaba el tema de su estado físico, en buena medida causante del declive y de tantas derrotas impensadas. Especialmente por una lesión en la espalda que lo fastidió desde marzo: entonces se mantuvo activo, pero a costa de sufrimiento y en inferioridad de condiciones. “No debí seguir jugando en esas condiciones, fue un error”, reconoció hace poco. Hoy asegura que se siente mejor. “El Masters –continuaba ayer– llega en un buen momento para mí. Estoy feliz con mi juego y la confianza regresó. Y mi espalda está mucho mejor. Era frustrante esforzarse sólo para jugar decentemente, y se siente distinto haber estado al borde de no clasificarse, pero yo siempre veo el vaso medio lleno. Y creo que puedo llegar lejos aquí.” ¿Cómo lo ven en su patria? “Para los suizos es una decepción porque Federer es el mayor ídolo deportivo; la gente se pregunta si es sólo el tema de su espalda o si él ya no es tan fuerte, o si los rivales lo son demasiado. Pero también creemos que cuando se sienta mejor será capaz de ganar de nuevo. Tal vez no de volver al número 1, pero sí de intentarlo en los grandes. Debe elegir bien su calendario y apuntarles a esos objetivos”, contaba ayer Daniel Visentini, del diario Tribune de Ginebra. Como cada vez que Del Potro pasó por esta cita (“Juan Martín está en un gran nivel y con mucha confianza. En su caso depende de cuánta energía tenga, porque muchas veces parece cansado en la cancha, pero sigue dando respuestas muy buenas”, aludía ayer Roger al tandilense), Federer lo tendrá en una ruta que empezará a recorrer mañana por la noche, frente a Nole, rival contra el que perdió la semifinal de París anteayer. En sí mismos, obstáculos duros para un hombre acostumbrado a enfrentarlos.ß
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Del Potro busca dar el primer paso ante Gasquet
Desde las 17 de nuestro país, el tandilense se enfrenta con el francés, en el duelo de apertura del Grupo B del Masters
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ONDRES (De un enviado especial).– Cambiaron muchas cosas desde aquellos primeros tiempos. Antes que ninguna otra imagen, el Masters hace recordar la de un Guillermo Vilas de 22 años, micrófono en mano y reconsiderando en broma lo que siempre había pensado sobre el césped: “Ahora tengo que decir que es para las vacas y también para el tenis”. Terminaba 1974, y entre quienes escuchaban el chiste estaba su vencido ese día en Melbourne, Ilie Nastase, a quien el Gran Willy le acababa de interrumpir un largo monopolio en esa competencia, una de las preferidas del rumano. Desde entonces, para nosotros, este torneo nunca dejó de ser “el Masters”, aunque las necesidades de marketing le hayan retocado el nombre hasta desembocar en el solemne y rimbombante ATP World Tour Finals. Así como le impusieron rótulos diferentes, el torneo de los ocho mejores del año se volvió itinerante al compás de un interés deportivo que lo transformó en una gema comercial. Recorrió casi todos los continentes, se detuvo unos años en Asia, y desde hace cuatro su casa es este asombroso teatro londinense, el O2 Arena, algo así como un estadio de la NBA en su estructura y en la concepción de sus contenidos, pensados como un show integral. También pasó mucha agua bajo el puente en la relación entre el Masters y los jugadores argentinos. Algo hay en común entre aquellos años fundacionales y la actualidad: como entonces, el tenis nacional clava su mirada principalmente en un nombre. La Legión ya es un recuerdo que dejó, entre tantas buenas cosas, aquel festejo de David Nalbandian en Shanghai 2005. Nada es eterno, pero ahora está Juan Martín del Potro para intentar desmentirlo. El último crack del tenis nacional llega a Londres en uno de los mejores momentos de su carrera. En un plano parecido o quizá superior al del sensacional 2009, temporada que justamente terminó con la final aquí mismo ante Nikolay Davydenko. Cansado, sí, como él lo admitió anteayer apenas apareció por el O2, después de varias semanas en un alto nivel sostenido y con grandes satisfacciones, pero motivado por su propio rendimiento y sus propias ambiciones. De aquí, por ejemplo, podría irse como el número 3 del ranking. Y qué mejor que levantar un trofeo de lujo como el que estará en juego esta semana y entrar en vacaciones
con una perspectiva brillante para el año que viene. Ayer, casi al mismo tiempo en que Delpo terminaba su puesta a punto en la cancha de práctica con Franco Davin, hablaba su rival en el debut de hoy por el Grupo B –a las 17 de nuestro país; a las 11, Tomas Berdych y Stanislas Wawrinka abri-
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participación de un argentino en el Masters será la de Del Potro este año. Quien más veces jugó el torneo fue Vilas (8), seguido por José Luis Clerc (4), Delpo (4, con la actual), David Nalbandian y Guillermo Coria (3), Gastón Gaudio (2) y Mariano Puerta (1).
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victorias registra Del Potro sobre Gasquet, en un historial muy favorable (sólo perdió una vez con el francés, en 2007, en el primer partido entre ambos). El último choque fue el año pasado, en la semifinal de Basilea: Delpo ganó por 6-2 y 6-2.
rán el juego en el Grupo A–. Richard Gasquet, el muchacho del revés de escuela, no parece el más capaz de aguantar la pelota de un Del Potro inspirado y decidido. “Me siento bien con mi juego y físicamente. Del Potro está jugando en un altísimo nivel, es uno de los mejores del momento. Para mí es un gran desafío jugar con él”, dijo. Habrá que ver qué versión del tandilense aparece hoy, pero el francés, que como ayer le apuntaba un periodista vive una “segunda carrera” después de salir adelante tras la suspensión en 2009 –aquel positivo por cocaína, supuestamente “absorbida” al besar a una modelo en Miami–, es potencialmente el rival más accesible de la zona que completan Novak Djokovic y Roger Federer, más allá de que no habría que soslayar el desgaste físico y mental que el tandilense acumuló en estas semanas. La de Delpo es sólo una historia entre ocho. Desde hoy, los próximos siete días serán el campo de batalla final de los grandes maestros del año y de estos tiempos. La escena donde Rafael Nadal buscará su primer Masters y coronar una temporada descomunal, en la que volvió a la cima cuando no muchos lo esperaban tras su larga ausencia; donde Djokovic, el último campeón, tratará de discutirle ese puesto, y donde Federer, seis veces maestro, querrá hacer saber que no se despidió, ni mucho menos, de la gran escena. Dieciocho mil personas por día y un escenario de lujo prometen un marco perfecto para el último gran acto de 2013.ß
La Torre de Tandil, en la práctica de ayer
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Nole y el trofeo
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Djokovic todavía da batalla por el número 1 París. Se quedó con el último Masters 1000 del año al superar a Ferrer Parecía que Rafael Nadal tenía casi asegurado el número 1 del mundo, pero Novak Djokovic prolongó su racha positiva y dará pelea por el liderazgo hasta el último torneo del año. El serbio conquistó el torneo de París, último Masters 1000 del año, al derrotar en la final al defensor del título, el español David Ferrer, por 7-5 y 7-5, y trasladó a Londres la definición del ranking. Djokovic, que ya se había consagrado en Bercy en 2009, obtuvo su tercer Masters 1000 del año –también se impuso en Montecarlo y en Shanghai–, su 16° trofeo en los torneos de esta categoría y el 40° de su carrera. Ferrer, el número 3 del mundo, tuvo sus oportunidades y no las pudo aprovechar; de hecho, en los dos sets el valenciano estuvo 5-4 y su saque. Algo más: luego de su triunfo en febrero pasado en la Copa Claro de Buenos Aires, Ferrer perdió las siete finales que disputó, en Acapulco, Miami, Oeiras, Roland Garros, Estocolmo y Valencia, más la que cedió ayer contra Nole. En cambio, Djokovic acumula 17 triunfos seguidos –su última caída fue a manos de Nadal, en la final del US Open–, y espera superar a Nadal, pero las cuentas dependen del zurdo manacorense: si Rafa gana dos partidos en Londres, se asegurará terminar 2013 en el primer puesto del ranking. Si no lo logra, el serbio está en condiciones de superarlo, pero para ello deberá ganar invicto el Masters, además de sumar los puntos de los dos singles de la final de la Copa Davis que Serbia disputará contra la República Checa, en el fin de semana del 15 al 17 del actual, en Belgrado.ß