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el mundial de hockey
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Un grupo con experiencia europea, pero de esencia amateur
argentina inglaterra Juan Manuel Vivaldi
George Pinner
Juan Ignacio Gilardi
Dan Fox
Matías Rey
Iain Lewers
Gonzalo Peillat
Michael Hoare
Juan Martín López
Henry Weir
Manuel Brunet
Barry Middleton
Pedro Ibarra
Ashley Jackson
Lucas Rey
C
Alastair Brogdon
Lucas Vila
Adam Dixon
Agustín Mazzilli
Mark Gleghorne
DT: Carlos Retegui Ingresaron: Trevisan, Menini, Martínez, Schickendantz, Rossi y Barreiros. Tarjeta amarilla: Lucas Rey. Tarjeta verde: Menini y Martínez.
La amistad surgida en los clubes es el fuego interior del seleccionado masculino C
Nick Catlin
Matías Paredes
DT: Bobby Crutchley Ingresaron: Mantell, Martin, Shingles y Condon.
GOLES: ST: 20 y 21m, Paredes (A). CANCHA: Kyocera (La Haya). ÁRBITRO: M. Grochal (Polonia) y M. Madden (Escocia).
LOS PREMIOS Mejor jugador: Mark Knowles (Australia) Mejor jugador junior: Jeremy Hayward (Australia) Mejor arquero: Jaap Stockmann (Holanda) Goleador: Gonzalo Peillat (Argentina)
El festejo de jugadores y cuerpo técnico de los Leones, que en La Haya dieron un gran paso en la elite
fotos de a. quiroga/e. especial
Un bronce histórico que ilusiona rumbo a Río 2016 Los Leones vencieron 2-0 a Inglaterra y consiguieron la mejor posición en una Copa del Mundo; a partir de ahora buscarán seguir creciendo con miras a los Juegos Olímpicos Gastón Saiz
EnVIADO ESPECIAL
L
A HAYA.– En medio del barullo del vestuario, Matías Paredes se apartó un momento del grupo, se acomodó en un banco, se agarró la cabeza y lloró. Por su mente repasó las viñetas de un seleccionado que durante años amagó con hazañas, pero que nunca pudo consumar el golpe. Cuando Matías abrió los ojos tomó conciencia de que, realmente, algo había cambiado por fin. Y que con sus dos goles había desempeñado un papel clave en el día más importante en la historia del hockey masculino argentino. Entonces se levantó y siguió festejando en ese camarín blanco del estadio Kyocera, salpicado de azulejos verdes y amarillos. “¡Ohhh, Argentina, es un sentimiento, no puedo paraaaar!”, cantaban todos, mientras revoleaban camisetas, saltaban y le pegaban a la camilla como si fuera un tambor. Era un grito apasionado y en cueros, de una felicidad incalculable y una gran ilusión a futuro. Es el tiempo de los Leones, un conjunto que ya hizo su aporte a la galería de momentos trascendentales del deporte argentino. Por primera vez, un seleccionado de varones alcanzó el tercer puesto de un
Mundial; la victoria por 2-0 frente a Inglaterra dio el acceso a ese podio que parecía imposible poco tiempo atrás y también para generaciones anteriores. Desde una mirada global, la misión albiceleste en este Mundial mixto resultó un éxito, ya que sólo tres de los 15 países participantes acapararon los podios de varones y mujeres: Holanda, Australia y la Argentina. Quedó sabor a poco con las Leonas, es cierto, pero el cuadro completo incluyó a dos planteles que convivieron tres semanas en el mismo hotel y que llegaron a los cruces decisivos de la principal cita del hockey fuera de los Juegos Olímpicos. A no dudarlo: este bronce de los varones vale oro porque superaron sus propios límites. Y tuvieron a un técnico voraz como Carlos Retegui que les inculcó en cada charla que lo más importante es el potencial interior, más que el cuidado hacia los rivales. Supo tocarlos en el orgullo y ellos extrajeron de sí un plus que tenían escondido en algún lugar. Les cambió la mentalidad y los condujo a un plano superior de entrenamiento, mucho más integral. El talento ya estaba. Antes de las semifinales frente a Australia, cada jugador pegó un papel en la sala de reuniones con una
Una celebración grupal
cualidad del equipo. Y en todos se repitieron palabras como “entrega”, “unión”, “armonía”, “comunión”, “solidaridad”, “huevos”, “ganar”, “jugar”. Términos positivos de un conjunto que no paró de sorprender, porque se impuso en cinco partidos de siete y sólo perdió frente a los dos finalistas: el campeón Australia (5-1) y el subcampeón Holanda (3-1). “Para llegar a este Mundial entrenamos cerca de 40 horas por semana, unas siete horas diarias de hockey, gimnasio, boxeo y natación,
sobrepasando los límites de una persona normal. Y siempre fue recibido. El bronce es un sueño hecho realidad”, mencionó el Chapa, que en su primer ciclo había llevado a los hombres al tercer puesto del Champions Trophy de Rotterdam 2008, hasta ayer el logro más tangible de la historia. El triunfo por 2-0 sobre los ingleses irradió las virtudes que fueron marca registrada a lo largo del torneo: paciencia oriental para elaborar cada jugada, supremacía de jugadores a la hora de defender, creatividad en el ataque y la amenaza siempre latente del tirador Gonzalo Peillat, que esta vez no convirtió, pero que recibió la distinción como máximo goleador del Mundial, con 10 tantos de córner. Es un seleccionado que maduró y dejó atrás aquellos baches de concentración que estropeaban partidos de un solo pestañeo. La Argentina –ranking 11°– dio un salto impensado y se entreveró con las potencias. Un objetivo cumplido que se proyectaba recién para los Juegos de Río 2016. Pero bienvenido sea el estirón prematuro, porque brinda confianza para el Champions Trophy de diciembre en Bhubaneswar (India) y señala un rumbo certero hacia la cita
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Mejor gol: Sebastien Dockier (Bélgica)
olímpica. “Tenemos mucho para crecer y el equipo llegará a Río en su mejor momento. La edad cronológica en el deporte no existe si el jugador muestra compromiso, entrega y es solidario y honesto. Y si a alguno no le diera la edad, será el primero en enterarse”, comentó Retegui. Después de sorprender al mundo y transformarse en el conjunto sensación, la tarea del cuerpo técnico es ahora seguir puliendo el juego con pelota y el córner ofensivo y defensivo, entre muchos otros aspectos. Finalizada la ceremonia de cierre, que disparó serpentinas y humo multicolor para el supercampeón Australia (goleó 6-1 a Holanda), los Leones fueron los últimos en abandonar el campo. Se miraban con sus medallas de bronce colgadas al cuello y querían registrar cada momento con sus cámaras y celulares. Juani Gilardi, defensor, le pidió a Máxima si podía sacarse una foto con el grupo de Leones. Pero el protocolo lo impidió y la reina de Holanda se retiró junto con el rey Guillermo y sus tres hijas, quizás abrumados por la frustración naranja en la final. Es la vuelta a casa para este seleccionado que emocionó con las atajadas de Vivaldi, los misiles de Peillat, la versatilidad de Matías Rey, el temperamento de Ibarra, la búsqueda por los laterales de Brunet, el manejo de Lucas Rey, la experiencia de Paredes y la magia de Vila y Mazzilli. También puso el corazón Facundo Callioni, que tuvo que ser internado en un hospital local por una infección bacteriana y se perdió el torneo. Encarnaron una tropa de optimistas que creyeron que, algún día, el hockey masculino iba a dar el gran zarpazo. Y se dio.ß
LA HAYA (De un enviado especial).– Muchos ya tuvieron sus experiencias en las ligas de Holanda, Bélgica, España y hasta de la India, pero en los Leones domina un espíritu amateur. La amistad surgió natural en cada tercer tiempo del torneo Metropolitano, domingo tras domingo, después de los choques entre San Fernando, Banco Provincia, Muni, Mitre, Ducilo y Lomas, los clubes de Buenos Aires representados en este plantel. “Desde el Mundial junior sentimos al seleccionado con vida de club. No es que nos entrenamos en el Cenard y cada uno se va a su casa: nos juntamos a comer en restaurants y compartimos mucho tiempo juntos”, apunta Juan Ignacio Gilardi, que lanza un deseo: “Ojalá que se trabaje bien en las inferiores de los clubes para seguir nutriendo a este equipo de valores jóvenes. Es muy difícil llegar como lo hicimos, pero también mantenerse”. Es particular la historia de Lucas Martínez, de 20 años y el más chico del equipo. “Iba a venir al Mundial como hincha y me había pagado el viaje. Le terminé vendiendo el paquete a uno de los chicos de Mitre”, comentó el delantero, que cayó en el lugar y en el momento justos: “A mi edad, me siento muy afortunado de ser partícipe de este gran momento del hockey masculino”. Lucas Rey empezó a jugar al hockey a los 4 años en San Fernando y su primer DT fue Chapa Retegui, entonces con 17: “Sabíamos que nos quedaba un partido a todo o nada ante Inglaterra y que debíamos ser pacientes. Ahora queremos seguir avanzando”. Gonzalo Peillat, de apenas 21 años, ya es un ejecutor de córners de clase mundial. “Hice un buen torneo, pero todos los Leones jugaron para 9 puntos. Todavía tengo mucho por progresar, lo bueno es que uno mejora cuando juega al lado de los mejores del mundo de otros equipos”.
30
goles convirtió el campeón Australia en siete partidos (3 en contra). Fue su 3er título mundial.
Matías Paredes, que con 32 años vivió tantas frustraciones como alegrías en el seleccionado, recordó a viejos compañeros: “Ahora se me vienen a la mente jugadores de otros ciclos como Matías Vila, Jorge Lombi, Mariano Chao y Lucas
o Matías Cammareri. Siempre se dijo que la Argentina tenía buenas individuales pero no tanto equipo. Acá vivimos dos semanas increíbles”. Y Lucas Vila voló imaginariamente hacia Río 2016: “Subimos un escalón grande
que ayuda mucho para encarar lo que viene. Está bueno combinar con jugadores jóvenes para ir encontrando el punto justo. De acá a dos años pueden pasar muchas cosas y ellos deben estar listos para un recambio”.ß
Festejan Paredes, autor de los goles, y López