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espectáculos

| Sábado 15 de marzo de 2014

Diego Ramos, Enrique Pinti y Florencia Peña, con Vale todo, entre los felices

gerardo vienCoviCh

Un balance positivo para la temporada marplatense chau, verano. Aunque enero hizo temblar a los productores, la cantidad

de espectadores aumentó en febrero y la tabla siempre varió Laura Ventura PARA LA NACION

Hubo una época en la que los teatros porteños permanecían cerrados durante el verano. El calor de la estación, sumado a la alta temperatura de las luces y de los reflectores, hacía imposible cualquier tipo de representación. Los productores incorporaron aire acondicionado a las salas a mediados de los años 70 y así ganaron público y pudieron mantener abiertas las puertas de los teatros durante todo el año. Desde mucho antes de la instalación de equipos de refrigeración, Mar del Plata se erigió como la capital teatral argentina indiscutida durante la época estival. Esta reputación se conserva y sólo en esta plaza se estrenaron 260 espectáculos en la temporada que concluirá mañana. La sorpresa e incertidumbre signó el comportamiento reciente de las boleterías marplatenses. Fue difícil establecer un pronóstico a corto plazo, y la temporada registró diversas marcas y tendencias en torno a los diferentes segmentos que la componen. En su inicio, en noviembre, se advertía una mejora con respecto a la temporada pasada –comenzó a fines de 2012 y se despidió en Semana Santa de 2013–. Los primeros días de enero, posteriores a las Fiestas y con la ola de calor, hubo un éxodo de turistas a la costa. Este hecho se trasladó a los teatros, pero luego en enero hubo una merma e incluso el panorama parecía irremontable. Sin embargo, febrero logró revertir esos números (gracias a los feriados de Carnaval que comenzaron en los últimos días del mes y el retraso en el inicio de las clases, que posibilitaron una afluencia turística destacada). Aunque las cifras no fueron excepcionales en el verano de 2014, sí se advierte una mejora con respecto al mismo período del año anterior, un tres por ciento general más de espectadores, según señala

Diego Peretti y Osvaldo Santoro, en El placard Carlos Rottemberg, presidente de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet). Esta misma cifra también se registró en Villa Carlos Paz. A diferencia de otra plaza cada vez más pujante, como es la cordobesa, donde siempre fueron los mismos cinco espectáculos quienes lideraron la recaudación, en Mar del Plata, esto no ocurrió. Así, El placard, Sé infiel y no mires con quién, Pato a la naranja, Brillantísima, Sorpresas, e incluso dos obras que no habían aparecido en los primeros cinco peldaños durante enero, como La casa de Bernarda Alba y Vale todo, estuvieron por lo menos una semana en el podio. “Pienso que el hecho de que no haya un solo caballo que salga a la pista, sino que sean varios, le hace bien a la actividad teatral porque evita la polarización.” El precio de la entrada aumentó entre un 12 y un 15% con respecto al año pasado [con una entrada promedio de 200 pesos], pero, en un contexto inflacionario, este incremento no fue proporcional al aumento general de precios de la economía argentina. “En cuanto a la producción, no fue una buena temporada. Aún no se acomodó el precio de la entrada a los costos que implica armar un

Foto: Crédito

espectáculo, desde la inversión, los sueldos, la publicidad, etcétera”, dice Javier Faroni, prolífico productor, entre otras, de Brillantísima, Sé infiel y no mires con quién y Vale todo, el musical con Florencia Peña y Enrique Pinti. “Los más perjudicados son siempre los grandes espectáculos, con muchos artistas en escena, muchos cambios de vestuario y una gran escenografía”, precisa. Como anzuelo para atraer a más espectadores, se idearon algunas promociones ad hoc. La más exitosa fue el descuento del 25% en el precio de las entradas que se hizo para los marplatenses. Además, hubo otra iniciativa que fue la posibilidad de acceder con la compra de la entrada de Dios mío, Una relación pornográfica y La laguna dorada a un 25% de descuento en la compra de alguno de esos otros espectáculos. “Esta promoción interna funcionó muy bien, pero, de todos modos, las promociones no llenan las salas. Toc Toc no tuvo nunca una y siempre funcionó a sala llena”, dice Bruno Pedemonti, el productor de este fenómeno dirigido por Lía Jelín que comienza su cuarto año de vida y que este año debutó en Carlos Paz. Hijo de Thelma Biral y del productor Oscar Pedemonti, Bruno está al

frente de Pipa Produce, junto con Eloísa Cantón, que este año llevaron La laguna dorada y Dios mío a La Feliz. Otra apuesta fue la de El conventillo de la Paloma, con un precio más que accesible, a 120 pesos, una coproducción entre el Teatro Nacional Cervantes y Rottemberg, es decir, un híbrido entre la realización oficial y privada. Este estreno de calidad, dirigido por Santiago Doria, dejó en evidencia desprolijidades de la sala nacional y frente al peligro de que la temporada se frustrase, el empresario debió desembolsar una importante suma para asegurar sueldos, traslados y alojamiento del elenco. Cambian los hábitos y las costumbres de descanso y también de entretenimiento, debido a múltiples motivos, desde económicos hasta tecnológicos (por ejemplo, cada vez más turistas eligen ver su serie favorita o una película desde su computadora, en su casa, en lugar de salir al teatro). En Mar del Plata, se pueden advertir dos tendencias recientes que hacen a la producción y al modo de consumo, respectivamente: la primera, que se ha prolongado la temporada teatral, que cada vez comienza más temprano, con funciones de algunas obras desde noviembre, y, la segunda, que los turistas eligen períodos más breves de descanso (son pocos los que pueden gozar de un mes ininterrumpido de vacaciones). “Hay que cambiar el chip y las expectativas. Desde hace algunos años, comenzó a mutar el modo de vacaciones y hay que acomodarse a este nuevo comportamiento”, dice Pedemonti. Otro de los cambios que caracterizaron esta temporada es la notable ausencia de revistas en comparación con años anteriores. Brillantísima, una creación de Carmen Barbieri, fue la gran representante de este género. Además hubo no sólo propuestas de calidad, sino un nutrido grupo de artistas prestigiosos, de la talla de Pepe Soriano, Charo López, Cecilia Roth, Darío Grandinetti, Enrique Pinti, Thelma Biral, Juan Leyrado y Diego Peretti, entre otros. Se despide la temporada 2014 y ya comienzan a sonar algunos posibles nombres para la próxima, como la dupla de Adrián Suar y Guillermo Francella, con Dos pícaros sinvergüenzas; Parque Lezama; la revista Magnífica, con Carmen Barbieri y Moria Casán (en la posible despedida de este tándem de divas, ya que Moria haría Brujas, en 2016), y hasta un regreso de Toc Toc (con el elenco de gira) a La Feliz. Quien sí ha confirmado su presencia es Flavio Mendoza, con su espectáculo Stravaganza, que hizo estragos de recaudación en Carlos Paz. Hay que destacar que las plazas de teatro no compiten entre sí. Carlos Paz no es rival de Mar del Plata. La Feliz sí debe salir a imponerse frente a otras opciones de entretenimiento, como espectáculos deportivos, cine o recitales gratuitos. “Hay que seducir al público para que la opción teatro sea la número 1 de la noche y eso se hace desde la programación”, dice Faroni. Es momento de balances y también de proyecciones y así, antes de que se despida la temporada 2014, la próxima ya está en marcha, en la cabeza de los productores.ß

Emiliano Dionisi, espléndido en este unipersonal

piotrkoweski

teatro

El señor de los perros iván y los perros. ★★★★ muy buena . autora : ducción :

Hattie Naylor. tra-

Alejandro Tantanián. in-

térprete:

Emiliano Dionisi. música

original :

Gustavo García Mendy.

luces:

Julio López. vestuario: Mer-

lina Molina Castaño. animación de video:

Julián Rur. escenografía: M.

Stolkiner. dirección: Mariano Stolkiner y Gustavo García Mendy. sala :

El Extranjero, Valentín Gómez

3380. funciones: sábados, a las 21. duración: 60 minutos.

D

urante la década de 1990, Rusia padeció un fuerte proceso de recesión. La crisis obligó a algunos habitantes del país a adoptar resoluciones extremas para lograr sobrevivir. En Iván y los perros, la autora inglesa Hattie Naylor repara en un caso real: Iván Mishukov, con sólo cuatro años, fue abandonado en la calle por su madre y su padrastro. Y logró sobrevivir gracias a que un grupo de perros lo adoptó y protegió. Las adversidades que el niño debió atravesar fueron muchas, pero siempre estuvieron a su lado esos animales que se transformaron en su verdadera familia. El relato es estremecedor. Iván narra en primera persona las distintas situaciones por las que debió pasar. En su forma de describir algunos hechos, el personaje lo hace como si recordara un juego placentero, ingenuo. La acción progresa lentamente y los acontecimientos van sumándose, acumulándose, de manera inquietante. Son muy

dolorosas algunas secuencias; la poesía domina en otras. Una gran angustia se apodera del personaje y eso se trasmite, de ella no será fácil escapar. Mariano Stolkiner y Gustavo García Mendy reconstruyen ese mundo, desde la dirección, mediante unos dispositivos escénicos muy efectivos. El marco escenográfico lo aportan una serie de proyecciones que van construyendo un paisaje elocuente, bello, que multiplicará significados. La música adquiere valor dramatúrgico al interceptar ciertos pasajes del texto y fortalecerlos. Ese juego entre imagen y música resulta muy creativo y hace que los sentidos del espectador se abran hacia un sinnúmero de sensaciones. Emiliano Dionisi, único y casi ideal protagonista, transita esta historia con eficacia. Sabe dejarse provocar a fondo por ese mundo que describe y se mueve dentro de un clima, casi, de ensoñación. Las imágenes que su cuerpo proyectan tienen mucha intensidad y entonces la platea termina inmersa dentro de esa construcción escénica, vital y emotiva. El joven actor se involucra notablemente con ese material dramático y lo recrea con seguridad y apelando a unos recursos expresivos que resultará muy fácil apreciar. Iván y los perros resulta un muy rico proyecto de investigación, en el que este grupo de artistas revela un severo proceso de estudio y, también, un interés particular por movilizar la sensibilidad de quien observa.ß Carlos Pacheco