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Página 20/LA NACION
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Sábado 23 de agosto de 2008
El tráfico de estupefacientes: castigan a una banda con penas de hasta 12 años por enviar cocaína a España
Un arrepentido reveló nexos con narcos Kleiman, que fue condenado ayer, dijo a LA NACION que el colombiano sobreviviente de Unicenter era uno de sus contactos Por Hernán Cappiello y Gabriel Di Nicola
El misterio de la droga peruana perdida
De la Redacción de LA NACION Un narcotraficante condenado ayer a diez años de prisión por enviar casi una tonelada de cocaína a España se convirtió ayer en el primer arrepentido que aportó datos sobre la conexión colombiana en el doble crimen de los dos traficantes baleados en el el shopping Unicenter de Martínez, ocurrido el 24 del mes pasado. Las revelaciones de Manuel Kleiman se dieron durante el juicio en el que también fueron sentenciados ayer a 12 años de prisión los empresarios marplatenses Juan Alberto Gea y Eduardo Escudero. Se los consideró responsables del envío de 500 kilos de cocaína a Barcelona y del cargamento de otros 340 kilos de droga que fueron descubiertos en un contenedor en el puerto de Buenos Aires, el 23 de febrero de 2006, oculto en un cargamento de merluza congelada. En ese operativo, denominado por las autoridades “Merluza Blanca”, se encontraron unos 200 kilos de cocaína, que se sospechó integraban un cargamento enviado a la Argentina, desde Perú, en una entrega controlada por la agencia norteamericana antidrogas (DEA) y que debía custodiar la Gendarmería Nacional. Pero esa carga se perdió cuando los narcos que la debían recibir burlaron a las autoridades. Kleiman, gravemente enfermo, al punto que se debe movilizar con muletas, anoche fue internado en el Hospital Fernández, luego de que se descompusiera al escuchar la sentencia en su contra. El sentenciado tenía arresto domiciliario, pero fue revocado por el Tribunal Oral en lo Penal Económico N° 1, integrado por los jueces Jorge Pisarenco, Enrique Schlegel y Susana Pellet Lastra, que dispusieron que –si su salud lo permitía– continuara preso en el hospital de la cárcel de Villa Devoto. Ayer, antes de escuchar el veredicto en el 7° piso de los tribunales de Retiro, Kleiman reveló a LA NACION los vínculos de la organización a la que pertenecía con los colombianos asesinados en la playa de estacionamiento del Unicenter, del que participaron, al menos, dos sicarios en motocicleta, que les dispararon dos tiros a cada uno.
RICARDO PRISTUPLUK
Manuel Kleiman, al llegar a los tribunales de Retiro, donde ayer fue condenado a 10 años de prisión; a la derecha, su abogado Carlos Broitman
Los muertos eran los colombianos Héctor Edilson Duque Ceballos, alias “Monoteto” y Jorge Alexander Quintero Gartner. En tanto, Julián Andrés Jiménez Jaramillo, de 24 años, que se jacta de sus vínculos con el narcotráfico en su país, logró escapar y hoy es testigo protegido de la justicia argentina. Ahora Kleiman, defendido por el abogado Carlos Broitman, en un intento de colaborar con la Justicia para mejorar su situación ante los jueces, no sólo declaró contra sus cómplices condenados ayer sino que, mientras esperaba que leyeran su propia sentencia, dijo a LA NACION: “Julián Jiménez Jaramillo era la conexión con la banda. Eduardo Escudero y Juan Alberto
Gea estuvieron reunidos con el colombiano en una chacra en Sierra de los Padres, de la que yo participé”. Además explicó a LA NACION que la organización a la que pertenecía “hizo otra operación con droga en 2004 que tuvo como destino final Málaga y todavía hay prófugos relacionados con ese episodio”. De hecho se trata de un cargamento de otros 1000 kilos de cocaína que salieron de Buenos Aires ocultos en un cargamento de mondongo de exportación. Tras esta revelación, la justicia argentina investiga ahora si es cierto lo que dijo de Jiménez Jaramillo. Kleiman, según pudo reconstruir la Justicia durante el juicio que con-
cluyó ayer, se dedicaba a actividades de importación y exportación desde hace unos 30 años. La organización compraba merluza en la Patagonia y en Mar del Plata. Trasladaba la carga a un frigorífico de Mataderos, donde se consolidaba junto con la cocaína y se exportaba en contenedores. Kleiman compraba el pescado, pagado por sus socios, y luego se quedaba con las ganancias de la venta de la mercadería (pescado) en Europa. En la causa hay escuchas telefónicas donde los condenados habrían hablado de inversiones de unos 700.000 euros y de la posibilidad de abrir cuentas bancarias en Uruguay y en Suiza, para depositar sus ahorros.
Allanaron un departamento de Forza y secuestraron seis autos y una PC
El juicio oral fue una lucha entre el fiscal Mario Villar y los abogados, Jorge Sandro, defensor de Gea, y el ex juez federal Carlos Branca y Roberto Schlagel, que asesoraban a Escudero. De tal calibre fueron los choques que, al momento de la sentencia, el tribunal envió al Colegio de Abogados una copia de los dichos de Sandro y Schlagel, para que analicen su conducta. “Ahora Jiménez Jaramillo tendría que hablar. Si me quieren matar, que me maten”, dijo el hombre, excedido en peso y acuciado por un cáncer que amenaza su salud. Sólo teme por la vida de su esposa y de la sus hijos, que por seguridad, viven fuera del país.
DICHOS POLEMICOS Tenemos en claro que [el “paco”] no es residuo de producción de otra droga. Ojo, igual hace muchísimo daño, aunque es un universo muy chico de consumidores
Ocurrió en Pilar y hallaron una cortina de baño con posibles manchas de sangre El monoambiente había sido alquilado por Sebastián Forza, una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez, hasta enero próximo. Era su búnker. Cuando los agentes de la policía bonaerense y de la Gendarmería Nacional llegaron al lugar, encontraron un gran desorden, como si alguien hubiera buscado algo de importancia. Los investigadores lograron secuestrar una notebook, seis vehículos y dos motos, que estaban guardados en la cochera. Los peritos de la Policía Científica también secuestraron la cortina del baño, donde había cabellos y una mancha que se intentará establecer si es de sangre. Fuentes de la causa afirmaron ayer a LA NACION que los investigadores conocieron la existencia de ese departamento, en el segundo piso del complejo Concord, situado a la altura del kilómetro 49,500 del ramal Pilar de la autopista Panamericana, después que una persona pasara el dato en una llamada telefónica. En el complejo Concord, según voceros de la investigación, habría estado el Peugeot 206 de Forza el 7
de este mes, antes de desaparecer. Según informaron fuentes de la causa, el allanamiento se realizó anteanoche por orden de la fiscal Ana Yacobucci. El miércoles último, cabe recordar, LA NACION había informado de que se iban a realizar allanamientos para tratar de armar el “rompecabezas” de los homicidios de Forza, de 34 años; de Damián Ferrón, de 37, y de Leopoldo Bina, de 35. Voceros de la investigación explicaron que los autos secuestrados, que no estarían a nombre de Forza, pero se sospecha que pertenecen a él, son un Chevrolet Vectra, una camioneta Ford
Explorer, un Alfa Romeo, un BMW, Citroën C3 y una camioneta todo terreno Mitsubishi Montero y dos motos. Todos estaban en una cochera. Tal como había adelantado LA NACION hace una semana, los investigadores tenían indicios de que Forza llevaba una doble vida y de que poseía seis automóviles de alta gama.
“Doble vida” “Forza tenía una doble vida. El lugar allanado no era una oficina, sino un departamento utilizado en forma alternativa y que muy pocas personas conocían”, dijo un investigador.
Un Porsche y cheques sin fondos ■ Allegados a la investigación indicaron ayer que Sebastián Forza tendría antecedentes de no ser un buen pagador. Trascendió que hace unos meses, Forza habría comprado dos automóviles de alta gama de origen extranjero: uno de ellos sería un Porsche 911 Carrera. Por ambos rodados, Forza habría pagado con cheques una suma muy importante. Pero, cuando los dueños de la agencia fueron a cobrar esos documentos, en el banco, les advirtieron que las cuentas no tenían fondos. De inmediato, los comerciantes rescataron ambos vehículos por medio de un sistema de seguimiento satelital.
En el lugar había trajes de primera marca y perfumes franceses. Cuando llegaron los detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro encontraron todo revuelto y mucha ropa por el piso. En el departamento, que por el alquiler Forza pagaba 1500 pesos mensuales, no había una cama, sino un colchón inflable, según agregaron los informantes. “Si bien los automóviles y las motos no estaban a nombre de Forza, se sabe, por dichos de otras personas, que era usados por él”, comentó un investigador. Lo más valioso, para los investigadores, es la notebook que había en el departamento. Ahora será analizada por peritos informáticos, que tratarán de establecer si en el disco rígido de la máquina existe alguna pista para acercarse al móvil del triple crimen. Forza, Ferrón y Bina fueron vistos por última vez el 7 de este mes. Se sospecha que fueron capturados cuando mantuvieron una reunión. Sus cuerpos aparecieron en un descampado de General Rodríguez seis días después.
La familia de Ferrón pide investigar a otras personas Miguel Angel Pierri, abogado de la familia de Damián Ferrón, una de las víctimas de la masacre de General Rodríguez, dijo que se debería investigar “a las personas laterales que aparecen nombradas en la causa”. Entre esas personas, Pierri nombre a José Luis Salerno, dueño de la farmacia para la que trabajaba Ferrón, de 37 años. “Salerno participó en una primera reunión [con Sebastián Forza]”, dijo Pierri ayer en una conferencia de prensa en su estudio, donde estuvo acompañado por Rosa Cristiano y Diego Ferrón, madre y hermano de la víctima, respectivamente. Según el abogado, la Justicia debería investigar las llamadas entrantes y salientes en los teléfonos celulares de las demás personas nombradas en la causa, a las que definió como “colaterales”. Pierri adelantó que solicitará que declaren nuevamente como testigos
Salerno, un empleado de la farmacia que habló con Ferrón hora antes de su desaparición y una persona identificada como Ibar Pérez Corradi, que, según explicaron fuentes de la investigación a LA NACION, era un acreedor de Forza y que éste lo había denunciado como la persona que en febrero pasado lo había amenazado de muerte. El abogado dijo que Diego Ferrón habló con su hermano el 7 de este mes a las 12.30. “Damián le dijo que estaba en una reunión en el partido de Quilmes”, agregó el letrado en la conferencia de prensa. A las 14.30, el empleado de la farmacia citado por Pierri, habló con Ferrón. Después, Diego Ferrón le envió un alerta al teléfono con radiotransmisor, pero a pesar de que estaba prendido, Damián no le respondió. Cristiano dijo que, días antes del triple crimen su hijo, se había hecho cargo de la farmacia porque Salerno estaba de vacaciones.
DYN
Desconsolados, los familiares de Damián Ferrón hablaron de la causa
Eduardo Kleiman, junto con dos cómplices, fue condenado ayer por intentar sacar del país casi una tonelada de cocaína. Parte de esa droga tiene una curiosa historia, pues se supone que pertenecía a una carga que llegó al país desde Perú, custodiada por la DEA, y que luego se perdió. La Policía Federal descubrió el 23 de febrero de 2006 un contenedor en el puerto con cocaína. La investigación la había realizado el juez federal de Mar del Plata Alejandro Castellanos. Allí se descubrieron 200 kilos de cocaína. El juez dijo entonces a LA NACION que como era tarde y se había cortado la electricidad precintaron la carga y suspendieron la revisación. Luego el juez viajó a España, donde se secuestró otro cargamento de cocaína y sólo el 16 de marzo de 2006 volvieron a abrir el contenedor. En ese mes, se conoció la noticia de que un cargamento de cocaína que llegaba desde Perú, custodiado por la DEA, como parte de una entrega vigilada, se le había perdido a la Gendarmería Nacional, que debía seguir a los narcotraficantes a su arribo a Buenos Aires. El juez federal porteño Octavio Aráoz de Lamadrid tenía el caso. No se supo nada de la droga hasta que supuestamente un llamado anónimo alertó sobre que podía estar en el contenedor del puerto. Lo volvieron a abrir y allí encontraron 340 kilos de cocaína más. Supuestamente 188 kilos de esa carga pertenecían al envío perdido, pues los paquetes tenían escritas con marcador las letras CH, igual que los de la DEA. Pero nunca se hizo un peritaje para determinar pureza y composición de la sustancia, por lo que las autoridades nunca informaron, a ciencia cierta, si esa carga encontrada era la perdida o si era parte de la cocaína que la banda pensaba enviar a España.
Aníbal Fernández
Para Fernández, no se sabe qué es el “paco” Afirmó que no es un residuo de cocaína Por Soledad Vallejos De la Redacción de LA NACION Para el ministro de Justicia y Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, el “paco” resulta una verdadera incógnita. En una entrevista al diario Clarín, publicada ayer, el funcionario dijo que sólo hay algunas sospechas [sobre la composición de esta sustancia], pero desestimó cualquier conjetura ya que, entre otros argumentos, en los análisis de orina de los intoxicados “no aparece nada”. Consultado por LA NACION, el jefe del servicio de toxicología de un importante hospital porteño, que prefirió no polemizar públicamente con el ministro, explicó: “Es un disparate. Aunque es cierto que ningún resultado es igual a otro, y todo el mundo supone algo que no se ha logrado analizar con certeza. Pero junto con otras sustancias de corte, todos los pacientes que consumen ‘paco’ tienen como resultado un análisis positivo de cocaína. Y sobre eso no hay discusión”. Sin embargo, sobre el supuesto de que el “paco” es el resiudo de la producción de la cocaína, en referencia a lo que señala la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el narcotráfico (Sedronar), Fernández manifestó: “El que dijo eso no es especialista, es un nabo. Si dicen eso, mienten. Andan diciendo que el ‘paco’ es el fruto de lo que queda en la olla al final de la cocción de la cocaína. Pero esto no es un estofado donde se te quema la papa”. Desde la Sedronar prefirieron no hacer declaraciones al respecto, y un vocero del organismo dijo a LA NACION que no tenían intenciones de entrar en controversia pública con el ministro.
Para Claudio Mate, ex subsecretario de Atención de adicciones de la provincia de Buenos Aires, “discutir sobre el concepto teórico no tiene sentido. A veces puede ser un residuo de la cocaína y otras veces ni siquiera eso, ya que se obtiene de un procedimiento mucho más básico. Lo importante es que reúne las tres condiciones para que sea calificado como una droga, ya que es una sustancia psicoactiva, que altera el funcionamiento del sistema nervioso, adictiva y tóxica. Y aunque, para Fernández, el universo de consumidores sea muy chico, hay barrios en el conurbano donde uno de cada dos jóvenes consume ‘paco’ todos los días”.
“Un país productor” El diputado bonaerense Sebastián Cinquerrui (ARI) y presidente de la Comisión de prevención de las adicciones, fue más allá, y con respecto a los dichos del ministro de Justicia y Seguridad señaló: “En realidad, lo que Aníbal Fernández no quiere reconocer es que el ‘paco’ pone en evidencia que la Argentina es un país productor de cocaína. El Gobierno dice que se trata de cocaína fraccionada para ser vendida más barata. Pero esto no es así porque el ‘paco’ surge del proceso de transformación de la pasta base en clorhidrato de cocaína, que es su estado de máxima pureza, y durante esa producción aparece la escoria, que luego se la corta con distintas sustancias, incluso hasta con vidrio molido”. El diputado provincial Jorge Macri (Pro) consideró que “la discusión cuasi filosófica sobre el origen del ‘paco’ que plantea Fernández es una forma de bajarle el precio a un problema dramático que resume en sí mismo el fenómeno de la droga y la inseguridad”.