Sin carpas ni sombrillas. A la playa ahora se va con gazebo

21 ene. 2015 - Atalaya en la autovía 2, en el par- ... que en el parador de la autovía ... atlántica. También abrió otros dos locales: uno en la costanera.
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SOCIEDAD | 15

| Miércoles 21 de enero de 2015

sociedad

Edición de hoy a cargo de Nora Bär www.lanacion.com/sociedad | @LNsociedad | Facebook.com/lanacion [email protected]

Sin carpas ni sombrillas. A la playa ahora se va con gazebo

Clausuran y reabren el parador Atalaya

En Pinamar Norte, grupos familiares y de amigos, de hasta treinta personas, se instalan junto al mar con estas construcciones en las que se protegen del sol y el viento, cocinan, duermen y juegan

autovía 2. Lo cerraron por unas horas por falta de higiene

Fernando Massa

Jesús Cornejo

PINAMAR.– Desde su casilla, “el Vasco”, uno de los tres guardavidas que trabajan en las playas de Pinamar Norte, intenta el cálculo. Se asoma, mira a lo lejos y piensa en voz alta: “Si en cien metros hay unas veinte…”, ahora multiplica por los siete kilómetros de playa que hay hasta Costa Esmeralda. “¿Unos mil cuatrocientos gazebos?”, arriesga. Número más, número menos, desde la cima de una duna se lo ve como si fuera un gran campamento del Dakar frente al mar que se pierde en el horizonte rumbo al Norte. Alineados en forma paralela sobre la arena, a unos cien metros de la orilla, se intercala un gazebo con una camioneta 4x4 y así sucesivamente. Los fines de semana llegan a montarse en dos o incluso tres filas. Cada enclave, por supuesto, con sus respectivos cuatriciclos, jet skis o motos de agua. Cambian los colores, pero el modelo se repite, ese de tres metros por tres metros que cuesta alrededor de 8000 pesos. Aunque quien pretende aún más espacio simplemente pone dos de esos gazebos pegados uno junto al otro. En Pinamar Norte parece condición para estar ahí: es raro ver un grupo familiar o de amigos que no se refugie en uno. Aunque los gazebos también se encuentran ya en otras playas, por ejemplo en Cariló, generalmente en la periferia de los balnearios o paradores. Adentro, además de los bártulos playeros, suelen colocar una mesa larga, ideal para grupos numerosos, y es común ver en algún rincón algún artefacto para cocinar: un anafe o hasta una parrilla. Lo de los Aimale y los Acosta, un clan familiar repartido entre Luján, Pehuajó y Trenque Lauquen, es un anafe a gas: aseguran que este verano ahí ya han preparado para el almuerzo rabas, milanesas, hamburguesas, choclos y hasta ravioles. La licuadora directamente la conectan a la camioneta. Los Aimale y los Acosta vienen a estas playas desde hace seis años. Tuvieron sus diferentes etapas: primero en “cuatri” y sin gazebo, luego “cuatri” con un tráiler, después con dos “cuatris” y desde hace dos años con dos “cuatris”, una camioneta y, por supuesto, el gazebo, donde han llegado a reunir hasta unas treinta personas. “Cada vez se ve más gente con gazebos. Lo armamos entre todos apenas llegamos. Pero tenemos que estar muy atentos a los vientos, porque se puede volar: la estructura del nuestro es de hierro, no de aluminio”, dicen. La hora para encontrar un buen sitio para acampar es alrededor de las 12. A partir de la una, advierten que se complica un poco. “Acá hay más espacio y tranquilidad. En otras playas están uno pegado al lado del otro”, dice Teresita Acosta. Eso sí: hay que ser amigo del ruido de los motores. Porque el espíritu del lugar no cambió: las playas de Pinamar Norte son lo que antes se denominaba La Frontera, espacio por excelencia para los deportes acuá-

LA PLATA.– Inspectores del Ministerio de Salud bonaerense levantaron anoche la clausura que habían dispuesto durante la mañana en el tradicional parador de Atalaya en la autovía 2, en el partido de Chascomús. Allí decomisaron 10.000 kilos de sus clásicas medialunas, facturas, masa cruda, empanadas, milanesas y hamburguesas, entre otros alimentos. Funcionarios de la Oficina de Alimentos de la cartera sanitaria, que habían clausurado el comercio por “falta de higiene y riesgo de contaminación”, anoche revirtieron la medida al constatar que se había cumplido con sus requerimientos. La titular de la Oficina de Alimentos, Mónica López, dijo que en el parador de la autovía 2 habían encontrado “muy malas condiciones de higiene en la sala de elaboración, cables colgando, grasa acumulada con riesgo de incendio, tableros de luz en mal estado, elevado riesgo de contaminación cruzada entre alimentos dentro de las cámaras frigoríficas”. El parador de Atalaya fue abierto al público en 1942. Sus instalaciones se convirtieron en un punto de referencia para tomarse un descanso durante el viaje a la costa atlántica, donde los turistas suelen detenerse para comprar las clásicas medialunas, y desayunar o almorzar con las comidas artesanalmente elaboradas. Su reputación creció mucho en los últimos 20 años, a tal punto que la firma abrió un parador en la mano contraria de la ruta, para satisfacer la demanda de quienes viajan de regreso de la costa atlántica. También abrió otros dos locales: uno en la costanera de la laguna de Chascomús (Escalinatas y avenida Costanera España) y otro en Mar del Plata, en la peatonal San Martín. La noticia ayer generó preocupación en gran parte de los habitantes de Chascomús que ven el parador como un símbolo de la región. López contó que durante el operativo, detrás del establecimiento, se encontró un basural de cartones, bolsas con desperdicios, medialunas de días anteriores en el piso, chapas, escombros y un taller de reparación con repuestos en desuso. “El local y el establecimiento estaban llenos de moscas, insectos y telarañas, dado que no contaban con un adecuado sistema de Manejo Integrado de Plagas [MIP]”, aseguró la funcionaria. Adriana Biscayart, funcionaria de la cartera de Salud, explicó que de los 10.000 kilos de alimentos confiscados, 110 eran de medialunas; 9510, de masa cruda y recortes; 48 de empanadas; 50, de milanesas de carne vacuna; 25, de milanesas de pollo; 170, de bondiola de cerdo; 30, de bifes de chorizo; 30, de pechugas de pollo; 20, de jamón crudo; 20, de filet de pejerrey; 40, de frutas; 15, de hamburguesas; 10, de pan árabe, y 10, de pebetes.ß

ENVIADO ESPECIAL

CORRESPONSALíA LA PLATA

Los gazebos ya están incorporados al paisaje de la costa de Pinamar ticos y los vehículos todo terreno. Ahora, la zona tiene más paradores, una nueva entrada y salida de autos, churreros y puestos de jugos montados en cuatriciclos y mucha más afluencia. Tanta que desde hace dos años inauguraron el servicio de guardavidas. Algo que, de paso, organizó un poco el descontrol que existía con los vehículos 4x4 que circulaban por cualquier lado. “Esto ha cambiado muchísimo: en cinco años habrá crecido un 200% –dice “el Vasco”, desde su casilla–. También se organizó un poco: ahora estacionan la camioneta detrás de los pilotes de madera que se colocaron a lo largo de la playa y nos permiten tener una visión más limpia. Antes había «cuatris» por todos lados, era un descontrol.” Los Lozza, los Martínez y los Khallouf estacionan en estas playas desde hace tres años. Reconocen que todos los días les lleva alrededor de dos horas organizarse antes de salir a la playa: armar la camioneta con tres termos, el mate, la comida para todo el día, un botiquín. No existe eso de volver a la casa porque se olvidaron algo. Es jornada completa y de un tirón. Llegan tipo once, montan el gazebo y se quedan hasta las ocho. “Ahora está bastante más organizado acá. Pero en los médanos todavía es un peligro. El problema es que acá parece que el más vivo es quien deja manejar el «cuatri» al nene más chico”, dice Florencia Martínez.

Aunque muchos digan que también se puede entrar caminando a estas playas –lo cual es cierto en la práctica–, el hecho de sólo poder ingresar con una 4x4, quiérase o no, genera un ambiente de exclusividad. Florencia respalda esa argumentación: “Entrás caminando, sí. Pero si después querés quedarte todo el día, ¿cómo hacés para llevar todos los bártulos hasta la playa? La verdad es que sí o sí necesitás una camioneta”. Los precios de los gazebos varían dependiendo de su estructura, su tamaño y la tela de la que están hechos. Se pueden encontrar a partir de $600 los más sencillos, de rafia, hasta los más completos, que valen entre $5500 y $6000. Estos últimos incluyen, además del techo, paredes con ventanas plásticas que permiten ver a través de ellas y una sólida estructura de hierro (que aún así es fácil de armar y transportar). De hecho, este último modelo es bastante similar a las carpas. La multiplicación de los gazebos en las playas argentinas está íntimamente relacionada con los desorbitantes precios de alquiler de las tradicionales carpas. Mientras que en algunos balnearios abonar un día de carpa puede salir $900, la semana $5320 y $11.400 la quincena, por una inversión mucho menor los gazebos cumplen prácticamente la misma función y, además, son móviles, o sea que brindan la posibilidad de cambiar la ubicación y el paisaje todos los días. ß

maximiliano amena/enviado especial

Las reposeras, un clásico que se renueva Con nuevas telas y materiales, se ofrecen en variedad de precios y para todos los gustos PINAMAR.– De aluminio o de plástico, fija, reclinable, de coversol o de rafia, tal vez con rayas, pero siempre muy colorida, la reposera, como en cada nueva temporada, dice presente en las playas argentinas. Aunque algunas son oriundas de distintos centros del país (han recorrido los mismos kilómetros que sus dueños para disfrutar de la arena) y otras fueron adquiridas en locales costeños, la reposera sorprende por la variedad de precios en relación con su básica prestación. Se pueden encontrar desde $ 150 hasta $ 1500, entre un 30 y 35% más caras que la temporada anterior. Sin embargo, la diferencia reside en el tipo de trabajo y los materiales con las que fueron confeccionadas. Pero, ¡a no engañarse!: las más caras no siempre son las de mejor calidad. Cristian es encargado del local Toro Bravo, de Pinamar, y lo primero que observó es una práctica común entre los turistas: “Vienen en sus autos tan cargados que prefieren no traerlas. Compran las más baratas, las usan y después las regalan en la calle antes de volverse”. Sin embargo, los que aprovecharon este 2015 para renovar la vieja reposera se encontraron con la última innovación; las de tela

coversol (una tela plástica con poros que permite que la piel respire mejor y que junta muchos menos hongos y humedad) incluyen una especie de almohadilla directamente en su interior que, a la hora de apoyar la cabeza, permite un descanso más confortable. “Es recómoda, lo más”, cuenta Carolina, que junto con su familia trajo tres reposeras desde la Capital Federal y se encontró dos más en la casa que alquilaron en esta ciudad. Según Cristian, una reposera estándar a la que se le dio un buen uso tiene que durar entre cuatro y cinco años, por lo menos. “Algo que no hay que hacer es tirarse encima, sino sentarse despacio y apoyar firme en la arena el tercer pie que tiene en el respaldo”, recomendó. Las tres reposeras que Élida trajo también desde la Capital están impecables y ella calcula que superaron los cuatro años desde que las adquirió. “En ese momento eran las mejores del local, pero no eran mucho más caras que las otras”, recordó. Cristian relevó algunos detalles para tener en cuenta a la hora de comprar una buena reposera: que sea de coversol, que esté cosida con doble costura en vez de sellada a calor por termofusión, y que el sistema de posición sea de aluminio y no de chapa pintada, que se oxida fácilmente. “Muchos no quieren comprar de aluminio porque dicen que se oxida. Es mentira. En ese caso, les vendieron gato por liebre y chapa por aluminio.”ß Denise Rabin

Logran leer papiros de hace casi 2000 años

ciencia.Con rayos X, científicos italianos captaron letras del interior de los rollos de Herculano Nicholas Wade

THE NEw YORK TIMES

NUEVA YORK.– Científicos italianos aseguran que lograron leer por primera vez el contenido de los rollos carbonizados de Herculano sin desenrollarlos. El grupo liderado por Vito Mocella, del Instituto de Microelectrónica y Microsistemas de Nápoles, utilizó una luz similar a un láser, pero de rayos X, del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón y pudo captar un contraste muy bajo entre las fibras carbonizadas de los papiros y la tinta derivada del carbón que se utilizaba hace casi 2000 años.

En la revista Nature Communications, el equipo explica que el contraste permitió reconocer las letras griegas del interior de uno de los rollos, “Por lo menos, sabemos que existen técnicas con las que podemos leer el interior de un papiro, finalmente”, dijo Mocella, que está trabajando para refinar la técnica utilizada. “Si perfeccionamos la tecnología disponible, daremos un gran paso hacia adelante”, consideró Richard Janko, especialista en literatura clásica de la Universidad de Michigan y traductor de algunos de los pocos rollos legibles. El trabajo del equipo italiano es el

segundo avance reciente en la lectura de los rollos de Herculano. En 2009, el especialista en informática Brent Seales, de la Universidad de Kentucky, delineó la estructura física de uno de los papiros con una tomografía computada. Las capas del papiro que están enrolladas son muy irregulares, porque los gases calientes liberaron toda el agua de las fibras y las carbonizaron cuando la erupción del Vesubio destruyó la villa de Herculano en el año 79 de nuestra era. La de Herculano es la única biblioteca de la antigüedad que se conserva. El método que utilizó el equipo de Mocella permite ver las letras como

si flotaran dentro del rollo y hay que asignarles su lugar en la superficie que elaboró Seales antes de poder formar las palabras de los papiros que ahora pertenecen al Instituto de Francia, en París. “Éste es un avance muy importante –dijo Seales sobre el estudio de Mocella–. Su equipo está concentrado en obtener las imágenes con el mejor contraste. Pero, para poder leer los papiros, hay que descifrar la superficie, que es mi área de trabajo.” Para Janko, “cuando se perfeccione esta tecnología, podremos redescubrir mucho más de la literatura antigua”.ß

Un papiro cubierto con cenizas volcánicas

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