Padres Positivos Por Mike y Diane Constantine Usado con permiso Bienvenidos a la serie Padres Positivos. Pero primeramente, una palabra acerca del título. Positivo es obviamente lo opuesto a negativo. ¿Realmente hay padres negativos? Tristemente, sí. Atados por temores, frustraciones y una sensación de fracaso, estos padres adoptan un estilo de paternidad negativa. Con frecuencia el resultado no es el que esperaban. Sus hijos crecen siendo negativos consigo mismos, y así los ciclos siguen y siguen. Positivo también significa con propósito, confianza y objetividad. Hemos visto muchos padres quienes, en lugar de estar involucrados positivamente con sus hijos, emprenden la paternidad sin ningún propósito, objetivo o confianza. Dios puede hacerte un mejor padre de lo que eres. La gran noticia para los padres es esta: Dios puede hacerte un mejor padre de lo que eres, y esto te gustará, así como a tus hijos, y más tarde, también le agradará a toda la gente que interactúa con tus hijos: maestros, parientes; jefes, esposas, vecinos y amigos. Las parejas conciben a un hijo en un momento de placer. Por nueve meses esperan pacientemente mientras una pequeña vida comienza a desarrollarse en el cuerpo de la madre. Más tarde, después de horas de dolorosa labor, mamá y papá finalmente abrazan a su nuevo bebé en sus brazos. Les esperan muchos años de placer, paciencia, y algunas veces de dolor. El mismo precioso bebé quien con cada nuevo logro trae gozo y orgullo, puede algún día hacerlos desear esconder sus rostros de vergüenza. Un día harán alarde acerca de los grandiosos hijos que tienen, listos para compartir con el mundo su fórmula para la paternidad exitosa; y al día siguiente, podrán sentir que son los peores padres que hayan vivido. Reirán y llorarán. La mayoría de los padres esperan su porción de pena y pacientemente la cargan, sabiendo que también habrá muchas horas de placer. Pero para algunos padres, la pena sobrepasa el placer paternal. La Biblia nos dice, “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.” (Salmo 127:3). Si así es, ¿por qué muchos padres se sienten tan frustrados con estos regalos vivientes de Dios? Las madres y los padres que han tenido las más altas expectativas para sus hijos, miran cómo estas expectativas se convierten en decepciones. Nadie tiene todas las respuestas, pero podemos encontrar ayuda en la Biblia. La Biblia contiene una tremenda cantidad de sabiduría para los padres. Viene de tres maneras principales: instrucción, ejemplo y mandamiento. A veces aún encontramos ricas historias de sabiduría en los lugares más inesperados. Eso me sucedió cuando estaba leyendo una de las epístolas, o cartas de Pablo. En 1 Tesalonicenses, capítulo cinco, verso catorce, Pablo da una excelente instrucción a los líderes de la iglesia acerca del cuidado de los congregantes de la misma, aquellos que podríamos llamar sus hijos espirituales. Este consejo a los líderes espirituales, ayudará también a los padres. De hecho, este verso se convirtió en nuestro plan personal de paternidad. He parafraseado este verso para que algunas palabras importantes sean más fáciles de comprender:
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“También les rogamos, hermanos, que reprendan a los ociosos, que animen a los de poco ánimo, que ayuden a los débiles, que sean pacientes para con todos. Nótense los tres diferentes tipos de gente que Pablo dice a los líderes que encontrarán. Personas indisciplinadas. Personas temerosas. Personas débiles. En un verso corto, Pablo les dice a los líderes la manera más efectiva para tratar a cada tipo de gente. Él sabiamente reconoce que el pueblo de Dios necesita un cuidado especial para sus dificultades especiales. No hay solo una solución para todos. Tiene perfecto sentido, ¿o no? Así como los líderes en esa iglesia, debemos tratar de entender la razón para el comportamiento de nuestros hijos y utilizar el remedio que vaya de acuerdo a esa razón. Si malinterpretamos la razón, podemos elegir el camino equivocado para abordar el problema. Y eso puede dañar a nuestro hijo y nuestra futura relación con él. En las pocas próximas lecciones, veremos cada una de las posibles razones para la conducta de un niño. Mientras las lees, ¿por qué no le pides a Dios que te hable acerca de ti y tu hijo? Él es nuestro Maestro y Ayudador y nos mostrará cómo ser padres efectivos. Después de todo, él es nuestro Padre.
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