cultura | 19
| Viernes 24 de octubre de 2014
CULTURA
Edición de hoy a cargo de Constanza Bertolini www.lanacion.com/seccion | @LNcultura | Facebook.com/lanacion
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El efecto de lo breve y de lo inesperado
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Stephen King
Escritor // Sobre The Walking Dead
Un escritor crítico de la TV, el arte del vidrio y la ópera que incomoda
Hablando de zombies, ¿finalmente no se desmoronan? ¿no son como biodegradables?
Frágil: mire pero no toque Arte en vidrio con diversas técnicas –de vitraux a exploración con fotografías–, en el Museo Raggio, de Vicente López, hasta el jueves próximo
¿Quién viene al Filbita, la fiesta literaria de los chicos?
arquitectura. Del flamante premio Príncipe de Asturias de las Artes, que hizo ayer un controvertido
arribo a Oviedo, se inaugura en París la cristalina fundación Louis Vuitton; el Pompidou repasa su obra
Frank Gehry, un protagonista de la temporada europea
visitas. Con autores de
Francia y España, entre el 13 al 16 de noviembre
Texto Nathalie Kantt
PARÍS.– La revista del diario Le Monde puso recientemente a Frank Gehry (Toronto, 1929) en portada y le dedicó más de seis páginas, mientras el Centro Pompidou le consagra por estos días una retrospectiva de su obra, la primera en Europa, que durará tres meses. No es que Francia esté descubriendo recién ahora a uno de los arquitectos más célebres del mundo –autor, por ejemplo, del Guggenheim de Bilbao, que lo catapultó a la fama en 1997–. Todos los proyectores están sobre él porque su última creación, la Fundación Louis Vuitton, que terminó de construir en marzo y que abre al público el lunes, se convirtió en uno de esos monumentos arquitectónicos osados que esta ciudad no veía desde hacía mucho tiempo. Una especie de nave marítima gigantesca de 12.000 metros cuadrados, una “nube” –como la llama su creador– que se eleva a 48 metros, con doce inmensas velas de vidrio que sobresalen en medio de los árboles de los bosques de Boulogne, en el oeste de la ciudad. Destinada al arte contemporáneo, incluye 11 salas de exposición (una, de 17 metros de altura), una sala de conciertos, un restaurante, una librería y tres terrazas con vistas inéditas de París. Además de haberse convertido en el protagonista de la temporada cultural de esta ciudad, el padre de obras como el Walt Disney Concert Hall de Los Angeles; el Vitra Design Museum, cerca de Basilea; la torre de Spruce Street, en Nueva York; el Puente de Vida Museo, en Panamá, recibe hoy el Príncipe de Asturias de las Artes, galardón que en otras disciplinas el rey Felipe dará hoy al argentino Quino, padre de Mafalda, y el escritor irlandés John Banville, entre otros. “Fue una sorpresa. La verdad es que no sabía mucho sobre el premio, pero me sentí honrado”, confesó. Quizá cansado por una agenda europea cargada, durante la conferencia de prensa de
La nueva Fundación LVMH se dedicará al arte contemporáneo; el arquitecto creó también el Guggenheim de Bilbao ayer en Oviedo respondió con un gesto de fuck you cuando le preguntaron qué opinaba de quienes dicen que su arquitectura es espectáculo. Luego, agregó: “Hoy el 98% de lo que se construye y se diseña es pura mierda. No hay sentido del diseño, ni respeto por la humanidad ni por nada. Son malditos edificios y ya está. De vez en cuando, sin embargo, hay una pequeña cantidad de personas que hace algo especial. Son muy pocos. Pero ¡Dios santo!, déjenos en paz”. Reconocido en 1989 con el Pritzker, suerte de Nobel de la arquitectura, es adulado por personajes tan distintos como Brad Pitt, Lady Gaga y la ex secretaria de Es-
tado Hillary Clinton. Gehry forma parte de ese grupo de arquitectos más conocidos, y reconocidos, del siglo XXI, aunque no soporta la expresión “arquitecto-estrella”. Nacido en una familia de inmigrantes judíos polacos, de padre vendedor de flippers y con una madre ama de casa melómana, pasó su infancia en un suburbio de Toronto, Canadá, y durante mucho tiempo no supo qué haría de su vida. Al llegar a Los Angeles con su familia, a los 17 años, pasó por muchos trabajos (chofer de pesos pesados, empleado de limpieza en los aviones) antes de inscribirse en la carrera de arquitectura en la University of Southern
California. Cambió de nombre (su verdadero apellido es Goldberg) a pedido de su primera mujer, con quien tuvo dos hijas y de quien se divorció, que quería proteger a sus hijas de posibles agresiones antisemitas. Su segunda mujer, Berta, con quien tuvo dos varones, es panameña y se ocupa de la contabilidad de Gehry Partners: la sociedad instalada en una especie de fábrica en Marina del Rey, L.A., en donde, rodeado de arquitectos jóvenes, nacen todos sus proyectos. Ella quiso que su marido retomara su apellido de origen, pero para ese entonces, su carrera, que empezó tarde, cuando él tenía ya 50 años, estaba lanzada. ß
Manifestantes Hasta el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani participó de la protesta en contra de La muerte de Klinghoffer, la ópera de John Adams. Considerada “terrorista y antisemita”. Está en cartel en el Metropolitan Opera de Nueva York
ap
Gehry, en la conferencia de prensa que lo enojó ayer
La cuarta edición del Filbita –la versión infantojuvenil del Festival Internacional de la Literatura de Buenos Aires (Filba)– se hará este año durante cuatro días en cuatro lugares muy diferentes de una misma zona porteña: el Sur. La Boca, San Telmo, Barracas y la Villa 21-24 serán los escenarios en los que, entre el 13 y el 16 de noviembre próximo, escritores e ilustradores de Francia, España, Chile y Uruguay, interactuarán con sus colegas argentinos y con los chicos y adultos que participen de las actividades propuestas. De forma totalmente gratuita, estudiantes, profesionales o público en general podrán participar de talleres, paneles o diálogos con los invitados internacionales. El único requisito es inscribirse lo antes posible porque los cupos son muy pocos. La exitosa ilustradora española Elena Ordiozola estará a cargo del taller “Artilugios para narrar”, que se extenderá durante dos mañanas. En tanto, la francesa Magali Le Huche, también dibujante de prestigio internacional, dirigirá otro taller –“Abordaje de un texto para ilustrar: barba azul”–, exclusivo para dibujantes y pintores. En un tercer taller se introducirá “La mirada poética”, que aportará la periodista y editora chilena María José Ferrada. El jueves 13 las actividades se concentrarán en el Centro Metropolitano de Diseño y el viernes 14, en la librería Galerna. El sábado por la tarde se harán actividades al aire libre en La Casita de la Fundación Temas y el domingo, en El Galpón de Catalinas. También habrá paneles y diálogos, en los que participarán, entre otros, el escritor y editor español Antonio Ventura Fernández; el escritor, periodista y músico uruguayo Roy Becocay, y los argentinos especializados en literatura, dramaturgia e ilustración para niños y jóvenes como Pablo Bernasconi, Ricardo Mariño, María Inés Falcón, Cristina Macjus, Cecilia Pisos, Nicolás Schuff, Marcela Carranza, Claudia Degliuomoni Raquel Franco y Julieta Pinasco. El programa y todos los datos pueden consultarse en http://filba.org. ar/filbita.ß Silvina Premat
Definido alguna vez como hombre sin país, el escritor, entre los más importantes de la lengua española, recibe la distinción Manuel Rojas
Horacio Castellanos Moya. “La violencia habita en mí” Texto Martín De Ambrosio para la nacion
L
o sacaron de Honduras a los 4 y, por la violencia política, lo llevaron a criar a El Salvador. No tiene recuerdos sino hasta los 7 años. Cree que esas difíciles memorias previas no están borradas sino guardadas, bien guardadas, y que mejor así. A los diez se imaginaba futbolista, pero su padre no lo llevaba a jugar, sino a las reuniones de alcohólicos anónimos en las que participaba. Por eso, cuando le preguntaban qué quería ser cuando fuera grande decía “alcohólico anónimo”. Llegó a la literatura más tarde, en busca de letras de canciones para su banda de rock: como no podía componer música, empezó a escribir. Horacio Castellanos Moya, uno de los mejores escritores en idioma español de la actualidad, recibe hoy el premio iberoamericano de narrativa Manuel Rojas de manos
de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, tras la decisión de un jurado compuesto por Ana María Shua, Santiago Roncagliolo, Edmundo PazSoldán, Chantal Signorio y Patricia Espinosa. Sus predecesores en el galardón, que vino con estatuilla y US$ 60.000, son Rubem Fonseca (2012) y Ricardo Piglia (2013). El autor de las novelas Tirana memoria, El asco y Baile con serpientes sabe que no nació en un lugar ideal para la creación literaria. Ni mucho menos. “En Centroamérica lo cultural es inexistente en comparación con Argentina, Chile o México. No hay producción literaria, ni promoción de literatura, escritores y libros. Las elites no han tenido mayor interés en la cultura y la literatura; son retrógradas, buscan mantener un statu quo de exclusión y casi de barbarie”, dijo a la nacion. Por eso, es un
escritor sin país (como le dijo uno de los fundadores de Tusquets, donde publica) y va por el mundo sin mucho plan (tuvo estadías en Japón, Alemania y ahora está en Estados Unidos), pero con la congoja de la pasada tormenta y la certeza de que escribir le da sentido a su vida. –Pudiste ser un escritor centroamericano. ¿Cómo se explica tu excepción? –Pues con suerte para que haya habido editores, traductores, lectores que se interesaran en mis libros. También la constancia. Hay un poco de todo eso. Salí de Centroamérica, me fui a México, luego a España y luego a muchos otros lados. Mis libros tienen muy buena recepción. No soy un best seller. Mi literatura es esencialmente artística, una búsqueda, no se piensa en función de mercado, pero pese a
eso mis libros tienen gran recepción en España, Argentina, Chile, México. Y en Francia, donde tengo ocho libros traducidos. –¿Cómo vive un centroamericano en Iowa? –Muy aislado. Es el medio oeste, muy lejos de todo. Se vive con muchas distancias. Llevo tres años ahí y es el otro lado del mundo. Salí de la lengua española en 2004 en Alemania, con una residencia de dos años, y de allí para los Estados Unidos. Tiene la ventaja de dar perspectiva, pero te quita porque el lenguaje se respeta.
–Esta pregunta es inevitable: siempre se habla de la violencia como uno de los rasgos de tu literatura. ¿Te propusiste mostrar esa realidad? –No, emerge de una manera natural. La violencia es congénita en mi vida, habita en mí desde mis primeras memorias. Los países en donde me formé son países con mucha inestabilidad. No me propongo escribir sobre eso, pero llega de manera esencial. No es un plan de denuncia. –¿Cómo sigue tu trayectoria, eso de ir por el mundo?
–Por algún motivo que tiene que ver con que mi país me expulsó de joven nunca me acostumbré a hacer planes. Agarré lo que la vida me ofrecía, en ese sentido soy un sobreviviente. Nunca tuve planes de ir a Pittsburgh o Iowa; surgen, como los seis meses que pasé en Japón. No tengo planes. Pero sea donde fuera seguiré escribiendo, es el eje central de mi vida. Ahora estoy tomando notas preliminares para una novela y terminé un ensayo largo sobre Roque Dalton. –¿Qué leés mientras escribís? –Cuando escribo ficción no leo ficción. Ahora bien, resulta que soy parte de un jurado, el premio iberoamericano de cuento García Márquez y me enviaron quince libros finalistas. Pero soy de releer ensayos, historia. Hay escritores que sí pueden leer ficción porque no se contaminan. Yo prefiero tener silencio. Ahora estoy leyendo a Emile Cioran. –¿Cioran no contagia tristeza? –(Se ríe) No me puede contagiar, porque yo ya la tengo. Y digo qué bueno que hay alguien más jodido, peor que yo. –¿Qué esperás de tu literatura? –Nada. Esperar algo de la literatura es un sinsentido. Es una vocación y un destino. ß