Enrique Antequera,el cacique de La Salada que espera la ...

1 sept. 2013 - Enrique Antequera,el cacique de La Salada que espera la definición de la interna peronista el perfil. Yasí fue como un día, uno de los eunucos ...
1MB Größe 18 Downloads 95 vistas
6

|

enfoques

| Domingo 1º De septiembre De 2013

MI Mundo dIgItaL

Máximo Jacoby

Curador del Centro Cultural Rojas/UBA, Máximo Jacoby también es coordinador de Mock Galería, docente en Proyectarte y curador, junto con Andrés Gribnicow, del Festival Internacional de Diseño. Suele estar conectado unas tres horas por la mañana, para ver correos e información en general. “El resto del día es intermitente; depende de mi agenda laboral”, comenta. Le gusta usar recursos como Instagram: “Su lógica 100% visual tiene que ver conmigo”, asegura.

rankIng de twItteros

revIstas y bLogs

otros recursos

www.revistaanfibia.com “Dirigida por Cristian Alarcón, se mueve cómoda entre la tradición de la crónica latinoamericana y submundos de la academia.”

http://ramona.org.ar/ “Agenda de la escena artística local. Entre sus proyectos resalta Bola de Nieve, una base de datos de artistas en crecimiento constante.”

www.designboom.com “Información variada y completa sobre creadores de todo el mundo en arquitectura, arte y tecnología.”

www.tumblr.com “Una red social más depurada en contenidos que las tradicionales. Genial, tanto para perderse como para inspirarse.”

2 @rayovirtual “Compañero y amigo del Rojas. A estas alturas, uno de los que marcan la agenda de Twitter.”

http//.instagram.com “Simplemente, adoro que cualquier foto que saque quede genial en sus filtros.”

3 @zeekko “Diseñador estrella y artista. Observa el mundo sin filtro, muy provocador.”

www.artofeating.com “Divido mi tiempo entre el arte y la gastronomía. Éste es uno de los espacios más prestigiosos e interesantes.”

1 @muyivan “Editor de Clase Turista. Uno de los emprendedores y pensadores de mi generación que sigo de cerca.”

el perfil

Enrique Antequera, el cacique de La Salada que espera la definición de la interna peronista Ahí conoció al boliviano Gonzalo Rojas Paz y a su esposa, Mary Saravia, quienes le propusieron darle otro vuelo al emprendimiento. A mediados de los 90 arrancaron con lo que terminaría siendo la Ciudad del Este del conurbano. Tiempo después entró en escena Jorge Castillo, el responsable de los puestos ubicados en las viejas piletas del balneario Punta Mogotes, que hoy tiene oficina en Puerto Madero. Pero, de repente, lo que era un negocio en franco ascenso tuvo un final abrupto. En 2001, una denuncia contra Antequera y Rojas Paz por asociación ilícita, fabricación y venta ilegal de mercaderías y tráfico de influencias, entre otros cargos, terminó con ellos presos en el Penal de Ezeiza. Quique salió libre un año y medio después, firme en su versión de que le habían hecho una “cama” porque no había querido pagarle una coima de un millón de dólares a la policía bonaerense. Su compañero y socio apareció ahorcado en su celda. “Cuando volvió, de 11 pasillos que había tenido la feria apenas funcionaban dos. Pero el tipo la remontó y hoy es millonario”, explica un puestero que lo conoce de aquellos años y que puede dar fe de que cuando, por ejemplo, hubo que armar la ley 12.573 (que regula la instalación de ferias en la provincia), Antequera consiguió una norma que no perjudicara los intereses de La Salada.

Es uno de los dueños de la popular y millonaria feria, casi un intendente sin cargo, pero con poder de movilización e influencia barrial Adriana Balaguer PARA LA NACION

H

abita los suburbios de la política. Estuvo con Menem, Duhalde, Kirchner y siempre fue candidato, a concejal, diputado y senador provincial… Pero nunca llegó a ocupar una banca. Los dirigentes lo buscan cada vez que hay elecciones porque tiene tropa propia, y es capaz de llevar hasta quince ómnibus repletos a cualquier acto proselitista. Sin embargo, una vez que terminan las campañas, lo dejan de visitar. Hasta la próxima vez. En las últimas primarias, la política lo encontró desairado por el kirchnerismo, que lo dejó fuera de las listas, y acelerando reuniones con el entorno de Massa, que concretó en varias ocasiones antes de las PASO. Él se considera la pata peronista de la feria de La Salada, y estuvo junto a Cristina Kirchner en el acto de cierre en La Matanza, pero como tantos otros punteros y caciques políticos, está esperando que la interna dentro del justicialismo se termine, para jugar con el ganador. Sea Daniel Scioli, Massa o quien el PJ decida. “El de Cristina es un buen gobierno, pero lo está matando la soberbia”, lo han escuchado decir sus amigos feriantes, los que siempre le han respondido, fuese quien fuese su líder espiritual. Los mismos que lo ayudaron a colgar el cartel en el que, gracias al fotomontaje, aún aparece junto a la Presidenta en la entrada al predio. Los que también le agradecerán, de por vida, que haya hecho lo imposible, tocando cuanto contacto tenía, para que no se instalara la feria las Mil columnas, en las inmediaciones del Mercado Central. Enrique “Quique” Antequera, 48 años, está al frente de la feria que lleva el nombre de Urkupiña –en honor a la Virgen más popular de Bolivia, patrona de la integración–, que junto a Ocean y Punta Mogotes, componen el complejo La Salada, un predio de 20 hectáreas en el que entre otras co-

sas se consiguen réplicas de primeras marcas, pero a menos de la mitad de su precio en cualquier shopping. Razón suficiente para que, semana tras semana, lleguen a visitarla cientos de combis y ómnibus en tours de compras, incluso desde el interior de la Argentina y países vecinos. Ahí, al borde del Riachuelo, en Lomas de Zamora, la tierra de Martín Insaurralde, el feriante devenido en presidente de una sociedad anónima hace política a baja escala: lo suyo es el trabajo social con los feriantes, sus familias y los vecinos del barrio, que en un 80% trabajan en esas instalaciones. “Es común ver que se le acerque algún pibe a pedirle plata y él saque un fajo de cambio y le dé 200 pesos para un sándwich. Por ahí conoce al chico de algún campeonato de fútbol de esos que organiza o quizá le haya dado laburo como changarín, pero si no es así, no importa, lo ayuda igual. Y siempre con bajo perfil, nada de andar ostentando”, confía el periodista Nacho Girón, autor del libro La Salada. Sin embargo, no es por su popularidad que los políticos lo buscan, sino por controlar gran parte de este mercado que congrega en total cerca de 10.000 puestos, pero que abastece varios cientos de ferias minoristas de todo el país. Una microeconomía con la que ni Guillermo Moreno se anima a meterse, a pesar de que muchos de los productos que allí se venden (sin factura) sean el fruto del contrabando hormiga o el trabajo en talleres clandestinos. La Salada factura más de 150 millones de pesos diarios que circulan en efectivo en cada una de las tres jornadas en las que permanece abierta. Antequera era un simple tallerista de camisas cuando el boom de lo importado que impuso la convertibilidad lo dejó prácticamente sin trabajo. Sus cuñadas ya solían ir a vender a los puestos improvisados desde fines de los 80 en Puente 12 (en el cruce de la autopista Riccheri con el Camino de Cintura) y él comenzó a acompañarlas cargando lencería.

Traiciones políticas Hasta que fue preso, Quique había tenido poco contacto con el mundo de la política. Al único que conocía era a Carlos Menem, gracias a la intermediación de la familia Mellino, un apellido emblemático de la industria pesquera marplatense. “Habrá estado con Menem, pero su padrino político cuando volvió de la cárcel de Ezeiza fue Osvaldo Mércuri (un ex duhaldista hoy enrolado en las filas de Massa). El problema fue que, como todos los peronistas, Mércuri también armó privilegiando a su familia y Quique se hinchó. Por eso, cuando aparecieron Lilita Carrió, Patricia Bullrich y Margarita Stolbizer pidiéndole que les organizara un acto, en 2009, él les armó todo el circo. Para joder a los peronistas… Y de agradecidos lo iban a poner cuarto en la lista de diputados provinciales, aunque terminaron ubicándolo séptimo justo ese año que metieron

quién es b Nombre y apellido Enrique Antequera b Edad 48 años b Empresario Era tallerista de camisas y la convertibilidad de los 90 terminó con su negocio. A mediados de esa década comenzó lo que hoy es La Salada, en Lomas de Zamora. b Lealtad peronista Se acercó a Menem, su padrino político fue el ex duhaldista Osvaldo Mércuri y ahora, sin lugar en las listas del kirchnerismo, se acercó a Sergio Massa.

cuatro… Se quería matar”, recuerda un compañero de batallas. El hombre de cabello retinto y sonrisa blanca finalmente volvió al redil peronista de la mano de Mario Ishii, actual intendente kirchnerista de José C. Paz. Fue en 2011, cuando aceptó ser primer candidato a senador provincial en la interna contra el tándem Daniel Scioli-Gabriel Mariotto, y aún hoy se ufana de que gracias a él, con sólo 18 días de campaña, en la tercera sección su lista hizo una elección “legendaria”. Su vida es la feria. Ahí trabaja todos los días con dos de sus cuatro hijos, y junto a varios de sus amigos, entre los que –dicen– hay varios integrantes de la barra brava de Boca. Su ex esposa lo había ayudado a afianzarse dentro de la comunidad boliviana en el país, que es muy nutrida en la feria. Días atrás, en la esquina de José María Moreno y Rivadavia, en Caballito, una señora que lo reconoció por la televisión (tiene un micro los viernes, en América 24), lo escuchó quejarse frente a una vidriera por el precio de un saco de vestir: “¡Cómo te pueden cobrar dos lucas, estamos todos locos!”, dice que exclamó mirando su campera de cuero negra, que posiblemente haya adquirido por muchísimo menos en su reino del consumo popular.ß

reaLIsMo trágIco (en dos MInutos)

Cinco milagros y una recaída Diego Sehinkman PARA LA NACION

Y

así fue como un día, uno de los eunucos del reino recuperó lo que hay que tener y le dijo al oído a la Señora: “O cambiás o te cambian”. La tuteó, todo un shock. Dicen que después, para terminar de sacudirla, no le acercó un caracol para que oiga el ruido del mar, sino una urna (electoral), para que escuche a Alfonsina Storni: –Lo mío no tenía cura. Lo tuyo, sí. No te ahogues en soberbia. Con el agua a la rodilla y la falda negra empapada, la Señora decidió dar media vuelta y regresar a la playa del sentido común. En buena hora. Al día siguiente de la charla con

el eunuco y Alfonsina, empezaron los milagros. Primer milagro: por cadena nacional, la Presidenta elevó ¿el piso de ganancias? No, la mirada. Por primera vez, miró a cámara, a los televidentes, a la ciudadanía. En la conferencia en la que anunció el pago a los holdouts, Cristina se dirigió a todos. En vez de transformarnos en espectadores de una fiesta privada con aplaudidores y globos autoinflados, en esta ocasión algún semiólogo militante se iluminó: “Que mire a cámara y haga contacto visual con el pueblo” (ahora se entiende para qué sacaron a Colón; para descubrir América ellos). Segundo milagro: la presencia menos pensada. La Argentina es un país donde en mayo se habla sobre la Gendarmería entrando a Clarín y en agosto de Echegaray entrando a

TN (hasta la hacienda baguala cae al jagüel de Magnetto con la seca). Tercer milagro: fueron eximidos del pago de ganancias los salarios inferiores a los 15.000 pesos y redujeron un 20% la carga de los que cobran entre 15.000 y 25.000. Eso sí, en los recibos de sueldo, donde iba desagregado el ítem “Ganancias”, dirá “beneficio del Poder Ejecutivo”. ¿No era mejor profundizar el modelo y poner “lo que Cristina te regala este mes?” (pensar que cuando Ruckauf distribuyó en la provincia zapatillas firmadas por él creíamos haberlo visto todo). Cuarto milagro: sincronizaron su agenda con la agenda de la gente. Ahora, Insaurralde y Scioli peregrinan por los medios contando cómo avanza el armado de las policías municipales (hasta que Massa no le

apoyó una lista propia en la cabeza y le dijo: “Quedate quietita y dame 3 millones de votos”, Cristina creía que la inseguridad era una sensación). Quinto milagro: modificaron su discurso “progre” acerca de que el delito se combate básicamente cambiando los indicadores sociales. Mientras que en su primera aparición pública luego de la derrota, la Presidenta había hablado despectivamente de “camaritas” en referencia al caballito de batalla del intendente de Tigre, hoy Scioli e Insaurralde no dejan de mencionar cuántas instalaron (el Gobierno se apropió del discurso de las cámaras más rápido que del papa Francisco). Pero cuando este redactor se ilusionaba con que el sentido de supervivencia de la Presidenta había superado su narcisismo, las noticias lo ad-

virtieron de una recaída: en un acto realizado en Berazategui, mientras se escribía esta columna, la Presidenta trazó un paralelismo entre las “balas de plomo” que derrocaron a Perón y las “balas de tinta” que amenazan a “gobiernos populares” e intentan “implantar ideas extranjeras”. ¿Y ahora cómo explicar la mirada amena a cámara, los invitados a TN, el amago de racionalidad y el contacto con la Tierra?

Recuerda este periodista cuando Diana Conti dijo en la sección “Políticos en terapia” de este diario: “El proyecto kirchnerista es intransigente respecto de sus paradigmas. O sea, preferimos perder una elección a transigir”. Diana Conti, guiñando un ojo, hoy nos estaría diciendo: “Se ilusionaron con el veranito de San Juan. Y nosotros somos Santa Rosa”. ß

Twitter @diegosehinkman