El pronto regreso a la escuela

7 ago. 2014 - cruzan solos la frontera. México-Estados Unidos sin la compañía de un adulto, los desplazados, los perseguidos y atrapados en los conflictos.
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2 EL PREGONERO

AGOSTO 7, 2014

LA ENSEÑANZA DE CRISTO

Cardenal Donald Wuerl Arzobispo de Washington

El pronto regreso a la escuela

E

l pronto regreso de los jóvenes a la escuela marca el comienzo de otro año académico, el final de las vacaciones de verano, y el inicio en serio de lo que podría llamarse el año "pastoral" de actividad, ocasión que aprovecho también para enviar una carta a nuestros estudiantes, maestros, administradores escolares, párrocos y benefactores de la educación católica. Parte de esa carta incluyo en este artículo que creo que ustedes podrían encontrar interesante. La Arquidiócesis de Washington tiene una historia larga y llena de fe de difundir la Buena Nueva –el Evangelio–. Integral a ese ministerio es la educación católica, en particular nuestras escuelas católicas. En el corazón de nuestro mensaje está la Palabra de Dios. Ella constituye el contenido de la proclamación de la Iglesia. A medida que nuestras escuelas católicas locales abren sus puertas a un año más de excelente educación académica, llena de fe, es un placer para mí dar la bienvenida de nuevo a nuestros estudiantes, maestros y administradores. Más de 27.000 jóvenes están regresando a las aulas, donde encuentran un entorno enriquecedor que les sostiene a través de los desafíos de hoy y les prepara para la vida de mañana. Este año escolar comenzará en medio de la celebración del 75 º aniversario de la Arquidiócesis de Washington. Al reflexionar sobre nuestra herencia católica durante este jubileo, reconocemos que nuestros esfuerzos educativos están construidos sobre el trabajo de base realizado primero por Santa Elizabeth Ann Seton y otras mujeres religiosas que establecieron las primeras escuelas católicas en nuestra parte del mundo, y por mis predecesores arzobispos, cada uno de los cuales hizo de la educación católica una prioridad.

EL PREGONERO www.elpreg.org FUNDADO POR EL CENTRO CATÓLICO HISPANO - 1977 700 Roeder Road, Silver Spring, Maryland 20910 P.O. Box 4464, Washington, D.C. 20017 Publicado por Carroll Publishing Co.

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VBD

¿Qué hizo que esas buenas hermanas y pastores, esas mujeres y hombres dedicados a Dios, realizaran esto? ¿Por qué ellos trabajaron tan duro por la educación católica? Ellos hicieron esto por la misma razón por la que tenemos nuestras escuelas hoy en día –para proporcionar a los jóvenes un encuentro con Cristo y prepararlos para crecer de tal manera que cualquiera que sea su vocación en la vida, también se darán cuenta de que pueden compartir la maravillosa tarea de la construcción del reino de Dios. Todos estos esfuerzos están destinados a enseñarles sobre la verdad liberadora y el amor salvador que es Cristo y su Evange-

der más acerca de los muchos frutos de la educación católica en la arquidiócesis, me complace compartir con ustedes un informe reciente, Impacto Católico 2014, que está disponible en nuestro sitio web arquidiocesano (www.adw.org/catholicimpact). Nuestras escuelas ayudan a hacer un mundo mejor. Sin embargo, al mirar hacia atrás nuestros logros, también miramos hacia el futuro y tratamos de identificar áreas de mejoramiento continuo, de modo que trabajando en conjunto, la educación católica florecerá para las generaciones venideras. Siguiendo las recomendaciones de

“Compartimos algo que nadie más puede hacer: Compartimos la historia de Jesús” lio para que puedan trabajar por el bien común y la renovación del orden temporal. En resumen, la gente que construyó nuestro sistema de escuelas católicas y los que le dan vida hoy fueron y son evangelizadores– evangelizando a los demás para que ellos, los evangelizados, puedan ir y hacer lo mismo, pasando la llama de la verdad, la caridad, la bondad, la justicia, la paz y la solidaridad de uno a otro. Podemos estar orgullosos de nuestras escuelas católicas. Son lugares especiales en los que, más allá de simplemente impartir información o proporcionar capacitación en habilidades de trabajo, los estudiantes se nutren con la luz de la fe y por lo tanto se preparan para vivir una vida más plena y verdaderamente feliz. Con el fin de que ustedes puedan apren-

nuestro recién concluido Sínodo Arquidiocesano, los estatutos han sido promulgados para guiar y gobernar nuestros esfuerzos educativos en esta arquidiócesis. Estas directivas, que se pueden encontrar en www.adw.org/synod/, están diseñadas para preservar y promover la identidad católica, la excelencia académica, la asequibilidad y la accesibilidad de nuestras escuelas católicas, así como para asegurarse de que los maestros y catequistas reciban la formación y los recursos que necesitan (Estatutos 24, 35-36, 38-39). Los miembros del Sínodo exhortaron a toda nuestra comunidad a unirse en apoyo de las familias que buscan una educación católica para sus hijos. En 2014, la Fundación de Educación Católica

de la arquidiócesis otorgó $5.7 millones en ayuda de matrícula a familias de bajos y medianos ingresos. Además, la arquidiócesis ha iniciado un esfuerzo colaborativo de recaudación de fondos de $10 millones de dólares con la escuela secundaria Don Bosco Cristo Rey, el Programa Corporativo de Trabajo y estudio de la escuela secundaria Arzobispo Carroll, el Consorcio de Academias Católicas y la Fundación de Educación Católica. Juntos esperamos ser capaces de proporcionar una mayor ayuda para matrícula, ofreciendo a más jóvenes una educación católica y una oportunidad para prosperar. Sin embargo, este año, las necesidades de matrícula de las familias son de nuevo muy superiores a lo que nosotros somos capaces de ofrecer. Por lo tanto, es crucial que todos mostremos apoyo a modelos alternativos de financiación, como las asociaciones con empresas y comunidades, el Programa de Becas de Oportunidad del DC y los créditos fiscales de matrícula en Maryland. Al momento de iniciar este camino lo hacemos con fe, con reconocimiento de lo que somos como familia de Dios y nuestra necesidad de colaboración y apoyo mutuo. Recurrimos también a la oración pidiendo que el don del Espíritu de Dios nos ilumine y nos sostenga, nos guíe y nos mantenga siempre al tanto de la señal de su presencia con nosotros. A todos aquellos que ayudan a hacer nuestro ministerio educativo posible, incluyendo a maestros, administradores, párrocos, padres y benefactores, les digo gracias. Mirando adelante hacia este próximo año escolar, debemos hacerlo con la esperanza, la confianza y el entusiasmo de saber que nuestras escuelas católicas aportan, a aquellos a quienes enseñamos, algo que nadie más puede hacer: Compartimos la historia de Jesús.

Director: Rafael Roncal » [email protected] » 202-281-2442 Subdirector Miguel Vivanco Redacción Andrea Acosta

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Miembro de Catholic Press Assoc. MDDC Press Assoc., Asociación Nacional de Publicaciones Hispanas.

AGOSTO 7, 2014

EL PREGONERO 3

REFLEXIONES

COLUMNA DEL EDITOR

No basta el sentido de pertenencia

El cristiano tiene que caminar E

C

iudad del Vaticano (VIS).– La unidad en la diversidad y la petición de perdón por la incomprensión de algunos católicos hacia los hermanos pentecostales caracterizaron el reciente discurso del papa Francisco pronunciado en la Iglesia pentecostal de la Reconciliación en Caserta durante el encuentro con su amigo el pastor Giovanni Traettino. El Papa parafraseó a Traettino quien dijo que el centro de nuestra vida era estar en presencia de Jesús y caminar en presencia de Jesús. Francisco recordó que ''caminar'' fue el primer mandato que Dios dio a su pueblo representado por Abraham: “Ve, camina en mi presencia y se irreprensible” y añadió : “No entiendo al cristiano que no camina. No entiendo a un cristiano quieto. El cristiano tiene que caminar, porque lo que está quieto, lo que no se mueve, se corrompe como el agua quieta que es la primera que se pudre. Pero hay cristianos que confunden el caminar con el dar vueltas. No son caminantes, son errabundos y van por aquí y por allá en la vida. Les falta la parresía, la audacia de seguir adelante; les falta la esperanza”. Citó la historia de Jacob que manda en época de carestía a sus once hijos –diez de los cuales habían vendido a su hermano José– a comprar comida en Egipto y allí encuentran de nuevo a su hermano, convertido en consejero del faraón. “Cuando caminamos en presencia de Dios, encontramos la hermandad, aseveró el Papa. En cambio, cuando nos quedamos quietos, empezamos a mirarnos unos a otros y se abre otro camino, muy feo, el de las habladurías. Así empezaron, desde el primer momento las divisiones en la Iglesia. Y el Espíritu Santo no crea divisiones. Ya desde el primer momento de la comunidad cristiana hubo esta tentación: “Yo soy de este, yo de este otro. No. Yo soy la iglesia, tú eres la secta”. “El Espíritu Santo -puntualizó- crea la 'diversidad' en la Iglesia, una diversidad, rica y hermosa. Pero, al mismo tiempo, el Espíritu Santo crea la unidad y así la Iglesia es una en la diversidad. Y para emplear una bella frase de un evangélico que me gusta mucho,una ‘diversidad reconciliada’ por el Espíritu Santo, que crea las dos cosas: la diversidad de carismas y después la armonía de los carismas”. Para dar una imagen de cómo sería la unidad en la Iglesia, Francisco desechó la forma de la esfera “donde todos los puntos son equidistantes del centro, todos iguales” porque la esfera es uniforme y “el Espíritu Santo no crea uniformidad”. Pensemos, en cambio -sugirió- en el poliedro: es una unidad, pero con todas las partes diversas; cada una con su peculiaridad, su carisma. Esa es la unidad en la diversidad. Y en este camino, nosotros, los cristianos, hacemos lo que llamamos con el nombre teológico de ecumenismo: intentamos que la diversidad esté más armonizada por el Espíritu Santo y se convierta en unidad: intentamos caminar en presencia de Dios para ser irreprensibles.

Papa Francisco El pastor Traettino se había referido también a la Encarnación de Jesús y el Santo Padre refrendó que “la Encarnación del Verbo es el fundamento: es Jesucristo. Dios es hombre, Hijo de Dios e Hijo del hombre, verdadero Dios y verdadero hombre. Así lo entendieron los primeros cristianos que tuvieron que luchar tanto para mantener esta verdad. ¡El misterio de la carne de Jesús! ¡Yo amo al pobre, a la viuda, al esclavo, al que está en la cárcel, amo a todos ellos porque estas personas que sufren son la carne de Cristo. No se puede predicar un evangelio puramente intelectual: el Evangelio es verdad pero es también amor y es también belleza. Esta es la alegría del Evangelio. En este camino -subrayó- hemos hecho tantas veces lo mismo que los hermanos de José, cuando los celos y la envidia nos han dividido. Esa triste historia en que el Evangelio, para algunos, se vivía como una verdad y no se daban cuenta de que detrás de esa actitud había cosas feas, cosas que no eran del Señor, una fea tentación de división. Esa historia triste cuando se hacía lo mismo que los hermanos de José: la denuncia, las leyes de esta gente: “Es contra la pureza de la raza”. Y esas leyes fueron ratificadas también por los bautizados. Algunos de los cuales hicieron esas leyes y algunos persiguieron y denunciaron a los hermanos pentecostales porque eran ‘entusiastas’, casi ‘locos’, que destruían la raza. Yo soy el pastor de los católicos: os pido perdón por esto. Os pido perdón por los hermanos y hermanas cristianos que no entendieron y fueron tentados por el demonio e hicieron lo mismo que los hermanos de José. Pido al Señor que nos dé la gracia de reconocer y de perdonar. Francisco reiteró que compartía las palabras pronunciadas por su amigo Traettino: “La verdad es un encuentro. Un encuentro entre personas. La verdad no se fabrica en un laboratorio, se construye con la vida, buscando a Jesús para encontrarlo. Pero el misterio más hermoso y grande es que cuando encontramos a Jesús nos damos cuenta de que Él ya nos estaba buscando, que nos ha encontrado antes porque llega siempre antes que nosotros. En español me gusta decir que el Señor nos primerea: es decir, nos precede, nos espera. Y de ese encuentro que transforma viene todo. Este es el camino de la santidad cristiana: buscar cada día a Jesús para encontrarlo y cada día dejarse buscar y encontrar por Jesús. Nosotros estamos en este camino de la unidad, entre hermanos”, concluyó.

“Hay cristianos que confunden el caminar con dar vueltas... les falta la parresía, la audacia de seguir adelante; les falta la esperanza”.

n la Copa Mundial de Fútbol 2014, realizado en Brasil, al inicio de los partidos jugados entre las selecciones nacionales participantes, presenciamos un significativo ritual: la interpretación de los himnos nacionales de los jugadores quienes a viva voz cantaban sus respectivos himnos con un contagiante orgullo por los colores de su camiseta. Un sentimiento al que es difícil sustraerse. Más allá del protocolo, ese ritual, tácitamente, es una arenga para dar lo mejor de sí en el terreno de juego. Mas, tiene también un inequívoco sentido de pertenencia a los colores nacionales de la camiseta que les identifica y distingue unos de otros, amén de hermanarlos en una sana e intensa competencia. Ese sentir explica la pasión con se vive el fútbol y el por qué de las explosiones de alegría por el triunfo o la tristeza y desazón por la derrota. Esa pasión mundial que el futbol despierta quizá solo sea comparable con nuestra pasión de vivir, lo que hace de él un vibrante e intenso deporte de multitudes que sufren y gozan con el fútbol, un magnífico deporte colectivo que se mimetiza de manera singular con nuestra cotidianeidad, con nuestra manera de vivir que nos permite comprender de una manera simple y ‘tangible’ la importancia de aprender a trabajar en equipo, con principios e ideas firmes, para tener una selección amalgamada y disciplinada que sumados a la habilidad y la alegría de ‘jugar’ nos permita hacer realidad nuestros más caros anhelos. La selección alemana, actual campeona del mundo, tiene ahora cocida en su camiseta nacional y clavada en el corazón de sus coterráneos el tetracampeonato conseguido por el esfuerzo de una selección que sí quiso y pudo merced a la disciplina y la constancia. Ellos demostraron que para tener una selección competitiva no basta solo ‘el sentido de pertenencia’, sino virtuosismo, preparación y disciplina de la que hicieron gala y que alcanza a nuestra vida personal o profesional, donde no solo basta, por ejemplo, tener la experiencia o la capacidad profesional para desempeñarse en un cargo, hace falta también saber trabajar en equipo, tener disciplina y constancia para poder coronar con éxito todo lo que emprendamos. En un partido de fútbol, como en la vida,

Rafael Roncal paradójicamente, no siempre gana el más virtuoso, ergo, no basta ser el mejor. Es vital, pues, saber trabajar mancomunadamente y ser disciplinado, sin dejar espacio a la improvisación. Lo demás viene por añadidura. Solo basta recordar la gran lección del Mundial Corea-Japón 2002 cuando el entonces también entrenador brasileño Felipão resumió sus sentimientos, minutos después de haber obtenido el pentacampeonato, cuando -con la emoción contenida- dijo: “Podemos si queremos y somos disciplinados”. Lección que olvidaron en el 2014. Los alemanes nos recordaron nuevamente que la vida es como el fútbol: el modo como nos adaptemos a las situaciones o realidades e incorporemos de manera ecléctica lo bueno que encontremos en los demás u otras sociedades, sin perder nuestra identidad, en esa magnitud seremos competitivos y nuestros éxitos serán mayores. Sin restarle mérito al actual entrenador alemán Joachim Löw, asistente de Jürgen Klinsmann en la Copa Mundial 2006, recordemos que fue Klinsmann quien inició entonces la revolución que hoy cosecha con sus éxitos el equipo alemán gracias a su juego disciplinado que se refleja en el virtuosismo y la eficiencia de su accionar, la mayor de sus virtudes que se traduce en resultados concretos: el ‘hambre de gol’. Un hambre proverbial que debe ser para nosotros ese hambre de mejorar, de crecer y de continuar batallando en los frentes que ‘juguemos’, podremos o no conseguir lo que buscamos o deseamos, mas lo que realmente cuenta y marca la diferencia es no amilanarse ante la adversidad, ni ante al adversario, por el contrario, jugar sin complejos con plena conciencia de nuestra valía y de lo que somos capaces de hacer cuando las circunstancias lo apremian y el rival lo exige, amén de continuar trabajando con tesón en la brega.

2 EL PREGONERO

AGOSTO 21, 2014

LA ENSEÑANZA DE CRISTO

Cardenal Donald Wuerl Arzobispo de Washington

Inicio de clases 2014-15 Queridos amigos, A medida que nuestras escuelas católicas locales abren sus puertas a un año más de excelente educación académica, llena de fe, es un placer para mí dar la bienvenida de nuevo a nuestros estudiantes, maestros y administradores. Más de 27.000 jóvenes están regresando a las aulas, donde encuentran un entorno enriquecedor que los sostiene a través de los desafíos de hoy y los prepara para la vida de mañana. Este año escolar comienza en medio de la celebración del 75 º aniversario de la Arquidiócesis de Washington. Al reflexionar sobre nuestra herencia católica durante este jubileo, reconocemos que nuestros esfuerzos educativos están construidos sobre las bases colocadas inicialmente por Santa Elizabeth Ann Seton y otros religiosos y religiosas que establecieron las primeras escuelas católicas en nuestra parte del mundo, y por mis predecesores arzobispos, cada uno de los cuales hizo de la educación católica una prioridad. Podemos estar orgullosos de nuestras escuelas católicas. Son lugares especiales en los que, más allá de simplemente impartir información o proporcionar capacitación en habilidades laborales, los estudiantes se nutren con la luz de la fe y por lo tanto se preparan para vivir una vida más plena y verdaderamente feliz. Con el fin de que ustedes puedan aprender más acerca de los muchos frutos de la educación católica en la arquidiócesis, me complace compartir con ustedes un informe reciente, Impacto Católico 2014, que está

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Maestros de las escuelas católicas de la Arquidiócesis de Washington participan en la misa de inicio de clases del Año Académico 2014-2015, realizado el lunes 18 de agosto en la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción. El celebrante y homilista de la misa fue el obispo auxiliar Barry C. Knestout, con la participación de los sacerdotes de la arquidiócesis.

disponible en nuestro sitio web arquidiocesano: www.adw.org/catholicimpact. Nuestras escuelas ayudan a hacer un mundo mejor. También miramos hacia el futuro y tratamos de identificar las áreas de mejoramiento continuo, de modo que trabajando en conjunto, la educación católica flore-

cerá para las generaciones venideras. Siguiendo las recomendaciones de nuestro recién concluido Sínodo Arquidiocesano, los estatutos han sido promulgados para guiar y gobernar nuestros esfuerzos educativos en esta arquidiócesis. Estas directivas, que se pueden encontrar en www.adw.org/synod/, están

diseñadas para preservar y promover la identidad católica, la excelencia académica, la asequibilidad y la accesibilidad de nuestras escuelas católicas, así como para asegurarse de que los maestros y catequistas reciban la formación y los recursos que necesitan (Estatutos 24, 35-36, 38-39). Sin embargo, este año, las necesidades de matrícula de las familias son de nuevo muy superiores a lo que nosotros somos capaces de ofrecer. Por lo tanto, es crucial que todos mostremos apoyo a modelos alternativos de financiación, como las asociaciones con empresas y comunidades, el Programa de Becas de Oportunidad del DC y los créditos fiscales de matrícula en Maryland. A todos los que ayudan para hacer nuestro ministerio de educación posible, incluyendo a maestros, administradores, párrocos, padres y benefactores, les digo gracias. Mirando hacia adelante, hacia este próximo año escolar, debemos hacerlo con la esperanza, la confianza y el entusiasmo de saber que nuestras escuelas católicas aportan, a aquellos a quienes enseñamos, algo que nadie más puede hacer: Compartimos la historia de Jesús. Que este nuevo año académico sea verdaderamente para todos nuestros estudiantes un momento de crecimiento y bendición espiritual. Con mis mejores deseos, me suscribo Fielmente en Cristo,

Arzobispo de Washington

Director: Rafael Roncal » [email protected] » 202-281-2442 Subdirector Miguel Vivanco Redacción Andrea Acosta

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AGOSTO 21, 2014

EL PREGONERO 3

REFLEXIONES

COLUMNA DEL EDITOR

‘Detener sí, bombardear no’

I

nmediatamente después de su llegada a Roma, a su regreso de su tercer viaje apostólico, el papa Francisco se dirigió a la Basílica Santa María Mayor con un ramo de flores que le entregó en Seúl una niña coreana. En el avión el Obispo de Roma habló con los periodistas de los momentos más importantes de este viaje, de las emociones vividas y de los diversos encuentros, de la actualidad internacional desde Irak a Oriente Medio. El pensamiento sobre el pueblo coreano abre y cierra sustancialmente el diálogo articulado en 16 preguntas que el Papa respondió a los periodistas*. Fue la actualidad internacional la que irrumpió entre los argumentos. Especialmente Irak: “Estoy dispuesto a ir”, reveló Francisco, “pero en este momento no es lo mejor para hacer”, después afirmó: “Es lícito frenar al agresor injusto”, frenar, “no digo bombardear”, aclara, y por lo tanto evaluar los medios con los cuales hacerlo. “Detener al agresor es justo y lícito. Pero tenemos que tener memoria de todas las veces que con esta excusa de detener al agresor las potencias se han apropiado de los pueblos y han hecho ¡una verdadera guerra de conquista! Una sola nación no puede juzgar cómo se detiene esto, cómo se detiene a un agresor injusto”. Luego habló de la guerra en Oriente Medio. Le preguntan si fue inútil la oración y el ayuno con Abu Mazen y Peres, en el Vaticano. El Obispo de Roma respondió que aquella iniciativa “nacida de hombres que creen en Dios, no ha sido un fracaso absoluto, porque sin oración no hay negociación ni diálogo”, explicó. “Ha sido un paso fundamental en cuanto a la actitud humana. Creo que la puerta fue abierta: Ahora el humo de las bombas, de las guerras no dejan ver la puerta, pero la puerta ha quedado abierta desde aquel momento. Yo creo en Dios y creo que el Señor mira aquella puerta y a cuantos rezan y a cuantos piden que Él nos ayude”. Las emociones experimentadas, que encuentran muchos testimonios de sufrimiento en Corea, son ocasión para que el Papa hable de los efectos de la guerra. En el abrazo con las mujeres ancianas que sobrevivieron a la deportación en la Segunda Guerra mundial, Francisco manifiesta haber visto el dolor de todo el pueblo coreano, dividido, humillado, invadido y, sin embargo, fuerte en su dignidad. De aquí parte el llamado al mundo: “Debemos detenernos a pensar un poco en el nivel de crueldad al que hemos llegado” y después, palabras

Solo no eres nadie, es preciso que otro te nombre

L Papa Francisco duras sobre la tortura usada en los procesos judiciarios y de inteligencia: “La tortura es un pecado contra la humanidad, es un delito contra la humanidad y a los católicos yo les digo: ¡Torturar una persona es pecado mortal, es pecado grave!. Pero es más: es un pecado contra la humanidad”. Después el pensamiento del Papa regresa sobre la disponibilidad al diálogo con el pueblo chino, definido “bello, noble y sabio”. “La Santa Sede tiene abiertos los contactos”, dijo Francisco, quien reveló su deseo de viajar a China.También le hacen una pregunta sobre el proceso de beatificación del arzobispo de San Salvador, monseñor Oscar Arnulfo Romero. “Está desbloqueado” –explica el Papa–, y expresa el deseo de que ahora todo se aclare para este “hombre de Dios” y se proceda con prontitud. Después, las infaltables preguntas sobre los viajes previstos para el 2015: es segura la etapa en Filadelfia, EEUU, para el encuentro mundial de las familias, a la que se podría agregar New York y Washington, DC. Es probable después el viaje a México, pero no es seguro, como también España. Finalmente, tantas curiosidades de los periodistas sobre la vida privada: la vida “normal” en Santa Marta, las vacaciones caracterizadas por un “ritmo distinto” de vida, con más lectura, más descanso, música. También la relación con Benedicto XVI fue tema de la conferencia: Es una relación “fraternal” hecha de intercambio continuo de opiniones. La elección que hace hoy un Papa emérito “abre una puerta”, afirma Francisco, una “puerta que es institucional, non excepcional: porque nuestra vida se alarga y a una cierta edad no está la capacidad de gobernar bien, porque el cuerpo se cansa… la salud quizá es buena pero no hay capacidad para llevar adelante los problemas de un gobierno como el de la Iglesia. Quizá algún teólogo me dirá que esto es injusto. Los siglos dirán si es justo o no. Veremos. Pero yo haría lo mismo”.

En el 2015, Francisco tiene previsto visitar Filadelfia y, posiblemente, Nueva York y Washington, DC, para el encuentro mundial de las familias.

*El servicio es de Gabriela Ceraso

a marginación, cruda realidad de nuestro tiempo, aumenta y son cada vez más los que no están integrados al “sistema”: los millones de indocumentados, los niños que cruzan solos la frontera México-Estados Unidos sin la compañía de un adulto, los desplazados, los perseguidos y atrapados en los conflictos que asolan el Medio Oriente y otras partes del planeta. Ellos son legión, no la excepción de la norma. Resulta patético que –en pleno siglo XXI, en el seno dizque de una sociedad más ‘civilizada’– los que no están integrados a la legalidad “sobren” y sean, por ello, perseguidos, deportados o, en casos extremos, eliminados. Estar de más, “sobrar”, implica, pues, sin mayores ambages, estar fuera de la ley. En ese contexto, insoslayables preguntas flotan en el ambiente: ¿Puede, realmente, alguien “sobrar”? ¿Pueden los marginados, los pobres, ser poblaciones excedentes, como la llaman los técnicos y economistas? Ergo, a juzgar por la cruel realidad, todos los que nacen y se crían en lugares donde cunde la violencia y la pobreza corren el inminente riesgo de quedar fuera de la ley. En la praxis, la marginación se ha convertido en la simple y llana negación de la imagen del otro, del que nos es diferente y ajeno. A propósito de esa realidad, el papa Francisco, en su reciente viaje pastoral a Corea, lanzó a los jóvenes asiáticos un prístino reto: “Juventud de Asia, despierta”. Ese reto bien podríamos hacerlo extensivo a nuestros jóvenes, en un ahora que nos conmina a asumir la responsabilidad y tarea de participar plenamente en la vida de nuestra sociedad, sin miedo, con entereza y fe profunda de hacer honor a todo “lo bello, noble y verdadero que hay en nuestras culturas y tradi-

Rafael Roncal ciones”, con la plena fe y certeza de que en ese “caminar” iremos compartiendo y perfeccionando nuestro patrimonio: el sentido de familia y solidaridad con nuestro prójimo, con los marginados quienes son parte indisoluble del “sistema”. Un reto, un llamado a ser ese fermento en la masa que nos motiva a asumir las circunstancias –nuestras circunstancias– de nuestro tiempo. La palabra “juventud” nos refiere al natural optimismo, la energía y la buena voluntad, que caracteriza a los jóvenes, nos habla de ese inestimable patrimonio que es sinónimo de esperanza y entrega a las causas nobles, al amor que sabe sacrificarse para enfrentar obstáculos y hacer realidad sus más caros anhelos. La juventud es, en ese sentido, un don divino hecha para el heroísmo, para trascender, en la carrera o camino que se elija, sin olvidar que no estamos solos, que también están presentes personas anónimas, en ciudadades anónimas, que claman ayuda, que piden una oportunidad de levantarse para seguir adelante y construir su propia andadura. La palabra “despierta” nos habla, en cambio, de la tarea y de la responsabilidad de estar vigilantes, de no dormirnos en nuestros laureles, de levantarnos, si cayéramos, y de seguir adelante, sin prisa y sin pausa, con la certeza –parafraseando a Bertold Brecht– de que solos no somos nadie, es preciso que otro nos nombre.

2 EL PREGONERO

SEPTIEMBRE 4, 2014

PUNTO DE VISTA

Mons. John Enzler Presidente de Caridades Católicas

Fe en acción Nuestros niños están en la frontera

M

e encantan los niños. La gente me llama “padre” y no soy un padre de familia, mas mi corazón se desgarra cuando veo las imágenes de niños y jóvenes haciendo el largo y peligroso recorrido para cruzar la frontera sur. Es difícil imaginar la violencia y la desesperación que lleva a una familia a enviar a sus hijos al norte con la esperanza de que vayan a un lugar seguro y a una vida mejor. También es difícil ver la hostilidad, el miedo y la ira que hemos visto dirigidas a estos niños y adolescentes. Aquí, en Washington, DC, lo mencionado puede ser visto como un tema político. Pero, yo lo veo diferente: como una prueba para nuestra nación y una manera de medir nuestra fe. Es también un tema de política y actitudes, sobre todo como una cuestión de vida o muerte, de hacer lo correcto o lo equivocado. Estamos hablando de jóvenes que huyen de la violencia, las pandillas, el hambre y las privaciones porque sus vidas están en riesgo. Trágicamente, algunos no llegan a buen puerto porque son asesinados antes de salir o mueren en el camino. Podemos estar en desacuerdo sobre cuál es la mejor manera de responder a esta emergencia humanitaria, pero lo que no podemos es descargar nuestro enojo y temor en quienes no pueden hablar por sí mismos. La manera como respondamos es una medida moral de quiénes somos como pueblo. El papa Francisco nos ha desafiado a abordar esta “emergencia humanitaria”, refiriéndose a “decenas de miles de niños que emigran solos, sin acompañantes, para escapar de la pobreza y

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la violencia... los inmigrantes de Centroamérica y México que cruzan la frontera con Estados Unidos bajo condiciones extremas”. Él dijo, "como primera medida urgente, que esos menores sean acogidos y protegidos. Sin embargo, esas medidas no serán suficientes, sino son acompañadas de políticas informativas sobre los peligros de semejante travesía y, sobre todo, que se promueva el desarrollo en sus países de origen”. En ese sentido hizo un llamado a toda la comunidad internacional a adoptar “nuevas formas de migración legal y segura”. Las causas de esta crisis son complejas, incluyendo las terribles condiciones que se viven en sus países y que obligan a la gente a huir y los factores que en nuestra sociedad alientan a la gente a buscar trabajo, seguridad y reunirse con su familia. Este círculo se inicia con la violencia y la desesperación, el crimen y la corrupción en América Central. Otros factores son la desinformación, la distorsión y la violación de nuestras leyes y la terrible explotación y avaricia de los "coyotes" y los traficantes que hacen dinero con la miseria humana. Nuestro país también es responsable. ¿Quién compra la droga de los carteles y vende las armas a las pandillas? Dependemos del trabajo de los inmigrantes para colectar y servir nuestras comidas, limpiar nuestras oficinas y muchas otras tareas difíciles relativas a la actividad económica. Trabajan como obreros en compañías de construcción, como periodistas en nuestros periódicos y como médicos sanan a los enfermos. La economía de Washington, DC, podría paralizarse y nuestra nación se vería menguada sin el arduo trabajo y la

vital contribución de los inmigrantes. Este desastre humanitario es otro signo de un sistema de inmigración destrozado que perjudica a los inmigrantes, a los contribuyentes, a los trabajadores y, en general, a toda nuestra nación. Lamentablemente, esta situación ha hecho retroceder la tan necesitada reforma migratoria. Espero que nuestros líderes tomen decisiones valientes adoptando una reforma efectiva e integral para abordar esta crisis y reparar nuestro fallido sistema de inmigración. No podemos evitar o postergar la búsqueda de mejores políticas para proteger la dignidad y la vida humana, respetar el estado de derecho y el papel de la familia, mejorar los trabajos y los salarios, asegurar nuestras fronteras y honrar nuestra historia como nación de inmigrantes. Muchos de nosotros somos descendientes de personas que vinieron a este país buscando seguridad y oportunidades. Muchos eran jóvenes; y algunos eran “ilegales”. Nuestro país se ha enriquecido por generaciones de inmigrantes, incluyendo esta nueva generación. La Estatua de la Libertad dice: “Dadme vuestros seres pobres y cansados. Dadme esas masas ansiosas de ser libres”. Los niños en la frontera son hoy "los cansados, los pobres... anhelando ser libres”. En Caridades Católicas, los inmigrantes no son problemas o cuestiones; tienen nombres, rostros e historias. En nuestras consultas semanales veo muchas caras nuevas en nuestra sala de espera. Me pregunto sobre los trágicos acontecimientos de que muchas de esas familias fueron testigos, mientras es-

peran pacientemente hablar con un abogado. Vemos también su valentía, esfuerzo, fe y determinación. Si tú les conocieras, les admirarías y les ayudarías. Ofrecemos ayuda a los católicos de la Arquidiócesis de Washington para conocer y ayudar a nuestros nuevos vecinos, para dar la bienvenida a Cristo, “acogiendo al forastero” (Mat. 25). La historia de María es un buen ejemplo de las dificultades que estos niños sufren ahora en El Salvador, Honduras y Guatemala. Ella creció en un ambiente de violencia doméstica abuso y pandillas en El Salvador. Su padre golpeaba a su madre. Como precaución, su madre dejó a María bajo el cuidado de su abuela. Desafortunadamente, esto no impidió que su padre abusara sexualmente de María. La policía en El Salvador simplemente no cumplió con la orden de restricción que la madre de María obtuvo contra el padre. Además, María vivía con el constate temor de las pandillas que amenazó a ella y su hermana si la familia no pagaba el dinero de protección. En estas circunstancias, María y su hermana se vieron forzadas a huir a Estados Unidos. María tenía sólo 12 años cuando empezó su viaje hacia el norte. En el evangelio de Marcos, Jesús dijo a sus discípulos... y a nosotros: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado”. Nuestra respuesta a estos niños en nuestra frontera está probando nuestra fe. Esto no es sólo quiénes son y dónde vienen, sino quiénes somos y si vivimos a plenitud las mejores tradiciones de nuestra nación y el llamado de nuestra fe.

Director: Rafael Roncal » [email protected] » 202-281-2442 Subdirector Miguel Vivanco Redacción Andrea Acosta

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SEPTIEMBRE 4, 2014

EL PREGONERO 3

REFLEXIONES

COLUMNA DEL EDITOR

Es triste encontrar cristianos aguados

C

iudad del Vaticano, (VIS).- A mediodía, del 31 de agosto, el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y comentó el evangelio de ese día que narra, cómo Jesús reaccionó después de haber verificado que Pedro y los otros once habían creído en Él como Mesías e Hijo de Dios. Comenzó a explicarles que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho, ser asesinado y resucitar al tercer día. Se trata –dijo el Papa- de un momento crítico en que emerge el contraste entre el modo de pensar de Jesús y el de los discípulos. Hasta Pedro siente el deber de regañar al Maestro, porque no puede atribuir al Mesías un final tan innoble. Entonces Jesús, a su vez, regaña duramente a Pedro, lo “endereza” porque no piensa “según Dios, sino según los hombres” y sin darse cuenta actúa como Satanás, el tentador. Es un tema sobre el que, en la liturgia dominical, insiste también el apóstol Pablo, en su Carta a los Romanos cuando afirma que los cristianos no se deben conformar a este mundo, sino transformarlo para discernir la voluntad de Dios. “Efectivamente prosiguió el Papanosotros los cristianos vivimos en el mundo, insertados plenamente en la realidad social y cultural de nuestro tiempo, y es justo que sea así; pero esto lleva aparejado el peligro de que nos convirtamos en ‘mundanos’, de que ‘la sal pierda el sabor’ como diría Jesús, es decir de que el cristiano se ‘agüe’, pierda la carga de novedad que viene del Señor, del Espíritu Santo”. “En cambio debería ser al contrario: cuando en los cristianos permanece viva la fuerza del Evangelio, esa puede transformar los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes de inspiración y los mo-delos de vida”,

Papa Francisco subrayó Francisco citando las palabras de Pablo VI. “¡Es triste encontrar cristianos ‘aguados’, como puede serlo el vino y no saber si son cristianos o mundanos, como el ‘vino aguado’ que no se sabe si es vino o agua! Es triste encontrar cristianos que ya no son la sal de la tierra... porque se han entregado al espíritu del mundo, es decir, se han convertidos en mundanos.” Por eso es necesario renovarse continuamente nutriéndose de la linfa del Evangelio... leyendo y meditando el Evangelio todos los días, así la Palabra de Jesús estará siempre presente en nuestra vida, afirmó el Pontífice, invitando de nuevo a todos a llevar siempre consigo un evangelio en el bolsillo, en la cartera y leer todos los días un pasaje. La renovación también viene de la participación en la misa dominical, “donde encontramos al Señor en la comunidad, escuchando su Palabra y recibiendo la Eucaristía que nos une a Él y entre nosotros, así como de las jornadas de retiro y de ejercicios espirituales”. “Gracias a estos dones del Señor -concluyópodemos conformarnos a Cristo y no al mundo, y seguirlo en su camino, el camino de ‘perder la propia vida’ para encontrarla, para ofrecerla por amor, en el amor y esto comporta el sacrificio, la cruz para recibirla nuevamente purificada, liberada del egoísmo y de la hipoteca de la muerte, llena de eternidad.”

“Es triste encontrar cristianos que ya no son la sal de la tierra... porque se han entregado al espíritu del mundo, es decir, se han convertidos en mundanos.”

No basta salir del paso

E

n una reciente conversación familiar con jóvenes intercambiamos pareceres sobre el por qué no se abordan e identifican los temas y problemas comunes que les aquejan en los quehaceres cotidianos que comparten en el hogar y, en ciertas circunstancias, con los demás miembros de la familia extendida, ergo tíos, tías, primos y primas. Su primera reacción – previsible, hasta cierto punto– fue defender sus fueros para justificar su individualismo y la poca paciencia que muestran para escuchar y propiciar el diálogo: “Con fulano y mengano no se puede contar. Con zutano y perencejo, peor aún, ellos solo se preocupan de sí mismos y mantienen una actitud pasiva rayana con lo indecible”. A decir verdad, solo coincidieron en precisar que cada uno tiene un parecer distinto que hace difícil el diálogo dejando entrever, sin precisarlo con claridad, que nadie se decide a tomar la iniciativa porque están a la espera de que otros asuman la responsabilidad de los problemas que también les atañen y competen en gran medida. Los jóvenes son extremadamente perceptivos y saben identificar los problemas, sus problemas, el quid reside en decidir las medidas que tomarán para resolverlos y cómo cada uno de ellos puede ayudar en esa tarea. En otras palabras, es necesario inducirles a que tomen la iniciativa de asumir el liderazgo en la resolución de los impases propios de cualquier cotidianeidad. Al espetarles esa realidad se les conmina, tácitamente, a asumir responsabilidades y a aceptar como suyos los retos y tareas que implica vivir en familia, en comunidad. “Ahora que cada uno de ustedes sabe cuáles son los obstáculos y tienen plena conciencia de la importancia del diálogo, díganme ahora cómo solucionarán los problemas y cómo cada uno de ustedes ayudarán a resolverlos”. Al preguntarles de esa manera, se les pide que hagan suya esa responsabilidad y no solo se acostumbren a ‘salir del paso’. Al inicio de la conversación primó la tendencia de enfocarse y extenderse ‘solo’ en los problemas y de actuar como si ya hubieran ‘tirado la toalla’,

Rafael Roncal sin siquiera haber hecho el intento de ‘noquear’ los impasses. Mas, es vital que ellos entiendan que sus acciones, sus actos o lo que dejen de hacer, implica a priori una elección. Vale decir, que el modo como se conducen hoy implica una elección tomada, conciente o no, que no solo marca su presente inmediato, sino su futuro. Lo que hayan escogido es parte indisoluble de lo que serán. Por eso es importante motivarles a hablar y asumir el liderazgo de las responsabilidades en el seno familiar y no dejarlas a la improvisación, a salir del paso. Es una manera sencilla y efectiva de ir preparándoles para la toma de decisiones mayores en su vida profesional o en la formación de una familia. Los adultos tendemos a subestimar la prístina sabiduría de los jóvenes a quienes solemos hablarles, muchas veces, como si les diéramos clases magistrales. Sin embargo, cuando se les muestra ejemplos ‘palpables’ que bien pueden reflejarse en la experiencia de los propios padres, ellos sin mayor esfuerzo se ponen en los zapatos de sus mayores quienes son sus referentes inmediatos. Hay un hambre de imitar y seguir ejemplos. Hay un hambre de orientación, de consejo y de que se les hable con transparencia, una virtud de la juventud ajena a la pasividad-agresiva que es sinónimo de la innacción. Al final del diálogo, el más joven del grupo agradecido por el intercambio de opiniones que le permitieron SER –tomar conciencia de su presencia rodeado de los demás– y CONOCER su cotidianeidad –que no solamente es la suya– se sintió motivado a HACER, a convocar a sus pares a tomar la iniciativa del liderazgo: el compromiso de asumir responsabilidades puntuales en el seno familiar.