Dura respuesta al FMI: “La Argentina no es un equipo de fútbol”

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POLÍTICA

| Miércoles 26 de septieMbre de 2012

asamblea de las naciones unidas | día agitado en nueva york

Dura respuesta al FMI: “La Argentina no es un equipo de fútbol” Cristina Kirchner cargó contra la presidenta del organismo, que el lunes amenazó con sacar “tarjeta roja” al país por el Indec Mariano Obarrio ENVIAdo ESPECIAL

NUEVA YoRK.– La relación de la Argentina con el FMI se convirtió en un clásico partido de fútbol de mujeres. Se tiran con metáforas futboleras y se pegan a los tobillos. Al parecer, las dos Cristina han decidido jugar fuerte. La presidenta Cristina Kirchner le puso ayer, ante la asamblea general de la oNU, una nueva zancadilla a la directora del Fondo, Christine Lagarde: le dijo que la Argentina “no es un equipo de fútbol” luego de que ésta había advertido anteayer que nuestro país podría recibir “tarjeta roja” del organismo si no adecua los índices de inflación y crecimiento. Ante el recinto, la Presidenta contrapuso que “la Argentina no es un

equipo de fútbol, es un país soberano y no aceptará amenazas ni presiones”. Fiel a su impronta, dobló la apuesta: “Ya que estamos en orden de comparar fútbol con política y economía, el rol del presidente de la FIFA ha sido más satisfactorio que el rol de los directivos del Fondo”. Señaló que la FIFA organiza cada cuatro años un Mundial de fútbol exitoso, mientras que “el FMI viene tratando de organizar la economía desde la década del ‘80 y crisis tras crisis no logra hacerlo”. Allí recibió un aplauso de los presentes en un recinto raleado y con muchas bancas vacías. El Fondo reclama el saneamiento y la exposición ante auditorías de los índices de inflación y crecimiento que fueron adulterados desde 2007, una regla que deben cumplir

todos los socios del organismo para poder recibir créditos externos e inversiones en gran escala. La reacción argentina El desplante de la Presidenta sorprendió. Es que anteayer los funcionarios de ella sostenían que Lagarde había dicho en la segunda parte de su respuesta que “había avances auspiciosos” con la Argentina y que por ello confiaba en que el FMI no deba llegar a una “tarjeta roja” o “moción de censura”. Señalaban que eso marcaba el tono conciliador de la ex ministra de Finanzas de Francia. Pero los títulos de los diarios enardecieron ayer a Cristina Kirchner, que se vio obligada a responder con dureza a Lagarde. Fue el más contundente apoyo, ahora en

el plano internacional, que recibió el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, inspirador de la teoría cristinista de que “si hay que truchar, truchemos todos”, especialmente en los índices del Indec sobre inflación. “Parece que los únicos que debemos criticarnos somos los países. No he escuchado ninguna crítica en cuanto a cuáles eran las estadísticas de España, de Grecia, de Portugal, de Irlanda, de Italia, que permitieron que contrajeran deuda, que emitieran deuda sin ningún tipo de control. ¿Por qué se controlan a unos y a otros no?”, se despachó la Presidenta. “Yo quería decirle –prosiguió, como si estuviera en el atril de la Casa Rosada y no en la oNU– a la titular del FMI que esto no es un partido de fútbol, que ésta es la crisis económica y política más profunda y más grave que se tenga en cuenta desde la crisis del 30”. También señaló, respecto de la crisis mundial, que lo que “más miedo” le da es que “millones de occidentales dejen de creer en el sistema democrático como generador de soluciones”. Por otra parte, fustigó el proteccionismo que ejercen varios países centrales y que condenan a los países emergentes por defenderse de sus exportaciones. Señaló, además, que “es necesario un replanteo por lo que es una guerra comercial entre distintos países bajo actitudes proteccionistas”.ß

Disertación en Washington

Los manifestantes demandaron conferencias de prensa y el fin del cepo cambiario

Cacerolas frente al Central Park Residentes argentinos protestaron en el hotel donde se aloja la Presidenta NUEVA YoRK (de un enviado especial).– Unos mil argentinos residentes de esta ciudad y turistas que fueron avisados por sus familiares desde la Argentina se congregaron a media tarde de ayer en la puerta del hotel Mandarin, donde se aloja Cristina Kirchner, para “repudiar” sus políticas. Cantaron el Himno y batieron cacerolas pacíficamente al grito de “Ar-gen-tina”. La Presidenta terminaba a esa hora su actividad en las Naciones Unidas y entró en el hotel de incógnito, en un auto con vidrios oscuros, por una puerta lateral. La mandataria se negó a pasar entre las dos vallas que dispuso la policía de Nueva York para su seguridad. La marcha se congregó en

Columbus Circle, frente al Central Park, a las 17, pero al sumarse gente el paso para los transeúntes se complicó por lo cual la policía despejó el lugar en forma disuasiva y los manifestantes se fueron a la puerta del hotel. “Muchos viven acá pero otros están de turismo y recibieron mensajes de sus familiares desde la Argentina para que vengan”, dijo a la nacion Sabrina Lanosa, una de las organizadoras, a través de Facebook. Muchos carteles estaban en inglés. Traducidos, decían: “Cristina, arruinaste la Argentina”; “¿Fuiste capaz de comprar dólares para viajar? Yo no pude”; “mentirosa”; “korrupta” (ése era en español), entre otras decenas. Tomás Pérez Alati, un becario de derecho, adujo como motivo “la injusticia, la corrupción, la falta de división de poderes”, y agregó que se mantiene con su tarjeta de crédito porque no lo dejaron comprar

dólares. Felicitas Fuentes Benítez, también becaria, se movilizó para “apoyar a todos los argentinos que marcharon el 13 de septiembre y por la falta de libertades y la violación del derecho a la propiedad”. Hubo un cruce algo tenso entre manifestantes y un movilero del programa CQC, que formulaba preguntas tales como: “¿No cree que hay libertad de prensa?; ¿no está diciendo lo que quiere ahora?; ¿qué se siente manifestar por su país desde otro país?; ¿por qué no vive en la Argentina?”. Un hombre que no se dio a conocer filmaba todas las escenas, mientras otro, más joven y corpulento de remera marrón, barba y pelo largo, increpaba a los manifestantes con preguntas provocativas, y no encontraba eco. También buscó confrontar con los periodistas que cubrían la protesta, pero se negó a decir su nombre.ß

^b^b^ Cristina Kirchner brindará hoy su primera disertación universitaria en Washington, en donde será esperada por 200 personas, la capacidad límite del salón de la Universidad de Georgetown. “Por razones de seguridad, no pueden entrar más”, se indicó. El otro dato es que, de acuerdo con la mecánica establecida, sólo los estudiantes podrán preguntar. “Siento una enorme impotencia por no poder intervenir. Estoy inquieto por la idea de permitir la reelección. Es vital que aclare ese punto”, dijo Héctor Schamis, un profesor argentino.

Si no cambia el Indec, crecerá la pelea con el Fondo Economistas advierten que el organismo será más duro respecto de las estadísticas Martín Kanenguiser LA NACIoN

Mientras el Gobierno jura que trabajará con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar una sanción, los analistas advierten que si a fin de año no hay cambios nítidos en las estadísticas, el país podría perder acceso a préstamos de los bancos multilaterales y sumará problemas para seguir perteneciendo al G-20. después del cruce entre la jefa del FMI, Christine Lagarde, y Cristina Kirchner, en torno a una posible sanción al Gobierno, economistas consultados por la nacion indicaron que el organismo no aceptará un cambio cosmético del índice de precios al consumidor (IPC). También estimaron improbable la expulsión –sólo existe el antecedente de Checoslovaquia, en 1964, por no brindar datos confiables sobre sus reservas internacionales y su balanza de pagos–, aunque no descartaron que el Gobierno pueda dar un portazo como señal política interna. Fuentes del Palacio de Hacienda se limitaron a comentar que “se trabaja conjuntamente” con el FMI para lanzar un nuevo IPC nacional, una promesa de 2009 que aún no se cumplió. Claudio Loser, ex director del FMI para el Hemisferio occidental, dijo desde Washington: “El lenguaje de Lagarde fue inusual para un jefe del Fondo, porque dejó en claro que si la Argentina trata de esquivar una solución, la sangre va a llegar al río”. Loser, director del think tank Centennial Group, explicó: “Primero, le dirán que no puede usar la plata del FMI y eso impactará sobre los créditos del Banco Mundial y del BId, porque muchos países se sumarán al voto negativo para los créditos al país”. Luego, aclaró, “le quitarán ciertos privilegios, como el acceso a los derechos especiales de giro y la silla en el directorio para votar”. Finalmente, después de dos años, podría ocurrir la expulsión si se mantiene la dispu-

ta, una chance que Loser calificó de improbable. Eduardo Levy Yeyati, ex economista jefe del Banco Central y hoy analista del think tank Brookings Institution, estimó que en tres meses el Gobierno “le mencionará al FMI el IPC nacional previsto para 2014, prometerá avances metodológicos y hablará de independencia económica”. Sin embargo, opinó que sería mejor si “lanzara el nuevo IPC en 2013, no sin antes terminar la intervención del Indec, porque cualquier índice elaborado por las presentes autoridades carecería de credibilidad”. Ligado al oficialismo, Agustín d’Atellis, de la corriente Gran Makro, afirmó: “El Gobierno saldrá a calmar las aguas, usando como caballito de batalla la construcción conjunta del IPC a nivel nacional del Indec con la asesoría técnica del FMI”. En cuanto a una posible sanción, d’Atellis sostuvo: “No tiene implicancias en materia económica, sólo llevaría al país a perder el voto en el board del organismo, algo que tampoco sería automático, aunque generaría mucho ruido internacional”. El ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel consideró que “si la Argentina no muestra nada, puede tener problemas en el G-20, no por una expulsión, pero sí con una presión mayor para recibir dinero de los bancos multilaterales y regionales”. Y sostuvo: “Tener un nuevo IPC tendría un costo bajo en términos financieros, porque los bonos ligados a la inflación ya se licuaron y nadie mira al Indec”. En cambio, “el problema sería político”, dijo, si el Gobierno admitiera una inflación mayor al 11% proyectado para 2013, frente al 25% medido por varias provincias y las consultoras. Para su colega daniel Marx, el Gobierno “subestimó la reacción del FMI porque, aunque no expulsen al país, es complicado estar en la lista de países censurados por una cuestión reputacional”. dijo que el Gobierno, “en algún momento, resolverá el problema de las estadísticas, pero tardará, no lo hará retroactivo, y el FMI lo aceptará”. Y desestimó un portazo por voluntad propia. “Sería complicado irse del FMI y seguir perteneciendo al G-20”, concluyó.ß

EL ANÁLISIS

Una diplomacia confusa Joaquín Morales Solá —LA NACIoN—

Viene de tapa

El contexto histórico es peor aún: han pasado 18 años desde el criminal atentado a la AMIA, que dejó 86 muertos, y seis años desde que la justicia argentina pidió la captura internacional de siete funcionarios iraníes acusados de la masacre. durante los últimos años la diplomacia kirchnerista ha sido ambivalente y confusa con respecto a Irán. El año pasado, la delegación argentina no se retiró del recinto de la asamblea de la oNU cuando habló Ahmadinejad. En los años anteriores, la representación argentina había abandonado el auditorio, junto con el resto de los países occidentales, para no avalar las injuriosas palabras del líder iraní contra Israel y el pueblo judío. Las naciones occidentales no dejaron de hacerlo nunca, pero la Argentina sí. Ese cambio no se habría producido nunca si no hubiera existido algo más concreto que una propuesta de la presidenta argentina para que un tercer país juzgue a los iraníes. Éste fue el argumento que expuso el gobierno de Cristina Kirchner. Poco creíble. ¿Qué pasó entonces? En su momento, el periodista Pepe Eliaschev publicó en el diario Perfil que había existido una reunión secreta entre el canciller Héctor Timerman y los iraníes. Consignó documentos del gobierno de los ayatollahs que daban cuenta de ese encuentro. El gobierno argentino desmintió la información, pero sus pasos posteriores fueron confirmando de manera implícita aquella noticia. Algunos dirigentes kirchneristas, a su vez, no dejaron nunca de frecuentar a los iraníes y hasta de hacerse cargo de sus turbulentas posiciones internacionales. En un documento público difundido poco antes del anuncio presidencial de ayer, el presidente del bloque de diputados del radicalismo, Ricardo Gil Lavedra, señaló que con Irán “no puede haber discusiones secretas ni acuerdos espurios, alcanzados por debajo de la mesa”. deslizaba así una extendida desconfianza de la dirigencia política sobre los verdaderos tratos con el gobierno iraní. o existen conversaciones secretas

con Teherán o el gobierno argentino es de una conmovedora ingenuidad. La cancillería iraní difundió el año pasado una circular interna en la que fijó su posición sobre el reclamo argentino. dijo que no creía en la justicia argentina y que jamás entregaría a un iraní en ninguna jurisdicción del mundo. Punto final. después, pidió abrir el diálogo sobre otros temas bilaterales; ya había cerrado el de la AMIA. La Presidenta no precisó ayer si el pedido de reunión bilateral del canciller iraní contenía la aclaración sobre los temas a tratar. Sólo contó que el miércoles pasado había sucedido ese pedido de reunión. Nada más. demasiado silencio. ¿Qué es lo que se discute? En 2006, el fiscal general para el caso AMIA, Alberto Nisman, acusó al gobierno iraní y al grupo político-militar Hezbollah del atentado, y pidió la captura internacional de varios jerarcas del régimen de Irán, entre ellos un ex presidente. En 2007, Interpol ratificó las conclusiones de la justicia argentina y emitió circulares rojas para capturar a los fugitivos iraníes. Irán jamás respondió a esos pedidos de la Justicia ni a los del gobierno de los Kirchner, que fueron recurrentes desde 2007. Irán se envolvió en la retórica antisemita: dijo que el gobierno kirchnerista actuaba “bajo presión de grupos sionistas”. El presidente iraní, Ahmadinejad, es el mismo que proclamó la necesidad de destruir el Estado de Israel y que afirmó que el Holocausto no existió. desde entonces, se ha convertido en un paria en la comunidad internacional. Hace varios años que la diplomacia de muchos y poderosos países del mundo no ha logrado limitar la decisión iraní de avanzar con su proyecto nuclear hasta conseguir armas letales. Anteayer, Ahmadinejad fue despectivo e insultante en sus referencias a Israel delante de periodistas, a pesar de que el secretario general de la oNU, Ban Ki-moon, le había pedido moderación. Ahmadinejad hablará hoy ante la Asamblea General. ¿Qué hará la delegación argentina? Seguramente repetirá el gesto del año pasado. Se quedará a escuchar sus diatribas.

Es cierto que Cristina Kirchner puso énfasis ayer en señalar el déficit de justicia con el mayor atentado que sufrió la comunidad judía desde la sistemática exterminación nazi. También agregó como novedad que cualquier decisión sobre Irán la consultará con los representantes parlamentarios de otros partidos políticos. Ayer, tuvo un adelanto de lo que le dirán esos partidos en el documento de Gil Lavedra: “Cualquier diálogo con Irán debe referirse a la entrega inmediata de los funcionarios iraníes buscados por la justicia argentina”, dijo el jefe del bloque opositor. Por otro lado, el juicio en un tercer país, propuesto por la Presidenta, tiene serios obstáculos legales. Sería una cesión de la soberanía argentina, que el Poder Ejecutivo no podría decidir por sí solo. Irán ocupó la última parte de su discurso. La Presidenta dedicó la primera parte a subrayar su repudio al reciente crimen del embajador norteamericano en Libia, por parte de fanáticos, como respuesta a una supuesta película norteamericana que ofende a Mahoma. Sin embargo, Cristina Kirchner se detuvo y dio varias vueltas sobre los “errores” de las políticas occidentales en Medio oriente (aludió sin nombrarlo a Estados Unidos) y no dijo nada del fanatismo islámico, para el que ni la vida ni la muerte tienen sentido. Pocas horas antes, obama se había referido en otros términos al asesinato de su embajador. objetó la película, pero hizo una encendida defensa de la libertad de expresión. “La gente dice cosas horribles de mí y siempre voy a defender el derecho para que lo haga”, proclamó. Pocas veces obama y Cristina Kirchner fueron tan distintos como ayer. La visión del mundo y sus conflictos, la interpretación de la economía, la lealtad al principio esencial de la libertad o el significado del poder democrático. Todo entre ellos fue diferente. No es casual, entonces, que la presidenta argentina le haya tendido la mano a uno de los líderes más autoritarios, imprevisibles y ofensivos que puedan encontrarse en este mundo.ß