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Domingo 16 de noviembre de 2008
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Los secretos del expediente | Dudas sobre la escena de los homicidios
Drogaron a las víctimas del triple crimen Continuación de la Pág. 1, Col. 5 de estas pruebas, los investigadores realizaron un nuevo análisis sobre cómo fueron los últimos minutos con vida de las tres víctimas. Así, se determinó que los empresarios no habrían sido asesinados en el zanjón donde sus cuerpos fueron encontrados con 16 balazos, sino que los mataron en otro lugar y luego los llevaron hasta el zanjón donde los abandonaron. Un nuevo análisis de la escena del crimen estableció que, en realidad, cuando los asesinos dejaron los cadáveres, volvieron a dispararles para que pareciera que los habían asesinado allí y, de esa forma, lograr desviar la investigación. “En realidad, lo que pasó fue que en el zanjón les dispararon a los cadáveres”, expresó una importante fuente de la investigación. Estas conclusiones se contradicen con lo que dijeron los máximos responsables de la policía bonaerense horas después del hallazgo de los cuerpos, cuando sostuvieron que Forza, Ferrón y Bina fueron asesinados en el lugar donde fueron encontrados. Dicha afirmación se había fundado en que en la tierra se habían encontrado enterrados algunos de los proyectiles disparados contra las víctimas. Un mes después del hallazgo de los cuerpos, operarios de la Municipalidad de General Rodríguez desmalezaron el lugar y modificaron la escena del crimen. Con respecto a la droga encontrada en los tejidos de las víctimas, los investigadores sospechan que los asesinos los drogaron para poder controlarlos y evitar que intentaran escapar. A tres meses del hallazgo de los cuerpos de Forza, Ferrón y Bina no hay detenidos por esa investigación. Hace quince días, un nuevo fiscal se hizo cargo de la causa. Se trata de Juan Bidone, del departamento judicial de Mercedes, quien tomó una serie de medidas que, por ejemplo, permitieron encontrar el teléfono celular de Ferrón. Además, luego de repasar las declaraciones y los peritajes incorporados al expediente, decidió descartar algunas pistas y seguir nuevas hipótesis.
Rumbo a México Días antes de desaparecer, Forza y Ferrón planeaban un viaje a México, según les habían dicho a sus familiares, para cerrar un convenio comercial para representar un laboratorio de medicamentos. Como la mujer de Ferrón, Mariela Izquierdo, no quería ir, éste se comunicó con su cuñada y le dijo que convenciera a su hermana, ya que después de terminar los negocios pensaba llevarla a Acapulco. Cuatro días antes de desaparecer, Ferrón estaba nervioso. Su mujer le preguntó qué le pasaba y él respondió: “Casi le tengo que romper la cara a
Más pistas Drogados Las tres víctimas de la masacre ocurrida en General Rodríguez tenían cocaína en sangre. Fotografía Según el testigo de identidad reservada, 12 horas antes de que aparecieran los cuerpos, en el zanjón estuvo el policía Darío Atrio y se habrían tomado fotografías que aún no fueron aportadas a la Justicia.
La llamativa camioneta
Amenaza y pelea Un mexicano de nombre Rodrigo habría amenazado a Damián Ferrón, quien, cuatro días antes de desaparecer, le dijo a su mujer: “Casi le tengo que romper la cara a un mexicano”. Viaje Sebastián Forza y Ferrón planeaban viajar a México. un mexicano”. En la causa, un testigo declaró que un mexicano había amenazado a Ferrón. A partir de la declaración de un testigo de identidad reservada, el miércoles, el juez federal de Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez, que investiga a una organización de narcotraficantes mexicanos que instaló un laboratorio de metanfetaminas en Ingeniero Maschwitz, allanó una lujosa residencia en General Rodríguez. En su declaración, el testigo de identidad reservada sostuvo que en la estación de servicio de GNC situada en Liniers y Bernardo de Irigoyen vio reunirse a Bina con el jefe de calle de la comisaría de General Rodríguez, Darío Atrio, y con el dueño de la casa allanada, Hernán De Carli. También reconoció que De Carli llegó a la reunión a bordo de una camioneta Dodge Ram negra. Según el testigo, un amigo suyo, al que identificó como “Poli” Medina, que trabaja como cuidador en un quincho vecino al zanjón donde fueron encontrados los cuerpos, le dijo que la noche del crimen había visto la camioneta en la que se movilizaba el policía y la Dodge Ram negra. El testigo agregó que su amigo le había comentado que había tomado una fotografía de ambos vehículos con su teléfono celular. Cuando en el juzgado le preguntaron cómo se podía localizar a su amigo, el testigo dijo que se había marchado a Entre Ríos y aportó un número de teléfono. Hasta el momento, los investigadores no lograron encontrar a Medina y en el celular nadie responde. “Si tuviera algo que ver con el triple crimen, no habría tirado los cuerpos en su jurisdicción, estando a 100 metros de la jurisdicción de Luján. Sería como tirar los cuerpos en el patio de mi casa”, sostuvo Atrio en la indagatoria ante el juez.
La lujosa casa de la familia De Carli en General Rodríguez, allanada por la Justicia el miércoles
FOTOS DE RICARDO PRISTUPLUK
Amante del lujo y la ostentación Quién es Hernán De Carli, el empresario que convirtió un chalet en una residencia LORELEY GAFFOGLIO LA NACION “Mi hermano es un chiquilín que le encanta exhibirse y llamar la atención, pero no tiene nada que ver con el tráfico de efedrina ni con el triple crimen. Es un empresario muy hábil que ha hecho bastante dinero importando insumos informáticos desde China y comercializándolos en Miami.” El que habló, en una entrevista telefónica con LA NACION, fue Guillermo De Carli, de 43 años, uno de los hermanos de Hernán De Carli, que mañana se presentará en el Juzgado Federal de Zárate-Campana, donde se investiga la ruta de la efedrina. Guillermo De Carli comercializa y repara cortadoras de césped en el comercio Dos Tiempos, en la entrada de General Rodríguez, un modesto negocio que creó su padre Rodolfo en los años 70, cuando la familia se mudó de Palermo y se instaló en la
Extraños vuelos nocturnos en un aeródromo sin control Los vecinos de General Rodríguez aseguran oírlos despegar y aterrizar Hace ya tiempo que General Rodríguez mutó de apacible y bucólico lugar de descanso, con casasquintas de diversos tamaños y grandes clubes de polo, como Ellerstina y Centauros, a un territorio donde, según los vecinos, la ausencia de controles suscita hechos inquietantes para gran parte de sus 95.000 residentes. A la radicación de desarmaderos ilegales y robos en lujosas quintas –como los padecidos por los ex ministros Carlos Ruckauf y Raúl Granillo Ocampo, a tan sólo ocho cuadras de la mansión de la familia De Carli, allanada el miércoles pasado–, se sumaron varios decomisos de drogas y armas. Pero lo que más inquieta a los vecinos son los profusos vuelos nocturnos que, tal como aseguran, despegan sin controles ni radares, a la medianoche, del aeródromo Comodoro Ildefonso Durana. La pista de césped, de 2000 metros de largo, se encuentra dentro del Aero Country Club de General Rodríguez, un predio de 50 hectáreas, poblado por una docena de casas flanqueadas por siete hangares, con capacidad para albergar un centenar de ultralivianos y aviones pequeños, tipo Cessna. Ubicada sobre la ruta 6, la plataforma de despegue se encuentra a escasos 500 metros del zanjón donde fueron hallados los cuerpos con 16 balazos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. “Los vuelos despegan entre la medianoche y la 1.30 de la madrugada. Hay veces en que se oye decolar hasta dos vuelos por noche, pero, como no hay torres de control, nadie sabe a ciencia cierta ni quién los pilotea ni qué transportan”, dijo a LA NACION Ariel, un comerciante de la zona. Marta, otra vecina, fue taxativa: “Los vemos a los aviones a menudo
FERNANDA CORBANI
El aeródromo de General Rodríguez, sobre la ruta 6 en la oscuridad de la noche por sus luces. Ya estamos acostumbrados”. No son pocos los vecinos consultados que creen que el hallazgo de los cuerpos en ese lugar no fue obra de la casualidad. “Fue un claro mensaje mafioso. Si acá todo el mundo sabe que el espacio aéreo es un gran descontrol”, señaló otro residente, que pidió reserva de su identidad.
Estrellado A las sospechas de los lugareños las respaldan la crónica policial. En marzo de 2003, un Cessna desprovisto de asientos, que había despegado de ese mismo aeródromo de General Rodríguez, se estrelló en Cerro Largo, Uruguay, donde se encontraron seis kilos y medio de cocaína entre los hierros de la cabina. El piloto, Lucas Fernández, que alquilaba un hangar allí, salió ileso y huyó dejando
Una de las 12 cámaras
a su suerte el cargamento de droga, cuyo destino final era la localidad de Tupambaé. Durante la recorrida de LA NACION por General Rodríguez, se percibió un fuerte descontento con las autoridades municipales. Allí, ningún funcionario municipal accedió a hablar con este diario. El intendente Marcelo Coronel, ex empleado de la fábrica de La Serenísima, accedió a la intendencia en 2003. Está casado con la senadora provincial Adelma Arguissain (Frente para la Victoria), quien preside la Comisión de Seguridad del Senado bonarense. Al igual que su marido, ambos son fuertemente cuestionados por los rodriguenses desde que en 2001 la policía allanó un desarmadero ilegal, en el cual se descubrió que la propia senadora había salido como garante en el contrato de alquiler de la propiedad.
residencia allanada el miércoles pasado. Explicó que la casona es, desde 1973, propiedad de su madre, Norma Zungri, quien a su vez la heredó de su padre cuando en el predio se erguía un modesto chalet. “Con la ayuda económica de Hernán y de mi otro hermano, Marcelo, de 45 años, que desde hace más de un década reside en Madrid, en el año 2000 reformamos la casa. Mis hermanos querían una con muy buenas comodidades para mis padres y en 2003 levantamos ese alto muro y le colocamos 12 cámaras –siete son reales, las otras son carcasas–, además de un cerco eléctrico. Lo hicimos después de sufrir cuatro robos muy violentos. En el último casi matan a mi padre”, contó. Según él, la casa con seis habitaciones, quincho y pileta olímpica, no posee un sótano sino una pequeña habitación en desnivel de 4 por 3 metros, que atesora una pequeña cava –los buenos vinos son la debilidad de
su padre– y espacio donde guardar herramientas. Explicó que en 1995, Hernán y Marcelo se radicaron en Miami, donde crearon una empresa de importación y exportación de computadoras, pero que los roces entre los hermanos al tiempo disolvieron la sociedad. “Cada uno siguió con su negocio informático, pero uno en Miami y el otro en Madrid. Hernán compró una casa en Miami, que hoy está en venta por US$ 5 millones, y lo hizo con un crédito hipotecario que todavía no fue cancelado. Su intención es pagar esa deuda, volver a la Argentina y armar un nuevo negocio”, dijo. Reconoció que Marcelo fue acusado junto a otros socios de contrabando en una causa judicial en Madrid, pero aseguró que la Justicia le dictó la falta de mérito. Hernán De Carli, según voceros judiciales, habría sido investigado en una causa por contrabando de artículos informáticos desde Miami
en aviones Hércules alquilados a la Fuerza Aérea. El jefe de la organización, según la Cámara de Apelaciones en lo Penal Económico, era un Bernardo Ortiz de Latierro.
Autos de lujo Fuentes judiciales informaron a LA NACION que, en Estados Unidos, Hernán Di Carli tiene varios autos de lujo, como Ferrari, Rolls Royce y Porsche. “El servicio aduanero estadounidense lo investiga porque los movimientos financieros de sus empresas no podrían justificar su patrimonio”, agregaron los voceros. De Carli afirmó que la conducta exhibicionista de su hermano y su afán de notoriedad lo sumieron en problemas: “Esas credenciales de la DEA y de SWAT están bajadas de Internet. Mis padres le rogaban que cambiara la actitud, que no se mostrara tanto y que terminara de fantasear como agente súper secreto, pero él se reía y no hacía caso”.