Más pistas en el caso del triple crimen

18 ago. 2008 - Se ma- neja como un fantasma”, explicó a LA. NACION un investigador. El informante afirmó que Torres, también conocido con los alias de “el.
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Información general

Lunes 18 de agosto de 2008

LA NACION/Página 13

La masacre de General Rodríguez: una de las víctimas habría tenido contactos con un productor de cocaína

FOTOS DE FERNANDA CORBANI

La sede de Seacamp, la anterior droguería de Sebastián Forza

El country Pilar del Este, donde vivía Forza con su mujer y su hijo

El Club Liniers, donde se encontraron Forza y Ferrón antes de desaparecer

Más pistas en el caso del triple crimen Continuación de la Pág. 1, Col. 6

tigada en causas judiciales por presunta adulteración de medicamentos. Entre los laboratorios de cocaína en los que habría intervenido Torres, según fuentes judiciales, figura uno descubierto en abril del año pasado, en una chacra de la localidad bonaerense de Punta Indio. En ese operativo, la policía provincial se incautó de 22 kilogramos de droga de alta pureza, valuados en poco más de 250.000 dólares. También se secuestró una importante cantidad de precursores químicos, necesarios para el proceso de producción de los estupefacientes. Pero “el Bolita” Torres no pudo ser detenido. “Cuando se hizo el procedimiento, Torres ya no estaba. Se mueve muy bien y sabe cómo escaparse. Se maneja como un fantasma”, explicó a LA NACION un investigador. El informante afirmó que Torres, también conocido con los alias de “el Químico” o “el Cocinero”, mantenía un vínculo con una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez. “Después del allanamiento donde se descubrió el laboratorio de cocaína, se hicieron rastreos telefónicos. Hubo un contacto por esa vía entre el prófugo y una de las personas asesinadas en General Rodríguez”, sostuvo a LA NACION la fuente judicial consultada, que agregó que, con el descubrimiento de la cocina de droga, los narcotraficantes perdieron una importante cantidad de dinero y que ello podría haber provocado un problema interno en la banda.

Rastreos Los rastreos de los teléfonos utilizados por “el Químico” determinaron que también había estado en otros puntos de la provincia de Buenos Aires, como San Francisco Solano, Morón y Merlo, y en la frontera con Paraguay. También se investiga si utilizó una pista clandestina en el interior de la provincia de Buenos Aires para aterrizar una avioneta, agregaron los voceros judiciales consultados. En la chacra de Punta Indio donde se descubrió el laboratorio de cocaína, los investigadores también hallaron autopartes de vehículos robados. “En el lugar había un desarmadero. Encontramos enterrados cinco automóviles desarmados”, explicó el vocero. Como informó LA NACION en su edición de ayer, los investigadores del triple crimen de General Rodríguez relacionan el hecho con otros brutales homicidios ocurridos en la provincia de Buenos Aires.

Tres teorías del crimen ■

La pista colombiana: es

la que da a los investigadores del triple crimen de General Rodríguez un indicio concreto: llamadas entre Sebastián Forza y Julián Andrés Jiménez Jaramillo, único sobreviviente del ataque armado perpetrado el 24 de julio pasado en el estacionamiento de un shopping de Martínez, en el que fueron asesinados dos colombianos vinculados a los grupos de paramilitares de ese país que estarían dedicados al tráfico de estupefacientes a gran escala. ■

La pista mexicana: la posibilidad de que Forza y, quizá, las otras dos víctimas hubieran estado relacionados con la provisión de sustancias químicas capaces de ser usadas como precursores en la producción de drogas ilegales llevó a los investigadores del triple crimen a estudiar el caso de los 9 narcos mexicanos detenidos el 17 de julio en Ingeniero Maschwitz, donde tenían montado un laboratorio de producción de drogas sintéticas.

■ Los

medicamentos: Forza estaba vinculado con varias causas en las que se investigaron la adulteración de medicamentos y su venta irregular. Y hace tres meses había dicho a un periodista que había participado de la llamada “mafia de los medicamentos” y que había recibido amenazas en ese contexto.

Además del contacto telefónico que habría existido entre Forza y el colombiano Jiménez Jaramillo, los investigadores encontraron puntos en común con los asesinatos de otros dos ciudadanos colombianos, crímenes ocurridos el 3 de marzo pasado. En esa oportunidad, en La Matanza, las dos víctimas aparecieron en una camioneta Fiat Fiorino incendiada. Habían sido asesinadas a balazos y mutiladas. Una de las víctimas de Unicenter, Duque Caballero, habría sido un estrecho colaborador de Carlos Mario Jiménez, presunto líder del Cartel de la Cordillera, que en 2006 fue detenido y extraditado a los Estados Unidos. En Colombia hay una guerra para disputarse el liderazgo de la organización de narcotraficantes (sobre lo que se informa por separado).

La misión de exportar la droga hacia Europa Revelaciones de la prensa colombiana

“Estamos destrozados” Rosa Cristiano, la madre de Ferrón, aseguró ayer a LA NACION que su hijo no tenía ninguna vinculación con el narcotráfico. “Estamos destrozados. Lo que pasó fue terrible. Mi hijo era una persona que tenía una vida normal, que vendía medicamentos en obras sociales y en farmacias”, dijo Rosa Cristiano, que se mostró muy molesta con la fiscal de la causa, Ana Yacobucci. “La fiscal tuvo una actitud indiferente con los familiares de las víctimas. No hubo predisposición para buscar a mi hijo y a los otros dos hombres cuando todavía estaban vivos”, afirmó. Por medio del abogado Miguel Angel Pierri, la familia de Ferrón pedirá el apartamiento de la causa de la fiscal Yacobucci. Los familiares de Ferrón no fueron los únicos en poner en duda la tarea de la representante del Ministerio Público. El miércoles pasado, pocos minutos después de reconocer el cuerpo de su esposo, Solange Bellone, la viuda de Forza, dijo que una secretaria de Yacobucci le había dado a entender que las tres víctimas habían desaparecido “para pasar un fin de semana largo”. Ayer, la familia de Ferrón y el abogado Pierri estuvieron tratando de reconstruir la relación entre Damián y Bina. “No encontramos cuál es el vínculo que los unía. Tratamos de reconstruir los últimos cinco años, pero no hay nada. Sí sabemos que Ferrón y Forza tenían un relación comercial”, explicó Pierri. La relación entre los tres es todavía materia de investigación para la Justicia.

ARCHIVO

La chacra donde fue descubierto el laboratorio instalado por “el Bolita” Torres, hoy prófugo

LAS TRES VICTIMAS

Sebastián Forza

Damián Ferrón

Leopoldo Bina

■ Tenía 34 años. Estaba casado con Solange Bellone, que era su socia en la droguería Sanfor Salud. La pareja tiene un hijo de cuatro años.

■ Tenía 37 años, estaba casado y tenía una hija de cuatro años. Vendía medicamentos y era socio en una farmacia.

■ Tenía 35 años. Estaba casado y era padre de una niña de cuatro años.

■ Aportó 200.000 pesos a la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.

■ Había comenzado a relacionarse con Forza hacía un mes. Sus familias no se conocían entre sí.

■ Trabajaba con su padre en la publicación de una revista del sector marítimo y portuario. No tenía relación con el rubro farmacéutico.

■ Fue asesinado de siete balazos: cuatro de ellos en la cabeza y los restantes, en el tórax.

■ Fue asesinado de cinco balazos: recibió cuatro en la cabeza y uno en el pecho.

■ Lo asesinaron de cuatro disparos. Recibió tres proyectiles en la cabeza y otro en el tórax.

El Cartel de la Cordillera, de Colombia a la Argentina por la vía del narcotráfico Una organización criminal cuya lucha por la sucesión llega hasta Buenos Aires Por Leandro Uría De la Redacción de LA NACION Medellín y Buenos Aires ya no están hermanadas sólo por el tango y por el fútbol: también lo están por los tentáculos del Cartel de la Cordillera, una de las nuevas y pujantes organizaciones de narcotraficantes de Colombia. Se trata de un grupo heredero de la poderosa organización de Diego Fernández Murillo, más conocido como “Don Berna”, un narco paramilitar que asoló Medellín después de la muerte del capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, y que recientemente fue extraditado a los EE.UU. Sin el liderazgo indiscutido y atemorizante de “Don Berna”, que no sólo proporcionó información clave para matar a Escobar en 1993, sino que también echó a las FARC de la ciudad, miembros de facciones herederas como el Cartel de la Cordillera pelean entre sí por sucederlo. No sólo en Medellín, donde hace unos días fue asesinado el segundo de “Don Berna”, Antonio López (alias “Comandante Job”) en el restaurante Angus Brangus, que, justamente, sirve platos argentinos. La lucha de sucesión se trasladó también a Buenos Aires, donde los presuntos nexos entre la guerra de narcos paramilitares en Colombia y los siete asesinatos cometidos en los

últimos cuatro meses en Buenos Aires (incluyendo el triple asesinato de General Rodríguez) fueron corroborados ayer a LA NACION en Bogotá, por el experto colombiano León Valencia. “Lo que estamos viendo aquí es que, después del fracaso del acuerdo de paz del presidente [Alvaro] Uribe con los paramilitares, que terminó con la extradición de 14 jefes recluidos en las cárceles colombianas, la mayoría de los mandos medios retomaron las actividades de narcotráfico y paramilitarismo y han dado nacimiento a nuevas organizaciones”, afirmó.

ticia norteamericana, en un viaje que lo llevó finalmente a Washington. La negociación supuso la entrega de información sobre las rutas clandestinas que sigue la cocaína de Colombia para llegar a Estados Unidos, que incluyen a Buenos Aires. “Entiendo que «Rogelio» pasó por Buenos Aires y dejó allí a un grupo de lugartenientes suyos –dijo Valencia–. Luego, se fue a los Estados Unidos, entregó la información sobre los demás grupos y comenzó la guerra interna en Medellín, donde murió mucha gente de «Don Berna», y en Buenos Aires”.

Grupos paramilitares “Entre ellas, se encuentra el Cartel de la Cordillera, la Nueva Generación, las Aguilas Negras, los de Mario y los Paisas. Son los viejos grupos paramilitares con nuevos nombres y una disputa muy fuerte por el control de las rutas del narcotráfico”, añadió. Valencia explicó que hubo un primer indicio del traslado de actividades de paramilitares a la Argentina hace tres meses y medio. En ese momento, fue enviado a Buenos Aires un alto ayudante de “Don Berna”, de Carlos Mario Aguilar Echeverri, alias “Rogelio”, considerado por la policía colombiana el nuevo sucesor del capo narco paramilitar. “Rogelio” vino a Buenos Aires para iniciar aquí una negociación con la jus-

“Los antioqueños se sienten muy cómodos en Buenos Aires. No por nada, la viuda de Pablo Escobar Gaviria vive en esta ciudad desde 1995” “Medellín es la ciudad colombiana con más afinidad con Buenos Aires. Los antioqueños [de Medellín] se sienten muy cómodos allí”, añadió el analista. No por nada, la viuda y los familiares de Escobar Gaviria viven en esta ciudad desde 1995. A diferencia del Cartel de Medellín, una poderosa estructura verticalista del narcotráfico, dirigida con

puño de hierro por Escobar Gaviria, estas nuevas funcionan como redes y se dividen tareas entre sí, si es que no están enfrentadas.

Contra los Estados Unidos Por otra parte, Escobar Gaviria desafiaba a los Estados Unidos y a la elite colombiana, mientras que estas estructuras pequeñas han buscado alianzas con políticos y negocian cuando es necesario. Además, tienen una raíz política: el combate a la narcoguerrilla. Sin embargo, una vez que ayudaron a hacer retroceder a las FARC de las ciudades colombianas, explotaron el negocio del narcotráfico y del secuestro, tal como hacían sus antecesores. Tal fue el poder de “Don Berna” en Medellín, que se lo consideraba el jefe más importante de los narcos paramilitares, aun por sobre el considerado número uno de estas estructuras, Salvatore Mancuso. Incluso se lo consideraba capaz de detener el funcionamiento de las FARC con sólo dar una orden. Es que, según afirman en Colombia, “Don Berna” ganó cinco cruentas guerras: la que libró contra el Cartel de Medellín; la que libró contra las FARC; la que libró contra rebeldes de su propio grupo; la que sostuvo contra delincuentes comunes, y en la que se impuso al grupo armado irregular de un coronel, retirado del ejército apodado “OO” .

“La Argentina se está convirtiendo no sólo en un refugio para los narcos perseguidos, sino que se está llenando de narcotraficantes colombianos anónimos, que se van a vivir allá para exportar la droga a Europa.” Con esa cita, atribuida a fuentes “ de una agencia extranjera”, el diario El Tiempo, de Bogotá, dedicó una serie de investigaciones especiales a la sórdida guerra entre grupos colombianos dedicados al tráfico de estupefacientes, una lucha por el poder que estalló en Colombia luego de la extradición a los Estados Unidos, con el cargo de narcotráfico, de 15 jefes paramilitares de ese país, y que se cobró varias vidas, algunas de ellas, en Buenos Aires. El 3 de este mes, el periódico de la capital colombiana (que integra el Grupo de Diarios América, GDA, al igual que LA NACION) publicó una nota en la que revelaba un dato que, sostenía, “la policía argentina no conoce”: que Héctor Edilson Duque Ceballos, alias “Monoteto”, asesinado el 24 del mes pasado junto con Jorge Alexander Quintero Gartner en el estacionamiento de un shopping de Martínez, tenía en Buenos Aires la misión de asesinar a Carlos María Aguilar, alias “Rogelio”, jefe de la llamada “oficina de cobros de Envigado” y lugarteniente de “Don Berna”, uno de los líderes paramilitares extraditados a los Estados Unidos. Según la versión que desarrolla la nota de El Tiempo, “Monoteto”, que vivía en un lujoso departamento en Puerto Madero, por el que pagaba 3500 dólares por mes, era “el sicario que iba a eliminar a «Rogelio»”. “Aunque las autoridades colombianas aseguran que «Monoteto» recibió siete tiros en el pecho por haber traicionado a su jefe, «Macaco» [Carlos Mario Jiménez, uno de los paramilitares extraditados], la mafia dice que lo mataron por tratar de impedir que «Rogelio» se sometiera a la Justicia de los Estados Unidos”. Días antes, El Tiempo había revelado que “Rogelio” había llegado a Buenos Aires para negociar con la DEA [la agencia antinarcóticos norteamericana]”. A partir de las ejecuciones de Duque Ceballos y Quintero Gartner en Unicenter, El Tiempo dedicó casi diariamente notas relacionadas con las dos ejecuciones contra los “mandos medios” de las autodefensas colombianas. “Los organismos de inteligencia en Colombia dicen que «Monoteto» era uno de los tres hombres de confianza de «Macaco», responsables de sostener sus negocios mafiosos mientras él permanecía en la cárcel”. También que “Monoteto” y Quintero Gartner “estaban negociando propiedades en la Argentina, al igual que lo han venido haciendo otros narcos colombianos, entre ellos, «Macaco» y dos hermanos que posan de empresario del transporte aéreo”.

Jiménez Jaramillo, en foco Las notas publicadas por el diario bogoteño también hacen mención al único sobreviviente del ataque del shopping de Martínez: Julián Andrés Jiménez Jaramillo, a quien ahora se le atribuyen contactos telefónicos con el argentino Sebastián Forza, uno de los tres asesinados en General Rodríguez, ambos residentes en countries de Pilar. En la nota publicada el 3 de este mes se dice acerca de Jiménez Jaramillo que, “curiosamente, minutos después del atentado, recibió un mensaje de texto en su celular que decía: «Ya están los dos muertos. Ya salió en las noticias»”. También, que había “llamado la atención de las autoridades argentinas que, según un video de seguridad del centro comercial, Jiménez prendió y apagó varias veces las luces del vehículo donde minutos más tarde fue acribillado «Monoteto». Al parecer, les estaba señalando a los pistoleros cuál era el carro de la víctima”, dijo un investigador citado por el diario de Bogotá.