DE JUNTERAS MANERAS En mi otra vida fui profesora de Historia, pero creo que me ha servido de poco para comprender el mundo que me rodea. No voy a hablar de Grecia y de la Unión Europea, sino de otras atrocidades cotidianas, de andar por casa, a que nos tiene acostumbrados este gobierno socialista de la Junta de Andalucía. De nada me ha valido la carrera, parece que no hay mejor definición del PSOE que la que dio el gran Krahe: ni es socialista, ni obrero, sino español solamente. Fue el gobierno del PSOE, en coalición con Izquierda Unida, el que echó de la administración pública a 5000 profesores interinos, el que aumentó las horas de trabajo a los funcionarios, el que no paga la extra en Navidad ni el verano a los sustitutos... y el que presume de defender la educación pública enfrentándose a la LOMCE. La única diferencia que tienen con el PP es que este partido no tiene ningún pudor en reconocer las medidas represivas que aplica a la población y a los trabajadores. Pero en lo esencial, en la desvergüenza y en la sumisión a los dictados dictatoriales, no hay diferencia. Pues a lo que iba, el año pasado tuve un hijo y decidí dejar de trabajar para cuidarlo. Fue una decisión personal y voluntaria, en ningún momento me planteé lo que se llama ahora "conciliación", si por eso se entiende lo que está haciendo la presidenta de la Junta, ejemplo de socialista y me temo que también de feminista. Se quiere imponer el modelo de mujer embarazadísima asumiendo todas sus responsabilidades en plenitud de facultades, algo que no se corresponde con mi idea de maternidad y crianza. Pero esa es mi elección, no puedo imponérsela a los demás, pero sí puedo pretender que se me concedan las mismas ayudas que a las que deciden trabajar y con ello ganar un sueldo. Se me niega el permiso de cuatro semanas de lactancia y su correspondiente remuneración porque decido amamantarlo, es decir, decido no incorporarme a mi trabajo, precisamente por asegurar que mi hijo tenga lactancia materna exclusiva hasta los seis meses, como recomienda la Organización Mundial de la Salud. Se me niegan los 100€ que concede Hacienda a las madres trabajadoras porque decido trabajar en casa cuidando y educando a mi hijo. Y se me niega el apoyo económico de mi pareja, timada por la Consejería de Educación una vez más. Mi compañera es una de esos cinco mil interinos a los que echaron de un curso para otro. Cuando ha logrado volver a trabajar, tras aprobar unas oposiciones que aquí en Andalucía no sirven para nada porque solo cuenta el tiempo de servicio, se encuentra con que no le reconocen 15 días que trabajó para un instituto con la excusa de que depende de la Diputación de Sevilla. Una sustitución
que le ofreció la Delegación de Educación de Sevilla, según un convenio del que nadie sabía nada, hasta el momento de pagar, claro. Ahora, en virtud de esa titularidad peculiar, se niegan a reconocer esos 15 días que le hacen falta para computar los siete meses necesarios para cobrar el verano en la Junta de Andalucía. Algo que carece de respaldo legal, ya que el artículo 22 de la orden de 8 junio de 2011 solo fija periodos temporales. Pero en la consejería, donde nadie sabe nada, dicen, de castizas y junteras maneras, que eso es lo que hay. La Junta no solo ha inventado su propio sociolecto; la Junta ha creado estilo. Es inconcebible que cumpliendo las condiciones que exige la ley, se le niegue la retribución que le corresponde. Lástima que hoy en día ya hayamos perdido la capacidad de sorprendernos ante las injusticias. Total, que pese a los recortes y gracias a mis propias políticas domésticas de austeridad, me puedo permitir el lujo, que no es otra cosa, de criar a mi hijo en casa. Así que, por favor, no me cuenten tonterías paritarias con una ridícula baja maternal de 20 semanas y una política caciquil y explotadora de sus empleados.
Carmen Tejera