Cuando los cambios no esperan

origen una popular novela gráfica), que la elección de Willis como pro- tagonista es siempre un acierto y que el presupuesto de 80 millones de dólares permitió ...
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Espectáculos

Página 4/LA NACION

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Jueves 22 de octubre de 2009

CINE Fallida historia sobre un par de estafadores

Amargas postales de la vida en la gran ciudad Nicolás Tuozzo reunió un elenco de grandes nombres Buena ((( Horizontal/vertical (Argentina/2009). Dirección y guión: Nicolás Tuozzo. Con Mike Amigorena, Darío Grandinetti, Duilio Marzio, Ulises Dumont, Fernán Mirás, Rita Cortese y otros. Fotografía: Andrés Mazzón. Música: Sebastián Escofet. Presentada por Primer Plano Film Group. Hablada en español. Duración: 110 minutos. Calificación: sólo apta para menores de 16 años, con reservas.

Las ventanas de los altos edificios ciudadanos son como ojos tentadores para descubrir en cada uno de esos departamentos lo que puede ocurrir una noche cualquiera. El joven director Nicolás Tuozzo, quien en 2004 estrenó La sombra, su ópera prima, utiliza aquí su cámara para reflejar ese mundo en un plano secuencia que permite abrir lo que ocurre simultáneamente en cada uno de esos ámbitos en que seres patéticos, miserables, inmorales o trágicos están siempre dispuestos a tratar de cambiar sus destinos. Espiando en forma horizontal y

vertical, desde este microcosmos que existe entre cuatro paredes se puede vislumbrar el mundo entero. Esos departamentos están habitados por un coro heterogéneo dispuesto a hallar las soluciones más inesperadas: un anciano enamorado dispuesto a la muerte, dos adolescentes y una última prueba de amistad y un cuadripléjico que no resigna los placeres del sexo son algunos de los personajes que habitan ese edificio. Las siete historias se van entretejiendo con habilidad por esta producción que habla de una cotidianeidad a veces tremenda, otras risueña, pero siempre con el sabor amargo de la desesperanza. Un elenco de importantes nombres cubre cada uno de estos cuadros cotidianos, y lo hace con indudable calidad, ya que tanto la capacidad de Duilio Marzio como la sinceridad de Darío Grandinetti o las muy bien resueltas composiciones de Rita Cortese y Romina Yan aportan la necesaria dosis de veracidad a este coro de casi agónicos personajes.

Adolfo C. Martínez

Se pierde en vueltas de tuerca y afectaciones Regular ((

La nonagenaria Chelton es la matriarca enferma de una familia turca enfrentada con los cambios en su sociedad

Los estafadores (The Brothers Bloom, EE.UU./2008, color; hablada en inglés). Dirección y guión: Rian Johnson. Con Rachel Weisz, Adrien Brody, Mark Ruffalo, Rinko Kikuchi, Maximilian Schell. Fotografía: Steve Yedlin. Música: Nathan Johnson. Edición: Gabriel Wrye. Presenta Alfa. 109 minutos. Sólo apta para mayores de 13 años.

PRIMER PLANO FILM GROUP

Cuando los cambios no esperan La francesa Tsilla Chelton se luce en el film de la realizadora turca Yesim Ustaoglu Muy buena (((( Los tiempos de la vida (Pandora’s Box, Turquía, Francia, Alemania y Bélgica/2008). Dirección: Yesim Ustaoglu. Con Onur Ünsal, Derya Alabora, Tsilla Chelton, Ovúl Avkiran y otros. Guión: Selma Kaygusuz y Yesim Ustaoglu. Fotografía: Jaques Besse. Música: Jean-Pierre Mas. Presentada por Primer Plano Film Group. Hablada en turco. Duración: 112 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años, con reservas.

PRIMER PLANO FILM GROUP

Mike Amigorena, uno de los protagonistas del film

Como el resto de los films de la directora turca Yesim Ustaoglu, Los tiempos de la vida trata de plantear un viaje interior de una manera personal. La trama habla de alienación y de aislamiento, de individuos cuyas vidas han sido determinadas por una estéril modalidad de clase media. La película es, en definitiva, la creación

de una especie de paisaje humano universal y singular al mismo tiempo. La historia habla de una enfermedad tenebrosa: el mal de Alzheimer. La cineasta y coguionista narra con notable sensibilidad la catarsis de tres hermanos cuyas vidas torcidas hacen eclosión al juntarse para afrontar la demencia senil de su madre, que abandonó su casa con destino desconocido y a la que salen a rescatar. La realizadora afronta esta problemática con dureza, con personajes y situaciones que desprenden veracidad. Entre lo viejo y lo nuevo, entre la vida rural y urbana, entre la memoria y el olvido, evoluciona este entramado a través del magnífico trabajo de Tsilla Chelton. Con sus 90 años, la actriz francesa deslumbra a través de la sencillez de sus movimientos, de su mirada a veces penetrante, otras enturbiada por

alguna lágrima producto de ciertas memorias que acuden a su mente enferma. Ella es la encargada de recorrer el relato, de adornarlo con la sencillez de su figura menuda, con sus palabras que parecen no decir nada pero dicen mucho. El conflicto entre lo viejo y lo nuevo proporciona la fascinación de un país en transición, con sus personajes inmersos en los problemas que tienen su origen en remotas generaciones. Los tiempos de la vida, pues, queda como una brillante perla de un collar adornado por cuentas que hablan de bondad y de comprensión, del amor y de esa necesidad de ser mejor a través de la ayuda que se le puede proporcionar al prójimo. Es, sin duda, un film para ver con los ojos y emocionarse desde el alma.

Adolfo C. Martínez

Un film con algunos problemas de identidad Bruce Willis, rodeado de bellos y perfectos robots Buena ((( Identidad sustituta (Surrogates, Estados Unidos/2009). Dirección: Jonathan Mostow. Con Bruce Willis, Radha Mitchell, Rosamund Pike, Boris Kodjoe, James Francis Ginty, James Cromwell y Ving Rhames. Guión: John Brancato y Michael Ferris, basado en la novela gráfica de Robert Venditti y Brett Weldele. Fotografía: Oliver Wood. Música: Richard Marvin. Edición: Kevin Stitt. Diseño de producción: Jeff Mann. Presentada por Buena Vista International. Duración: 88 minutos. Apta para mayores de 13 años con reservas.

Difícil divertirse con una comedia de estafadores si no hay empatía con sus personajes, y menos aún si los arriesgados golpes que proyectan resultan demasiado intrincados, demasiado largos y, por lo general, más interesantes cuando se describen que cuando se concretan. No es culpa de los actores: si el film captura a ratos la atención de la platea es porque Mark Ruffalo y Adrien Brody intentan poner algún rasgo humano en criaturas que tienen poco de carne y hueso y mucho de construcción literaria y pretenciosa, y porque Rachel Weisz se divierte bastante componiendo a la extravagante y polifacética heredera que le tocó en suerte. También ayudan el marco exótico y variado en que transcurren las aventuras –las complejas estafas llevadas a cabo por los hermanos Bloom exigen saltar de país en país–; la admirable fotografía de Steve Yedlin, que sabe sacar el mejor provecho de esos escenarios, y los atractivos de la banda sonora,

sus físicos– han decidido vivir a través de sus sustitutos, robots bellos y perfectos (la película es como un desfile incesante de modelos tanto masculinos como femeninos). Así, más del 99 por ciento de la “gente” que transita por la calle no son personas, sino creaciones de una corporación tecnológica que ha alcanzado un poder económico (y político) incontenible. Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta tendencia y es así como se van conformando alrededor de un (falso) profeta (Ving Rhames) grupos neohippies que deciden rebelarse contra la dictadura de las máquinas y, por lo tanto, cada vez se producen más atentados contra estos incansables sustitutos que conllevan además un serio riesgo para sus usuarios. En medio de una profunda crisis personal y familiar por la muerte de su hijo, el agente del FBI Tom Greer (Willis) debe abandonar la comodidad de utilizar su sustituto (una idea que remite por momentos a los replicantes de Blade Runner y al trabajo sobre la realidad virtual de El vengador del futuro) y salir “en persona” a las calles atestadas de robots. Ese

Con menos de 80 minutos de narración netos (o sea, excluidos los créditos finales), este film dirigido por Jonathan Mostow (Terminator 3) propone unos cuantos temas inquietantes respecto del futuro de una sociedad de consumo obsesionada por la perfección corporal y sometida por el abuso de las nuevas tecnologías, pero con el tiempo que debe dedicarles a las escenas de acción a cargo de Bruce Willis es escaso el espacio que le queda para profundizar en esas cuestiones centrales de la ciencia ficción con escalas en las obras de Isaac Asimov o Philip K. Dick. No hay dudas de que Mostow es un correcto artesano al servicio de la industria, que los guionistas John Brancato y Michael Ferris (ligados a las dos últimas películas de la saga de TerBUENA VISTA INTERNATIONAL minator) saben cómo “sal- Willis, en acción picar” atractivos elementos futuristas (la historia tiene como re(encuentro) con toda la artificiaorigen una popular novela gráfica), lidad del mundo “real” le generará que la elección de Willis como pro- un nuevo cimbronazo emocional, tagonista es siempre un acierto y mientras debe seguir las pistas de que el presupuesto de 80 millones los sucesivos atentados. de dólares permitió una generosa La película tiene varias escenas oferta de espectaculares imágenes muy logradas y un despliegue visual generadas por computadora (CGI), a tono con el profesionalismo y la pero al mismo tiempo da la sensa- creatividad de la producción a gran ción de que el corte final de Iden- escala de Hollywood, pero extraña tidad sustituta sufrió demasiadas una mayor elaboración de ciertos amputaciones porque falta un ma- aspectos dramáticos y de articulayor desarrollo de la historia, de los ción de los personajes secundarios conflictos, de los personajes y del (como los dos principales papeles contexto social en el que transcurre, femeninos que interpretan Radha y porque las transiciones de una Mitchell y Rosamund Pike). Así, escena a otra resultan en algunos Identidad sustituta deja una sensación agridulce, ya que no se pudo casos demasiado abruptas. En un futuro no tan lejano (las aprovechar en toda su dimensión el ciudades siguen siendo bastante potencial que el proyecto tenía. reconocibles), los seres humanos –hartos de las degradaciones de Diego Batlle

ALFA

Rachel Weisz y Adrien Brody

aunque ésta sea empleada –también sucede con la luz– como efecto sorpresivo para hacer avanzar la acción espasmódicamente, a puro impacto, a pura fosforescencia.

Petulancia Lo exterior, ya se ve, ha sido muy cuidado. Lamentablemente, en el guión pasa lo mismo: la historia de los huérfanos que desde chicos han vivido de su astucia para timar al resto del planeta atiende más a la especulación formal que al contenido narrativo. Rian Johnson pone en boca de sus actores diálogos rebuscados, llenos de citas y disparados a velocidad de clip. Y la propia base del conflicto central desnuda su petulancia. Uno de los hermanos, Stephen, escribe los timos “como los rusos escribían sus novelas”; el otro, Bloom a secas, es insuperable para concretarlos. Pero un buen día se cansa de vivir en las ficciones de su hermano y quiere “vivir una vida no escrita”. Ahí entra la linda millonaria para el golpe de despedida y para el amor. Como si hubiera habido pocos, nuevos giros se acumulan sobre el final. A esa altura, quedó claro que el director quiere ser Wes Anderson. Tras tanto artificio para tapar el vacío y tanta broma sobre verdadero/falso, cabe preguntarse si Johnson mismo no será también un fraude más.

Fernando López

Sin Boogie N La crítica de Boogie, el aceitoso, el film de Gustavo Cova basado en la historieta de Roberto Fontanarrosa, no se publica hoy junto al resto de los estrenos cinematográ-

ficos de la semana, ya que la distribuidora de la película no realizó en esta ciudad una función para prensa anterior al estreno comercial. La reseña será publicada en la edición de mañana.