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Los fusilamientos del 3 de mayo GOYA
miércoles 21 de abril a las 19h. Salon de Sesiones del Ayuntamiento de Villar del Arzobispo
Presenta: Amparo Soler
miércoles 21 de abril a las 19h. Salon de Sesiones del Ayuntamiento de Villar del Arzobispo
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FICHA TÉCNICA
Los fusilamientos del 3 de mayo, Lienzo. 2,66 x 3,45, 1814, Museo del Prado, Madrid. Francisco de Goya Contexto histórico 17 de marzo de 1808. El motín de Aranjuez había logrado que dos días más tarde Manuel Godoy, primer ministro, fuera destituido, y que Carlos IV tuviera que abdicar en la figura de su hijo Fernando VII. Sin embargo, tanto el juicio de El Escorial, tres meses antes, como este motín, no eran sino el claro síntoma de la desintegración de la monarquía española, y de las tensiones social y políticas que estaba viviendo el país, ahora ya, práctica aunque extraoficialmente invadida por las tropas napoleónicas. Ante la situación en el país, Napoleón mandó convocar en Bayona al nuevo rey Fernando VII y a su padre Carlos IV. Sin embargo, ambos fueron llevados con engaños o equivocados, con la idea de que Napoleón reconocería la nueva monarquía y que se garantizaría la seguridad en territorio español. Lejos de esa idea, Bonaparte quería la Corona de España, y para ello, incluso, llegó a ofrecer el reino de Etruria y una buena renta al rey. A pesar de que se negó a aceptar, lo cierto es que Fernando VII se encontraba retenido en tierras francesas. El 30 de abril de 1808, Carlos IV y su esposa María Luisa llegan a Bayona. Quedaban pocos miembros reales ya en Madrid, cuando despertó aquel terrible día del 2 de mayo. Los madrileños se agolparon en los alrededores de la plaza de Oriente y del palacio real para evitar que se llevaran en las carrozas a los últimos miembros de la familia real. Los franceses, al mando de Murat, que había llegado un mes atrás como jefe de las tropas francesas, mandó abrir fuego para dispersar a la muchedumbre, pero ésta, lejos de amedrantarse, decidió hacer frente, y con las pocas armas de que disponían, comenzaron la lucha contra las tropas napoleónicas. Se acababa de sembrar el germen de la Guerra de la Independencia española. Poco tiempo tardó en extenderse las luchas por toda Madrid. Murat lanzó a los mamelucos y los polacos contra la multitud, y frente a ellos, se encontraron a los tres únicos mandos oficiales del ejército español que decidieron sublevarse: Daoiz, Velarde y Ruiz. Sin embargo, sin el apoyo total del ejército español, el pueblo madrileño y estos tres oficiales quedaron en clara minoría ante los franceses. En pocas horas, la rebelión quedó sofocada.Durante varias horas de aquella madrugada del día 2 al 3 de mayo, los pelotones de soldados franceses fusilaban masivamente, bajo la poca luz de las candelas, a los madrileños sublevados.
Notas sobre la obra El lienzo Los fusilamientos del 3 de mayo en la montaña del Príncipe Pío de Madrid es uno de los más altos logros de la pintura española y, probablemente, uno de los hitos también de la pintura universal. Sin duda, además de sus excelencias artísticas, puede ser considerado uno de los cuadros de temática histórica más dramáticos de toda la historia del arte. La intensa pasión que inspira la composición consiguió que este lienzo de Goya fuese más que un recordatorio de un hecho concreto, y mucho más también que una simple arenga o un manifiesto fruto del fervor patriótico del autor. El pintor, llevado por la intensidad dramática de los hechos que narra, supo expresar en toda su violencia, aunque con sobriedad y eficacia extremas, la crueldad inexorable del hombre para el hombre y a la vez su exasperado y rebelde deseo de libertad. Pero el acierto de la obra no radica sólo en su significación, sino también en su extraordinario sentido de la anticipación. En ella, Goya supo destilar lo más personal de su técnica, que desemboca en un lenguaje plástico de fuerza desconocida hasta el momento y abre las puertas (aún a principios del siglo XIX) al expresionismo más actual. Se sabe que Goya observó estos cruentos episodios desde su quinta y que tomó apuntes la misma noche en que acontecieron los hechos, de donde proviene el extraordinario realismo de su pintura y su profunda sinceridad. Así lo testimonió su criado Isidro, que dejó para la posteridad una curiosa narración de los hechos, a la vez emotiva y vibrante: "Desde esta misma ventana vio mi amo los fusilamientos con un catalejo en la mano derecha y un trabuco cargado con un puñado de balas en la izquierda. Si llegan a venir los franceses por aquí, mi amo y yo somos otros Daoiz y Velarde." Isidro contó también que al acercarse la media noche Goya le ordenó que cogiese el trabuco y le siguiese: "Fuimos a la montaña del Príncipe Pío, donde aún estaban insepultos los pobres fusilados. Era noche de luna, pero como el cielo estaba lleno de negros nubarrones tan pronto hacía claro como oscuro. Los pelos se me pusieron de punta cuando vi que mi amo, con el trabuco en una mano y la cartera en la otra, me guiaba hacia los muertos (...). Luego, sentándonos en un ribazo, a cuyo pie estaban los muertos, mi amo abrió su cartera, la colocó sobre sus rodillas y esperó a que la luna atravesase un nubarrón que la ocultaba. Bajo el ribazo revoloteaba, gruñía y jadeaba algo (...), pero mi amo seguía tan tranquilo preparando su lápiz y su cartón. Al fin la luna alumbró como si fuera de día. En medio de charcos de sangre vimos una porción de cadáveres, unos boca abajo, otros boca arriba, éste en la postura del que estando arrodillado besa la tierra, aquel con la mano levantada." De: http://www.biografiasyvidas.com
Quién presenta la obra Amparo Soler,licenciada en Geografía e Historia,imparte clases en la Escuela de Personas Adultas de El Villar en la actualidad. Con su habitual maestría y conocimiento hoy vuelve a comentarnos -lo ha hecho ya en otras ocasiones- una de las obras más significativas de la pintura española y universal, Los fusilamientos del 3 de mayo, de Francisco de Goya, obra elegida por ella misma, para disfrute de todos los asistentes.