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anhelos del alma. Este número de Familias Siglo XXI está lleno de héroes y de heroínas, la mayoría de ellos anónimos, que con sus apuestas, su valentía.
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LA felicidad es a veces una bendición, algo que sencillamente nos es dado, pero por lo general es una conquista. La cuestión es que para conquistar hay que asumir riesgos, navegar a veces por aguas desconocidas, dejar que suceda lo inesperado. En esa conquista de la felicidad seguramente habrá sufrimiento, momentos difíciles, desilusiones, caos… pero en el futuro podremos mirar hacia atrás con satisfacción porque nos hemos permitido apostar y ganar. Hay personas que tienen miedo de correr riesgos y prefieren la rutina diaria, lo seguro, lo conocido, lo que piensan que pueden controlar. Puede que estas personas no pasen por momentos difíciles ni por desilusiones y probablemente tampoco conocerán el sufrimiento, ni el caos, pero nunca sentirán la ilusión, la plenitud y la felicidad de saber que es posible cambiar lo que nos hace infelices, que es posible alcanzar los sueños y los anhelos del alma. Este número de Familias Siglo XXI está lleno de héroes y de heroínas, la mayoría de ellos anónimos, que con sus apuestas, su valentía y sus conquistas han cambiado el rumbo no sólo de sus vidas, y la de los suyos, sino la de todos aquellos que se van a beneficiar de los riesgos que ellos han asumido.

Los cuidadores y cuidadoras de personas con alguna discapacidad o enfermedad crónica, necesitan, a su vez, ser cuidados, dejarse amar, además de por lo que hacen, por lo que son y por quienes son. Ese es también un aprendizaje de vida, una gran conquista.

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Sobre la felicidad y otras cuestiones

Nuestro reconocimiento para todas aquellas familias que han apostado por la vida a pesar de las dificultades, a pesar de las circunstancias adversas, a pesar de la falta de compromiso por parte de quienes tienen en sus manos mejorar su esperanza y su calidad de vida y no lo hacen, a pesar del escaso sentido de la solidaridad de una sociedad volcada más en el bienestar de una mayoría frente a una minoría, apenas sin voz, pero con los mismos derechos. Para estas familias, para sus necesidades, sus deseos e ilusiones queremos ser un altavoz que nos haga reparar en su existencia, retadora y al mismo tiempo enriquecedora. Esperamos haberlo conseguido, por ellos y por nosotros. Marga Muñiz Ň Directora

En la búsqueda de la felicidad el amor suele ser el motor fundamental, pero cuando se ama porque se quiere hacer el bien, proteger o ayudar, estamos viendo a la otra persona sólo como el objeto de nuestro amor y a nosotros mismos como personas generosas y buenas. Con esta actitud olvidamos amarlos, además, por como son y por quienes son. Amar es sentir comunión, es decir, sentir una común unión, con la otra persona, con el otro ser, de igual a igual, de corazón a corazón, de alma a alma.

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