16 TENIS
Domingo 9 de septiembre de 2007
El US Open
Djokovic-Federer, un choque de talentos para una final de ensueño El serbio busca ratificar su ascenso meteórico; el suizo va por su cuarto título en Nueva York; en las semifinales, vencieron a Ferrer y Davydenko Por Maximiliano Boso Enviado especial
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UEVA YORK.– Si el tenis masculino resultaba hasta ahora abrumadoramente más atractivo que el femenino, la aparición fulgurante del serbio Novak Djokovic no hizo otra cosa que ofrecerle a la polarización entre Roger Federer y Rafael Nadal una alternativa enormemente enriquecedora desde lo deportivo y desde lo comercial, que hoy tendrá su bautismo en un Grand Slam. Federer Express y Nole, ambos sin ceder un set en las semifinales, serán los protagonistas de un duelo que promete repetirse varias veces, y en el capítulo de hoy estará en juego la corona del Abierto de los Estados Unidos. Ambos consiguieron el pasaje como lo indicaba la lógica, aunque eso no significa que no hayan tenido sus dificultades. En primer término, Djokovic, el número 3 del mundo, se impuso al español David Ferrer (15°) por 6-4, 6-4 y 6-3, en 2h14m de juego, mientras que Federer, máximo favorito, logró el décimo éxito en la misma cantidad de encuentros ante el ruso Nikolay Davydenko (4°) por 7-5, 6-1 y 7-5, en 2h21m. Sin Nadal, eliminado en los octavos de final, la pregunta era quién conseguiría llegar a la final contra Federer. Nadie ponía al suizo fuera de la posibilidad de luchar por su cuarta corona seguida en Flushing Meadows. Entonces, mientras el número 1 hizo su trabajo casi sin fisuras y con noches de clásica elegancia, el carismático Nole hizo funcionar su tenis sutil y su cada vez más aceitado mecanismo marketinero. Federer y Djokovic, la que hasta hace poco era la final del futuro, desde hoy será una final del presente, ratificando que lo que sucedió hace algunas semanas, en el Masters Series de Canadá, está lejos de ser un hecho aislado. Allí, el serbio logró su primer triunfo ante el suizo y se adjudicó el título, pero Federer contaba desde antes con cuatro victorias. Hoy, cada uno con su estilo, buscarán coronarse de gloria en el cemento neoyorquino. ■ Clásico. Elegante y eficaz, a los 26 años, Federer llegó hasta la final con la clase de un maestro. Aunque por otro lado, también podríamos compararlo con esos boxeadores campeones que ganan y entonces pasan a la próxima defensa de la corona. En este caso, lo de Federer es más difícil, porque para defender cada cetro tiene que pasar por varios rivales. Ayer se topó con un Davydenko que no le encuentra la vuelta al suizo, ni siquiera contando con numerosas ventajas. Roger lleva ganados 11 sets consecutivos ante el ruso, y ayer fue el colmo. Davydenko le
Djokovic, en su primera gran final; Federer quiere ganar su tercer Grand Slam en 2007
quebró el saque en el primer game al suizo, Federer se las ingenió para empezar a desequilibrar la balanza promediando el primer parcial, hasta lograr un quiebre de ventaja. Que no fue suficiente, porque el suizo tuvo problemas con el primer servicio (una efectividad del 55 por ciento). Pero a la hora de acelerar, Federer se llevó el primer set y con el envión también capturó el segundo. Davydenko no tenía reacción. Y entonces llegó ese loco tercer set, en el que el ruso estuvo tres veces con un quiebre
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finales seguidas de Grand Slam tiene Federer, desde Wimbledon 2005
// A P Y A FP
de ventaja, pero nunca los pudo confirmar, sosteniendo su propio servicio. Davydenko sólo sobrevivía gracias a las fallas de Federer con el saque. De doce games, sólo en cinco pudieron mantener el servicio y se quebraron consecutivamente entre el cuarto y el noveno. Demasiadas ventajas para no aprovecharlas, y para un Federer que, sin servicio, se apoyó en su magnífica derecha para torturar una vez más a su rival. “Fue un partido muy duro, hubo mucho viento. Fui afortunado al haberle ga-
nado hoy a Nikolay, porque él jugó bien y tuvo muchas posibilidades, pero pude sostenerme en ese tercer set y llevarme el partido”, dijo Federer, quien tendrá, probablemente, el más duro rival que puede tener en este momento sobre cemento. “Djokovic y yo fuimos los mejores de esta parte de la temporada y va a ser interesante este partido. Será muy duro para los dos”, dijo al respecto el número 1, que en caso de consagrarse campeón por cuarta vez aquí, recibirá un premio extra de un millón de dólares como ganador del US Open Series, el ciclo de torneos del verano norteamericano. De por sí, el vencedor del Abierto tiene asegurado un cheque de 1.400.000 dólares. Además, intentará igualar a Richard Sears (1881-87), William Larned (1907-11) y Bill Tilden (192025), los únicos tetracampeones aquí. ■ Moderno. Adentro de la cancha tiene una muñeca prodigiosa, que quedó reflejada con la volea de revés con la que cerró el partido. Afuera, un carisma fuera de lo común. A veces algo peligroso, como cuando imita a sus colegas: la gente adora esos momentos, pero los otros tenistas, no tanto. El público admira a Federer y quiere verlo hacer historia, pero Djokovic encaja perfectamente en el concepto de showman que manejan los norteamericanos. En su triunfo de ayer, Nole sufrió más por el calor que por la oposición que le ofreció Ferrer. Algunas pastillas y un poco de hielo alrededor del cuello lo ayudaron a paliar los más de 30 grados, que fueron aún más pesados en la mole de cemento del Arthur Ashe. Después, llegó el show de Djokovic y familia. Primero, Nole: se sacó la remera y la regaló al público; después, su papá Srdjan también se quedó con el torso desnudo, y lo siguió el grupo de serbios que estaban con él y su esposa. A pocas horas de su primera final en un Grand Slam, Djokovic (hijo) se divirtió con la prensa: “Fue increíble, estaba muy nervioso, jugué muchos partidos difíciles y muchas horas. Y hoy –por ayer– hacía mucho calor. Me tomé algunas pastillas, pero todas permitidas”, dijo con una sonrisa, antes de invitar a pelotear a John McEnroe, que lo miraba desde la cabina de transmisión de la CBS. Su papá, otra vez, no se quedó atrás. Feliz con su hijo, mientras Federer jugaba ante Davydenko, festejaba a pura cerveza en el Red Star Café, fuera del estadio. Está claro que Nole tiene a quien salir...