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parece que la parte más difícil es dirigirlo a una decisión por Cristo. ... Pidámosle al Espíritu Santo que nos indique cuando el inconverso está listo para rendir ...
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CÓMO DIRIGIR HACIA LA DECISIÓN POR CRISTO Por Dr. Gerardo Laursen Usado con permiso Muchos saben como presentar el evangelio a alguien y hasta saben como responder a las preguntas, pero parece que la parte más difícil es dirigirlo a una decisión por Cristo. Hay que “atar el nudo”. Hay que ofrecer oportunidad al oyente de invitar a Cristo a su vida. El Seminario Teológico Centroamericano en Guatemala ha gozado de proyectos sabatinos de evangelismo, planificados con anticipación, con iglesias locales. Partícipe en uno de ellos. Después de un tiempo de oración, se formaron parejas: un maestro o alumno de SETECA con un miembro de la iglesia. El pastor dibujó mapas de la vecindad, con sectores asignados por pareja. Fuimos de puerta en puerta, presentando el eterno evangelio, invitando a la gente a los servicios el día siguiente. El setecano presentaba el evangelio, y el miembro contestaba preguntas referentes a horas de servicio, nombres de líderes, etc. Eso da experiencia a los novatos. Al final de la mañana regresamos al templo para compartir gozos y pasar contactos al pastor para dar seguimiento. En una ocasión, Joel, un joven de aproximadamente 19 años, me fue asignado. En la primera puerta, una señora aceptó a Cristo. En la segunda casa, 3 niñas me escucharon por la ventana. Tenían 7 a 13 años de edad. Dos hicieron preguntas, pero una no dijo nada, aunque bien atenta. Después de presentar las Buenas Nuevas, le pregunté a ella si era tímida. Respondió “sí” moviendo la cabeza. “¿Entiendes lo que he explicado?” Le pregunté. Señaló “Sí.” ¿Te gustaría recibir a Cristo ahora mismo?” Señaló “Sí.” “¿Te gustaría repetir una oración después de mí?” Señaló “Sí.” Con eso, todas las tres niñas oraron en voz alta para recibir a Cristo. Siguiendo por la calle, Joel me preguntó: “¿Por cuántos años ha hecho una obra así?” Contesté: “Más de 20”. Pero el tiempo no es lo que cuenta. El pidió turno con la tercera puerta. Era una tiendita con solo la dueña adentro. Él presentó el evangelio y concluyó sugiriendo a la mujer que lo pensara y le agradeció por su tiempo. Y salió. El problema fue que no “ató el nudo”. Nos encontramos después con 3 niños en la calle entre 10 y 12 años, y estos tres recibieron a Cristo también, después del reto de responder. Joel quedó tan impresionado con ver fruto, que quedó convencido que el debía dedicarse a evangelizar. Ha sido el único día en mi vida en que 7 personas recibieron a Cristo en una mañana, yendo de casa en casa. Dios lo permitió para empujar a Joel a la obra. Todo eso ilustra la importancia de extender una invitación. Principios: 1. Seamos sensibles al Espíritu Santo. Pidámosle al Espíritu Santo que nos indique cuando el inconverso está listo para rendir su vida a Cristo. Tenemos pistas por observar sus respuestas, gestos, interés, si expresa comprensión, arrepentimiento (“¿Reconoce que es pecador?” “¿Está dispuesto a cambiar?”) y fe. Debe entender que es cuestión de rendirse al señorío de Cristo. 2. Motivemos una decisión. a. De otro modo no estamos evangelizando. Es importante no dejarlo indefinido, y de dar al “enfermo” la oportunidad de “sanarse” y tener una nueva vida. b. Hagámosle preguntas: ¿Qué piensa usted de eso? ¿Quisiera ahora mismo tomar una decisión?

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¿Quisiera saber como entregar su vida a Cristo? ¿Está listo para tomar la decisión más importante de su vida? c. Sugiera una oración que incluya: confesión, arrepentimiento, dependencia, deseo de entregarse al señorío de Cristo. Si se necesita más ayuda, especialmente con niños, uno puede repetir un ejemplar como de la Cruzada Estudiantil: “Señor Jesucristo: Gracias porque me amas y entiendo que te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Ocupa el trono de mi vida. Hazme la persona que tu quieres que sea. Gracias por perdonar mis pecados. Gracias por haber entrado en mi vida y por escuchar mi oración según tu promesa.” 3. Mencionemos los riesgos de posponer una decisión. a. La vida es temporal y frágil. Nadie tiene garantía de vivir un día más. Tal vez no venga otra oportunidad. b. ¡Si se espera hasta viejo para recibir a Cristo, tendrá unos 80 años de tristeza y soledad, y una semana de felicidad! Mejor conocer al Señor lo más pronto posible, y gozarse, caminando con él la vida entera. c. Explique que se puede hacer eso a solas después. 4. Tengamos gozo, cualquiera que sea la decisión de la persona. a. Por haber cumplido con el mandato. b. Porque algo fue sembrado para el futuro. En resumen, después de presentar el evangelio y observar que la persona está respondiendo, urge dar una invitación como: “¿Le gustaría recibir a Cristo ahora mismo?” “El que gana almas es sabio.” Proverbios 11:30.

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