CINCO HABITOS PARA DESARROLLAR NUESTRA VIDA DE SIERVOS Por Moisés Mejía Usado con permiso Comúnmente hablamos de ser siervos y siervas como el concepto real de ser líderes desde el punto de vista bíblico, teológico y práctico. Pero también esto demanda mucha disciplina y perseverancia en practicas espirituales que hoy por hoy escasean entre nosotros, tales como: humildad, servicio sacrificial, oración intensa, santidad y sabiduría. En base a esto, quiero proponer 5 hábitos o prácticas necesarias para la madurez de nuestro servicio como estudiantes, maestros y líderes futuros en este siglo XXI tan pluralista, hedonista y necesitado de un genuino “carácter” en la fe y praxis. I.
El hábito de la autorrealización (Juan 3:27-30) Como el ciervo que clama, que gime por las aguas, así debe ser el hijo de Dios que reconoce su necesidad espiritual constantemente. La verdadera satisfacción no es lo que tenemos, sino lo que somos delante de nuestro Hacedor. Juan el Bautista lo declaró “yo no soy el Cristo”, sino que somos enviados, comisionados y cada día hemos de venir dispuestos y disponibles a los cambios que el Espíritu quiere hacer. Nuestra genuina satisfacción es vivir al máximo conforme a la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
II.
El habito de la sabiduría (1 Corintios 2:16) Tenemos la mente de Cristo. Esto para ser sensibles y flexibles a las necesidades de otros. Para sobrevivir en el SETECA no solo necesitamos conocimiento sino discernimiento. Por cierto, uno de mis escritores favoritos en este tema, Neil Anderson, dice que el discernimiento es el don más escaso y urgido del siglo XXI. ¿Qué haría Cristo? Es una pregunta a hacernos consistentemente.
III.
El hábito de la sagacidad con el tiempo (Efesios 5:15-16) Kairos y Kronos son los conceptos del tiempo para que lo usemos sabiamente tanto de las oportunidades como los tiempos cronometrados y debemos tomar ventaja de ello. Es necesario escoger la mejor parte como prioridad. El uso del diario, de la agenda, de los calendarios (por no decir sumarios o sudarios) son no negociables para un setecano y vivir cada día como el último habiendo redimido bien el tiempo.
IV.
El hábito del silencio (Éxodo 31:17) Es tan difícil estar quietos y escuchar atentamente tanto lo que Dios nos dice como lo que el mundo necesita. Es un balance en la acción y la contemplación. La Biblia y el periódico deben ser Pan y Tortilla para cada día. Para ello necesitamos subir a nuestras montañas de oración que cada uno define como los lugares solitarios y privados para investigar, indagar e inquirir en la práctica de la presencia de Dios
V.
El habito de la santidad (Salmo 77:4) Sin santidad nadie verá al Señor. Tentaciones, pruebas y problemas nos rodean pero Dios siempre nos da la salida. Nuestro mundo interior debe estar limpio, no por nuestras fuerzas sino por la gracia de Dios. La santidad se vive cuando estamos solos, presionados y aun necesitados en lo más mínimo. Me gusta ver los parqueos o aparcamientos como se dice en España con el rótulo: RESERVADO porque así somos para Dios y el enemigo lo sabe también.
Aprovecha tu tiempo en SETECA, te recomiendo: 1. Cultivar una red de mentores o tutores que constantemente estén retroalimentándote. 2. Vivir cada día al máximo como si fuera el último pero planear y soñar hacia el 2010 o más allá. 3. Mantener la lectura de la Palabra y oración como prioridad en tus agendas y calendarios. 4. Evaluar frutos y frustraciones en base a tus motivaciones, dones y talentos. 5. Tener retiros para estar quietos y profundizar más en la meditación y en escuchar la voz de Dios. 6. Leer el periódico en intercesión y expectativa de la soberanía de Dios. 7. Integrar los estudios a la vida práctica constantemente.
CONCLUSIONES La rutina, el desánimo, la soledad y el agotamiento son peligros que acechan a una vida entregada al Reino y la gloria de Dios pero ¿por qué? Porque somos de carne y hueso, instrumentos débiles, propensos a la soberbia y orgullo pero la gracia de Dios es suficiente para renovarnos cada día y restaurarnos para hacer de nosotros una comunidad espiritual y misionera más santa, madura y sabia. Que Dios nos ayude a crecer más, como los 5 dedos de la mano, unidos e interdependientes más que nunca.
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