Cancillería: el funcionario acusado de racista fue

José Luis Acevedo, Diego Guelar y. Enrique Olivera, entre ... dro Guastavino lanzó duras adver- tencias a Uruguay por el ... Guastavino quiere sumar votos de.
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POLÍTICA

| Lunes 16 de septiembre de 2013

Cancillería: el funcionario acusado de racista fue protegido por su pareja escándalo. Paula Verónica Ferraris, secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional del ministerio, encubrió las denuncias y trabó las investigaciones contra Héctor Hugo Merlo pación Cancillería Libre lanzó la primera volanteada. Su primera línea fue “¿Quién es Héctor Hugo Merlo?”, con críticas que alcanzaban a su pareja. La DirSeg optó por radicar nuevas denuncias. Inició el expediente MRE:0050891/2012 para alertar a las autoridades del ministerio que habían detectado que Bogado había mentido al declarar que había egresado de la Escuela de Educación Media N° 8 de Lanús. Y el MRE:0139912/2012 para informarles “el daño a la propiedad e ingreso debido” de Merlo y otros tres colaboradores en el depósito y archivo de “material clasificado e informes de antecedentes personales”.

Hugo Alconada Mon LA NACION

Una alta funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores encubrió las denuncias por racismo, acoso laboral, persecución política y otros presuntos delitos e irregularidades que acumuló su pareja, también funcionario de la Cancillería, desde noviembre pasado, sin permitir que avanzaran los expedientes que se abrieron y cuyas copias obtuvo la nacion. El encubrimiento lo lideró la secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional, Paula Verónica Ferraris, que de ese modo protegió a Héctor Hugo Merlo mientras éste avanzaba sobre distintas áreas del ministerio sobre las que carecía de competencia, como las direcciones de Seguridad e Infraestructura. Desplazado Merlo sólo horas después de que la nacion revelara días atrás sus presuntas conductas delictivas, su encubrimiento continúa vigente. El sumario que ordenó iniciar el canciller Héctor Timerman quedó dentro del área que lidera la propia Ferraris, responsable máxima de controlar el presupuesto de la Cancillería y, tanto o más importante para los diplomáticos, de la junta examinadora para sus ascensos. la nacion llamó a la Cancillería desde el martes pasado para consultarle a Timerman sobre Merlo, Ferraris y los avances del sumario anunciado,, pero no obtuvo respuesta mientras trascendía el supuesto ofrecimiento de renuncia por parte de Ferraris, sin que prosperara. La protección, sin embargo, excede a Merlo, según cuatro diplomáticos, empleados y distintos documentos oficiales de la Cancillería. También beneficia a por lo menos otros dos miembros del entorno de Ferraris. Uno de ellos es Héctor Bogado, quien mintió al declarar que ha-

Merlo (abajo, izq.), al ser captado por una cámara bía cursado el bachillerato en una escuela de Lanús que, en realidad, jamás pisó. Pero lejos de ordenar una sanción y radicar una denuncia penal desde que se le informó, en noviembre, Ferraris lo reacomodó a su lado. Desde entonces, Bogado trabaja como el cafetero de Ferraris, con un salario de bolsillo de $ 8600 por mes, según consta en la liquidación de su sueldo, a la que accedió la nacion. Junto a Merlo y Bogado, el tercer funcionario al que Ferraris protege es el director general de Infraestructura de la Cancillería, Ángel Cammilleri, también bajo su órbita funcional. Ferraris y Cammilleri coincidieron en Esteban Echeverría, donde la primera se desempeñó como secretaria de Hacienda hasta 2009, y el segundo, como secretario de Obras Públicas hasta su renuncia, en julio de 2012. Cuatro meses después, el 12 de noviembre pasado, Merlo, Bogado y Cammilleri ingresaron a la Dirección de Seguridad (DirSeg) de la Cancillería y, sin tener facultades sobre esa área, ordenaron retirar bolsas de documentación sensible –parte ya triturada en pequeñas ti-

Captura de video

ras–, la propia trituradora y otros materiales. Su ingreso en la DirSeg quedó registrado por una cámara de video instalada en esa área, cuya copia también obtuvo la nacion. Expone cuando Merlo olvidó su cuaderno personal, que terminó por costarle su renuncia, dos semanas atrás. Cuatro días después, los responsables de la DirSeg presentaron una denuncia por el “registro y apoderamiento indebido” del material sensible y la “intimidación, simulando autoridad y/o representación o de una falsa orden”, lo que generó la apertura del expediente MRE:0050300/2012. Las denuncias contra Merlo comenzaron a apilarse. En una nota dirigida a Ferraris, los delegados de ATE rechazaron “la «incentivación» de la delación entre compañeros” que promovía su pareja, al igual que sus “expresiones violentas, discriminatorias y hasta xenófobas”, y el “abuso de poder y maltrato laboral”. Los trabajadores de mantenimiento le enviaron a Ferraris su propia nota, fechada el 15 de noviembre, mientras que la agru-

“Últimas consecuencias” Pese a ésos y otros expedientes y reclamos gremiales, sin embargo, Merlo continuó dentro de la Cancillería. Al punto que, semanas atrás, los delegados de ATE mantuvieron una reunión formal con Ferraris. Ausente Timerman, su jefe de Gabinete, Carlos Poffo, participó en ese encuentro. Se mantuvo callado y tomó nota de los reclamos, mientras que Ferrari reiteró su apoyo a Merlo y Bogado y, según el gremio, les retrucó que se regía por su “propia ley”. La presencia de Poffo en ese encuentro, sin embargo, abre dudas sobre la versión que brindó Timerman horas después de que la nacion revelara el avance de Merlo sobre distintas áreas de la Cancillería. Por radio, Timerman dijo que se enteró de lo que ocurría no por Poffo ni los gremios, sino “por los medios”; que lo supo “el domingo a las 8”, y que “en menos de dos horas” resolvió la salida del funcionario racista. Timerman también afirmó, por radio, que se investigaría “hasta las últimas consecuencias”. Declaró que lo ocurrido debía ser una “lección” que afirmó que pretende que “no se repita”. Ferraris quedó a cargo.ß

Merlo, el hombre en el centro de la polémica Se presentaba como “asesor” en Cancillería y era, a la vez, “consultor” en el Ministerio de Salud Hugo Merlo decía ser director de Infraestructura, “asesor en temas de personal” y hasta director de Personal de la Cancillería. Pero también se presentaba como miembro del Opus Dei y decía embolsar más de 30.000 pesos por mes. Pero eso no era todo: el polémico funcionario detallaba en un cuaderno las “áreas ha destruir” [sic] dentro del Palacio San Martín. Las mismas que luego logró desarmar, como la de Seguridad. Pero ¿quién es Merlo, que dentro

de la Cancillería se movió con absoluta impunidad durante un año? Según su propia descripción en la página de Google Plus, que abrió a mediados de 2012, Merlo es un “hombre sencillo, activo, franco, de buen humor, predispuesto al diálogo y ha la sociabisación” [sic]. Sin estudios universitarios formales, aunque invocaba un título de “psicólogo social”, indicó allí que trabajaba como “consultor” del Ministerio de Salud, con funciones de coordinador “en distintas disiplininas Médicas y Legistas” [sic]. Ese trabajo en Salud, sin embargo, coincidió en el tiempo con su trabajo en la Cancillería gracias a un contrato de la UBA y de la mano

de su pareja, la secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional, Paula Verónica Ferraris. Esos cargos simultáneos conllevaron, también, el cobro de dos salarios públicos al mismo tiempo, lo que Merlo confirmó en el cuaderno de anotaciones personales que olvidó en una oficina del Palacio San Martín y que terminó por costarle su carrera cuando lo reveló la nacion. Justo después de anotar la fecha, 27 de agosto de 2012, Merlo consignó que había pagado $ 332 de monotributo y que había dejado su factura por $ 10.800 por el salario del mes en el piso 4 del Ministerio de Salud. Esa superposición de cargos y salarios se extendió hasta su caída, se-

gún los registros de la Subsecretaría de Gestión y Empleo Público de la Jefatura de Gabinete. Allí, Merlo figura en 2013 como contratado con fondos del PNUD para un Programa de Gobernanza y Gestión de Salud con una dedicación del 100% en el Ministerio de Salud. Su contrato se encuentra vigente hasta el 31 de diciembre próximo. Pero el poder de Merlo en la Cancillería –donde utilizó una casilla oficial de correo electrónico y contó con un despacho con secretaria privada– no derivaba de su peso propio, sino del de su pareja, Ferraris, encuadrada hoy en la avanzada de La Cámpora dentro de la Cancillería.ß

en off

La trastienda de la política (y de los políticos)

Quejas en portugués. En la embajada se habla de Moreno La semana pasada hubo quejas y festejos de Brasil en la Argentina. El flamante embajador Everton Vargas realizó un gran agasajo en su residencia para festejar el 191er aniversario de la independencia del Brasil. Allí hubo una amplia presencia de diplomáticos extranjeros, dirigentes de la oposición y escasos funcionarios del Gobierno. Entre los más de 500 invitados se destacaron unos pocos oficialistas: el vicecanciller Eduardo Zuain; el secretario de Política Exterior, Pablo Grinspun, y Sergio Pérez Gunellas, jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Política Exterior de la Cancillería. La ausencia oficial es entendible: en el agasajo no faltaron duras críticas de embajadores

extranjeros y referentes de la diplomacia brasileña por las trabas a la importación que impone Guillermo Moreno. Asintieron a gusto con estas quejas en la embajada de Brasil referentes de la oposición como José Ignacio de Mendiguren, Ricardo Gil Lavedra, Julián Obiglio, José Luis Acevedo, Diego Guelar y Enrique Olivera, entre otros. Unos días más tarde, llegó a la Argentina el ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorim, que se reunió con la presidenta Cristina Kirchner en Olivos. En la amplia agenda que abordaron tocaron el tema de las trabas a la importación que sufren los empresarios de San Pablo. Al parecer, la Presidenta se comprometió a dar algunas respuestas.ß

Faltazo de Rocca. El empresario prefirió el sushi a la Presidenta

legislador era más que elocuente: estaba ofuscado porque esa misma mañana Recalde volvió a subir un escalón su pelea verbal con el radical. “Por ahora Pichetto pone la cara, pero cada vez se la hacen más difícil”, completó el experimentado peronista que apoya al Gobierno, pero está muy molesto con la soberbia de algunos funcionarios.

Cambió el cordero braseado en su jugo, con papa aplatada y cebollines quemados por una tabla de sushi. El empresario Paolo Rocca, dueño de Techint, pegó el faltazo el miércoles pasado a la cena que encabezó la presidenta Cristina Kirchner en Tecnópolis, por el Día de la Industria. A pesar de que estaba en el país, Rocca prefirió ausentarse del festejo oficialista, que tuvo menos presencia de los hombres de negocios más importantes de la Argentina que en otros agasajos de este tipo. El hombre fuerte de la multinacional Techint cambió a la jefa del Estado por un abundante sushi en el restaurante del Jardín Japonés. A la misma hora que Cristina daba su discurso, Rocca disfrutaba de una tranquila cena en la calurosa noche del miércoles, de cara a los jardines.

Recalde. Pichetto, el “tío” que paga lo que rompe el sobrino No se trata de Héctor Cámpora, sino de otro “tío”, uno más contemporáneo. Es que ése es el mote que se ganó Miguel Pichetto, jefe del bloque de senadores kirchnerista, después de las dos semanas consecutivas en las que tuvo que salir a defender al presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, luego de que el funcionario de La Cámpora se puso en contra a toda la bancada radical al calificar de “zángano” al senador jujeño Gerardo Morales. “Parece que Pichetto es el tío que tiene que pagar los platos que rompe el sobrino”, comentó un kirchnerista al término de la sesión del jueves último, en la que, por tercera vez en 15 días, el rionegrino debió salir en defensa de Recalde. El tono del

Botnia. Mujica dice que hacen campaña con la pastera Se lo pudo ver en la Casa Rosada con el gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, y con un tono de campaña electoral a tono con el 43% que sacó en las primarias. El senador y candidato a la reelección por el Frente para la Victoria Pedro Guastavino lanzó duras advertencias a Uruguay por el eventual anuncio de la pastera UPM (ex Botnia) de aumentar su producción. El legislador entrerriano dijo que la Argentina recurriría nuevamente a la Corte de La Haya en caso de que Uruguay avale unilateralmente el aumento de la producción de celulosa en el río Uruguay. La respuesta no tardó en llegar y fue el propio presidente José Mujica quien descalificó la embestida de Guastavino: “Es un amigo, pero está en campaña”, dijo en referencia al legislador. Cerca del presidente uruguayo dijeron que en el gobierno de Mujica están convencidos de que Guastavino quiere sumar votos de los asambleístas de Gualeguaychú y que recurrirá para ello a cualquier estrategia, aunque el plan sea incluso levantar otro conflicto con Montevideo. No sólo eso: instarán en lo inmediato a Urribarri y a Guastavino a que la Argentina muestre los estudios de impacto ambiental que confirman que la pastera no contaminó el río, como dicen los ambientalistas.