Busnelli y Carnaghi, dos actores enormes al servicio de un éxito

el Gauchito Gil, las aparecidas, los mortos qui parlan y diversas clases de brujerías, como los conjuros de amarre para unir amorosamente a dos personas. a ...
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espectáculos

| Miércoles 19 de dicieMbre de 2012

Busnelli y Carnaghi, dos actores enormes al servicio de un éxito DespeDiDa. A puro talento, los intérpretes dieron vida a dos personajes (Danna y Elías) que supieron

traspasar los estereotipos de la familia judía y convertirse en otro gran puntal de Graduados

Viene de tapa

al terminar esa primera grabación, uno de ellos dijo: “Se armó la familia”. “Era cierto, en esa primera pasada algo había tomado forma. ahora, después de tanto tiempo, debo reconocer que me siento muy afortunada de formar parte de esta familia”, apunta Busnelli. Ella es la que en todos estos meses dio vida a esta idishe mame que traspasó la barrera de los lugares comunes. los mismos estereotipos que, cuando Graduados era un proyecto, a ella le generaron infinidad de dudas antes de aceptar su papel. roberto Carnaghi fue el último en sumarse al clan Godzzer. “Esto va a pegar”, le dijo a Busnelli apenas leyó los primeros 10 capítulos. Ella es la que llega al bar del canal en donde se hace la entrevista con coquetos ruleros y se sienta frente él, quien ya no tendrá que hacerse la permanente para dar el look de Elías. En aquellos primeros días, Hendler le confesó a Carnaghi que Elías era igual a su padre. a él eso le gustó. Hoy, se lo dicen todos, y eso le sigue gustando. a Busnelli le pasa lo mismo. Su Danna es tan madraza que los procesos de identificación se entablaron con naturalidad superando cuestiones culturales y religiosas. El primer capítulo de Graduados se emitió a mediados de marzo. Hace mucho. De todo este andar, casi caprichosamente, podría haber dos escenas que sintetizan el trabajo de estas dos personas hermosas y actores tremendos. por ejemplo, en la que Elías se entera de que ese pibe que conocía de hacía un tiempo (Gastón Soffritti) era su nieto. la escena dura casi dos minutos (1 minuto 50, para ser precisos). Transcurre en la habitación de andy con música de Cat Stevens de fondo (“padre e hijo”, obvio). Es puro trabajo actoral, de cámaras y autoral. no hay con qué darle: emociona. “Me hablaron tanto de esa escena..., sin embargo yo no la vi esa noche. En verdad, no me veo nunca lo que hago en televisión porque me desagrado. recién la vi el otro día, en el programa de Gerardo rozín. Creo que está bien, pero le falta algo... Emocionó y cumplió su función, pero si tuviera que hacerla en teatro sería otra cosa...”, se entusiasma, imaginado variaciones y matices. Ese intenso encuentro entre padre e hijo en el marco de un vínculo distante, como es el de estos dos personajes, es un tema que los entusiasma, que se nota que tienen hablado. Esas charlas colaterales del elenco sobre cada situación deben ser una de las claves para entender el éxito de esta serie que concluye hoy porque, como sabemos, todo tiene un final. Que se logre ese entusiasmo en medio de una tira diaria (“un sistema de producción un tanto contra natura para el actor”, Busnelli dixit) es un dato para no dejar pasar. Contrapunto Si aquella escena entre Carnaghi y Hendler desbordaba emotividad, cuando Danna tuvo una parálisis facial allí Busnelli logró escenas brillantes de potente comicidad. Esa marcación figuraba en el texto escrito por los guionistas, Ernesto Korovsky y equipo. Claro que esa

Nancy Duplaá y Daniel Hendler, la pareja central de la tira de Underground

fotos: telefé

26,4 puntos De rating

En su antepenúltimo capítulo, el lunes, Graduados fue lo más visto del día y tuvo la audiencia más alta de los últimos tres meses. Como ya es una costumbre, le sacó más de dos puntos de ventaja a la semifinal del “Bailando” en ShowMatch (24,1)

La familia Godzzer, en pleno

Un final que ya genera Una identificación un poco de nostalgia que llegó a ser adictiva testimonio Verónica Pagés

la naCion

C

asi como en cualquier telenovela, uno sabe el final desde el primer día, pero sin embargo se queda ahí, palpitando los avances y retrocesos de la historia de amor en cuestión. En ese transcurrir se justifica el todo; son esas historias (y sus nudos) las que provocan que uno quiera volver a sentarse frente al televisor a pesar de las larguísimas tandas publicitarias o el lento pero irremediable atraso en el horario de finalización (lo que provocó infinitas peleas con mis hijos, que al otro día iban a la escuela; peleas que fui perdiendo una a una). Se sabe que loli y andy van a tener su happy ending, pero retuercen la panza los nervios de estos últimos días con el bendito viaje de ella. ¿Se va? ¿Se va sola? ¿Justo ahora se tiene que ir, que todo está llegando a buen puerto? ¿no puede ir a reencontrarse consigo misma pero con él? preguntas que nos hacemos todos en casa y casi que le

gritamos a la pantalla (bueno... yo; mis hijos se portan bastante mejor, salvo que entre en juego alguna versión del pichila dance). pero no sólo la historia central es la que nos tiene tomados. Tomemos a pablo y patricia/Jimena. ¿Justo ahora que ella se está volviendo un ser querible –humano de verdad–, él se pone loco con su identidad? ¿Justo ahora que milagrosamente todos les perdonan las perrerías y podrían ser felices para siempre? Graduados logró no sólo asistencia perfecta de mi familia (y de muchas más) frente al televisor, sino que hasta uno dejara de lado algunas correcciones políticas admitidas sólo frente a las pasiones de una ficción en la que es fácil, facilísimo, tomar partido. así, buenos finales se esperan (a puro deseo nomás) para esta noche: loli y andy viajando por américa latina, Jimena y pablo reencontrándose; Vicky y Tuca, a full; augusto y Vero limando asperezas; los knishes de Danna, un éxito al estilo de MacCan; Martín y luna; Walter y.... En fin, besos de todo tipo y color para este final que ya crea un poco de nostalgia.ß

el análisis Marcelo Stiletano la naCion

E

l sábado 17 de noviembre, en la antesala de los premios Tato, Juan leyrado le dejó al autor de estas líneas la mejor ilustración del éxito de Graduados: “Siento que mi familia no se da cuenta de mi llegada cada vez que vuelvo a casa a la noche después de grabar. Tan pendientes y concentrados están todos con la historia que me siguen más en la tele que en persona”, comentó el actor, entre risueño y asombrado. la síntesis no podría ser mejor, porque explica a la perfección cómo el televidente promedio de Graduados (un televidente que aparece representado en múltiples niveles de edad, género, formación y gustos televisivos) pasó rápidamente de espectador a adicto. Sólo de este modo se explican los éxitos televisivos que trascienden lo que ocurre en la pantalla: quienes lo miran se sienten al mismo tiempo parte de la historia. por más artificial e

idealizado que resulte todo lo que se cuenta (al fin y al cabo se trata de otra ficción), el seguidor de Graduados termina tamizando todo lo visto desde su propia conciencia. así, su compromiso con el ciclo resulta todavía mayor. Cuando Graduados se convierta en historia, será recordado por indiscutibles méritos televisivos (naturalidad, equilibrio entre comedia y melodrama, alto nivel interpretativo, espesor en los personajes centrales), pero por sobre todo quedará en la memoria como la ficción argentina con mayor poder de empatía de los últimos tiempos. Con habilidad, Sebastián ortega y los suyos fortalecieron esa identificación provocando al rescate de algunas situaciones idílicas de otros tiempos para la identidad colectiva, que alcanzaron su clímax en la exitosa fiesta retro de Costa Salguero. Ese juego de reminiscencias tiene un límite: el abuso de las menciones publicitarias incorporadas de prepo al relato y en boca de los propios personajes. nostalgia y celebración derrotadas por los chivos promocionales. ß

mañana, en su casa, comenzó a buscar matices. al piso llegó con unos lentes de contacto que aportaban a su rostro cierto endurecimiento gestual. las cejas se las pintaron bien arriba para dar la idea de un asombro permanente y los labios los pintaron bien grandes para dar la idea de un colágeno furioso. “Ese combo, y una manera de hablar determinada, permitió la proyección –cuenta ella–. Yo me divertí mucho. Claro que también me hicieron falta escenas de mayor desgarramiento, porque Danna está en carne viva.” para sostener a esta familia que ocupa (casi, ocupó) un lugar secundario en la trama hay otro núcleo en cuestión: todos los que están dando vueltas por el piso que no tienen nombres famosos ni nada de eso. Veamos: un hincha de Vélez microfonista, una peinadora militante del spray y el peine, otro que habla con un tal Hugo mientras hace chistes y así las cosas. Unas 12 personas, más los que deben estar en el control, parecen ser los técnicos/artesanos/ manipuladores que hacen posible grabar una de las 23 escenas que tiene (o tenía) cada capítulo. “Todos los integrantes del elenco podrán ser excelentes actores y buena gente y no ocurrir lo que sucedió acá: que se dé entre todos una muy armoniosa relación. Eso es vital. Yo veo el programa porque me dan ganas de ver el laburo del resto de mis compañeros. ¿Entendés? Eso, te lo aseguro, no me pasa siempre. En general me gusta ver mi trabajo. Te digo más: si en una escena estás vos y yo, yo a vos ni te miro. Es así, ¡me pasa!, ¿qué le voy a hacer?, pero no con Graduados”, suelta con una honestidad brutal la Busnelli. Hay otra tópico que asoma mientras el libreto de la escena 6 del capítulo 171 va tomando forma: el “factor” nancy Duplaá. “nancy es distendida, generosa. Con paola Barrientos, que es como de otro mundo, armaron una relación de enorme confraternidad. Y eso, siendo ella la cabeza del elenco, marca diferencias. Diría que actitudes como la de ella son sanadoras para el ambiente de la televisión. Y aunque estemos vendiendo una cosa tipo Walt Disney, la producción también ha sido muy amable con todos nosotros”. Si Duplaá es la cara visible de toda esta historia ideada por Sebastián ortega, Julia Freid, por ejemplo, no lo es. Ella es la directora de arte de Graduados. “Julia armó una casa judía en su totalidad. Hasta en el baño hay detalles que nunca se vieron. Es impresionante. Hay mucha sintonía entre producción, arte, vestuario, equipo autoral. maquillaje, técnica, dirección y hasta, incluso, prensa. Entonces, chapeau todos”, apunta la madraza de este mundo. “Y hay que reconocer otra cosa: en estos meses los que verdaderamente estuvieron internados acá fueron los técnicos”, reconoce quien le dio vida a ese padre dependiente del control remoto. Todo este mundo hoy, acá, en Martínez, ya debe estar desarmándose. Bastante antes de la gran despedida en el teatro Gran rex (se verá esta noche, desde las 21.30) se habló de hacer una película, o temporada de verano en Mar del plata, o una segunda parte. nada de eso. “Del éxito hay que salir, hay que salir. Graduados fue una excepción y hay que cuidarlo”, dice, muy segura, la gran Mirta Busnelli. “Hay que salir, tiene razón Mirta. El primer año de Gasoleros fue maravilloso y el segundo fue imbancable; todo lo que se había ganado se perdió. acá hubiera pasado lo mismo”, agrega el gran roberto Garnaghi. así es que Graduados tiene un final. Y así es que estos dos actores de esencia teatral esta noche se subirán a un gran escenario para decirle adiós al éxito de la TV de 2012.ß

Fenómenos inexplicables a la vera del camino estreno. La miniserie Ruta misteriosa, que estrena la TV Pública esta noche, es un thriller con elementos paranormales

tomados de mitos y leyendas tradicionales de nuestro país, con Vanesa González como investigadora sui generis Laura Ventura para la naCion

Hay un género poco común en la TV argentina: aquel que se adentra en fenómenos paranormales. Desde hoy, a las 22.30, por Canal 7, podrá verse la miniserie Ruta misteriosa, que tendrá como verdaderos protagonistas a sucesos extraños, ajenos a una explicación racional. Esta ficción hunde su misterio en mitos populares arraigados en nuestra cultura: “Hay gente que cree tanto en algunas historias que se terminan haciendo carne. Eso es lo fantástico”, opina Gustavo Cornillon, su guionista.

Ruta misteriosa sigue de cerca los pasos de una valiente y joven heroína, Ñata (Vanesa González), que trabaja en el turno noche de una estación de servicio al costado de la ruta. Hay un universo de criaturas que recorren esta historia: el comisario (Manuel Vicente), el compañero de Ñata (Ezequiel Díaz), el dueño de la estación (lorenzo Quinteros), el hombre más poderoso del lugar (Héctor Bidonde) y una vidente (Stella Galazzi). Estos 8 capítulos fueron dirigidos por Emanuel Flax y néstor Mazzini y producidos por Banda-aparte. “pensé una historia federal, vis-

ceral y contemporánea. Tenemos muchos mitos y leyendas, como el Familiar, el Yasí Yateré [un predador del litoral que asesina vírgenes], el Gauchito Gil, las aparecidas, los mortos qui parlan y diversas clases de brujerías, como los conjuros de amarre para unir amorosamente a dos personas. a estas creencias las crucé con una temática social vigente, desde la trata de personas hasta la violencia del asfalto”, explica Cornillon, quien se formó con Mauricio Kartun en dramaturgia y luego en el taller de aída Bortnik y Juan José Campanella (“fue él quien me alentó a que escribiera esta historia cuando

era sólo una idea”). Cornillon también es actor y protagonizó junto con María alche –además de haber escrito el guión– el corto Luminaris, dirigido por Juan pablo Zaramella, que ha cosechado 190 premios internacionales y que estuvo preseleccionado para competir por el oscar. Cornillon explica su interés en este género, un thriller policial con elementos paranormales tomados de nuestra idiosincrasia. “Todos los actos que realizamos y aquello en lo que creemos tienen consecuencias en la realidad. Hay acciones que se disparan a partir de nuestros pensamientos. para algunos, la explica-

ción está en la magia o en sucesos de orden místico”, dice el guionista, quien practica el budismo. Ruta misteriosa resultó ganadora del concurso de ficciones del instituto nacional de Cine y artes audiovisuales (incaa) y se impuso a más de 300 proyectos. Con un presupuesto de 80.000 pesos por capítulo, en un principio la idea presentada por Cornillon era audaz, ya que había dos variables que encarecían la producción: la primera, la gran cantidad de exteriores, y la segunda, su rodaje nocturno, ya que la historia transcurre en mayor medida de noche. Filmada en la ruta 8, en pilar,

en pleno invierno durante un mes, el frío colaboró para crear la atmósfera de misterio. “Se ven verdaderas situaciones de escalofrío que colaboraron con que el trabajo de los actores sea tan bueno y creíble. Hay cierta incomodidad que se pudo trasladar muy bien a la cámara”, opina el guionista. Simultáneamente, mientras se suceden distintos capítulos y mitos, cada entrega tiene un final conclusivo. Mientras tanto, Ñata va recorriendo su propio camino hacia la verdad, iluminando zonas oscuras y desenterrando secretos de su propio pasado familiar. ß