Argentina tiene doble discurso y el "no pagamos" es para la tribuna

23 jun. 2014 - unos 5.000 millones de dólares, pero que se multiplican por tres al sumarse intereses y moras). Todo indica que la extensión del fallo al total.
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ANUNCIOS DE RESISTENCIA NO SON MÁS QUE SEÑAL PARA LA TRIBUNA DOMÉSTICA

Argentina tiene doble discurso y el "no pagamos" es para la tribuna Con las mismas tasas de riesgo que Ucrania -país que está a un paso de un conflicto bélico- el panorama es muy incierto Escribano Juan Luis Bour LUIS CUSTODIO Junio 23 2014

El gobierno de Cristina Fernández "está jugando al límite", advierte el economista Juan Luis Bour, Director de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). Sostiene que Argentina debería haber tenido listo "un plan B" a la espera del fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos que no dio lugar a sus reclamos, y haber anticipado el pago de los bonos reestructurados, para sortear el brete en el que hoy está. Asegura que la mejor salida para evitar el default es acordar un plan de cancelación con los bonistas que no entraron en el canje, decisión que a su juicio no llevaría al país a una crisis, contrariamente a lo que afirmó la mandataria. A continuación, un resumen de la entrevista. -¿La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos tomó por sorpresa a la Administración y también a los agentes privados? -Sí, pero lo más relevante es que sorprendió a las autoridades, porque lo que quedó demostrado con el discurso del lunes pasado de la presidenta es que, si el gobierno hubiera previsto esta situación debería haber tomado ciertos recaudos, como por ejemplo pre-pagar los vencimientos que tiene a fin de mes con el objetivo de contar con más tiempo, si es que va a ofrecer un plan de cancelación a los holdouts (acreedores que no entraron en los acuerdos). Por lo menos debió sacarse de encima esos vencimientos.

Para los privados también fue sorpresivo, porque el 70% del mercado descontaba alguna fórmula que trasladaría la definición de este tema para el año próximo. Ya sea a través de pedir una opinión al procurador general o algún otro mecanismo que postergara la resolución. Era muy poco probable que la Corte Suprema tomara directamente el caso, pero se aguardaba alguna otra salida. De todos modos, insisto en que lo relevante es la postura oficial: si quienes están al comando tienen a mano un plan B, si han tomado alguna medida precautoria o no. En este caso, no habían tomado ninguna. Ese es el aspecto clave. -A su juicio, ¿se camina hacia la cesación de pagos?

-Está claro que se enfrenta a un problema de default si no lo soluciona antes del 30 de junio, cuando el calendario marca un vencimiento para los bonistas que están en el acuerdo. El hecho de que no se le cumpla a un solo acreedor ya define la cesación, por tanto, dentro de ese plazo debería abonarle a todos, incluidos los "rebeldes". Señales cruzadas

-El cambio de jurisdicción, trasladando los acuerdos hacia Argentina para zafar de la decisión de la Corte, ¿es una salida viable? -Si se propone un cambio de sede, se está presionando a muchos de los holdings tenedores de bonos a negarse a eso, porque hay casos en los que solo pueden tomar deuda en determinadas jurisdicciones. Como consecuencia, si fuerza esa situación, va directo a la cesación. Y ahí debería convocar a todos los acreedores a una reestructura. No es lo mismo que cambiar de sucursal de un banco, es un cambio de país, de marco legal. El ministro de Economía Axel Kicillof, en su conferencia del pasado martes, dijo por un lado que hay voluntad de pagar, se advierte que se va a hablar con el Juez (Thomas) Griesa, pero a la vez ya establece que apuntan a un cambio de jurisdicción. De alguna forma es decir que quiere evadir el amparo de los acreedores, o sea que no les quiere abonar. Por eso, independientemente de que yo creo que se comenzará alguna negociación, el anuncio hecho por el ministro es de no hacerse responsable de la deuda. -¿Cuál es la estrategia real que se plantea el gobierno, entonces?

-Claramente es un doble discurso. Por un lado digo que no voy a cubrirle a los fondos buitres y por otro, afirmo que quiero cumplir y mando a los abogados a negociar. El discurso de no pagar es para la tribuna doméstica, pero viajo a Estados Unidos en busca de un plan que me permita acordar. Probablemente le resulte poco digerible a la actual administración hablar de cumplir con los holdouts, aunque ya han hecho algo similar en este período. Recuérdese cuando el ministro Kicillof aseguró que no había que abonarle a Repsol al momento de la expropiación, sino que por el contrario la empresa española debía pagarle a Argentina, y finalmente se terminó costeando por parte del Estado. Entiendo que es difícil arriar la bandera de no pago, aunque al mismo tiempo saben el riesgo que significa caer en default, por tanto el ministro maneja alguna alternativa de cumplimiento que todavía no conocemos. Ir a hablar con Griessa después de haber hecho esos anuncios es extremadamente riesgoso. Están jugando al límite. Juicio moral

-Los argumentos que maneja el Ejecutivo para insistir en no darle el mismo tratamiento a estos bonistas que a los que ya acordaron es que se trata de fondos "buitre", partiendo del cuestionamiento de su forma de actuar… -Es cierto, existen fondos que se dedican a la compra de papeles más riesgosos, que absorben deuda altamente especulativa, porque saben que tienen un buen margen de acción si toman las decisiones correctas. Toda la discusión se ha centrado en lo bueno o malos que son los "buitres". Se pueden hacer todos los cuestionamientos que se quieran, pero se necesita de los mercados para emitir deuda. Y de acuerdo con las condiciones que se planteen, se definirá quiénes son los que se aproximen, más o menos especuladores. En este caso, los que se interesaron fueron aquellos que estaban dispuestos a asumir riesgos y adquirir parte de esos compromisos impagos. -Se cuestiona que se valgan de una situación crítica de un país para su provecho… -No debería llamarnos la atención. El Anses (Administración Nacional de la Seguridad Social) recibió todos los recursos de las administradoras de fondos en 2008, cuando se resolvió la estatización. En ese momento se obtuvo una ganancia extraordinaria al sacarle los bonos a un nivel muy

bajo a las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), cuando se salía de una crisis. Actualmente, parte del discurso del Anses pasa por destacar las enormes ganancias que logró, porque ahora esos papeles están en un valor muy superior. No quiero decir que el Anses sea un fondo buitre, pero recibió deuda en un precio muy bajo y que ahora está muy alto, por tanto, es el resultado de una operación con un gran nivel de riesgo y que tuvo éxito para quien la efectuó. Lo que pretendo explicar con este ejemplo es que se trata de una estrategia en los mercados. Y es lo que en definitiva hicieron los fondos cuestionados, observar la táctica que armaba Argentina y mover en su contra, como un jugador más. Esperar y ver

-¿Qué supone que harán los demás bonistas a partir de lo que decida la Administración? -Con quienes ya están dentro de los acuerdos de 2005 o 2010, actualmente el problema se puede plantear si se termina ofreciendo una nueva reestructuración. Podrían desprenderse de los papeles, pero es demasiado temprano para saber si habrá una venta masiva de esos bonos ante un eventual anuncio de reformulación de los acuerdos. Además, es altamente probable que si se ofrece otro plan se establezca algún atractivo extra para tratar de que los acreedores lo acepten, por lo tanto parecería mejor negocio quedarse con los papeles y esperar para ver qué sucede más adelante. -Pero en caso que Argentina aceptara cubrir el 100% de lo que está amparado por el fallo del juez Griessa, ¿no podría generarse una reacción en cadena de todos los que en su momento aceptaron quitas? -Allí hay un punto técnico legal que es conveniente tener claro. Una cosa es que el juez dictamine que se amortice con títulos a cinco años -o sea en mejores condiciones que las actuales-, pero si es una imposición del magistrado o de la Corte Suprema, podría interpretarse que no estamos ante una oferta del gobierno. En ese caso, más allá de que existan juicios de los bonistas que están en la reestructura, pienso que los perderían. -¿Es posible que Argentina asuma ese pago, después de todo lo dicho? -El juicio ya se perdió. Punto y aparte. Es necesario asumir el total de los 1.360 millones de dólares que corresponde a los que entablaron la

demanda, -aunque si lo hace con bonos sería una cantidad menor- y eventualmente también de los 15 mil millones de dólares que corresponden al total de aquellos que no ingresaron a los acuerdos (son unos 5.000 millones de dólares, pero que se multiplican por tres al sumarse intereses y moras). Todo indica que la extensión del fallo al total de los holdouts sería muy rápida, es altamente probable que cualquiera que se presente obtendría un fallo similar. Todo eso algún día hay que ponerlo en la cuenta de la deuda. -La presidenta ha dicho que si ocurre así, el país queda al borde de una crisis económica… -No debería pasar. No es un drama si ese plan de pago se le ubica en un horizonte a diez años y si la economía está creciendo 3 o 4% anual, como normalmente podría hacerlo. No es real plantear que se trata de más de la mitad de las reservas, porque no es necesario abonarlo de esa manera, todo junto y con esos fondos. Estamos en una economía con un PIB de 450 mil millones de dólares, por tanto no debería hablarse de una crisis por asumir el fallo y cumplir con lo adeudado. Sin acuerdo con los reclamantes el panorama es negro

-¿Cuáles son vuestras previsiones de crecimiento para este año y el próximo? -El modelo de proyecciones macroeconómicas que utiliza el FIEL, de acuerdo con las estimaciones que efectuamos en abril, nos muestra para este año una contracción de 1,2% y otra de 1% para el año próximo. En poco tiempo, cuando tengamos que ajustar estos pronósticos, mi impresión es que este año nos va a mostrar un panorama un poco peor, quizá entre 1,5% y 2% de caída, mientras que 2015 es una gran incertidumbre. Sin créditos va a ser aún más magro, pero si se llegó a un acuerdo en el segundo semestre y si se obtiene financiamiento, probablemente se evite una caída. -Todo eso en medio de un clima electoral ya instalado y que pesa en los temas económicos… -Hay que tener en cuenta que con dinero en caja se pueden tomar decisiones, hacer obra pública, etc. Pero sin plata, enfrentando las demandas sociales y de los gremios, será muy difícil. Desde el cálculo electoral deberían también pensar en acordar, porque sino el panorama para el último tramo del mandato es muy incierto.

-¿Cómo supone usted que evolucionará el mercado financiero local ante esta falta de certezas? -Cuando las dudas aumentan es esperable un cambio de cartera. Creció la compra de moneda estadounidense y eso aumentó el dólar paralelo, el BCRA tuvo que liberar pesos en lugar de absorberlos como venía haciendo en las semanas anteriores, porque la liquidez se retrajo; todo un conjunto de actitudes que muestran un escenario mucho más cauteloso. Esas conductas más conservadoras de los consumidores y el mercado financiero es una primera reacción; me da la impresión de que no debería postergarse demasiado tiempo un arreglo porque la incertidumbre es un mal aliado. -A pesar de las demandas en curso, han accedido a cierto volumen de endeudamiento en los últimos tiempos… -Con las bajísimas tasas de interés que hay en el mundo y pagando al 15%, lógicamente que va a conseguir quien lo financie, pero no serán otra cosa que fondos especulativos, porque estamos hablando de una deuda de alto riesgo. A la hora de armar un portafolio, estos fondos apuestan alguna ficha a este mercado. Las provincias, YPF (petrolera estatal), e incluso el gobierno central pueden obtener crédito, pero siempre en esas condiciones. Y no es lo deseable. Estamos ante un caso atípico; Argentina tiene las mismas tasas de riesgo que Ucrania, un Estado al que ya le cortaron el suministro de gas y que tiene las tropas rusas en su propio territorio. Es inadmisible un nivel de riesgo como el que refleja, en una región en paz y donde los únicos que se caen son Venezuela y Argentina. El ejemplo que están dando es muy aleccionador de lo que no se debe hacer. El drama es que con muy poca deuda se va al default

-¿El gobierno argentino tiene cómo cubrir los títulos en manos de los bonistas? -Lo dramático de mi país es que con un bajo volumen de compromisos sin cubrir, ya entra en cesación. Que le ocurra eso por créditos impagos por 15 mil millones, o peor aún, por 1.300 millones de dólares, no parece lógico. Porque el resto de la deuda está más o menos encaminada. El problema es si se toma la decisión de abonar esos compromisos solamente con reservas del Banco Central -algo que ningún otro Estado hace- sabiendo que el cofre tiene una capacidad limitada. Si no se

buscan otras alternativas, queda al desnudo la magnitud del problema de manejo que esta administración ha tenido. Con un endeudamiento que no es muy alto y sin embargo, pequeños cambios le liquidan toda la estrategia. Ese es el asunto, el plan está prendido con alfileres, tenemos un castillo de naipes al que cualquier movimiento tira abajo. -¿Cómo debería ser la salida? -A mi juicio, lo primero que tiene que hacerse es plantear un esquema de pago que sea creíble para los acreedores. Si se llega a un acuerdo con todos los bonistas en litigio es una buena noticia, porque está despejando el horizonte para por lo menos cinco años, liberando un escollo muy complicado. Claro está que igual le quedan varios pendientes por delante, ya que las últimas administraciones han armado muchos de los denominados "pasivos contingentes" que van a ir explotando de a poquito, seguramente en el próximo período. -¿Por ejemplo? -Hay más de 40 empresas que aún tienen causas contra Argentina en el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, del Banco Mundial). Son reclamos importantes por parte de compañías que sienten que se han violado sus derechos por parte del gobierno. Pero además, está el tema del sistema jubilatorio, una enorme deuda en pesos que tarde o temprano va a explotar. En los últimos años se funcionó a partir de usar la plata de los fondos de pensión, con todo lo que se ahorró en la década anterior se armó un fondo mediante el cual se multiplicó el número de jubilados y pensionados. Hoy hay 7 millones y medio de pasivos, más del doble que hace unos pocos años. Pero nos estamos gastando el dinero de los futuros jubilados. Son bombas que se van dejando en el sistema. Pero sería una excelente noticia honrar estos compromisos, lo que permitiría, seguramente para el próximo gobierno, recuperar el necesario acceso a los mercados de crédito. Y eso podría también generarle algún beneficio al actual en la última parte de su mandato. Por ahí, zafar incluso de un escenario recesivo como se espera para el año que viene. De no ser así, tenemos un panorama muy complicado por delante.

Ficha técnica

Juan Luis Bour es economista, Graduado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1972. Actualmente es Economista Jefe y Director de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) de Argentina. Fue consultor de diversos organismos internacionales, como el Bid, el Pnud o el BM. Además, fue consultor de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto en Uruguay, en el año 1994. Trabajó para los ministerios de Trabajo y de Hacienda en su país. Docente universitario en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad San Andrés.