JULIO · AGOSTO 2015
NÚMERO 12 / 9 EUROS
MUSULMANES EN EUROPA
Nilüfer Göle Daniel Gamper
NOTICIA DEL INDEPENDENTISMO DEMOCRACIA Y TRANSPARENCIA TURISMO OSCURO
Daniel Innerarity Jordi Borja
Jordi Amat, Francesc Serés, Enric Puig Punyet
Ambroise Tézenas
PERIODISMO, EL OFICIO MÁS HERMOSO DEL MUNDO José Martí Gómez
NO ES LA CRISIS, ES EL SISTEMA BYUNG-CHUL HAN JON ELSTER/YANIS VARUFAKIS SIDI MOHAMMED BARKAT
sumario
Disponible en librerías, quioscos especializados y por suscripción, tanto en su edición en papel como digital
Director: Josep Ramoneda Consejo Editorial: Jordi Alberich, Jordi Martí Grau, Esperanza Rabat, Antonio Ramírez, Marta Ramoneda Molins, Josep Ramoneda, Joan Tarrida Directora de Arte: Esperanza Rabat Redacción: Patricia Valero Diseño original: Adriana Ventura Pérez Ilustración de portada: Sean Mackaoui Maquetación: Marta Bartolomé Preimpresión: Maria García Impresión y encuadernación: Industria gráfica CAYFOSA, S.A. Los derechos de autor de los textos que forman parte de La Maleta de Portbou son titularidad de cada autor La Maleta de Portbou es una revista de: © Promoción de Humanidades y Economía, S. L. Edición a cargo de: Galaxia Gutenberg, S. L. Av. Diagonal, 361, 2º 1ª 08037-Barcelona
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Entrevista Byung-Chul Han
Ronald Düker Wolfram Eilenberger «Nos hace falta una filosofía social y una filosofía de la cultura digital.»
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Gregorio Martín La nocontratación en el mundo digital
«Pleno empleo y digitalización universal son dos objetivos que no van a ser plenamente compatibles.»
Depósito legal: B. 17401-2013 ISSN de la edición impresa: 2339-6768 Contacta con nosotros en:
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Daniel Innerarity
¿Cuánta transparencia soportan nuestras democracias? «Hacer visible la vida del político puede hacer invisible la vida política.»
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Conversación
Jon Elster/Yanis Varufakis «Los europeos se han dado cuenta de que la austeridad es un remedio peor que la enfermedad.»
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Noticia del independentismo
Jordi Amat La mutación del catalanismo Francesc Serés La vía catalana Enric Puig Punyet Comunidades desimaginadas, ¡la secesión es inútil!
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Galería
Ambroise Tézenas Turismo oscuro «¿No nos habremos convertido simplemente en consumidores de un mercado de barbaridades humanas?»
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Musulmanes en Europa
Identidad, memoria, escena. Seuls, de Wajdi Mouawad
Nilüfer Göle Musulmanes en la vida cotidiana Daniel Gamper La sátira y el terror
«Wajdi Mouawad escribe para tejer una nueva trama de identidades que le ubiquen en el mundo de hoy.»
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Eduard Molner
Entrevista Sidi Mohammed Barkat
Clásicos
Martin Heidegger
Josep Maria Martí Font
Santiago Zabala «Quien concibe grandes pensamientos a menudo comete grandes errores.»
«La crisis ya es el sistema en sí mismo.»
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Democracia, insurrección ciudadana y Estado de derecho Jordi Borja
«Hay que reconsiderar la relación entre igualdad y libertad.»
Relato
El oficio más hermoso del mundo
José Martí Gómez «El Mediterráneo fue la mejor escuela que pude tener, era un diario pequeño en el que podías hacer de todo.»
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estampa
No pasará
© Leila Alaoui, 2008
En reacción a la decisión europea de endurecer su política fronteriza, ha aparecido una nueva terminología en el lenguaje popular para expresar una resistencia simbólica a todas las leyes que contradicen el derecho a la libertad de migrar. Hrag (quemar) y Harragas (los que queman) se han convertido en códigos comunes entre una juventud desesperada por sacrificarlo todo para alcanzar las costas de Europa. No pasará captura las vidas de jóvenes marroquíes que sueñan con un futuro mejor al otro lado del Mediterráneo. Las imágenes son testigo de su realidad y de sus ilusiones. En sus intentos por cruzar la frontera, muchos acaban quemando sus identidades, su pasado y, a veces, incluso su futuro. Leila Alaoui es una de las fotógrafas seleccionadas por la Fundación Ankaria en el Visionado de Portfolios realizado en Tánger durante el mes de mayo. El fin de esta elección ha sido escoger a jóvenes valores marroquíes para participar en la Semana Descubrimientos de PhotoEspaña 2015. Sema D’Acosta, crítico de arte y comisario independiente, ha sido uno de los responsables de esta selección junto con Isabel Elorrieta, directora de la Fundación Ankaria, y Claude Bussat, directora de Festivales de La Fábrica.
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editorial
La sociedad del
« T Ú P U E DE S » Y D EL «SÍ , POD EMOS» Por
Jo s e p r a mone d a
S
úbitamente, las aguas tranquilas de una europa que pensaba haber conseguido la sustitución de la política por el gobierno de los expertos han sido agitadas por un fenómeno que no estaba previsto en el guión de las élites. Los brutales ajustes realizados para que las clases medias y populares pagaran los desmanes de una economía que había entrado en la creencia nihilista de que no había límites provocaron una indignación que se canalizó a través de fuertes movimientos sociales. Hasta aquí, todo normal: la conflictividad social controlada forma parte del atrezo del sistema. Pero estos movimientos se han transformado en organizaciones políticas. Y han ido a disputar el poder a los partidos institucionales. Y ahí sí que no se les esperaba. Su lugar estaba en la calle: ruido decorativo para dar credibilidad al carácter democrático del régimen. No se había contemplado que osaran llamar a las puertas del castillo y pretendieran intervenir en el reparto del poder de los partidos. Aparentemente, se ha roto la hegemonía construida, en los últimos 30 años, sobre una ideología que presenta al ciudadano como sujeto que asume la explotación como algo natural, y que en tanto que sujeto libre –el autónomo como explotador de sí mismo– no tiene límites: Tú puedes. Y, sin embargo, hay razones para pensar que «Sí, podemos» no es ni una extravagancia ni una ruptura sino una consecuencia de la actual organización social. «El deseo se alimenta de lo imposible», dice Byung-Chul Han. «Tú puedes» y «Sí, podemos» son la expresión de un mundo que da el futuro por clausurado. Los nuevos partidos no son portadores de sociedades nuevas ni de utopías: son sólo reparadores de los desajustes del sistema que condenan a las personas a la indignidad. Una serie de fallas, como dice Jon Elster, ha sacudido la
sociedad. Poco a poco se tomó conciencia de que la sacralización de la deuda –pieza central de la servidumbre voluntaria (la culpa)– abría paso a un régimen de dictaduras benevolentes. El despótico modo en que las autoridades europeas han impuesto la austeridad, desde la arrogancia del «no hay alternativa», ha provocado la alerta. Es la vía que conduce al autoritarismo posdemocrático. La cultura de la indiferencia gestó formas de dominación aparentemente suaves, que mantienen rasgos democráticos (de ahí lo de post) pero evolucionan aceleradamente hacia actitudes autoritarias. Y así se tomó conciencia, según Sidi Mohammed Barkat, de que el problema no era la crisis, sino el sistema. La cultura digital estaba favoreciendo el paso de la transcendencia a la transparencia, del futuro al presente continuo, ¿para llevarnos adónde? Sobre este proceso reflexionan las conversaciones con Byung-Chul Han, Varufakis, Elster y Barkat. Por su parte, Daniel Innerarity analiza los límites de la transparencia en política, cuando el actor se hace plenamente visible y el ciudadano es más espectador que partícipe. Y Jordi Borja trata de la banalización de los derechos y del paso de la desdemocratización a la redemocratización. En este contexto de mutaciones, es extraordinariamente interesante el trabajo de Nilüfer Göle, que acaba de completar una monumental encuesta sobre los musulmanes en Europa, sobre la oportunidad de que Europa una vez más sea capaz de retejerse sobre materiales diversos. El relato de José Martí Gómez sobre su iniciación al oficio más hermoso del mundo es un alegato a favor del periodismo eterno, el que surge del encuentro entre el periodista y la experiencia concreta de los hechos, para convertirse en el relato de la verdad personal del que escribe.
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ENTREVISTA
El deseo se alimenta de imposibles Por
POR RONALD DÜKER Y WOLFRAM EILENBERGER
© Michael Hudler
BYUNG-CHUL HAN
entrevista La trayectoria de Byung-Chul Han es sorprendente: a los veintidós años abandonó Corea con destino a Alemania para estudiar Metalurgia, aunque al final se decantó por la Filosofía. Para él, nuestra sociedad, prisionera del narcisismo, de la actividad incesante y del culto a la acción, agota el deseo en su origen. Un pensamiento incisivo y diáfano que vale la pena descubrir. En otoño de 2011, lanzamos una edición alemana del Philosophie Magazine. Durante nuestras primeras conversaciones, nuestro redactor jefe en Berlín, Wolfram Eilenberger, nos descubrió a un filósofo que aún no estaba traducido al francés, Byung-Chul Han. Su trayectoria es notable en más de un sentido. Coreano de origen, Han emigró a Alemania cuando tenía veintidós años para estudiar Metalurgia, pero una vez allí, se orientó hacia la Teología y la Filosofía, y es el único estudiante de origen extranjero que ha defendido con éxito una tesis de doctorado de Filosofía en Alemania y en alemán. Después, Han fue nombrado profesor en la célebre Staatliche Hochschule für Gestaltung («Escuela nacional superior para la concepción formal») de Karlsruhe, donde también da clases Peter Sloterdijk. Mientras que los libros de Sloterdijk son extensos, llenos de digresiones e intermedios, los de Han son concisos, abruptos; su estilo muestra una increíble economía. «Sus frases son como golpes de hacha, cada uno de los cuales alcanza su objetivo. Escribe como un hombre que quisiera cortar árboles», explica nuestro compañero Wolfram. Y, de hecho, leer a Han es entrar dentro de un pensamiento que practica el stacatto, muy alejado de los enroscamientos dialécticos y de su legato, utilizados habitualmente por los pensadores alemanes. Han escribe para combatir los males actuales y para convencer. Sus libros se han traducido un poco en todas partes, sobre todo en Corea y China, donde algunos de sus ensayos se han convertido en superventas. Sus últimos títulos publicados en Francia son Dans la nuée (En el enjambre, Herder, 2014), una brillante meditación sobre la condición del hombre digital, la era de los números y la dispersión en la nube, y Le Désir ou L’enfer de l’identique (La agonía del Eros, Herder, 2014), en el que se pregunta sobre la posibilidad del amor y del erotismo en una sociedad en la que la figura del Otro tiende a desaparecer. Han es un provocador, pero también un moralista. El estrés nos afecta a todos, sostiene con una prosa llevada al
extremo para una filosofía de la relajación y de la abertura. Una paradoja que es la que le da vigencia. Ronald Düker y Wolfram Eilenberger: Su trayectoria es poco habitual. ¿Qué lleva a un coreano a venir a Alemania y por qué un metalúrgico se convierte en filósofo? Byung-Chul Han: En la vida hay rupturas y metamorfosis que no pueden explicarse. Es posible que mi decisión, poco habitual, esté en gran parte relacionada con mi nombre. Adorno dijo en una ocasión que los nombres eran las iniciales que no comprendíamos, pero que nos obsesionaban. El ideograma chino de «Chul» recuerda, por su sonoridad, tanto al hierro como a la luz. En coreano, «filosofía» significa la «ciencia de la luz», así que es posible que no haya hecho más que seguir mi nombre. R. D. y W. E.: Hasta Alemania... B-C. H.: Sí, llegué a Alemania con un título de admisión para estudiar Metalurgia en la Technische Universität de Clausthal-Zellerfeld, cerca de Göttingen. Les dije a mis padres que continuaría mis estudios de tecnología en Alemania. Me vi obligado a mentirles, porque si no, no me habrían dejado marcharme. De hecho, simplemente me largué a otro país cuyo lenguaje y escritura no conocía en aquel momento y me lancé a estudiar otras cosas. Era como un sueño. Tenía veintidós años. R. D. y W. E.: Su ensayo sobre La sociedad del cansancio (Herder, 2012), éxito de ventas en Alemania, se ha convertido en un libro de culto en Corea del Sur. ¿Cómo lo explica? B-C. H.: Evidentemente, los coreanos se han sentido aludidos por la tesis fundamental del libro: la sociedad resultadista actual es una sociedad de autoexplotación voluntaria, y en adelante la explotación es posible también sin la dominación. Corea del Sur es una sociedad agotada en estado terminal. Y es literal: en Corea se ve gente durmiendo por todas partes. En Seúl, los vagones del metro son como vagones-cama. R. D. y W. E.: ¿En otra época era distinto?
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entrevista B-C. H.: Cuando yo iba al colegio, en las paredes de la clase encontrábamos carteles en los que había escritas nociones como paciencia, diligencia, etc., los eslóganes clásicos de una sociedad disciplinaria. Hoy en día, el país se ha transformado en una sociedad del rendimiento, y esta mutación ha sido más rápida y brutal que en ninguna otra parte. Nadie ha tenido tiempo de prepararse para esta variante del neoliberalismo, la más dura de todas. De golpe, ya no es cuestión de necesidad o de deber, sino de «capacidad». Hoy en día las aulas están llenas de eslóganes como: «¡Sí, tú puedes!». En un período así, mi libro funciona como una contraposición. Puede ser el precursor de una conciencia crítica, pero ésta está aún en sus albores.
post-inmunológica. Las patologías psíquicas actuales, como la depresión, el déficit de atención/hiperactividad (TDA) o el síndrome de burnout no son infecciones provocadas por una negatividad viral o bacteriana, sino infartos derivados de una dosis excesiva de positividad. La violencia no nace sólo de la negatividad, sino también de la positividad, no nace sólo del Otro, sino también de Uno Mismo. La violencia de la positividad o del idéntico es una violencia post-inmunológica. Es la adiposidad del sistema la que genera enfermedades. Es sabido que no existe reacción inmunitaria a la grasa.
R. D. y W. E.: ¿Qué problemas plantea la ética del rendimiento?
B-C. H.: La depresión es la expresión de una relación narcisista con uno mismo que ha alcanzado un nivel patológico. El depresivo se hunde y se ahoga en sí mismo. El Otro ha dejado de ser su compañero. ¿Ha visto la película Melancolía, de Lars von Trier? El personaje de Justine ilustra lo que quiero decir: es depresiva porque está absolutamente agotada, machacada por ella misma. Toda su libido se centra en su propia subjetividad y ésa es la razón por la que es incapaz de amar. Y en ese momento, sí, en ese momento, aparece un planeta, el planeta Melancolía. En el infierno de Uno Mismo, la llegada de Cualquier Otro puede adoptar una forma apocalíptica. El planeta mortífero se revela ante Justine como el Cualquier Otro que se aparta del pantano narcisista. Justine eclosiona literalmente frente al planeta portador de la muerte. Y también descubre a los otros. Así pues, decide ocuparse bondadosamente de Claire y de sus hijos. El planeta desencadena un deseo erótico. El eros, en tanto que relación con Cualquier Otro, elimina la depresión. El desastre conlleva la salvación. Por lo demás, el término «desastre» proviene de la palabra latina desastrum, que significa el «noastro». Melancolía es un no-astro.
B-C. H.: Es muy astuta, y por lo tanto de una eficacia devastadora. Voy a explicarle en qué consiste dicha astucia: Karl Marx criticó una sociedad regida por la alienación en provecho de un tercero. En el capitalismo, se explota al trabajador, y esta explotación en beneficio de un tercero se enfrenta con sus límites a partir de cierto grado de producción. Algo distinto ocurre con la auto-explotación a la que nos sometemos hoy en día. ¡La auto-explotación no tiene límites! Nos sometemos voluntariamente hasta que acabamos con nosotros mismos. Si fracaso, me responsabilizo a mí mismo de ese fracaso. Si sufro porque entro en bancarrota, yo soy el único culpable. La auto-explotación es una explotación sin dominación, puesto que es totalmente voluntaria. Y es debido a que se coloca bajo el signo de la libertad que se muestra tan eficaz. No hemos visto nunca formarse un colectivo, un «nosotros», que pueda levantarse contra el sistema.
R. D. y W. E.: ¿En qué medida está ligada la depresión al debilitamiento de la negatividad?
R. D. y W. E.: Usted presenta un diagnóstico sobre nuestra sociedad apelando a una pareja conceptual poco habitual, la de la positividad y la negatividad. Y constata asimismo que la negatividad se debilita.
R. D. y W. E.: ¿Puede ofrecernos una definición más precisa del Otro?
B-C. H.: La negatividad es algo que suscita una reacción de defensa inmunológica. En este contexto, el Otro es lo negativo que penetra en lo que nos es propio y trata de negarlo, de destruirlo. Yo afirmo que hoy en día vivimos en una era
B-C. H.: El Otro es también el Gegenstad, «aquello que se opone a nosotros», así como el An-Stand, «la corrección ante quien tenemos enfrente». Hemos perdido la capacidad, la corrección, de ver al Otro en su alteridad porque nos sumer-
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entrevista
© Isabella Gresser
gimos en nuestra intimidad. El Otro es algo que me cuestiona, que me arranca de mi intimidad narcisista. R. D. y W. E.: ¿Dónde puede encontrarse una salida? B-C. H.: Una sociedad sin el Otro es una sociedad sin eros. La literatura, el arte y la poesía viven del deseo de Cualquier Otro. La crisis que atraviesa el arte hoy en día podría muy bien ser una crisis del amor. Pronto, estoy seguro, ya no comprenderemos los poemas de Paul Celan, porque éstos están dirigidos a Cualquier Otro. Asimismo, con los nuevos medios de comunicación abolimos al Otro. En uno de sus poemas, Celan escribió: «Estás cerca como si no estuvieras aquí» [fragmento de «Le Plus Blanche de toutes les colombres»]. ¡De eso se trata! La ausencia es el rasgo fundamental del Otro, es la negatividad. Porque el Otro no se queda, se lo aseguro. Ésa es la única razón por la que es posible la poesía. El eros está orientado hacia Cualquier Otro. R. D. y W. E.: En este caso el amor sería una opción utópica, imposible de aplicar. B-C. H.: El deseo se alimenta de lo imposible. Ahora bien, cuando uno no deja de repetir, por ejemplo en la publicidad, «Tú puedes» y «Todo es posible», eso supone el fin del deseo erótico. El amor ya no existe porque nos creemos demasiado
libres, porque elegimos entre demasiadas opciones. El Otro, por supuesto, es tu enemigo. Pero el Otro también es el amado. Es como en la canción trovadoresca medieval, de la que Jacques Lacan ha dicho que era un agujero negro alrededor del cual se condensaba el deseo. Hoy en día ese agujero ya no existe. R. D. y W. E.: Usted dice también que hemos reemplazado la fe en la trascendencia por la fe en la transparencia. B-C. H.: Sí, el secreto es una negatividad que se caracteriza por la privación. La trascendencia también es una negatividad. Así, la dosis excesiva de positividad se expresa como un terror a la inmanencia. La sociedad de la transparencia es una sociedad positiva. R. D. y W. E.: ¿A qué se debe, según usted, el culto a la transparencia? B-C. H.: En primer lugar es necesario entender el paradigma digital. Yo considero la tecnología digital como una ruptura histórica tan dramática como, por ejemplo, la invención de la escritura o la impresión de libros. Lo digital empuja hacia la transparencia. Cuando pulso una tecla del ordenador, obtengo un resultado inmediato. La temporalidad de la sociedad de la transparencia es la inmediatez, el
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