ALGUNAS REFLEXIONES DE VALOR EN EL DÍA DEL PADRE Por ...

La Palabra de Dios tiene mucho que decirnos en cuanto a los padres: sus privilegios, ... El padre es el jefe y cabeza de la familia quien ha recibido de Dios la ...
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ALGUNAS REFLEXIONES DE VALOR EN EL DÍA DEL PADRE Por Eliseo Hernández Echegoyén Usado con permiso La Palabra de Dios tiene mucho que decirnos en cuanto a los padres: sus privilegios, deberes, responsabilidades, y autoridad dada por Dios y como jefe del hogar o la familia. El padre es el jefe y cabeza de la familia quien ha recibido de Dios la autoridad para gobernar su casa. Es cierto, es un gran privilegio, pero conlleva una gran responsabilidad que debe cumplir delante de Dios, con toda cabalidad. En gran parte, el futuro de sus hijos depende del cumplimiento o incumplimiento de estos sagrados deberes. Los padres reciben a sus hijos de las manos cariñosas de Dios. “Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí” (1 Samuel 1:27). “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre” (Salmo 127:3). Los hijos son tesoros que Dios entrega a los padres, para que ellos los administren sabiamente; con amor, prudencia y fidelidad. Es un deber ineludible de fieles padres encaminar a sus hijos a los pies del Señor y criarlos para Dios en la disciplina y amonestación del Señor: como padres responsables, hablarles a los hijos de los justos juicios de Dios, y enseñarles a obedecer su Palabra. El mandamiento de Dios es: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padres y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra” (Efesios 6:2-3). El tercer domingo de junio se ha dedicado para honrar al padre de familia. La Biblia enseña: “Honra a tu padre...” (Ef. 6:2) “Y alimentaba José a su padre...” (Gn. 47:12). “El hijo sabio recibe el consejo del padre...” (Pr. 13:1). “Al que maldice a su padre y a su madre se le apagará su lámpara en la oscuridad tenebrosa...” (Pr. 20:20). La obediencia de los hijos para con sus padres, honra y agrada a Dios. Notamos que en la Biblia Dios les da mucha importancia a los padres por su noble misión en la tierra. A los padres que cumplen a cabalidad sus sagrados y elevados deberes para con sus hijos, y que saben disfrutar con ellos de sus privilegios, realmente merecen honra. El padre es el jefe y cabeza de la familia, pero la esposa está a su lado en ese cuerpo de la familia. La cabeza no es nada cuando se separa del cuerpo. Ambos padres se unen a sus hijos en el vínculo sacrosanto de los más nobles y puros sentimientos y de la más perfecta afinidad. ¡Qué importante es, que cada niño pertenezca a tal vínculo, sintiéndose ser amado, protegido y comprendido; que al llegar a ser adulto pueda recordar del ejemplo de sus padres con afecto profundo y agradecimiento por la inversión que ellos hicieron en su vida, ahora un hombre temeroso de Dios, de principios rectos, de una moral irreprensible, trabajador honrado, capacitado para formar su propio hogar, conforme a la Palabra de Dios y la fe cristiana, y dar testimonio delante del mundo que Dios honra a los que le honran! “Porque es necesario que el obispo (y ¿por qué no decimos, cada padre y sacerdote de su hogar?) sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno...justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la Palabra...para que...pueda exhortar con sana enseñanza” (Tito 1:7-9). En verdad, ser padres honorables, responsables, temerosos de Dios y ejemplares es un gran privilegio, una dicha o felicidad; pero trae grandes deberes que cumplir. ¡Qué seamos fieles en nuestro hogar, y qué Dios nos dé su bendición. Recordando a papá (el Colportor)(Julia A.E.) Fuiste para mi vida venturosa Precioso ejemplo digno de imitar; Me guiaste por la senda dolorosa A los umbrales del Eterno Hogar. Viviste por la fe, siempre confiando En Aquel que a las aves sustentó;

Fuiste tras Él, tan sólo mirando Para servir a quien te rescató. Viviste en el mundo feliz e ignorado, De aquellos que quieren la fama y honor: Mas eras el siervo del Dios de los cielos Y era tu gloria hablar de su amor. Por sendas tortuosas cansado y sufrido Llevaste el mensaje de la salvación: Tal vez a los sabios parecías necio Mas de Dios hablabas al vil pecador. Viviste una vida sin dobleces, Con firme fe en Cristo, tu Señor Sufriendo de la vida los reveses, Dando la gloria sólo a nuestro Dios. Fue tu vida de siervo, fiel modelo De los que van de Cristo solo en pos; Gozas ahora en Él, allá en el cielo Que te fue a preparar tu Redentor. Así fue mi padre (Julia Anaya Echegoyén) Fue mi padre un anciano bueno y noble, Un cristiano tan fiel y abnegado; Predicaba de Cristo, el Evangelio Con santa sencillez y amor de niño. Muy chica apenas comprendí quién era Aquel santo varón bueno y amado; Andando por veredas escarpadas Y por caminos por el sol bañados. Lo miraba tan pobre y tan sencillo, Predicando con gracia la Escritura; Y me decía yo: ¿Podré algún día Enseñar la Palabra cual mi padre? ¡Cómo amaba su Biblia! La leía Horas y horas sin cansarse nunca; El sol en su salida lo veía De rodillas leyendo su tesoro. Año tras año así vivió mi padre Al santo ministerio consagrado... Y cuando Dios se lo llevó del mundo Con santa unción le coronó su frente. Grande y Noble Amor (Arturo B. Anderson) Grande y noble es el amor de la madre, Mas el hogar no sería completo

Sin el amor, disciplina y respeto Que el Creador quiso infundir por el padre. Ama a los hijos con amor muy puro Evitando se aparten del camino; Y con prudencia y riguroso tino Les apareja porvenir seguro. El amor de la madre, ya se dijo: Es muy noble, abnegado y constante; Pero cuántas veces es tolerante, Y contribuye al desvío del hijo. Ved al padre, ecuánime y completo Viene del trabajo, recto y prudente; Mas trae el sudor y el seño en la frente, Símbolo de amor y de respeto. Como el padre Abraham, no se desvía De la senda del bien y la conciencia; Siembra en el hijo la fe y la obediencia Que conduce a la paz y la alegría. Es la sombra grata y majestuosa En la ruda jornada de la vida; Con su ejemplo nos marca la salida En la lucha sin tregua y fatigosa. Por eso, Dios, en su sabiduría, Quiso darnos a los hijos un padre, Para que en la santa unión con la madre, Hubiese la más perfecta armonía. Hijos, reverenciad a vuestro padre... Si no lo tenéis, honrad su memoria. Más hoy es justo que demos la gloria Al que nos dio un padre y una madre. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.