A pesar de las críticas, el Senado avanzará hoy en el acuerdo con Irán

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POLÍTICA

| Jueves 21 de febrero de 2013

causa amia | la ratificación parlamentaria

A pesar de las críticas, el Senado avanzará hoy en el acuerdo con Irán

El kirchnerismo y sus aliados tienen asegurados el quórum y 37 votos para aprobar los polémicos nueve puntos del memorándum que rechazan todo el arco opositor y la comunidad judía

Gustavo Ybarra LA NACION

El kirchnerismo se dispone a dar hoy en el Senado el primer paso para convertir en ley el acuerdo firmado entre el gobierno de Cristina Kirchner y el que Mahmoud Ahmadinejad preside en Irán, que apunta a conformar una comisión especial de juristas internacionales con el objetivo de “buscar la verdad” sobre el atentado a la sede de la AMIA, ocurrido en 1994 en pleno centro porteño y que dejó 85 muertos y más de 300 heridos. La sesión comenzará a las 11. El memorándum firmado por el canciller Héctor Timerman con su par iraní a fines de enero en Adis Abeba (Etiopía) es rechazado por todo el arco opositor; las instituciones centrales de la comunidad judía, AMIA y DAIA, y por al menos una de las tres asociaciones de familiares de

las víctimas del atentado. Sostienen que el acuerdo cede jurisdicción judicial argentina y que servirá para “blanquear” a Irán ante la comunidad internacional. A pesar de esto, el oficialismo ha cerrado filas en torno al proyecto del Poder Ejecutivo y tiene asegurados el quórum y el voto de, al menos, 37 senadores. De esta manera, el acuerdo pasaría para su ratificación a la Cámara de Diputados, donde el kirchnerismo pretende convertirlo en ley el miércoles próximo. Una vez ocurrido esto, el acuerdo tomará carácter supralegal, es decir que estará por encima de las leyes argentinas. En su exposición la semana pasada ante tres comisiones del Senado, Timerman sostuvo que el acuerdo terminará con seis años de parálisis judicial, ya que permitirá a la justicia argentina tomarles declaración indagatoria a los cinco funcionarios

Es uno de los máximos especialistas en antiterrorismo; dirige un centro en Israel

Boaz Ganor. “Ningún atentado de Hezbollah se podría cometer sin ayuda de Irán” Texto Jana Beris

¿C

uál es la relación de Irán con el terrorismo? —Hay diferentes mecanismos de involucramiento en el terrorismo: directo e indirecto. El indirecto es la actividad terrorista perpetrada en el exterior por parte de Hezbollah a manos de la Fuerza Al Quds, entre otras, por iniciativa, guía y autorización de Irán y a veces también con ayuda de los iraníes, incluyendo las embajadas de Irán en distintas partes del mundo. El mecanismo directo es el terrorismo cometido por marcos de seguridad e inteligencia iraníes, como las Guardias Revolucionarias de Irán y el Ministerio de Inteligencia. —¿Hay ejemplos concretos de involucramiento directo de Irán en atentados en el exterior? —Son varios los ejemplos. Conocemos, ante todo, el sistema de asesinatos que fueron perpetrados contra desertores iraníes en diferentes partes del mundo, por parte del Ministerio de Inteligencia iraní y las Guardias Revolucionarias. Fue

una iniciativa orquestada en todo el mundo en los años 80 y también más tarde. También hubo, incluso hace no tanto tiempo, intentos de asesinar al embajador saudita en Washington. Estados Unidos, que es muy cauteloso al respecto, dijo explícitamente que el responsable era Irán. Y diré más que ello. Ninguno de los atentados de Hezbollah en el mundo se podría haber cometido sin, por lo menos, la autorización de Irán o incluso su iniciativa y ayuda. —¿Irán hace esto porque está seguro de que puede amedrentar a la mayor parte del mundo y que nadie le hará nada? —Los atentados son en general en países en los que Irán estima que los servicios de seguridad son débiles, que no lograrán frustrarlos de antemano, tampoco demostrar la responsabilidad de Irán, y que en caso de que sí lo consigan, el daño del rompimiento de relaciones con Irán no será demasiado grande. Ahora tenemos el ejemplo concreto de Bulgaria, que acusó días atrás a Hezbollah de haber sido quien

y ex funcionarios iraníes acusados por el atentado y que tienen pedido de captura de la Interpol. Sin embargo, en su tenida con los senadores de la oposición el canciller terminó admitiendo que los acusados podrían negarse a declarar, tal cual lo establece el Código Procesal Penal argentino, con lo cual el acuerdo perdería su razón de ser. Así lo destacó el senador Rubén Giustiniani (Socialista-Santa Fe): “Ambos gobiernos han aceptado que los imputados pueden no presentarse a declarar, por lo cual se cae el argumento principal por el cual se firmó”, sentenció. El debate promete alcanzar cotas de tensión, como ocurrió cuando Timerman concurrió al Senado y como lo anticipan las declaraciones del presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Marcelo Fuentes (FpV-Neuquén), quien

ayer le pidió a la oposición que “tenga la honestidad de discutir seriamente”. Según Fuentes, esos legisladores “enredan el debate sin confesar abiertamente que son funcionales a una estrategia”. “Una cosa son los intereses legítimos de aislar a Irán de la comunidad internacional y otra muy distinta es el memorándum de entendimiento que firmó la Argentina”, aseguró en declaraciones a la agencia oficial Télam. Una ayuda a Irán Lo llamativo de las declaraciones del senador oficialista es que admitió que el acuerdo podría servir al gobierno de Teherán para mejorar su imagen a nivel internacional, tal cual lo viene denunciando parte de la oposición. La sospecha fue rechazada de plano por Timerman en su paso por la Cámara alta. “Evidentemente todo memorán-

dum va en contra de esa política de aislamiento”, insistió Fuentes, quien encontró lógico que “aquellos sectores internacionales que se consideran afectados recurran a distintas presiones, en algunos casos vía de amenazas económicas y en otros a través de persuasiones de sus embajadas sobre las comunidades”. Voceros oficialistas confirmaron que Fuentes será miembro informante en la sesión prevista para este mediodía, respondiendo a un pedido de Daniel Filmus (FpVCapital), quien debería asumir esa función, ya que fue la Comisión de Relaciones Exteriores, que preside, la cabecera del debate. Además del kirchnerismo, el acuerdo será aprobado por los fueguinos de Nuevo Encuentro y el MPN, entre otros aliados. La incógnita es qué hará Carlos Menem, presidente cuando ocurrió el atentado y procesado por el encubrimiento del ataque.ß

Correa no se arrepiente de su frase del atentado

cometió en julio un atentado en Burgas. Bulgaria, a diferencia de lo que hizo la Argentina, ha mostrado valentía y objetividad. Países mucho más grandes y fuertes no se animarían a mostrar los resultados de su investigación. La mayor parte del mundo es hipócrita. Sólo cuatro países, además de Israel, definen a Hezbollah como organización terrorista, aunque todos saben que lo es: Estados Unidos, Canadá, Australia y Holanda —¿Cuál es su opinión sobre el acuerdo que firmaron la Argentina e Irán? —Creo que lo mínimo que se puede decir es que escandaloso desde varios puntos de vista. —¿Cómo cree usted que Irán ve a la Argentina tras el acuerdo? —No sé cuáles fueron las motivaciones de la Argentina al firmar el acuerdo en cuestión, al tomar esta decisión tan tonta. Estimo que es algo que va entre un deseo de satisfacer a Irán y el temor a Irán. En ambos casos, me parece claro que el resultado será otro, ya que ningún país que se comporta de esta forma conseguirá que se lo respete. Los terroristas y sus patrones no respetarán a la Argentina porque haya firmado este acuerdo. El mensaje es justamente inverso. No hay ninguna razón por la cual el camuflaje que la Argentina está haciendo no aliente más terrorismo en suelo argentino en el futuro. —El titular de la AMIA, Guillermo Borger, habló de un tercer atentado y la Presidenta le respondió duramente. —Lo que dijo Borger no es resultado de información de organizaciones de espionaje, sino de sentido común, que al parecer la presidenta argentina no tiene.ß

Había minimizado su impacto al compararlo con los muertos provocados por la OTAN en Libia Paula Markous ENVIADA ESPECIAL

QUITO.– Con la confianza en alto luego de su holgada reelección, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ratificó los polémicos comentarios que hizo sobre el atentado a la AMIA en su último paso por la Argentina. Al ser consultado por la nacion sobre el tema en una conferencia de prensa con más de 40 medios internacionales, Correa, visiblemente irritado por la pregunta, dijo que “no se arrepiente” de nada de lo que dijo sobre la AMIA y que “nunca vio tanta mala fe para descontextualizar” sus declaraciones. Éste fue el diálogo sobre el tema: —Ahora que pasaron más de dos meses luego de su estadía en la Argentina, ¿se arrepiente de lo que dijo sobre el atentado a la AMIA, unos dichos que causaron bastante revuelo en el país? —¿Me puede decir qué es lo que dije? Pero no me arrepiento de nada, fue una vulgar manipulación. Pero ¿me puede decir los dichos sobre el atentado de la AMIA? —Usted dijo: “Conozco ese caso. Es muy doloroso para la historia argentina, pero vea cuántos murieron en el bombardeo de la OTAN a Libia”, y que básicamente no se podían comparar las dos cosas porque eran de distinta proporción.

—¿De qué tengo que arrepentirme aquí? —En la Argentina causaron bastante revuelo sus dichos. Sobre todo en la comunidad judía —Causaron cierto revuelo en ciertos sectores de la oposición, en ciertos grupos de interés. Pero el cariño que nos tiene la Argentina es impresionante. Fíjese cuántas banderas argentinas había en nuestra celebración en la avenida Shyris [en el norte de Quito, donde Correa festejó su triunfo del domingo]. Si yo hubiese cometido una imprudencia, me arrepentiría. Pero no la cometí. Pocas veces vi tan mala fe para descontextualizar mis declaraciones, que no tenían nada que ver con la AMIA. Se estaba discutiendo la doble moral internacional. Entonces cuando la periodista me comenta de la AMIA, digo: “Sí, es muy doloroso, pero por ejemplo cuántos mueren por la OTAN en Libia y no se hace nada”. Yo no es que he justificado lo de la AMIA. Este gobierno es el que incluyó en el currículum educativo la historia del Holocausto, y nos quisieron poner como si justificáramos el Holocausto, como si fuéramos antijudíos. Pocas veces he visto tanta mala fe. Así que ratifico que no tengo nada de qué disculparme o arrepentirme. Que se arrepientan los de mala fe, que tratan de distorsionar todo. Un abrazo a los argentinos, y al pueblo argentino y al pueblo de Israel.ß

Intelectuales, políticos y artistas piden más diálogo Firmaron una carta para reclamar un debate más amplio del memorándum Un grupo de intelectuales, políticos y artistas elaboraron un documento con un reclamo de mayor debate en torno del acuerdo con Irán. Lo firmaron Hermes Binner (político), Juan Campanella (cineasta), Dante Caputo, (ex canciller), Roberto García Moritán (ex vicecanciller), Juan Tokatlián y Roberto Russell (internacionalistas), Roberto Bouzas (economista), Roberto Guareschi (periodista), Osvaldo Guariglia (filósofo), Aníbal Pérez Liñán (politólogo), Vicente Palermo (sociólogo), Horacio Tarcus y Marcela Ternavasio (historiadores). El texto señala que “la aprobación legislativa del memorándum de Entendimiento firmado con la República Islámica de Irán tiene y tendrá profundas implicancias internas e internacionales. La política exterior del país, su inserción actual y su proyección futura nos enfrentan a un camino que se bifurca”. Menciona que “el logro de justicia frente al acto terrorista ocurrido en 1994 contra la AMIA se debe inscribir en las mejores tradiciones del país”, entre los que menciona el premio Nobel de la Paz al canciller Carlos Saavedra Lamas y el fin de la rivalidad argentino-brasileña. “Se trató de decisiones de alcance estratégico que le brindaron reputación y credibilidad a la política internacional de la Argentina”, remarcan como logro, junto con “la más reciente activa promoción y defensa de los derechos humanos en la política internacional durante la presidencia de Néstor Kirchner”, que “le brindó prestigio e influencia al país”. Critica, en cambio, la posición argentina en la Segunda Guerra Mundial y “la ocupación militar de las islas Malvinas”. “Este memorándum, firmado por el Ejecutivo y hoy debatido por el Legislativo tiene la estatura de aquellas determinaciones. Ése es el tamaño de lo que hay en juego con el acuerdo iraní-argentino”, señalan los firmantes, quienes sostienen que “el memorándum firmado necesita más esclarecimiento y una mejor comprensión. Nada obliga –tal lo públicamente acordado– que nuestro país deba ser el primero en aprobarlo ni que haya que hacerlo con carácter urgente ni que sea bueno contar para ello con el apoyo de un solo partido”. Por eso evalúan “imperioso hacer una pausa; esto es, ampliar los canales de deliberación, elevar la calidad del debate e incrementar las expresiones de diversos actores de la sociedad civil. En breve, se requiere una discusión sustantiva de un asunto cuyos efectos de corto y largo plazos serán, a no dudarlo, importantes”. Sugieren que el Congreso convoque a “audiencias especiales” y que se avance en los debates internos dentro de los partidos.ß

el análisis

Un extravío de la diplomacia argentina Carlos Pagni —LA NACIoN—

L

a principal justificación de Cristina Kirchner y sus colaboradores del memorándum de entendimiento con el gobierno de Mahmoud Ahmadinejad es que conseguirá una respuesta iraní a las imputaciones de la justicia argentina por el atentado contra la AMIA. El argumento tiene un defecto principal: disimula que la diplomacia de Irán ya oficializó su versión sobre ese crimen y sobre el proceso que lo investiga. El 10 de octubre de 2010, el representante de Irán ante las Naciones Unidas, Mohammad Khazaee, dirigió una nota al presidente de la Asamblea General en la que rechazó las recriminaciones que había realizado Cristina Kirchner ante ese organismo el 25 de septiembre anterior. En esa carta, catalogada como A/65/495 y fechada el 28 de septiembre de 2010, se formularon afirmaciones graves y categóricas. No sólo el régimen de Ahmadinejad aseguró que “se ha cerciorado de que ningún ciudadano iraní estuvo implicado, directa o indirectamente, en la explosión”. También imputó al gobierno argentino haber avalado arrestos ilegales y torturas durante las pesquisas; haber financiado a grupos terroristas como la Organización Muhaidín Jalq para fraguar testimonios contra ciudadanos inocentes, y

haber realizado en 1995 un atentado contra el encargado de negocios iraní en Buenos Aires, entre otros cargos. El texto concluye afirmando que “la investigación criminal de este caso está plagada de irregularidades y carece de todos los atributos esenciales de una resolución judicial”. Es difícil imaginar que las autoridades de Irán se retractarán de esas declaraciones. Entre otras razones porque quien las suscribió, el embajador Khazaee, sigue siendo el representante de su país en la ONU. A la luz de esa nota se comprende mejor la exigencia iraní de crear la Comisión de la Verdad para “revisar la evidencia reunida” en el expediente, tal como admitió la Presidenta en el mensaje dirigido al Congreso. En otras palabras: la Argentina irá a la Comisión de la Verdad no a pedir sino a dar explicaciones. Irán sumó a esta conquista otra igual de valiosa: tal como Héctor Timerman admitió ante el senador Nito Artaza, sólo podrán ser interrogados los cinco iraníes que tienen pedidos de captura de Interpol. Es decir: para indagar a los demás acusados hará falta otro acuerdo. ¿Cómo hará, entonces, el Gobierno, para “hacer avanzar la causa” si el juez y el fiscal no pueden solicitar declaración a una parte de los imputados? Lo que parece irracional para los intereses

argentinos tiene lógica para los intereses iraníes. Ahmadinejad no pretende que progrese un proceso “plagado de irregularidades”. Sólo aspira a llevar a las elecciones, en junio de este año, un trofeo: su gobierno ya no podrá ser acusado de cobijar a prófugos internacionales. Sencillo: una vez que se habiliten los interrogatorios, los imputados regularizarán su situación procesal aun cuando se nieguen a declarar. Por esta razón el acuerdo se circunscribió a los cinco buscados por Interpol. Timerman menospreció las consecuencias de sus actos cuando dijo en el Senado que “si todo sale mal, va a quedar todo como está”. Si todo sale mal, es decir, si Irán no habilita sanciones, los acusados habrán accedido al expediente, pedirán las medidas que conduzcan a sus objetivos y someterán toda la causa a la Comisión de la Verdad, sin cuyo pronunciamiento la Justicia no podrá dar un solo paso. Este extravío de la diplomacia argentina inspira la incógnita principal de estos días: ¿por qué el Gobierno ha renunciado al esclarecimiento del atentado? La pregunta está mal planteada, porque supone que el kirchnerismo alguna vez pretendió la dilucidación del crimen. Pero para Cristina Kirchner y su esposo la causa AMIA fue

siempre un capítulo de la relación bilateral con los Estados Unidos. Como legisladora e integrante de la Comisión Bicameral de Seguimiento de esa investigación, la Presidenta se cansó de denunciar que la “pista iraní” era superficial e interesada, y que desviaba la atención de la “pista siria”, que involucraba, según ella, a allegados a la familia Menem. Cuando llegaron a la Casa Rosada, los Kirchner abandonaron esa tesis y se abrazaron a la de la autoría iraní. La mutación fue parte de una estrategia según la cual la alianza con los representantes de la comunidad judía, sobre todo los de Estados Unidos, conseguiría que Washington fuera menos exigente con la normalización internacional que se esperaba de la Argentina. El principal objetor de esa simplificación fue el entonces cónsul en Nueva York, Timerman, quien le dijo a Cristina Kirchner que el ensayo no daría los resultados previstos. Tuvo razón. La Presidenta acusó al régimen de Irán como nadie antes y, sin embargo, desde los Estados Unidos le siguen exigiendo que regularice sus estadísticas y que pague los compromisos del Ciadi. Ni ella ni su esposo consiguieron, en una década, pisar el Salón Oval. El acuerdo con Ahmadinejad, que es la reacción ante ese inexorable

fracaso, devuelve a la Presidenta a sus convicciones de legisladora. El pacto comenzó a tejerse a los dos meses de que el embajador Khazaee presentó su carta en la ONU. El 23 de noviembre de 2010 la cancillería argentina contestó con una desmentida genérica las acusaciones iraníes. Y el 24 de enero de 2011 Cristina Kirchner envió a Timerman a Siria, para reunirse con su presidente, Bashar Al-Assad. Los diplomáticos sirios acompañaron a Timerman a reunirse con los iraníes, como acaba de confirmar el canciller Alí Akbar Salehi, al decir que “desde hace dos años estamos negociando el acuerdo”. La cronología es, en este caso, reveladora. Cristina Kirchner envió a Timerman a Siria a pactar con los iraníes el 24 de enero de 2011. El 10 de febrero, es decir, 17 días después, lo mandó a Ezeiza, alicate en mano, a incautar el material militar de un avión de los Estados Unidos, con el argumento de que podría tratarse de un atentado. Ambos hechos integran el mismo proceso. La Presidenta intentó explicar su increíble vuelta de campana diciendo: “Jamás permitiremos que la tragedia de la AMIA sea jugada como pieza de ajedrez en el tablero geopolítico de terceros”. Inesperada sinceridad: es lo que ella creyó estar haciendo entre 2003 y 2011 en

relación con los Estados Unidos. Por ejemplo, el 10 de agosto de 2010 envió a Timerman a entrevistarse con Hillary Clinton para decirle que los iraníes que habían volado la AMIA intentaron hacer lo mismo con el aeropuerto Kennedy. Y en diciembre pasado el atentado porteño fue uno de los fundamentos de la ley que promulgó Barack Obama para “contrarrestar la influencia iraní en el continente”. Cristina Kirchner, según comentarios que realizó ante interlocutores de confianza, está convencida de que su aproximación a Teherán la ubicará en el centro de la escena que, supone, está por venir. Cree que es inminente un gran conflicto internacional protagonizado por Rusia, Irán, Israel y los Estados Unidos. Y se ve a sí misma como mediadora en el orden que suceda a ese estallido. En 1995, un diplomático israelí recién llegado a Buenos Aires participaba de la primera conmemoración por el atentado contra la AMIA. Impresionado, comentó con una colaboradora que nunca había visto gente tan desesperada como los familiares de las víctimas. La asistente le explicó: “Además de llorar la pérdida, ellos lloran que jamás obtendrán reparación”. Esa denegación de justicia es el atentado de índole moral denunciado por Santiago Kovadloff.ß