26 Tinelli, otro caso de excepción

3 mar. 2013 - riosa por todo el país en recitales multitudinarios, la música clási- ca, apenas retirada la primavera, se entra en un letargo que, lamen-.
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espectáculos

| Domingo 3 De marzo De 2013

Entrelíneas Marcelo Stiletano

Tinelli, otro caso de excepción H

ay una palabra de fuertes reminiscencias clásicas que en Italia se aplica desde siempre en asuntos tan prosaicos como la programación televisiva. Lo que en la Argentina definimos sin vueltas como grilla televisiva en la península se identifica a través del palimpsesto. Un término utilizado entre nosotros casi exclusivamente por la filología y que, en cambio, funciona allí sencillamente como la suma de los programas de TV que todo canal de aire entrega durante un determinado espacio temporal. Detrás de esa definición ya incorporada al glosario televisivo italiano subyace el significado original de una palabra a la que la Real Academia Española le atribuye orígenes latinos y griegos. El palimpsesto tiene dos acepciones: “manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente” y “tablilla antigua en que se podía borrar lo escrito para volver a escribir”. De ellas se desprende naturalmente la idea de que siempre hay alguna huella de continuidad en ese cambio permanente. Los nombres pueden alterarse circunstancialmente, pero la estructura que los contiene conserva sus líneas esenciales. Que en el caso de un canal abierto no significa otra cosa que ser consecuente con un principio de identidad: aquí se trata de armar una programación generalista, con variedad de expresiones y propuestas, claramente diferenciada de la unidad temática de las señales “de nicho” que corresponden a la TV paga.

De hecho, en Italia los cambios en el palimpsesto (las novedades de programación, para decirlo con más claridad) responden a criterios más o menos rigurosos y a una organización espacio-temporal que incluye, entre otras menudencias que aquí parecen haber perdido toda relevancia, el respeto casi irrestricto al horario de comienzo y final de cada programa. Si un concepto tan culto parece patrimonio exclusivo de la TV italiana, la base conceptual que lo contiene se utiliza en todo el mundo. Menos en la Argentina. Esta vocación por la excepcionalidad de la que suelen vanagloriarse nuestras autoridades sin medir sus nocivos efectos y consecuencias vuelve a quedar al desnudo con todas las implicancias del irresuelto caso Tinelli. Una novela de enredos cuya trama se torna día tras día cada vez más confusa, incierta y enigmática por la sencilla razón de que en ella los que suelen hablar todo el tiempo son los personajes secundarios o de menor influencia, mientras perdura el inexplicable silencio de sus protagonistas. Ni el grupo Indalo (cuya cabeza visible es el empresario kirchnerista Cristóbal López) ni Ideas del Sur han dicho hasta ahora una sola palabra oficial por lo menos para corresponder a las preguntas elementales que se hace ese televidente común y corriente que cada día recurre a la pantalla para renovar el voto de confianza hacia quienes satisfacen sus genuinas necesidades de recreación y entretenimiento. El mundillo televisivo vive con zozobra y desasosiego la prolongación de un estado de incertidumbre que

Marcelo Tinelli, con espaldas suficientes como para darle su propio sello a toda una programación entera

Ni el grupo Indalo ni Ideas del Sur han dicho hasta ahora una sola palabra oficial En todo este tiempo, El Trece desnaturalizó su programación generalista hacía tiempo no aparecía en el medio. No es difícil entender por qué: quien está en el medio resolviendo en estas horas su futuro es nada menos que la figura más decisiva de la televisión argentina de las últimas dos décadas. El asombroso dueño de un margen de decisión, convocatoria, rating y (por consiguiente) poder que no reconoce antecedentes en términos de vigencia y longevidad.

Tan fuerte resulta la necesidad de contar en las filas propias con un jugador de tanto peso como Tinelli a partir de una suma de razones mediáticas, económicas, empresariales y políticas (factores de origen autónomo que en un punto inexorablemente terminan confluyendo) que la propia confección de un “palimpsesto” a la Argentina aparece virtualmente paralizada a la espera de una definición. En el limbo En este sentido, lo más llamativo de todo este proceso no pasa por saber en definitiva en dónde finalmente recalará Tinelli después de su alejamiento de El Trece, sino el modo en que la propia lógica impulsada por un protagonista tan excluyente determinó en los últimos años una modificación tan rotunda en las reglas que rigen aquí y allá con cierta lógica y previsibilidad el funcionamiento televisivo. Por lo pronto, el limbo en el que parece haber entrado la pantalla desde que se anunció por primera vez la posible mudanza de Show-

Match dejó a la vista la virtual desaparición de la idea misma de programación generalista en los canales de aire de la Argentina. La primera consecuencia que se extrajo de este caso es la cantidad de espacios vacantes que el alejamiento de un solo actor habría de generar dentro de una misma sintonía. Tal vez esto no ocurra, ya que lo último que se sabe es que los desprendimientos de ShowMatch que en los últimos tiempos ocuparon grandes espacios estratégicos en la programación de El Trece podrían continuar allí, pero esta resolución práctica no altera lo inquietante del cuadro: buena parte de la programación integral de un canal de aire sujeta a las necesidades de un solo actor, que va ganando espacios y terrenos como si estuvierámos frente al tablero de un juego de táctica y estrategia. Así las cosas, en todo este tiempo, El Trece desnaturalizó su programación generalista para convertirse en el “canal de Tinelli”. El panorama no es más alentador entre los restantes actores. Telefé es

archivo

el que menos contaminado por esta moda aparece a primera vista, pero detrás de la superficie aparecen detalles tan sugerentes como las maratones interminables de Los Simpson y, en compensación, la ausencia casi absoluta de programas políticos o de actualidad, condición de la que –paradójicamente– abusa hoy América con una pantalla cuyo común denominador pasa por la frivolización de lo que ocurre en los márgenes de la sociedad, dicho esto en el más amplio sentido del término. La TV pública se suma plenamente al cuadro con un eje que desmiente todo el tiempo esa identificación. No sólo por la existencia de ciclos de rampante oficialismo como 6,7,8, sino ante todo por el hecho de que su programación queda expuesta a necesidades políticas que la llevan a asemejarse cada vez más en su armado a una señal deportiva, con la agravante de las tandas desde las que se denigra al por mayor a quienes no piensan como el Gobierno. Así, la idea misma de palimpsesto se convierte en utopía.ß

Lo que viene 3/3 al 9/3 los recomendados de la redacción

cine

A la vuelta de la esquina

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films argentinos

Compiten en la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Gudalajara que finalizará el próximo sábado.

26 países

Verán el ciclo The You Generation, un concurso de talentos producido por Simon Cowell en asociación con YouTube.

20 años

Pasaron antes del reencuentro del matrimonio que interpretarán Miguel Angel Solá y Malena Solda en Historias de corazón.

El cine argentino es amplio, hasta incluye cine experimental. Y el cine experimental argentino es algo que para muchos espectadores queda lejos. En cuanto a cercanía geográfica, cada uno sabrá a qué distancia está del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, que queda en Corrientes 1543, ciudad de Buenos Aires. En cuanto a cercanía estética, si les gustan las películas y nunca se animaron con esta zona del cine, Teoría de cuerdas puede ser una atractiva oportunidad. Film colectivo: más de una decena de directores que presentan imágenes abstractas, sí, pero hay más. Por ejemplo foundfootage, es decir, “metraje encontrado”, material preexistente (películas científicas de época, documentales y otras variantes) que se intervienen: colores, definición, tamaño, velocidad. La imagen –también la generada especialmente para la película– es materia maleable, moldeable, pixelable, filtrable. Los segmentos de Teoría de cuerdas son variados y caleidoscópicos (hay imágenes que lo son cabalmente) pero se presentan unidos por una actitud que busca el borde, la sorpresa, la seducción del ojo. El otro gran unificador es la música de Gustavo Esnaola Moro que aporta con fuerza al trance que propone la película. Para agregar experimento y sorpresa, en cada una de las cuatro funciones de marzo un nuevo director agregará un nuevo episodio a la mezcla. ßJavier Porta Fouz

Teoría de cuerdas Jueves, de marzo, a las 20.30 Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543

televisión

Jean Reno, en un policial

Un policial protagonizado por Jean Reno, filmado integramente en París, en el que, además, la capital francesa forma parte integral de la trama ya que cada uno de los crímenes que le toca resolver al veterano policía que encarna el ex Perfecto asesino ocurre alrededor de un lugar emblemático de la ciudad. La serie que se estrena mañana se llama Jo en honor a su personaje central Jo St. Clair, un detective que forma parte de una brigada de elite encargada de desentrañar los homicidios que parecen multiplicarse a su alrededor. Trabajando entre las luces de Notre Dame, la Torre Eiffel, la Place Vendome y los rincones más oscuros de París, St. Clair intentará encontrar justicia a su modo. Como si la combinación de Reno y París no fuera sufiente, el creador de la serie es Rene Balcer, responsable durante años de La ley y el orden. Un experto en hacer del crimen y el castigo un entretenimiento semanal y de armar equipos investigativos que funcionan a pesar de sus diferencias. Así St. Clair tiene como compañero al detective Bayard (Tom Austen), un inexperto policía al que le cuesta bastante adaptarse al estilo de St. Clair que para complicar aun más su vida profesional tiene como jefa a Dortmont, con la que comparte un pasado que se irá revelando a lo largo de la temporada. Lo mismo sucederá con la conflictiva relación que sostiene con su hija y con Karyn, una monja interpretada por Jill Henessy que hace las veces de consejera espiritual del complejo Jo.ß Natalia Trzenko

Jo Con Jean Reno Desde mañana, a las 22, por FX.

música

Llega Daniel Johnston

En algún lugar entre John Lennon y Robert Wyatt se encuentra Daniel Johnston. Ese lugar es tan incierto como el derrotero que trajo hasta aquí a un músico que sufrió cada canción que compu- so. Lejos, muy lejos del sueño americano y cerca de la locura, este cantautor que nació en California y logró cierta reputación en la escena de Austin, Texas, cimentó una trayectoria que esquivó al gran público, pero influyó a algunos que sí lograron atraer a la masas. Para ejemplos basta con la mención de Kurt Cobain. Es que D.J., el sujeto detrás de un documental que se exhibió años atrás en el Bafici (The Devil and Daniel Johnston), convirtió la escasez en atributo. El low-fi era lo único que tenía a mano: una guitarra, una casa rodante y lo que sirviera para registrar esas piezas tan frágiles como su salud. Porque se le va la vida en música a Johnston. Sólo alcanza con escuchar la tristeza que encierra “Honey I Sure Miss You” para tener ganas de abrazarlo y poder agradecerle al oído por un sentimiento que alguna vez compartimos con el autor, pero que nunca podríamos describir como él. El viernes un pequeño milagro se producirá: subirá al escenario de Niceto Club, con una cofradía de músicos locales que lo admiran y que pueden tocar de memoria sus canciones. Bueno, o algo parecido a eso. ß Sebastián Espósito

Daniel Johnston Debuta en Buenos Aires El viernes, a las 21 Niceto Club, Niceto Vega 5510 Entrada, 250 pesos

teatro

Con ternura y bestialidad

clásica

El fin del silencio

Por suerte, o por justicia, regresa Cachafaz, uno de los cachetazos de verdad que la irreverente pluma del gran Copi nos dejó, y que la joven y talentosísima Tatiana Santana adaptó y dirigió en versión musical. Luego de debutar en el Teatro del Sur (sala que cerró sus puertas el año pasado) y de consagrarse como el mejor musical off en la última entrega de los Premios Hugo, la elogiada puesta se trasladó al Teatro del Pueblo, donde volverá a presentarse a partir de este miércoles. La descarnada obra cuenta la historia de cómo el malevo Cachafaz y su amor, una travesti llamada “la Raulito”, logran sublevar, desde las entrañas de la marginalidad, a los habitantes del conventillo en el que viven. Son muchos los aciertos que esta versión de la “tragedia bárbara en dos actos y un verso” tiene para ostentar. En principio, dos notables interpretaciones de Emilio Bardi (Cachafaz) y Claudio Pazos (“la Raulito”), que dotan de una humanidad conmovedora a criaturas que oscilan entre la ternura y la bestialidad. También, se destacan los coros, que dan un marco fundamental a la puesta, la música de Rony Keselman, que refuerza su caracter rioplatense con sonidos de murga, tango y candombe, y las bellísimas coreografías de Mecha Fernández. Por estos motivos, y para empaparse del imaginario de un genio inclasificable, vale la pena asistir a Cachafaz.ß Carolina Amoroso

A diferencia de lo que sucede con la música popular, que a lo largo del verano se desparrama victoriosa por todo el país en recitales multitudinarios, la música clásica, apenas retirada la primavera, se entra en un letargo que, lamentablemente, se extiende, impertérrito, en enero y febrero. Hace algunos años, el Colón proponía una minitemporada estival y más lejos aún, había recitales al aire libre de clásica en algunos parques de la ciudad. Pero ahora, con absoluta resignación, hay que esperar que llegue marzo para que los sonidos académicos comiencen a flotar nuevamente. Tal vez como corresponda, habida cuenta de su trascendencia e historia, es el Colón quien da el puntapié inicial. El jueves, con la dirección del lituano Juozas Domarkas, la Filarmónica de Buenos Aires, casi formalmente, inaugura la temporada de música clásica. El programa, todo ruso, incluye Romeo y Julieta, de Tchaikovsky, Tormenta de nieve, de Sviridov, una partitura de música incidental compuesta para un film soviético de 1964, y la Sinfonía Nº 10, de Shostakovich, un verdadero alegato personal posterior a la muerte de Stalin. Quizá no sea Domarkas el nombre más convocante para esta ocasión pero la Filarmónica tiene su propio prestigio, el suficiente y necesario como para acompañarla y celebrar que, por suerte, el veraniego silencio clásico ha llegado a su fin.ß Pablo Kohan

Cachafaz

Dirección de Jouzas Domarkas Teatro Colón, Libertad 621 Jueves, a las 20.30 Entradas, desde $ 35.

De Copi, dirigido por T. Santana Miércoles, a las 20.30 T del Pueblo, R. Sáenz Peña 943.

Filarmónica de Bs. As.