Volver a Egipto - Recursos Escuela Sabática

19 dic. 2015 - Dios, fuera bueno o malo (Jeremías 42:6), pareció revelar que estaban dispuestos a dejar de lado sus deseos personales si fuera necesario. Reconociendo que seguir las orientaciones divinas era lo mejor que podían hacer, el pueblo declaró: “Obedecere- mos; para que, obedeciendo a la voz del Señor, ...
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Casa Publicadora Brasilera Comentarios de la Lección de Escuela Sabática IV Trimestre de 2015 Jeremías

Lección 12 (12 al 19 de diciembre de 2015)

Volver a Egipto Dr. Márcio D. Costa

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Introducción El ataque a Jerusalén por parte de los babilonios en el 588 a. C., provocó cambios sustanciales en la vida del pueblo escogido de Dios. Jeremías informó que, aunque los judíos hubieran sido llevados a Babilonia, un grupo permaneció en la ciudad. Estaba conformado por los más pobres de la tierra (Jeremías 39:10), a los que se les permitió quedarse para trabajar como labradores conviviendo entre las ruinas de su amada ciudad. Sin embargo, en ese período, los campesinos judíos debieron enfrentar una serie de desafíos que probarían su obediencia y los llevarían a tomar actitudes decisivas para su vida. Para el cristiano, las elecciones que conducen a la vida o a la muerte, pueden ser conocidas con antelación. La vida está en la obediencia al consejo divino, creyendo en Aquél que no se equivoca ni actúa siguiendo sus propios intereses. La muerte está en la satisfacción de los deseos egoístas del corazón humano.

Anarquía política El relato bíblico (Jeremías 40:16; 41:1) muestra que Gedalías estaba totalmente ciego a las amenazas que lo rodeaban. Luego de la invasión de Jerusalén, una aparente paz reinaba entre el pobre remanente y nada parecía provocar que su recién electo gobernador pudiera pensar que ocurriría algún problema. Cuando Joanán le dijo que el rey amonita Baalis había enviado a Ismael para matarlo, no le creyó. De acuerdo con el Comentario bíblico adventista, Gedalías no estuvo dispuesto a seguir la advertencia de Joanán. 2 Es probable que el recelo de Gedalías hacia su informante fuera causado por el servicio prestado por Joanán como jefe del ejército de Sedequías, el antiguo rey de Judá. Las insensatas decisiones de Gedalías causaron terribles consecuencias al pueblo. En un corto período de tiempo, la esperanza de un futuro mejor para el remanente de

Licenciado en Teología, con Maestrías en Administración y Religión y Doctorado en Religión por la Andrews University. Rector de la carrera de Teología en el Instituto Adventista de Paraná, Brasil. 2 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista, tomo 2, p. 982. Recursos Escuela Sabática © 1

Judá derivó en temor a un probable ataque babilónico. El clima de tensión nuevamente surgió entre el pueblo de Dios.

Buscando la orientación divina La actitud de los líderes judíos, pidiendo que Jeremías orara a Dios en favor del pueblo que había quedado, demuestra una aparente disposición a respetar la soberanía divina en sus vidas. La afirmación de que ellos obedecerían el mandato de Dios, fuera bueno o malo (Jeremías 42:6), pareció revelar que estaban dispuestos a dejar de lado sus deseos personales si fuera necesario. Reconociendo que seguir las orientaciones divinas era lo mejor que podían hacer, el pueblo declaró: “Obedeceremos; para que, obedeciendo a la voz del Señor, nuestro Dios, nos vaya bien” (Jeremías 42:6). Luego de diez días de espera, las expectativas de una respuesta no muy agradable de parte de Dios parecieron cumplirse. El deseo del pueblo era “partir… a Egipto” (Jeremías 41:17). Pero la orden de Dios era exactamente lo contrario. “Jeremías alzó la voz en protesta contra ese traslado. Rogó: ‘No entréis en Egipto’”. 3 A pesar de la claridad, es posible que este mandato haya “enfriado” la fervorosa fe expresada algunos días antes, cuando pidieron la orientación divina. Según los ojos humanos, Egipto parecía el lugar más seguro para recomenzar la vida, puesto que estarían fuera del dominio babilónico. Por un lado, Dios estaba siendo enfático al exponer las consecuencias que sufrirían si abandonaban Judá. Por otro lado, Dios prometió gran prosperidad y seguridad a aquellos que confiaran en su Palabra y permanecieran allí. Ante este dilema, el pueblo debía escoger entre su propia intuición y las orientaciones de Dios.

Volver a Egipto Después de tantas advertencias divinas, el pueblo siguió su propia voluntad y demostró que su corazón era realmente duro. Aunque estaban equivocados, intentaron justificarse. Acusaron a Baruc de desear el mal para el pueblo y conspirar contra él, así como sus antepasados habían difamado a Moisés durante el período de peregrinación en el desierto. Con ello estaban condenándose a sí mismos, considerando las terribles consecuencias sufridas por sus ancestros. El relato de los primeros versículos del capítulo 43 de Jeremías transmite la idea de una respuesta acalorada y arrogante de Azarías, Joanán y de “todos los varones soberbios” (Jeremías 43:2). A continuación, el texto describe una secuencia de actitudes que parecen haber sido tomadas impulsivamente, culminando con la llegada a la ciudad egipcia de Tafnes, contrariando la orden divina. El hecho de que el pueblo fuera llevado a actuar según sus emociones, en contra de la voluntad divina, nos hace recordar que rechazar las orientaciones de Dios constituye un acto de locura. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso” (Jeremías 17:9). ¡Las consecuencias de esa insensata decisión serían muy graves! 3

Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 339. Recursos Escuela Sabática ©

Llevados al exilio El esfuerzo del pueblo de buscar seguridad por fuera del consejo divino trajo como resultado una inmediata y prevista condenación. La orden divina ejecutada por Jeremías de enterrar grandes piedras “a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes” (Jeremías 43:9), sería obedecida sólo por alguien que tuviera la certeza de que Dios estaba en el control de la situación. La seguridad que Tafnes parecía ofrecer no significaba nada ante del poder del Señor de los Ejércitos. Para ejemplificar la soberanía del propósito divino cumplido a través del rey Nabucodonosor, el profeta utilizó una comparación muy curiosa. “Limpiará la tierra de Egipto como un pastor limpia su capa de los piojos, y saldrá de allá en paz” (Jeremías 43:12). Nabucodonosor invadiría Egipto y quemaría los templos de sus dioses (Jeremías 43:13). Estos ídolos se habían convertido en objeto de adoración para quienes, aunque manifestaran su deseo de actuar como pueblo de Dios, prefirieron confiar su existencia a monumentos sin vida. Una gran devastación pudo haberse evitado si aquellos colonos judíos hubieran recordado que “Dios es nuestro amparo y fortaleza” (Salmo 46:1). Elena G. de White afirmó: “Hay amadores del mundo aun entre aquellos que profesan esperar al Señor… Las cosas del mundo son sus ídolos”. 4 ¿Qué debo hacer para que Dios cumpla su voluntad en mi vida, y qué ídolos tengo que abandonar? Este es un interrogante que todos debemos responder.

Desafío abierto Las palabras de reprensión registradas en el capítulo 44 de Jeremías deberían haber concientizado a los judíos rebeldes en cuanto al motivo de sus calamidades presentes y futuras (Jeremías 44:2, 3, 13, 14). Ellos simplemente estaban cosechando los frutos de sus propios actos. A pesar de todas las advertencias y reprensiones, el pueblo –una vez más– actuó de manera injusta y desleal ante Dios. Hundidos en la idolatría, juzgaron que Dios era el autor de sus males, a la vez que le atribuyeron sus bendiciones a un ídolo (versículo 18). Jeremías, una vez más, les explicó que el castigo era el resultado de su rebeldía hacia Dios (versículos 22, 23), pero sus palabras no fueron aceptadas por el pueblo. La conclusión del capítulo 44 de Jeremías demuestra que había quedado muy claro para todos que Dios tenía razón. “Y los que escapen de la espada y vuelvan de Egipto a Judá, serán muy pocos. Entonces, todo el remanente de Judá que vino a vivir a Egipto, sabrá cuál palabra hade permanecer, la mía o la de ellos” (Jeremías 44:28). En los versículos 29 y 30, como señal de que Dios siempre cumple lo que promete, dijo que entregaría al faraón Hofra en manos de Nabucodonosor. De acuerdo con Schwantes, “Hofra es el equivalente hebreo de Apries, que reinó en Egipto desde el 4

White, Joyas de los testimonios, tomo 2, pp. 156, 157. Recursos Escuela Sabática ©

589 hasta el 570 […] En efecto, Apries perdió la vida en una revuelta, y fue sucedido por Ahmose II o Amasis (570-526 a. C.)”. 5 En la historia del pueblo de Dios siempre hubo buenos y malos momentos; períodos de total entrega, fidelidad y alegría, así como de apostasía y rebelión. Sin embargo, a pesar de los cambios en las circunstancias, Dios siempre es el mismo. Él es fiel y justo, así como benigno y misericordioso. Ante esta realidad, la pregunta que surge es: ¿He sido leal a Dios? En el capítulo 33 de Jeremías, Dios hace una amorosa invitación: “Clama a mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas, que tú no sabes” (Jeremías 33:3). Busquemos fuerzas en ese Dios maravilloso que está a las puertas de nuestro corazón (Apocalipsis 3:20), dispuesto a salvarnos y proveernos de todo lo que necesitemos, si sólo confiamos en Él.

Dr. Marcio Costa Profesor Coordinador del curso de Teología Instituto Adventista de Paraná (Brasil) Realizado con el aporte de Vítor Correia Deucher

(alumno del curso de Teología del IAP).

Traducción: Rolando Chuquimia © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA

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Siegfried Julio Schwantes, Jeremias O Profeta Sofredor, p. 193. Recursos Escuela Sabática ©