De vuelta a Egipto - Recursos Escuela Sabática

19 dic. 2015 - Meses después, Ismael, que tenía linaje real (Gedalías ..... para perseguir al remanente, el “trigo”, y los perseguirán a causa de las cala-.
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COMENTARIOS DE LA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA IV Trimestre de 2015

Jeremías Lección 12 19 de diciembre de 2015

De vuelta a Egipto Prof. Sikberto Renaldo Marks Versículo para Memorizar: “Jehová sea entre nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare a nosotros” (Jeremías 42:5).

Introducción El pueblo de Israel tuvo tres períodos importantes en su historia hasta la llegada del cautiverio babilónico. En el primer lapso, de 430 años, abarca el período desde la salida de Abraham de Babilonia, hasta la salida del pueblo de Israel de Egipto, donde sufrieron en tierra extraña. En el segundo período, que abarca el lapso desde la salida de Egipto hasta el reinado de Saúl, unos 440 años, en los cuales el pueblo desafió la paciencia de Dios. El tercer período, de 464 años, el tiempo de los reyes, del reino dividido, abarca desde el año 1050 a.C. hasta el año 586 a. C., en el que Nabucodonosor invadió por última vez el Reino del Sur (el Reino del Norte ya no existía), y condujo más gente al exilio y destruyó el Templo de Jerusalén, la Casa del Señor. Desde allí en adelante, sufrieron con la opresión del imperio babilónico y de otros imperios. Hay otros períodos interesantes. Desde que Abraham fue llamado, según los datos de los que me estoy valiendo, en el 1917 a. C., hasta el año de la destrucción del Templo en el 586 a. C., pasaron 1331 años. Desde la salida de Egipto, en el 1487 a. C., hasta la destrucción del Templo, pasaron 901 años. Durante ese lapso, el pueblo de Dios tuvo algunos momentos, pocos, de gloria. Fueron pocos y escasos los años en los que el rey, los sacerdotes, y el pueblo estuvieron en sintonía con los profetas de Dios. Cuando perdieron la soberanía ante el poder de Babilonia, pasaron a vivir con la expectativa de que llegara el Mesías que los libraría de la situación otro poder ejerciendo dominio político sobre ellos. No entendieron la profecía ni las palabras del propio Mesías, cuando dijo que su Reino no era de este mundo, sino un reino eterno, para aquellos que aceptaran la gracia del Salvador. Por eso es que, hasta hoy, esperan al Mesías, quien ya estará llegando por segunda vez. Lamentablemente, de manos del pueblo de Dios, el poder en el mundo fue pasando a otros imperios, una sucesión de imperios paganos: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma, hasta que, poco tiempo después del tiempo en el que Jesús llegó, en el año 34 perdieron totalmente el derecho otorgado por el propio Creador de ser “pueblo de Dios”. Aunque Dios continuara dirigiendo los negocios de este mundo, so ya no sería a través de un pueblo, sino a manos de los enemigos de los hijos de Dios, imperios paganos, de adoradores de ídolos. Dios llegó hasta el punto de utilizar siervos suyos para influir en esos reinos, personas tales como Daniel y Ester. Recursos Escuela Sabática ©

En el período de la Iglesia, sucedió algo parecido. Durante el tiempo en el que vivieron las personas que habían visto a Jesús, que presenciaron su testimonio, la iglesia fue fuerte y fiel. Luego se fue degenerando hasta los tiempos de la Edad Media, en los que ya no era la iglesia de Cristo, sino la que perseguía a aquellos que todavía se mantenían fieles al Salvador. Como antes del cautiverio babilónico, así como en los años de la crisis final de los reyes hijos de Josías, que introdujeron imágenes y estatuas en el Templo de Salomón, esos cristianos introdujeron ídolos en los templos y adoraron santos humanos muertos, no al Salvador, llegando incluso a cambiar el día de observancia, cosas que los rebeldes del tiempo de Jeremías no se habían atrevido a hacer. La situación del mundo solo empeoró a causa de la rebeldía y de la alianza con Satanás. Aun así, tal como en los tiempos de Jeremías, siempre hubo algunos que permanecieron fieles del lado de Cristo, un remanente fiel, que desembocó en la actual Iglesia Adventista del Séptimo Día. Pero, como parece que la historia siempre se repite, otra vez la corrupción y la rebeldía aparecen, y tendrá que aparecer el largamente anunciado zarandeo, para purificar la iglesia remanente, y así esté capacitada para concluir con la obra que hace milenios espera ser realizada.

Anarquía política Desde el capítulo 40 hasta el 45 de Jeremías, vemos una sucesión de hechos que ocurrieron luego de la caída de Jerusalén. Se enfocan tres temas: 1) los eventos asociados a Gedalías (Jeremías 40:1-41:10); 2) la huida de Jeremías a Egipto (41:11-44:30); y 3) la promesa de Dios a Baruc (45:1-5). En el año 588 a. C., Nabucodonosor nombró a Gedalías gobernante de la nación vencida. Él gobernaría desde Mizpa. Meses después, Ismael, que tenía linaje real (Gedalías no lo era), fue con un grupo de hombres hasta donde estaba Gedalías y comieron juntos. A continuación, este Ismael atacó, con diez hombres más, a Gedalías y a algunos judíos que estaban con ellos, junto a algunos caldeos oficiales de Babilonia, y los mataron a todos. Al día siguiente hicieron un ayuno conmemorativo. Al siguiente día, llegaron de Siquem, Silo y Samaria unos ochenta hombres con las barbas rapadas, vestiduras rasgadas y la piel cortada en un acto de humillación, para ofrecer incienso en la casa de Jehová, en el caso, la sede del gobierno, porque el Templo ya no existía. Ismael los encontró y mató a setenta de ellos. Los otros se salvaron porque dijeron poseer depósitos de trigo, cebada, aceite y miel escondidos en el campo. Con su actitud rebelde, Ismael estaba desafiando al rey Nabucodonosor. Había desobedecido las orientaciones que Dios había dado a través de Jeremías, de que se sometieran a Babilonia. Eran un grupo de personas que no aceptaron la orden divina, considerando al gobierno de Gedalías como un títere de Nabucodonosor. Gedalías era fiel al mandato divino. Detestaban a este gobernador, así como lo hacían con Jeremías, hasta incluso a Dios. Lo hacían porque Gedalías no era de familia real, pero también porque había sido nombrado gobernador por Nabucodonosor. Todo esto haría que Ismael atrajera la ira de Nabucodonosor, para que volviera y arrasara definitivamente la tierra, puesto que en la última invasión, ni el templo había quedado en pie. Ismael decidió continuar con su locura. Llevando presas a las hijas del rey Sedequías, que los babilonios habían dejado allí, y a todo el pueblo, intentando ir a la ciudad de Amón. Joanán, hijo de Carca y los capitanes que estaban con él, se enteraron lo que Recursos Escuela Sabática ©

Ismael había hecho y decidieron enfrentarlo, antes de que llegara el rey de Babilonia. En el encuentro, liberaron a todo el pueblo que se unió a Ismael. Con ocho compañeros más, Ismael escapó, huyendo a Amón. “Según Calvino, el acto de Ismael fue de una crueldad detestable y bárbara, pues había matado a Gedalías, luego de que éste lo hubiera recibido, violando todas las reglas sagradas de hospitalidad. Además, Ismael había jurado lealtad a Gedalías, que era considerada una autoridad paterna. El acto fue también una traición al pueblo, porque atraería la ira de Nabucodonosor contra el pueblo que, aunque había salvado, estaba en condición miserable. Uno de los motivos de la traición era que Ismael era de linaje real, y puesto que Gedalías no lo era, el asesinato fue motivado por ambición y orgullo. Según Adam Clarke, Ismael probablemente se refugió con Baalis, rey de los amonitas, durante el sitio de Jerusalén, y habría sido utilizado por Baalis para asesinar a Gedalías. El acto de comer juntos el pan, citado en Jeremías 41:1, era una forma de hacer un pacto sagrado de amistad. Ismael pretendía llevar a los cautivos a Amón y venderlos como esclavos. El grupo incluía mujeres, niños y eunucos, posiblemente pertenecientes al harén del rey Sedequías”. 1 Como podemos ver, aun después de haber comprobado que las profecías de Jeremías eran verdaderas, después de que todo se hubiera cumplido al pie de la letra, todavía quedaba gente, entre los judíos, que actuaban siguiendo su voluntad y deseos personales. El título de la lección es muy adecuado: “Anarquía política”, pues tomaron decisiones y practicaron actos que sólo empeorarían la situación, que de por sí ya era trágica. ¿Hasta qué punto puede llevar el pecado a personas que no se dejan orientar por Dios? Parece que siempre el límite es la muerte. Al fin de cuentas, ¿qué puede ser peor que la muerte para un pecador?

Buscando conducción divina Ya no había rey en Judá. Sólo un gobernador, y elegido por el rey de Babilonia. Era Gedalías, que algunos judíos habían matado. Esta actitud era una afrenta al rey de Babilonia. ¿Vendría él para vengarse de esa afrenta? Esa era la duda, y lo que temían. Ante la situación, algunos líderes de los judíos resolvieron ir hasta donde estaba Jeremías, el profeta del Señor (ese mismo Señor que en el futuro vendría a la tierra a salvar a la humanidad), para saber lo que el Señor tenía para decirles. O sea, ¿debían quedarse en Judea, o debían refugiarse en Egipto? Esas eran las dos opciones. Siguiendo la lógica de las profecías pasadas, era muy probable que debían permanecer en Judea. Pero, por las dudas, resolvieron preguntarle al profeta que ellos mismos ya habían desobedecido y condenado. ¿Obedecerían esta vez? Veremos que no. Aunque consultaron al profeta, esperaban la respuesta que ellos mismos ya habían escogido: ir a Egipto. Jeremías oró a Dios y diez días después recibió la respuesta: debían quedarse donde vivían, en Judea. Allí Dios los protegería. Haría que Nabucodonosor actuara con calma respecto de ellos, que fuera bueno y actuara con piedad, y no los amenazara, ni hiciera más mal y más castigo del que ya había hecho. Pero, en caso de que resolvieran ir a Egipto, el Señor mandó decir que ya nos protegería. Por el contrario, sufrirían todo aquello que temían sufrir en su país. Allí enfrentarían la es1

Extraído de http://www.jamaisdesista.com.br/2015/03/jeremias-401-16-gedalias-rechaca-ameaca.html Recursos Escuela Sabática ©

pada del propio Nabucodonosor, pasarían hambre, sufrirían por las pestes. De los que fueran a Egipto, nadie sobreviviría, todos morirían. El mensaje de Dios fue muy claro y coherente. Conforme lo que ya les había dicho con anterioridad, no debían hacer pacto con los egipcios, ni confiar en ellos. Desde allí Dios ya los había sacado en tiempos de Moisés. Contrariando la orden de Dios, decidieron hacer lo contrario.

Volver a Egipto En Deuteronomio 17:16 Dios dejó una orden explícita y clara: debían continuar. El rey, en caso de que quisieran tener uno, no debía llevar al pueblo de vuelta a Egipto. Ellos no debían retornar nunca a ese país, ni debían transitar ese camino de vuelta. Ahora, en el tiempo de una nación sin rey, en los que eran dominados por Babilonia, el tiempo del profeta Jeremías, cuyas profecías habían demostrado ser verdaderas porque se habían cumplido fielmente, aquellos líderes judíos que ya habían sido rebeldes en el pasado llevando a la nación a la ruina, una vez más se mantuvieron rebeldes. Al contrario de lo que Dios había orientado a través de Jeremías, resolvieron ir a Egipto. Primero, mataron al gobernador que Nabucodonosor había instituido, luego quisieron escapar de las consecuencias de lo que habían hecho, siendo que Dios les había dicho que no huyeran a Egipto porque Él los protegería del rey de Babilonia, no de Egipto. Ahora, querido amigo y amiga, razona conmigo. ¿En qué creyeron esos líderes? ¿En el poder de Dios o en el poder de Egipto? Justamente, el poder de Dios, siglos antes, los había librado de la opresión egipcia, ahogando al ejército entero del faraón en el Mar Rojo. En Babilonia, estaba el profeta Daniel, representante de Dios, dando su testimonio dentro del palacio real. Además, Dios había prometido protegerlos de Babilonia, que hacía no muchos meses había derrotado al ejército de Judá para después destruir el Templo del Señor. Asociemos los hechos. Aun sin tener en cuenta la Palabra de Dios, hubiera sido más lógico quedarse en su país, puesto que Egipto ya había fallado en socorrerlos. En realidad, tanto Egipto como Babilonia eran dos enemigos mortales del pueblo de Dios. Y ahora ellos querían hacer alianza con uno de los enemigos para protegerse del otro. Esto nos hace pensar y reflexionar, pues se trataba del pueblo de Dios, tenían un Rey que era superior a cualquier rey humano, con un Poder infinito, y que ya había mostrado su poder actuando en favor de ellos, en muchas ocasiones, en el pasado. Además, ellos tenían la Palabra de Dios dada por medio de Moisés, tal como la tenemos nosotros. “Cuando salgas en guerra contra tus enemigos, y veas caballos y carros, un ejército más numeroso que el tuyo, no les tengas temor, porque el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto, está contigo. Cuando os acerquéis a combatir, llegará el sacerdote, y hablará al ejército. Les dirá: ‘Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos. No se ablande vuestro corazón. No temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis ante ellos. Porque el Señor anda con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, y para salvaros’” (Deuteronomio 20:1-4). Pero ellos no creyeron, ni en Jeremías, ni en las Escrituras y, por lo tanto, ni en Dios. Creyeron en ídolos, como veremos más adelante. Argumentaron que Baruc había influenciado en el anciano profeta Jeremías para que profetizara en contra de ellos. Como si la profecía hubiera venido del profeta, no de parte de Dios. La historia se repite. En otros tiempos, sus antepasados quisieron volver a Egipto, tierra de su esclavitud, acusando a Moisés de haberlos llevado al desierto para morir Recursos Escuela Sabática ©

allí. Y eso luego de atravesar el Mar Rojo, después de recibir el Maná del cielo, luego de recibir la Ley de los Diez Mandamientos, y mucho más. Y luego de estar firmemente instalados en la tierra prometida, pasaron a querer tener un rey como sus vecinos, y desear adorar a los dioses de esos vecinos. Nosotros, pueblo de Dios, ¿será que estamos inmunes a las influencias de las iglesias vecinas? Es fácil percibir que no, especialmente en lo que respecta a la música y las costumbres mundanas que muchos traen dentro de la iglesia. Y ¡Ay! de aquél que se atreve a alertar al respecto. El primero en condenarlo es el propio pastor, quien debería ser el guardián de las cosas sagradas. ¿Qué sucede cuando un hermano se vuelve vegetariano? ¿O cuando otro decide predicar acerca del vegetarianismo y las buenas costumbres en la salud? ¿Qué sucede cuando un hermano o hermana decide predicar contra la música ruidosa ecuménica que se utiliza en nuestra iglesia, especialmente en el CD de música del Ministerio Joven? En cierta ocasión un pastor valiente, de aquellos que todavía intentan proteger su rebaño (son pocos, pero esta es la iglesia verdadera) al tratar en su sermón acerca de la pintura en las uñas, la tintura en los cabellos, etc., por poco algunas personas no le pegaron a la salida, de tan furiosas que estaban… Cuando venga el zarandeo, muchos saldrán de la iglesia, o sea, irán a Egipto o Babilonia. Y de allí saldrán otros, llegando al pueblo de Dios. Debemos prestar atención al hecho de que la última iglesia en la lista de Apocalipsis es la iglesia verdadera. Y de ella jamás me apartaré. Ojalá que tú lo hagas también.

Llevados al exilio ¿Los días de Jeremías se parecen a los de hoy, o los días de hoy se parecen a los de Jeremías? ¡Cuán duros somos de corazón! Como siempre, creemos las cosas a nuestro modo, y nos damos cuenta que Dios siempre tiene planes mejores para nuestras vidas. El Creador quiere mucho más para nosotros, pero nosotros pensamos que lo que Él quiere es poco, y hacemos nuestros propios planes, que pensamos que son mejores que los planes de Dios. ¡Cuánta dificultad tenemos para entender lo que Dios desea para nosotros! Esto es triste, pero es la realidad en todos los tiempos de la historia humana. Lo más trágico es que para todas estas personas, o se arrepienten, o mueren para siempre. La orientación divina era que el pueblo se quedara en la tierra de Judá, no de huir a Egipto en busca de protección. Era la más cómoda, literalmente, no debían hacer nada, sólo quedarse donde estaban. Allí él los protegería del rey Nabucodonosor, o de cualquiera que los amenazara. Había dado su Palabra, por medio de Jeremías, quien ya había demostrado ser confiable. Pero ellos resolvieron actuar por su propia cuenta, y fueron hasta Egipto, especialmente a la ciudad de Tafnes. Y, por las dudas, llevaron al profeta Jeremías con ellos. Serviría de “escudo” ante cualquier ataque. Y, teniéndolo cerca, podían procurar la palabra de Dios. Así, pensaron ellos, podían consultar a Dios, aun en pleno acto de rebeldía. Pues bien, la única persona que contaba con la protección divina entre todos los que habían huido a Egipto era Jeremías, aunque estaba allí contra su voluntad. Vino palabra de Dios a Jeremías, para los que habían huido a Egipto, y a los que ya estaban allí. Nabucodonosor los alcanzaría, y la espada y la peste los mataría. Atacaría Egipto. Y los dioses de los egipcios nada podrían hacer. Ellos pensaban que esos dioses los protegerían, pero no sería así. La única protección sólo podría venir del cielo, irónicamente, del propio Dios de los judíos, en el cual ellos ya no confiaban. De los hombres y Recursos Escuela Sabática ©

mujeres que fueron a Egipto, ninguno volvió a Judea. De los que fueron a Babilonia como cautivos, muchos volvieron, o volvieron sus hijos. Dios es siempre confiable, pero en muchas ocasiones nosotros no creemos en Él, nos falta fe.

Desafío abierto En esta sección tenemos la gran oportunidad de estudiar acerca de la lógica humana y la lógica divina. Sobre los efectos de la adoración a Dios y la adoración a los ídolos. La lógica humana se manifestó cuando todo estaba yendo de mal en peor, o sea, cuando las advertencias de Dios, se convirtieron en reales a causa de la desobediencia. Repasemos los hechos. Durante siglos el pueblo de Dios venía desobedeciendo, volviéndose a la adoración de ídolos. Todo eso dirigido por los reyes y sacerdotes. Del otro lado estaban los profetas, intentando llevar al pueblo a una situación mejor, según los deseos de Dios. Durante siglos de mala relación con Dios, Él todavía los protegía y bendecía, aunque –a veces– los castigaba temporalmente para que volvieran al buen camino en términos de adoración. La falsa adoración había llegado al extremo de lo tolerable, o ingresado en la zona de lo intolerable. Eso sucedió cuando la muerte se manifiesta como resultado de las prácticas paganas. El rey Manasés había ofrecido sus hijos, al menos uno de ellos, el mayor, en sacrificio al dios Moloc. Al final de su vida se arrepintió, pero eso no tuvo como consecuencia en cambios en la nación. Su hijo Amón fue peor que él. Luego entró en escena su nieto, el rey Josías, que hizo una tremenda reforma en la nación. Sobre esa reforma ahora los judíos estaban reclamando, diciendo que habían obedecido a Dios pero que eso había dado como resultado miseria, espada y hambre. Nabucodonosor, poco después de Josías, había venido y devastado a la nación varias veces, en cuatro ocasiones. Lo que ellos decían era que, en tiempos en los que habían adorado a dioses paganos – haciendo alusión a la adoración antes de las reformas de Josías– las cosas habían ido bien y que, con las reformas de Josías, la situación había empeorado, pues los babilonios llegaron y acabaron con todo, hasta con el templo del Señor. Esa es la lógica humana. Todo tiene explicación. Pero examinemos las cosas desde el punto de vista divino. Desde los tiempos de Salomón, la nación –por la influencia de reyes y sacerdotes– venía degenerándose en relación a la adoración. Fueron siglos de degeneración, y Dios había advertido acerca de ello. Hubo una serie de castigos seguidos de mejor obediencia y, de modo general, a la nación le iba bien, pero no tan bien como Dios deseaba. Finalmente, el pueblo de Dios se dividió en dos naciones, e Israel, luego de la división, nunca más sirvió a Dios y desapareció mucho antes de Judá. Ésta, a su vez, alcanzó a durar un poco más, pero la situación fue decayendo en poco tiempo debido a la adoración de ídolos. Aun así, se creyeron muy bendecidos. Luego de las reformas de Josías, la situación se deterioró rápidamente, y a tal extremo, que finalmente Dios decidió cumplir con las advertencias dadas por sus profetas. Nabucodonosor llegó y acabó con la nación. Ellos estaban cosechando siglos de rebeldía. Y, para empeorar todo, ahora estaban culpando a Dios y a su profeta, por la tragedia acaecida. Hacia el final de los tiempos aquí en la tierra, los fieles siervos de Dios, su Iglesia, serán acusados como culpables por las tragedias que el planeta estará sufriendo. Muchos, la mayoría, saldrá de la iglesia de Dios, la verdadera, y se aliará a los líderes de la moderna Recursos Escuela Sabática ©

Babilonia, para perseguir al remanente, el “trigo”, y los perseguirán a causa de las calamidades, por el fracaso del sistema económico y social, por los desastres ecológicos, por la no santificación del domingo, y a causa de muchas otras cosas más. Esa no será otra cosa que una repetición de la historia, la última.

Resumen y aplicación del estudio I.

Síntesis de los principales puntos de la lección 1. ¿Cuál es el principal enfoque? ¡Qué situación dramática! Se hundieron en la idolatría hasta que llegaron los babilonios y los destruyeron, incluyendo el Templo donde Dios había habitado. De allí resolvieron enfrentar a la poderosa Babilonia matando al gobernador que su rey había instituido para los que habían quedado en Judá. Como la situación se había vuelto pésima, había hambre, inseguridad, enfermedades, miseria, etc., resolvieron culpar a Dios de todo ello. Y llegaron a decir que en los tiempos en los que habían adorado ídolos, todo había ido bien, y cuando resolvieron adorar a Dios, todo lo malo les había sobrevenido. Para completar el escenario de rebeldía, decidieron volver a Egipto, desde donde Dios, a través de Moisés, los había sacado siglos antes. Así como lo fue el pueblo de Dios somos nosotros ahora. 2. ¿Cuáles son los tópicos relevantes? Es motivador saber que, aun cuando ellos estaban huyendo a Egipto, Dios todavía les estaba enviando mensajes promisorios, si tan solo se volvían a Él. ¡Qué Dios es este! ¿Cómo puede existir Alguien tan bondadoso con sus criaturas? ¡Es realmente “adorable”! 3. ¿Has descubierto otros puntos que podrías añadir? ________________________________________________________________ ________________________________________________________________

II. ¿Qué cosas importantes podemos aprender de esta lección? Es mucho mejor obedecer a los profetas de Dios, especialmente en estos últimos días. “Creed al Señor, vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados” (2 Crónicas 20:20). 1. ¿Qué aspectos puedo agregar a partir de mi estudio? ________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 2. ¿Qué medidas debemos tomar a partir de este estudio? Tal vez, la única palabra que responda esta pregunta sea: ¡Obedecer! 3. ¿Qué es lo bueno en mi vida que me propongo a reforzar y lo malo para cambiar? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ Recursos Escuela Sabática ©

4. Comentario de Elena G. de White “Cada persona verdaderamente convertida estará intensamente interesada en llevar a otros de las tinieblas del error a la maravillosa luz de la justicia de Jesucristo. El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ha de alumbrar toda la tierra con su gloria, no sobrevendrá hasta que tengamos un pueblo esclarecido que sepa por experiencia lo que significa ser colaboradores juntamente con Dios. Cuando tengamos una consagración completa y sincera al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá derramando su Espíritu sin medida; pero esto no ocurrirá mientras la mayor parte de la iglesia no trabaje juntamente con Dios. Dios no puede otorgar su Espíritu cuando el egoísmo y la complacencia propia se manifiestan en forma tan notoria, cuando prevalece un espíritu que, si se lo tradujera en palabras, constituiría la respuesta de Caín: ‘¿Soy yo guarda de mi hermano?’ (Génesis 4:9)” (Review and Herald, 21 de julio de 1896, citado en Recibiréis poder, p. 312). 5. Conclusión general “’Los ministros no santificados serán erradicados’. ‘El gran asunto que pronto afrontaremos [la imposición de las leyes dominicales], eliminará a todos aquellos a quienes Dios no ha señalado, y él tendrá un ministerio puro, verdadero, santificado, preparado para la lluvia tardía (Mensajes selectos [1886], p. 440)’. ‘Muchos ocuparán nuestros púlpitos sosteniendo las manos la antorcha de la falsa profecía encendida por la infernal tea satánica...’ ‘Algunos que no querrán seguir llevando el arca saldrán de entre nosotros. Pero éstos no podrán levantar vallas para obstruir la verdad; ésta irá hacia adelante y hacia arriba hasta el fin’ (Testimonios para los ministros [1898], pp. 409, 411)’ (Citado en Eventos de los últimos días, p. 183). 6. ¿Cuál es el punto más relevante al que llegué mediante este estudio? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________

Prof. Sikberto R. Marks Traducción: Rolando Chuquimia RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © [email protected]

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