Un viajero auténtico

25 ene. 2013 - Salomón, el Mar Muerto, Haifa, Corinto, la. Acrópolis, el monte Parnaso, ... res hacia el campus de la Universidad Na- cional de San Martín.
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Viernes 25 de enero de 2013 | adn cultura | 19

Libros reeditados Exégesis de la historia

ensayo

Un viajero auténtico En Cartas del Mediterráneo Oriental, José Emilio Burucúa propone a un corresponsal amigo un itinerario, ajeno a la curiosidad del turista, con una mirada atenta y culta Cartas del Mediterráneo Oriental José Emilio BUrUcúa

Adriana Hidalgo 168 páginas $ 88

Walter Benjamin: aviso de incendio Por Michael Löwy FCE, 188 páginas

Magnífica reconstrucción de una vida Editado originalmente en 1983 y reaparecido en 2012, este libro preserva intacta su frescura original. Se trata de un aporte único al conocimiento directo de uno de nuestros grandes narradores. La autora construye, con habilidad y conocimiento, la línea argumental de la obra y alienta al autor de El unicornio a desplegar todo su talento para la narración oral. Memoria vívida, buen humor y sagacidad indeclinable en las observaciones distinguen esta magnífica reconstrucción de su vida y su labor literaria.

Cecilia Macón Para La nacion

V

ía, camino. Ése es el origen de la palabra viaje. Implica circular, pero también conectar. Puede evocar lo trivial o lo obvio –con la misma etimología– o lo desviado y extraviado. La publicación del diario de José Emilio Burucúa dedicado a su viaje por Israel y Grecia es, seguramente, un caso brillante de estas posibilidades. Son once cartas dirigidas a su colega Nicolás Kwiatkowski escritas en el día a día de su viaje producido entre el 6 y el 17 de febrero de 2011. Por oficio, Burucúa –autor de Historia y ambivalencia: ensayos sobre arte y Cartas norteamericanas y uno de los más respetados historiadores argentinos– no puede evitar encontrar a cada paso huellas del pasado –del real y del imaginado–, pero no deja nunca de registrar las cuestiones más conflictivas del presente: la crisis griega junto a Homero, o el enfrentamiento entre Al-Fatah y Hezbollah junto al relato icónico de Masada. Su esposa Aurora, uno de los personajes centrales, oficia como una suerte de interlocutora capaz de hacerlo girar hacia lo imprevisto. Cada una de las cartas reunidas en el volumen está prolijamente dedicada a un circuito turístico. Así surgen el Templo de Salomón, el Mar Muerto, Haifa, Corinto, la Acrópolis, el monte Parnaso, Micenas y Epidauro. Lugares todos atravesados por acontecimientos notables: las Guerras Médicas, la muerte de Agamenón, la pretendida salida griega de la Eurozona, la crueldad de Ricardo Corazón de León, la pobreza palestina. Entre las cartas dedicadas a Israel y las

Antes de abordar el tema que promete el subtítulo (Una lectura de las tesis “Sobre el concepto de historia”), Michael Löwy (San Pablo, 1938) inicia su libro, publicado originalmente en francés en 2001, con una precisa consideración sobre Walter Benjamin como crítico de la ideología del progreso desde una posición, no obstante, revolucionaria. De hecho, “aviso de incendio” se refiere a un breve texto de Dirección única en el que Benjamin insta a que la revolución sobrevenga antes de que se consume del todo la evolución científica y técnica. Löwy hace luego un análisis minucioso (“talmudico”, lo llama), palabra por palabra, de ese testamento intelectual del filósofo.

Instantáneas del recorrido de Burucúa

que relatan el viaje a Grecia, Burucúa decidió incluir una serie de pequeñas fotos en blanco y negro sin anotaciones, que cumplen la función de estimular al lector a iniciar su propia búsqueda más que la de ilustrar palabras. Es que el espíritu espontáneo y bienvenidamente desprolijo de sus notas no busca armar un relato asertivo sobre el recorrido. Se trata de apuntes donde su propio texto se suma a extensas y precisas transcripciones de Tucídides, Pausanias, Josefo o Plutarco. El pasado y el presente se confunden así de una manera inédita. De la misma manera como por momentos resulta difícil distinguir las voces expuestas en las páginas de Cartas del Mediterráneo Oriental, también lo es trazar los límites temporales. Es el presente con el pasado sí, pero también ellos mismos unidos con el futuro que Burucúa imagina. Las páginas escritas por el historiador argentino –o, mejor dicho, su capacidad de atención– tienen la extraordinaria virtud de hacer difícil distinguir su voz de su mirada y la escucha del tacto. Todos

los sentidos parecen confluir en uno solo, aunque polifónico. Evoca con la misma concentración a Marcos López y su foto Asado criollo, la Biblia, su sueño de una fórmula Alfonsín-Binner, sus años como ayudante de cátedra en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, a su amigo, el crítico y poeta Héctor Ciocchini, el robo descarado de los mármoles de la Acrópolis por parte de Lord Eglin, la idea de muerte y sus viajes regulares hacia el campus de la Universidad Nacional de San Martín. La distinción entre viajero y turista se ha tornado en los últimos años en excusa para la petulancia. Obviamente, quien se define como viajero por la supuesta profundidad de su experiencia se distingue del mero turista, sumido en la superficialidad del alegado hombre mediocre. El volumen de Burucúa viene a destruir –felizmente– esta distinción autocomplaciente. No simula nunca ser un local, pero tampoco se limita a acumular anécdotas. No teme exhibir su erudición, pero tampoco esnobea al lector. C

El mundo de Manuel Mujica Lainez Por María Esther Vázquez Editorial Victoria Ocampo, 196 páginas

otras impresiones Lo que significa amar mathiEU lindon

Capital Intelectual, 264 páginas

Piedra parada waltEr garcía morEno

Planeta, 200 páginas

Bajo fondo/ El gabinete asediado paBlo sEmadEni

El Zahir, 180 páginas