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Una situación única para meditar: ¿por qué el Espíritu Santo evitaba esa área? ... llamado a servir debe ser guiado por el Espíritu Santo para entender la ...
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UN LLAMADO ESPECIAL

Por Dr. Abel Morales Profesor de Misiones en el Seminario Teológico Centroamericano y Presidente de FAM Internacional Vivimos en un mundo en donde los llamados de ayuda humanitaria, técnica, académica y ocasionalmente espiritual son frecuentes afortunadamente son respondidos por mucha gente y organizaciones. En la Biblia también podemos encontrar esos llamados urgentes de ayuda y uno de carácter espiritual que fue respondido y que es muy ilustrativo para los días actuales en lo que muchos están prestos para responder a un llamado similar. Este llamado trascendente para la historia del cristianismo lo podemos encontrar en Hechos 16:1-10. En los primeros cinco versículos notamos que un equipo misionero hacía su trabajo pionero en un área que estaba siendo evangelizada y alcanzada para Cristo. Ellos iban a seguir la obra pero notamos aquí una situación muy especial. El Espíritu Santo evita, a través de revelación, que ellos vayan a los dos lugares que pretendían según leemos en los versículos 6-8. Una situación única para meditar: ¿por qué el Espíritu Santo evitaba esa área? Una tarea que después fue hecha por otros cristianos (1 Pedro 1). Varias lecciones para entender un llamado a servir al Señor pueden analizarse de esta situación. Cada llamado a servir debe ser guiado por el Espíritu Santo para entender la verdadera voluntad de Dios. Aquí notamos que puede expresarse y notarse a través de una revelación especial, clara y definida por el Espíritu Santo. Que puede ser también a través del consejo de otras personas, barreras humanas o físicas, sin olvidar la Biblia misma como fuente para conocer la voluntad de Dios. La situación seguramente fue frustrante y desmotivante para el equipo misionero que hacía la obra. Sin embargo notamos en el versículo 9 la real voluntad de Dios para ellos. El “ven y ayúdanos” ha venido a ser el llamado clásico de la historia cristiana. El llamado del hombre macedónico aún resuena en los oídos de todos aquellos que sienten el amor al Señor y el deseo de servirlo. Este hombre clamaba por la mejor ayuda que puede recibir una persona o comunidad. Es decir, el evangelio que sana, salva y que cuando llega trae resultados únicos y tangibles. Trae libertad espiritual auténtica según el decir de Cristo: “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32) también identidad para el que recibe el evangelio (1 Pedro 2:9-10) y enseñanza de cómo conocer a Dios, cómo seguirlo, cómo agradarlo. Además, las sociedades y grupos de individuos ven una transformación espiritual evidente. Confirma entonces que el llamado a servir al Señor como misioneros o candidatos a misioneros se nos podrá mostrar a través de una influencia espiritual, por ejemplo: ¿en dónde le serviremos, cómo le serviremos, con quiénes le serviremos, tenemos alguna preferencia para servir? A veces queremos hacerlo en determinado lugar, posición o situación, queriendo hacer lo que nos gusta y no tanto lo que se necesita. Sin embargo, al tener claro un llamado, éste debe obedecerse como notamos en el versículo 10. El equipo misionero toma acción y va a donde se le llama y el resultado espiritual aún es evidente en nuestros días. ¿Qué llamado macedónico podemos estar recibiendo hoy? ¿África o el Medio Oriente, o un país no alcanzado, involucrarse en el movimiento misionero local? ¿Dónde podemos servir para llevar el evangelio transformador, único? ¿Cuál debe ser entonces nuestra actitud ante el llamado macedónico contemporáneo?

1. Debemos buscar la guía del Espíritu Santo a través de la oración, la lectura de la Palabra en el proyecto de servicio que tengamos. 2. Debemos buscar la mejor capacitación para servir efectivamente al Señor, integrar equipos de trabajo como el ejemplo de Pablo y sus compañeros. 3. Debemos buscar el consejo y la guía de hermanos con experiencia en el servicio al Señor y en el campo misionero. 4. Debemos como cristianos estar convencidos que el llamado a servir es guiado por el Espíritu Santo teniendo que obedecer a éste con convicción y prontitud.

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