¡APLÍCATE EL ANTÍDOTO! En aquellos días estaba haciendo mis prácticas veterinarias para egresar de la universidad en una hacienda ganadera, a dos horas del pueblo más cercano. Cierta ocasión, después de atender unos asuntos en la ciudad, el administrador de la hacienda y yo regresamos a la hacienda, y al llegar nos alcanzó rápidamente un vaquero para comentarle a su patrón que una víbora de cascabel había mordido a uno de los empleados. El administrador preguntó al vaquero si le habían aplicado la inyección de suero antiofídico que tenía en el depósito, el vaquero respondió que no lo había hecho él personalmente, pero que le había entregado la cajita con el antídoto al hombre que fue mordido por la serpiente, pues él no sabía poner la inyección. Y había encargado a otro empleado llevarlo en el tractor al hospital más cercano. El viaje en tractor podía durar unas 4 horas. El administrador me pidió que lo acompañara a ver al trabajador. Cuando llegamos al hospital, preguntamos por la persona que había sufrido la mordedura de serpiente. Entonces nos recibió el médico que lo atendió para decirnos que esta persona había fallecido, y que él no podía comprender cómo esta persona llego al hospital con el suero antiofídico en la mano. - “¿Por qué no te pusiste el suero antiofídico?”, preguntó el médico al hombre que había sido víctima de la Cascabel. - "No sabía como ponerlo", respondió el trabajador, temblando, con la respiración irregular y el corazón acelerado debido al veneno de la serpiente. - “¡En la caja están las instrucciones de uso!”, le indicó el médico. - “Pero no tenía tiempo para leerlas”, contestó el enfermo, y unos minutos más tarde falleció. Teniendo la vida en sus manos no la usó, teniendo la forma de ser salvo en sus manos, a través del instructivo, no lo leyó. Nosotros tenemos el mejor instructivo para la vida eterna: la Biblia. Debemos leerla, pues como dice en Juan 5:39: “Escudriñad las escrituras; pues a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Cuántas veces simplemente ignoramos u olvidamos que tenemos a nuestro alcance el perfecto antídoto que da vida al que está perdido. Tenemos la vida eterna en nuestras manos: es Jesús. ¡Apliquemos la receta a nuestra vida! No permitas que el "veneno" del pecado se extienda en tu alma hasta acabar contigo. Aplica hoy una dosis de Vida (Jesús) en tu corazón. Abre tu Biblia y conoce el instructivo divino para la vida espiritual: 1. 2. 3. 4.
Todos somos pecadores — Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” El pecado nos conduce a la muerte — Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Cristo nos ofrece la vida eterna — Juan 10:10: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Cristo es el único que nos puede salvar — Juan 14:6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Usado con permiso.