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Que hacemos con un abusador - ObreroFiel

Por un lado, no recibirles es equivalente a negar la justificación del evangelio para todos nosotros. Sin embargo, tiene que afirmar el temor del riesgo de caer ...
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¿Qué hacemos con un abusador? Artículo escrito por Roger Oliver

¿Por qué pedir a una persona que ha abusado sexualmente a otros deje de congregarse en la iglesia? Normalmente hay dos posturas. Algunos se preocupan por la protección de los hermanos en la iglesia. Otros se preocupan por el perdón y la restauración de un hermano caído. La pregunta teológica en el perdón y la restauración de tales personas es ¿cómo se relacionan la santificación y la justificación en la vida de la iglesia y la recepción y gobernación de sus miembros? Por un lado, no recibirles es equivalente a negar la justificación del evangelio para todos nosotros. Sin embargo, tiene que afirmar el temor del riesgo de caer otra vez. La santificación del evangelio es un proceso que aplica a todos nosotros. El amor del evangelio no elimina la sabiduría del evangelio y la necesidad de discernir. Para la mayoría de los que batallan con el pecado sexual es difícil superar sus hábitos destructivos. Si nadie los ayuda, es probable que tarde o temprano van a lastimar a otros. En otras palabras, si nosotros en la iglesia esquivamos a estas personas, estamos incrementando la probabilidad de que otros salgan lastimados eventualmente. Veamos estas situaciones como oportunidades de romper el ciclo destructivo del pecado sexual, por lo menos en la vida de una persona, y aumentar la probabilidad que jamás va a lastimar a otra persona. Creemos que la mejor manera para lograr este cambio es ofrecerle la amistad genuina, proveerle un cuidado efectivo, y ayudarle cambiar las actitudes y hábitos destructivos que le guiaron a caer en este tipo de ofensa. Tenemos que entrar en este tipo de relación con los ojos abiertos. Reconociendo la seriedad de sus ofensas y nos afligimos por eso. Además, nos consta que hay un riesgo de que caiga otra vez. A pesar del riesgo, tenemos esperanza. Hemos visto el poder de Jesús para rescatar a la gente de sus pecados y transformar sus vidas radicalmente. Hemos experimentado este perdón y cambio en nuestras vidas y oramos que Jesús nos use para ayudar a estas personas encontrar la misma libertad. Gálatas 6:1, “Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes que son espirituales, restáurenlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” Adaptado de un estudio de caso real escrito por Alfred Poirier, pastor y autor

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