Objetivos, personas, y lugares Artículo escrito por: Chuck Swindoll ObreroFiel usa este artículo con permiso del autor En cada ministerio hay por lo menos tres cosas esenciales que producen una atmósfera de gozo y cooperación. Estas son los objetivos, las personas, y los lugares. En primer lugar, lo que sea que Dios planee, Él le da seguimiento. Eso tiene que ver con el ministerio esencial de objetivos. No hay nada de malo con tener una declaración de la misión claramente definida, que de dirección y propósito a la visión del ministerio. De hecho, eso es lo correcto para hacer siempre y cuando sea el Señor que provea la dirección. El plan de Dios se desarrolla de forma que deja perpleja la sabiduría humana y a veces desafía el sentido común. Pero es su plan. Los objetivos son esenciales cuando son sus objetivos, no los nuestros. En segundo lugar, a quien sea Dios escoge, Él le usa. Eso tiene que ver con el ministerio esencial de personas. Y, debo añadir rápidamente, las personas que Dios escoge nunca son perfectas. Y eso me incluye a mí. Eso le incluye a usted. De hecho, somos más útiles como pastores cuando aceptamos esa realidad…y confiamos en Él aun con nuestras imperfecciones. En tercer lugar, a quien sea que Dios elige, Él le envía. Eso tiene que ver con el ministerio esencial de lugares. Me encantaría que Él enviará a toda la gente talentosa a la iglesia que pastoreo, a la Iglesia de la Comunidad de Stonebriar. ¡Y desearía que Él nunca dejara que se fueran! Ese deseo está basado en mi limitada perspectiva humana. Nunca he hecho una oración así, pero he sido tentado a orar, “Señor, mándanos a todos los buenos y mantenlos aquí para siempre. Nunca te los lleves a otro lugar.” (¡Siendo imperfecto, soy capaz de hacer algunas oraciones egoístas!) Sin embargo, el plan de Dios incluye llevarse de entre nosotros a gente muy talentosa y enviarla a otro lugar. De aquellos que sirvieron en Antioquía, Dios eligió enviar a Bernabé y a Saulo (Hechos 13:1-2). Sus métodos no son nuestros métodos. Sus lugares no son los lugares que nosotros escogeríamos para ir. Nada de esto importa. Lo que importa es esto: Dios envía a la gente que Él quiere al lugar donde Él los quiere. Entre más pronto entendamos y aceptemos esta verdad, más satisfechos estaremos con cualquiera que sea su decisión.
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