Un ex mafioso en la catedral

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Miércoles 24 de junio de 2009

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la mirada de Ezequiel Fernández Moores es Para LA NACION CION

Un ex mafioso en la catedral

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o my friend Ezequiel, Amico Nostro”, me escribe Michael Franzese en una dedicatoria del libro que, en rigor, acabo de comprarle por 12 libras (unos 70 pesos). El ex jefe mafioso, que en confianza teme que Barack Obama sea comunista, había hablado minutos antes sobre su pasado criminal en la catedral de Coventry, con una imponente imagen de Jesucristo a sus espaldas. Terminada la charla, se puso a vender sus libros dentro de la misma catedral. “Te haré una oferta que no podrás rechazar” es el título del libro que me vende Franzese. Debería haberla rechazado. El libro es malísimo. Franzese cree que su pasado mafioso lo habilita para aconsejar a hombres de negocios. Cita a Maquiavelo como “la Biblia de los mafiosos”. Pero Franzese decidió salir de la mafia y convertirse al cristianismo tras cumplir una condena de diez años de prisión. Y su nuevo ídolo de cabecera, dice ahora a los empresarios que leen su tercer y nuevo libro, es el Rey Salomón. Franzese, que suele cobrar unos 10.000 dólares por cada charla, fue gratis al congreso sobre la problemática del deporte que Play the Game celebró hace dos semanas en Inglaterra. Contó que, cuando trabajó en Nueva York para la familia Colombo, arregló resultados de partidos de fútbol americano y de peleas de boxeo, muchas de ellas con el inefable Don King. Y dijo que esa experiencia le sirve hoy para advertir a los deportistas actuales sobre la mafia de las apuestas. Nick Harris, corresponsal del diario inglés The Independent, habló allí mismo con el ex mafioso. Una semana más tarde, publicó un informe de tres páginas en The Independent que puso bajo alerta roja al torneo de tenis que comenzó este lunes en Wimbledon. Harris, que hace años publicó un hermoso libro sobre el aporte de los futbolistas extranjeros en la Premier League, dijo en su informe que entre seis y doce tenistas del cuadro masculino de Wimbledon están en la mira de la ATP, bajo sospecha de arreglar partidos, y que esa lista incluye a jugadores de Rusia, la Argentina, Italia y España, entre otros. Una semana antes, contó Harris, la ATP había expulsado de la cancha a un ruso que apostaba desde su laptop en el partido de primera rueda del torneo de Ondina,

Holanda, que el español Oscar Hernández ganó al irascible austríaco Daniel Kollerer. Y un mes atrás algunas casas de apuestas suspendieron los pagos de un partido que el francés Jean-René Lisnard ganó al belga Christophe Rochus en el Masters de Montecarlo. Pero lo más interesante del informe de Harris, que incluye una amplia entrevista a Franzese, es la denuncia de que la ATP no quiso presentar ante un tribunal austríaco un informe interno que podría haber dado luz al oscuro mundo de las apuestas ilegales en el deporte. El juicio, que cerró hace ya dos años, se inició cuando la casa de apuestas CashPoint se negó a pagarle al apostador profesional austríaco Martin Fuhrer 20.000 dólares por acertar la inesperada derrota del georgiano Irakli Labadze ante Julian Knowle en el torneo de St Poelten de 2004. Labadze ya estaba en la mira de la ATP, que lo había multado con 7500 dólares por una sospechosa derrota ante el italiano Tomas Tenconi en Palermo 2003, que incluyó inusuales cruces de apuestas. La ATP descubrió que Fuhrer ganó 45.000 dólares en cinco apuestas distintas en las que se jugó por derrotas de Labadze. El vínculo amistoso entre Fuhrer y Labadze y el detalle de cada una de esas apuestas fueron fruto de un trabajo minucioso de Richard Ings, por entonces vicepresidente ejecutivo de la ATP en reglas y competición, y los informes entregados por la casa de apuestas legales Betfair. Ings, que ya no está más en la ATP y ahora es jefe de la agencia antidoping de Australia, siempre creyó que Fuhrer-Labadze era un caso testigo. Pero la ATP, según cuenta ahora Harris en The Independent, no elevó ese dossier al tribunal austríaco y la justicia falló entonces a favor de Fuhrer, a quien CashPoint debió pagarle 25.353 dólares, más 13.419 de costas. Jeff Rees, un ex detective contratado por la ATP para dirigir la Unidad para la Integridad del Tenis (TIU), no contestó a Harris qué ocurrió con la investigación sobre 45 partidos que estaban bajo sospecha por inusuales cruces de apuestas. “Creo que las conclusiones jamás se harán públicas”, dijo una fuente a Harris. Un total de 27 apostadores de Rusia e Italia también quedaron bajo la mira. Especialmente los apodos rusos de “Djults”, “Sgenia” y “Ruster”, responsables del gran movimiento que obligó a Betfair a suspender las apuestas del ya célebre partido que el ruso Nikolay Davydenko perdió ante el argentino Martín Vasallo Argüello en Sopot 2007. Davydenko demoró la investigación con apelaciones. Y la imposibilidad de acceder

Dos argentinos que aparecen en la lista La lista de 45 partidos bajo sospecha incluye dos del italiano Filippo Volandri y también dos juegos con argentinos: Vasallo Argüello derrotado por Nicolás Almagro en Palermo 2006 y Sergio Roitman superado por el francés Julien Benneteau en Moscú 2006.

a las conversaciones de su teléfono celular llevó a la ATP a absolver definitivamente al tenista ruso. “El tenis es un blanco ideal porque tiene numerosos partidos todos los días y es fácil arreglar con un jugador que siempre puede tener un mal día”, me dijo Franzese, cuando charlamos dos semanas atrás en Coventry. Por eso, las primeras evidencias de un eventual arreglo no suelen descubrirse en una cancha, sino en los movimientos de las apuestas. Cuando las líneas se mueven de modo inusual, los expertos saben que algo raro está pasando. Harris dice en su artículo que la lista de 45 partidos bajo sospecha incluye dos del italiano Filippo Volandri y también dos juegos con argentinos: Vasallo Argüello derrotado por Nicolás Almagro en Palermo 2006 y Sergio Roitman superado por el francés Julien Benneteau en Moscú 2006. Un hombre de Betfair, Mark Davies, contó justamente en Play the Game que “el único modo de combatir” el arreglo de partidos es que las federaciones deportivas y las casas de apuestas legales actúen de modo combinado, como ellos lo hacen ahora con la ATP y con la FIFA, entre otros. También Ings fue conferencista en Co-

ventry dos semanas atrás. Habló del caso Labadze, contó que el mercado de las apuestas en el tenis movió cerca de 50.000 millones de dólares en 2005 y sugirió que jugadores bien ranqueados pueden arreglar resultados en torneos menores. Una estrella no se expone en torneos como Wimbledon, donde sí son tentados en cambio tenistas de menos renombre, como le ocurrió al belga Giles Elseneer, quien confesó que le ofrecieron “muchísimo dinero” para que se dejara derrotar en 2005 en primera rueda ante el italiano Potito Starace. Ings expuso en la misma sesión que Declan Hill, el periodista canadiense premiado por Play the Game en Coventry por su lucha contra la corrupción en el deporte. Hill es autor del libro The Fix (El arreglo), que, como contamos en esta columna un año atrás, denuncia que el resultado del partido que Brasil ganó 3-0 a Ghana en el Mundial de Alemania 2006 fue arreglado. Como pudieron haberlo sido también los resultados de Italia 2-Ghana 0, Italia 3-Ucrania 0 e Inglaterra 1-Ecuador 0. “Nadie, ni siquiera en Ecuador, donde habían asegurado que me demandarían, me inició un solo juicio por el libro, pero el escándalo más importante en el deporte actual es el arreglo de partidos y que la FIFA no haga nada ante ello”, me dice Hill, enojado porque su libro no fue editado en Inglaterra y tampoco fue traducido al español, mientras me cuenta que su próximo trabajo será sobre la policía secreta china. El congreso Play the Game cerró en Coventry abogando por la necesidad de crear una Agencia Anticorrupción en el deporte. De poco servirá si luego la FIFA no hace caso de las denuncias que le eleva la propia Federación de Ghana o si la ATP no hace públicas sus investigaciones internas. ¿Reconocería el deporte un organismo de control independiente, al estilo de la WADA, la agencia antidoping cuya creación debió aceptar después de tantos escándalos? “A muchos deportistas les encanta apostar, forma parte de su naturaleza, y eso los hace blanco fácil de la mafia de las apuestas”, advierte Franzese. El ex mafioso es ahora un buen cristiano que ama al Rey Salomón, enseña béisbol a los niños, aconseja a las organizaciones deportivas y gana dinero con su imagen de arrepentido. “Ahora hasta el póquer ya no es más una apuesta, la televisión lo ha convertido en un deporte”, dice Franzese. El hombre parece saber de qué está hablando. Comentarios. Puede encontrar más información o comentar esta nota en www.lanacion.com.ar