TÚ SIGUES, YO SIGO

La noche se puso dorada, como un péndulo circular y compacto, ya no quisiste más ... eso sentido no tiene perturbar el aire que tú podrías respirar algo después.
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TÚ SIGUES, YO SIGO La seguiste por senderos espinosos como angostos, la seguiste y la buscaste por la aurora ya cansada, te vi por la derrota palidecer de exhausto, te vi por dimensiones donde no eras tú, cuando la encontraste algo había cambiado, se disipó un muro pero se impuso otro, cuando la besaste ella te besó torpe, distante y desanimada, te preguntaste entonces por qué el amor baila ciego y caprichoso, aquella mirada era lo que tanto deseabas, pero el corazón te punzaba derrotado por que aquellos destellos no eran ya tuyos, yo te seguiré muchacho de sal y tarde anaranjada, yo te seguiré en la gloria sin color por donde se baten tus esperanzas, yo te seguiré como un gnomo de sombra, y te bendeciré por que si no estás tú se marchita mi sueño y mi voluntad se ahoga, te seguiré por barrancos de órbita desmantelada, te seguiré por sacrosantos espinos del alma, te seguiré cuando reposes tu calma desierta, luz que das paz mientras callas, serena forma donde se desmayan las rayas, secreta presencia que das silencio en la primera noche donde los crudos esbozos son nuevos y duelen enteros. La noche se puso dorada, como un péndulo circular y compacto, ya no quisiste más asomarte en el reflejo del cristal que te apartaba, estabas cerca y lejano al mundo, con un pie en cada lugar, se te pudrió el impulso efervescente plagado de alegría por levantarte cada día, por levantarte con las ganas de ver un péndulo circular y compacto en la mañana dominical como quien recibe a un fugitivo con los brazos abiertos, noche de calaveras ocultas en vuestra pared, pared que parece inexistente, noche de noches con candela en los bidones de hojalata, noche con una mano en el ombligo y otra en el ojo que no puede cerrar el párpado nunca, noche sé tú, noche sé siempre, que viene el cierzo como un gigante loco por gritar y escupir su bilis, que vienen los pájaros a la ciudad sin nombre. Se exige calma cuando te aprietan las entrañas, se exige alegría para negar una atmósfera, se exige y se exige, ¿Por qué no dejar entrar al perro abandonado? ¿Por qué no dejar de cargar camiones de nadería para transporten nada a lugares donde nunca nadie? ¿Por que dejar que la fiebre se esconda entre las orejas de enfermos para que germine la nausea

en la hebra del llanto? He claudicado de noches que me han mordido en mis tardes mejores, he deshojado todos los pétalos que me dijeron quizás, he sido petulante aún sabiendo que lo era y yo lo atribuía a cierta envidia cuando esa alegría pateaban, me he engañado mil veces para sobrevivir al confort, al retablo de rutina y la inercia del horario, me he engañado para sobrevivir a tanta putrefacción, por que nadie mueve un pie si no es por el dinero, por que nadie canta una ilusión si no es por unos dólares, por que nadie vuelca una gota de vino en una boca si no es por un Euro putrefacto y manoseado, por que sí, por que se manosea el interés que anteponemos a cualquier cosa, yo también tengo facturas que pagar, ellas son mis carceleras y los barrotes de mi jaula de oro, vivo sin quejarme, pues hay cosas peores, por eso sentido no tiene perturbar el aire que tú podrías respirar algo después.