_______Entrevistas inolvidables
La foto está tomada en el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, donde Santiago Bernabéu convalecía de una afección pulmonar, pero pertenece a otra entrevista. La que ofrecemos se efectuó en Santa Pola (Alicante), lugar de veraneo del Presidente del Real Madrid (Foto: AGUSTÍN VEGA)
SANTIAGO BERNABEU, "EL PATRIARCA BLANCO" *"Cuando voy de visita al cementerio me siento muy a gusto. ¡Aquél silencio!..." *"Una sola cosa he hecho mal: ser presidente del Real Madrid".
*"Idi Amín Dadá es un criminal mundial. ¿Es justo que me comparen con él?". *"¿El equipo del régimen?. Lo que han hecho los gobiernos de Franco es explotarnos y nunca nos han dado ni cinco céntimos".
Se fue temprano con su barca, como todos los días, pero el viento de Levante le hizo volver a casa con el cesto vacío. Entre el viento y que el pescado está desovando, la jornada no podía empezar peor para el más ilustre lobo de mar de Santa Pola. Pero don Santiagho Bernabéu está curado de espantos, hecho de sudores y reveses, hecho a sí mismo como un mármol que esculpe el tiempo. No se puede pasar de largo por Santa Pola sin hacer una parada, como quien cumple un rito, por su chalet de olivos -tiene un olivo que se trajo del mismísimo huerto de Getsemaní- que le costó treinta mil duros en la época, terreno incluido, y hasta se permitió el lujo de ceder la vecindad a un hombre de su completa confianza en la directiva del Real Madrid: Muñoz Lusarreta. A don Santiago Bernabéu, al que yo considero como una especie de patriarca, y que sobre todo me parece absolutamente venerable en el terreno del fútbol, no le molestan las visitas. Imagino que con doña María, su esposa, ya se lo tiene dicho todo, y mientras ella se arrellana en el viejo butacón para ver los toros en su televisión en color, don Santiago gusta de exponer
ideas, hacer comentarios jocosos y, entre humor y humor socarrón, soltar sus verdades. Empezamos, porque era el tema del día, por la pesca: --Tengo la impresión, amigo Vidal, que el Mediterráneo va a menos. Antes cogía por lo menos treinta kilos de peces, y si ahora cojo dos kilos. me voy a hacer una foto. --¡Estará perdiendo facultades, don Santiago!.. --¡Qué va!. Eso de la edad es un cuento que os sacáis vosotros. Me gustan tanto las chicas ahora como cuando era joven. Doña María se sonríe. Y sonríe la asistenta. Nos sonreimos todos, vamos, mientras don Santiago acaba la frase: --Influye mucho el ánimo que uno tenga. El temor a la muerte no existe para mí. Cuando voy de visita al cementerio me siento muy a gusto. ¡Aquél silencio!... Doña María cruza los dedos. A mí, no puedo remediarlo, me encandila este hombre que tiene amigos en todos el mundo, que figura en lugar destacado en todos los libros de fútbol, y que este verano de 1977 ha conseguido lo que ni él mismo logró jamás soñar: volver a México como presidente de un club cincuenta años más tarde de que lo hiciera como jugador de este mismo club. Porque, como quien no quiere la cosa, pasa ya de medio siglo que el Real Madrid es Santiago Bernabéu y viceversa. Treinta y cuatro años como mandamás absoluto. --Quejarse es ridículo. Decir que tal o cuál cosa lo he hecho mal no me gusta si no puedo contestar.
--Pero, ¿ha hecho alguna vez algo mal, don Santiago?. --Una sola cosa: ser presidente del Real Madrid. --¿Por qué?. --Porque en mi familia decían que todos mis hermanos iban a ser mucho y yo nada. Eso hizo que fuera un introvertido toda la vida. Me casé a los cuarenta y cinco años, después de la guerra y después de conocer todas las mancebías de Madrid. Cuando me hicieron presidente creí que iba a estar solo un año... y llevo treinta y cuatro. Entonces, como ahora, la gente ya quería o que se hundiera el campo o que se hundiera el club. Ante las dificultades tuve que seguir y las dificultades no han terminado. Entre pregunta y respuesta, cuando se siente a gusto, a don Santiago le gusta intercalar anécdotas. Me cuenta que le da suerte mirar el marcador y también cuenta que un día paseando con su perro vio que se había puesto su nombre al estadio, y jura que no sabe de quién fue la idea. Luego suelta el zurriagazo: --Si el fútbol sigue el camino que lleva ahora, en España el fútbol acabará mal. Es más, si el fútbol existiera sólo en España, ya habría muerto. Hoy es un delito perder un partido. De ahí que se amontonen tíos defendiendo su portería y desmereciendo el espectáculo. Don Santiago está que trina con ciertas publicaciones que él asegura le han perdido el respeto. Después de contarme que hizo crónicas de fútbol en "Madrid Sport", cuando el director era Chulilla -o sea, que ha llovido-, y recalcarme, supongo que intecionadamente,
que no juzgaba, sino que informaba, se lamenta: --Idi Amín Dadá es un criminal mundial. ¿Es justo que me comparen con él?. Me llaman dictador y no lo soy. ¿Cómo puedo defenderme?. Dicen que el Madrid es el equipo de los ricos, cuando la verdad es que la base está entre aquellos que construyeron el estadio. De los primeros cuarenta mil socios, aristócratas habrá veinte. El Real Madrid es un club absolutamente popular. Quizá el más popular del mundo. Son los títulos los que le han hecho señor. --No hay que confundir, Don Santiago, entre ser popular de fama o popular de pueblo... --El Real Madrid es popular de pueblo. Es más: es el equipo del pueblo. --Ya sabe usted que se le ha llamado siempre el equipo del Régimen... --Por una intención perversa. La prueba es que me vine a vivir al lado del mar y le dije a mi mujer que cualquier día, con el pretexto de ir a pescar, sacábamos la barca y nos largábamos. Si hubiéramos tenido apoyo oficial ahora tendríamos un gran estadio. Lo que han hecho los gobiernos de Franco es explotarnos y nunca nos han dado ni cinco céntimos. El estadio tal como está ahora costó sesenta y ocho millones de pesetas y todo a base de obligaciones. Aquello fue una auténtica avalancha popular. Yo suscribí una de cinco mil pesetas para el estadio y otra de veinte mil pesetas para la Ciudad Deportiva.
--Se dice, don Santiago, que el Madrid tiene muchas deudas... --El Madrid no tiene deudas. Decir eso es una infamia. No es justo. --Y que el dinero ha influido en dejar a Miljan Miljanic en su puesto, a pesar de la catastrófica temporada pasada, novenos en la Liga... --Una sociedad responsable no puede hacer caso omiso a los contratos. ¿No se está diciendo que hemos vendido a un jugador para poder pagar la nómina?. --Su apoyo a Miljanic contra viento y marea le puede costar el cargo, don Santiago. ¿Lo ha pensado usted?. --Yo siempre he sabido que voy a terminar mal. ¿A quién quieren los españoles?. Recuerdo que Jacinto Benavente entraba en un café y la gente no decía ahí llega este genio, este Premio Nóbel, sino que decían "este que entra es un marica". ¿Que por qué aguanto?. Porque pienso que la situación es tan difícil que hay que dar la cara. Pero la situación en todo, que conste. --La próxima temporada, ¿campeones otra vez?. --Al ser España un país de envidiosos, todos nuestros males vienen de haber sido tantas veces campeones. Así que no voy a levantar la liebre y decir que vamos a serlo de nuevo, no sea cosa que nos cacen con escopetas en vez de con almohadillas. --El público está disgustado, don Santiago... --Es que el público del Madrid no se ha dado cuenta que hoy en día hay mucha competencia.
Tanta que al Mediterráneo dentro de unos años le faltará la estatua de Alfonso XII para ser el Retiro. --El día once es la presentación. ¿Habrá "santiaguina"?. --Eso de "santiaguinas" está muy agotado. Lo peor es repetirse. Si les digo algo a los jugadores será una ocurrencia. Algo así como que le aconsejo al Madrid que siempre que haga un contrato, que lo cumpla, aunque le cueste la vida. Cualquier día también voy a decir una barbaridad horrible y me voy a tener que ir. --¿A pescar, don Santiago?. --También esto está difícil. Ahora los puñeteros peces están desovando y no hay forma de que piquen. Pero ya vendrán tiempos mejores, espero. Yo mientras pueda aguantaré el tipo en el mar y en la tierra. Y si me tumban, aquí está mi huerto, que pide guerra... Mañana, con el alba, Santiago Bernabéu se hará otra vez a la mar a bordo de la barca que bautizó como "Saeta Rubia" en homenaje a Alfredo Di Stéfano. El "Patriarca Blanco" está hecho de sudores y reveses. Y, por el momento, fuerte como los olivos que ha ido plantando en su jardín, incluido el que se trajo de Jerusalén. El día que se vaya de verdad el fútbol mundial habrá perdido a su personaje más carismático.