propósito del programa Al director Recomendaciones:

Padre: ¡Hijo!, te estaba esperando allá afuera. ¡Qué bueno que viniste! Pedrito: (Sube las manos al cielo en señal de hastío) ¿Pero cómo quiere que se lo diga, seftor? ¿Es que usted no entiende? Padre: (Suplicando) Hijo, por favor, ya he cambiado, ya soy otra persona y quiero trabajar y volver a mi familia. Ya estoy.
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propósito del programa Recordar la enseñanza bíblica del perdón y la misericordia, además de la importancia que tiene esta en nuestra relación con Dios.

Al director En la introducción del programa se prepara la plataforma tradicional. El resto del programa es dramatizado.

Puede realizarse con seis personajes adultos o adolescentes. Se deben tener listos dos escenarios. Puede ser

uno a la derecha y otro a la izquierda del púlpito para no interrumpir el programa haciendo cambios de

escenanos.

Escenario 1: Una sala de una casa (dos sillas, flores , una mesita , algún detalle)

Escenario 2: Un escritorio (o mesa que parezca un escritorio) y una silla, un teclado y si se puede, una pan­

talla. Un letrero que Diga «Be».

Recomendaciones: ,/

Buscar una parte especial cuyo tema sea el perdón.

.1

Procurar que los participantes tengan sus participaciones con tiempo para que puedan leerla y aprenderla de memoria y así sea clara y precisa la transmisión del mensaje a la iglesia. Procuren hablar con voz firme , clara y fuerte .

.1 Entregar marcadores de Biblia o tarjetas con promesas de perdón y misericordia.

Himno: 289 ¿Qué me puede dar perdón? (293 himnario antiguo). Lectura bíblica: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores». (Mateo 6: 12) Oración de rodillas.

Bienvenida y parte especial. (Salen los participantes e inicia la dramatización). Drama: (Pedrito llega a su casa de trabajar y entra hablando por el teléfono celular) Pedrito: ... no, claro que no . .. yo no dejo eso así. ¡El que me ofende tiene su merecido! Ya yo sé lo que le vaya hacer (Termina la llamada). (Llega el padre de Pedrito, muy pobre y algo desaliñado) Padre: ¡Hijo!, te estaba esperando allá afuera. ¡Qué bueno que viniste! Pedrito: (Sube las manos al cielo en señal de hastío) ¿Pero cómo quiere que se lo diga, seftor? ¿Es que usted no entiende? Padre: (Suplicando) Hijo, por favor, ya he cambiado, ya soy otra persona y quiero trabajar y volver a mi familia. Ya estoy reformado, te lo aseguro. Pedrito: Mire, señor, ¿usted cree que después de quince años va a venir a la casa, enfermo y sin nada y lo vamos a recibir on los brazos abiertos? Debió quedarse preso, ¿para qué salió: ¡Me avergüenza! A todo el mundo le he dicho que mi padre murió. ¡Váyase antes de que pierda la paciencia l Padre: ¡Hijo perdóname! Pedrito: Ahora sí quiere el perdón porque me necesita. Cuando no me necesitaba y yo lo necesité usted no estuvo para :111. Mi pobre madre me tuve que criar como Dios la ayudó.

(El padre baja la cabeza y muy apenado se va.) Escena 2: (Llega la novia de Pedrito un poco tímida)

~ovia:

Hola, vine a hablar contigo.

Pedrito: ¿Tú crees que tenemos algo que hablar?

~ovia:

Estoy muy apenada, no sabía que te ibas a molestar tanto. Te prometo que no vuelvo a ...

Pedrito: Sí, pero eso díselo al próximo novio que tengas.

Novia: (Llorando) Pero, ya tenemos muchas cosas compradas. Faltan dos meses para la boda. Ya tenemos casi dos años

de noviazgo, ¡no puedes hacer eso!

Pedrito: ¿Que yo no puedo qué: Yo sí puedo. Cásese con otro. Yo no acepto que me irrespeten mis opiniones. Y ahora,

por favor, déjame solo que tengo cosas importantes que hacer.

Novia: (Llorando) ¡Tú no tienes corazón, eres muy malo l Mejor que no me casé contigo. (Sale llorando) Escena 3: (Entra un antiguo amigo) Luis: Saludos, Pedrito. ¿Cómo te sientes? Pedrito: (Extrañado) ¿Pero qué haces en mi casa:

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114 PROGRAMAS PARN LA ESCUEL.:;A; ,,,,,,1-_ ,­ '; .. '

l.

Luis: Estás sorprendido, pero sí. He iniciado una nueva vida y no puedo tener cosas sin resolver. Ahora soy cristiano y yo sé que tú y yo no somos amigos Y vengo a decirte que ahora te perdono por todo lo malo que hablaste de mí. Ya he olvi­ dado todo y quiero decirte que podemos ser amigos. Pedrito: ¡No puedo creerlo! Tú me odias, y estás en mi casa diciendo que me perdonas. Luis: Sí, ahora que soy cristiano he entendido todas las cosas que el Señor me ha perdonado y al entender el perdón, quiero hacer lo mismo con mis semejantes. Yo debo perdonar como Cristo me ha perdonado. Dios te bendiga y sabes que cuentas con un amigo y hermano. Vamos a sentamos y a escuchar las siguientes intervenciones.

Misionero Rumbo Informe secretarial (Pedrito y Luis se despiden y Luís sale) Escena 4: (Llega un mensajero con un maletín y una hoja de papel en la mano, en ese momento es la oportunidad para que la gerente tome asiento en la silla del escritorio del escenario 2 y se ponga a escribir algo con el teclado). Mensajero: Saludos, ¿el Sr. Pedro Durán t Pedrito: Soy yo, para servirle.

Mensajero: Le traigo esta factura del Banco Celestial. Usted está en el departamento legal. Tiene que saldar antes

de 15 días su deuda.

Pedrito: (Indignado) ¿Banco qué? Esto es un error. Yo no le debo a nadie . ¿Usted está seguro que esto es mío?

Mensajero: Yo nunca me equivoco. Mire los datos. Ese es usted . Pero si tiene duda, vaya al banco y hable con la

gerente. Es por allá (señala donde está la joven sentada).

Escena S:

Pedrito: (Confundido) Qué raro , no recuerdo haber visto ese banco nunca. ¿Cuándo lo pusieron? (se acerca con la

factura en la mano hacia donde está la joven, mientras el mensajero sale de la escena).

Gerente: (Con una sonrisa) Bienvenido al Banco Celestial, ¿en qué puedo servirle?

Pedrito: Esto es un error. Yo recibí esta factura de una deuda que tengo aquí, pero yo no recuerdo haber venido

nunca a pedir nada en este banco.

Gerente: (Sonriente y amable) ¿Cómo puede usted decir eso? Usted es uno de nuestros clientes número 1. Usted

tiene una cuenta con muchas transacciones. Cada vez que usted pide perdón a Dios, nosotros registramos esa tran­

sacción en el lado crédito y usted recibe el perdón. Y cada vez que usted perdona, nosotros registramos esa transac­

ción en el lado débito. Por eso su cuenta está en rojo.

Pedrito: ¿Cómo puedo tener mi cuenta en rojo? ¿Qué quiere decir?

Gerente: La política de nuestro banco está contemplada en el manual de instrucciones (saca una Biblia y se la en­

seña). ¿Nunca lo ha leído?

Pedrito: Yo soy cristiano, leo la Biblia todo el tiempo

Gerente: Entonces, usted conoce nuestra política. Pero para aclarar un poco le vaya leer el porqué de su situación.

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El banco celestial 115

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1.- «Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si

no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas» (Mat. 6: 14 y 15). 2.- «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores » (Mat. 6: 12). El caso es que usted ha pedido mucho perdón a Dios, pero usted no perdona a nadie. Por otra parte la venganza es de Jehová y usted la ha tomado en sus manos, por lo que también esto incrementa su deuda. Mientras tanto le digo que debe ponerse al día para que le sean perdonadas sus faltas. Pedrito: ¡Eso es terrible! Yo no creo lo que usted me dice, Dios es misericordioso. Claro que me va a perdonar mis faltas.

Gerente: Qué bueno que toca ese punto de la misericordia. Nuestra política dice: «Bienaventurados los misericor­

diosos porque alcanzarán misericordia» (Mat. 5: 7). ¿Es usted misericordioso, Sr. Durán?

Pedrito: (Muy apenado) ¡Yo quiero pagar!, quiero ser merecedor del perdón de Dios.

(En ese momento entran el padre de Pedrito y la novia)

Gerente: Muy bien , aquí vienen dos depósitos. Recuerde que no debe hacerlo solo de labios. Debe saber que es más

grande la deuda que usted tiene con Dios que cualquier ofensa que le hayan hecho y Dios olvida todo y lo echa al

fondo del mar.

Pedrito: (Avergonzado) Perdónenme , me hice juez y quise condenarlos, pero yo he fallado muchas veces y Dios me

ha dado oportunidades (Se abraza de su padre y toma de la mano a su novia).

Gerente: (Mira la pantalla) ¡Muy bien l Su cuenta ha mejorado. Recuerde Sr. Durán que la sangre del Cordero pue­

de limpiar todo pecado que se confiese y que el Señor recibe un corazón arrepentido , pero es muy difícil tener

arrepentimiento si no se hace el ejercicio de perdonar a los demás las ofensas.

Gracias por usar nuestros servicios, recuerde que nuestro lema es: «se tenta veces siete».

(Sale Pedrito, la novia y su padre tomados de las manos la Gerente se levanta para anunciar la división en clases).

Conclusión Gerente: La sierva del señor nos da un mensaje especial: «Cuando imploramos misericordia y bendición de Dios ,

hemos de tener un espíritu de amor y perdón en nuestro propio corazón. ¿Cómo podemos orar: "Perdónanos nues­ tras deudas , como también nosotros perdonamos a nuestros deudores" (Mat. 6: 12) y abrigar, sin embargo, un es­ píritu que no perdona? Si esperamos que nuestras oraciones sean escuchadas, debemos perdonar a otros como espe­ ramos ser perdonados nosotros» (El camino a Cristo, p. 144). Recordemos que debemos reflejar el carácter de Cristo. El ser perdonador es uno de sus atributos. Ahora cante­ mos el himno 296 Comprado con sangre por Cristo (294 himnario antiguo).

Oración final Johanny A. Peralta M. Reside en la República Dominicana