SOCIEDAD | 19
| Viernes 31 de mayo de 2013
De la mesaDa Del laboratorio al Paciente El cáncer de pulmón provoca 9000 muertes anuales en el país. La vacuna ofrece una novedosa herramienta terapéutica para casos avanzados
ADMINISTRACIÓN
ALGUNAS CLAVES
MODO DE ACCIÓN Ganglio linfático
Se aplica como una inyección intradérmica. Las primeras cinco dosis deben darse 1 cada 14 días. Luego, se da un refuerzo mensual de mantenimiento
Tumor Vacuna (Racotumomab)
1 Inmunización
Ganglio linfático
Esófago
Bronquio
PULMONES
Tumor
La vacuna imita a un antígeno que sólo se expresa en las células tumorales. Produce una respuesta inmune y anticuerpos específicos contra ese antígeno. Los anticuerpos y células producidos por el organismo actúan tanto sobre el tumor principal como sobre las metástasis
Anticuerpos Antígeno
2 Respuesta específica
Al llegar al tumor, los anticuerpos reconocen a las células malignas y actúan sobre éstas, pero no afectan a los tejidos sanos
Ganglio linfático
Anticuerpos
3 Efecto antitumoral
Se produce la muerte celular por medio de un mecanismo llamado “necrosis oncótica”. Además, se detiene la formación de vasos sanguíneos que alimentan al tumor
El nuevo tratamiento Está indicado para aquellos pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) en estadios avanzados
Ambulatorio No es necesario que el paciente deba internarse
sociedad Edición de hoy a cargo de Javier Navia | www.lanacion.com/sociedad
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ciencia | un proyecto de 18 años y 90 investigadores
Primera vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón Ya está aprobada por la Anmat; es indicada para la variante que origina el 70% de las consultas; no previene la enfermedad, pero refuerza la respuesta inmune contra el tumor y así aumenta la sobrevida Nora Bär LA NACION
Según datos del Instituto Nacional del Cáncer, en el país los tumores de pulmón ocupan el cuarto lugar por su incidencia (detrás de los de mama, de próstata y de colon), pero son los que más muertes causan, con alrededor de 9000 anuales. Casi tres cuartas partes de las consultas corresponden a tumores llamados “de células no pequeñas”. En los casos avanzados (que son la mayoría, porque es un tipo de cáncer que no se detecta precozmente), las únicas herramientas terapéuticas con que contaban los oncólogos eran la radioterapia y la quimioterapia. Pero tras más de 18 años de investigaciones, un consorcio público-privado que impulsó en el país el laboratorio Elea acaba de presentar el primer medicamento innovador que se da a conocer para esta patología en la última década: una vacuna terapéutica. No previene el tumor, pero promueve su destrucción por el sistema inmune del propio organismo. “Después de 18 años de desarrollo, llegamos a la mayoría de edad –bromea el doctor Daniel Alonso, director del Laboratorio de Oncología Molecular de la Universidad de Quilmes, investigador del Conicet y director científico del Consorcio de Investigación ID+i–. Hoy estamos en condiciones de ofrecer un nuevo recurso para un grupo de pacientes para los que no había muchas alternativas.” En ensayos clínicos controlados a doble ciego (ni el médico ni el paciente sabían qué se les estaba administrando), el fármaco, cuyo nombre científico es racotumomab, triplicó el porcentaje de pacientes que viven dos años después de la aplicación de la vacuna, de 8 a 24%. Los “buenos respondedores” pueden prolongar bastante más su sobrevida. “El cáncer de pulmón es una de las enfermedades más mortales que vemos –explica el doctor Luis Fein, director de investigación del Instituto de Oncología de Rosario, investigador del ensayo clínico de la vacuna y presidente del Grupo Argentino de Investigación Clínica en Oncología–. En etapa avanzada, sólo teníamos un tratamiento paliativo. En el estadio IV, una vez que la enfermedad se diseminó, la sobrevida promedio era de entre seis y ocho meses. Eso se puede mejorar con la quimio y la radioterapia, que siguen siendo la indicación básica para estos pacientes. La vacuna no suplanta esta estrategia, pero ofrece una nueva opción para que la mejoría se prolongue.” El racotumomab se desarrolló a partir de una colaboración con el Instituto de Inmunología Molecular de La Habana, Cuba. Allí y aquí, más de 90 científicos pertenecientes a la Universidad de Quilmes, el Instituto Roffo, el hospital Garrahan, el Conicet y la Universidad de Buenos Aires trabajaron en la identificación de un antígeno (una sustancia que promueve la formación de anticuerpos, porque el sistema inmune la reconoce como una amenaza) que sólo expresan las células tumorales, pero no las sanas, y en el desarrollo de un anticuerpo monoclonal que, al inducir al cuerpo a reaccionar contra ese antígeno, ataca al tumor y sus
Proyectos en marcha Estudian otras dos estrategias prometedoras Sarcoma de Kaposi Gabriel Rabinovich descubrió que la proteína Galectina-1 tiene un papel protagónico en el crecimiento de los tumores y en la formación de metástasis. Junto con su grupo del Instituto de Biología y Medicina Experimental del Conicet desarrolló un anticuerpo monoclonal que la bloquea en un modelo animal. Resultados preliminares en sarcoma de Kaposi, un cáncer de piel muy agresivo, muestran que el anticuerpo suprime su crecimiento e inhibe el de los vasos sanguíneos en un 85% de los casos. Ya fue motivo de una patente compartida con el Instituto Dana Farber, de Harvard Melanoma Después de 25 años de investigación, el doctor José Mordoh, financiado por el Conicet, la Fundación Sales y la Fundación Cáncer, inició la fase final de un estudio clínico en 108 pacientes, autorizado por la Anmat, para aprobar una vacuna terapéutica contra el melanoma cutáneo. El Conicet y la Fundación Sales firmaron un convenio con el Laboratorio Pablo Cassará que, en caso de aprobarse, producirá la vacuna para la Argentina, América latina y Australia
Los protagonistas: investigadores del Instituto Roffo, la Universidad de Quilmes, el Garrahan, el Conicet, la UBA y el grupo Insud metástasis, pero no al tejido normal. “Esto es importantísimo porque estos antígenos se encuentran en la superficie de las células tumorales y por lo tanto son accesibles al sistema inmune –subraya Alonso–. Y como están ausentes de los tejidos normales, nos permite focalizar la acción terapéutica.” “Si comparamos la quimio o la radioterapia con la vacuna –ilustra el doctor Roberto Gómez, director médico de Elea–, se podría decir que las primeras son como una bomba, y con la última uno apunta con mira telescópica, dirige la acción al blanco específico.” Por esta selectividad, la inmunización carece de efectos adversos relevantes, más allá de molestias ocasionales en el sitio de la inyección o, eventualmente, un cuadro de tipo gripal que desaparece espontáneamente. Según explica Alonso, la parte más reactiva del antígeno tiene que ver con un componente azucarado. “Al parecer, los tumores, a través de mecanismos de captura, toman estos componentes de la dieta, particularmente de las carnes y leches de origen bovino, y sobreexpresan estos elementos que favorecen su velocidad metastásica –destaca–. Esto es muy bueno porque el blanco no sólo cumple una función en la biología del tumor, sino que es específico de las células cancerosas.” La vacuna está indicada para casos avanzados, que hayan recibido quimio o radioterapia y que estén estables, porque si la enfermedad avanza muy rápido no hay tiempo para que el sistema inmune monte una respuesta eficiente. “Se comienza con un período de inducción, du-
rante el cual se administran cinco dosis de la inyección intradérmica, una cada catorce días, para estimular inicialmente la inmunidad –detalla Gómez–. Y luego se continúa con un período de mantenimiento de un refuerzo mensual. La idea es estimular continuamente el sistema inmune, que es deprimido por el propio tumor.” La nueva medicación será cubierta por las obras sociales y prepagas para las indicaciones aprobadas por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, y estará disponible desde julio. Para la directora del Consorcio ID+i, doctora Silvia Gold, se trata de “un medicamento absolutamente innovador, una nueva clase terapéutica. Hoy ofrece una alternativa a pacientes con cáncer de pulmón, pero también tiene un potencial que deberá estudiarse en otros tumores que presentan este mismo blanco”. “Se trata de un excelente ejemplo de colaboración entre los sectores público y privado, de culminación de la investigación básica, preclínica y clínica –opina el inmunólogo Gabriel Rabinovich, que no participó de la investigación–. También es destacable la decisión de una empresa farmacéutica de apostar a un proyecto de investigacion aún en etapas germinales. Ojalá existan muchas más que se animen a este tipo de inversiones y a la asociación con científicos de diferentes áreas”. “Por supuesto, no es una cura milagrosa –aclara Alonso–, sino una nueva opción terapéutica que se incorpora al arsenal contra una enfermedad muy compleja, como es el cáncer pulmonar avanzado.”ß
Fruto de un modelo de avanzada: la asociación público-privada Desde 1994, la empresa trabajó con universidades y centros de investigación Aunque hoy vincular las capacidades propias de las compañías privadas con las de los laboratorios de investigación es una fórmula “de moda”, hace casi dos décadas estos dos mundos parecían estar separados por un abismo de diferencias culturales que impedían comunicarse y perseguir metas comunes. Fue en esos años cuando los directivos de Elea, que carecía de un departamento de investigación e innovación propio, se acercaron al Centro de Inmunología Molecular de La Habana (Cimab), una institución biotecnológica dedicada a la investigación básica, desarrollo y fabricación de productos a partir del cultivo de células de mamíferos y especializada en el desarrollo de anticuerpos monoclonales desde 1980. El Cimab estudia nuevos productos para el diagnóstico y tratamiento del cáncer, y para enfermedades relacionadas con el sistema inmune. “Nos acercamos al centro que dirige Agustín Lage, que es el más joven de los institutos cubanos, con la idea de iniciar una asociación –cuenta Silvia Gold, doctora en Bioquímica de la UBA y directora del Consorcio de Investigación, Desarrollo e Innovación (ID+i) que se formalizó en 2006 y que logró el racotumomab,
la nueva vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón–. Son muy buenos en investigación, tienen mucha «mirada clínica». Pero les dijimos que nosotros no éramos un banco, queríamos participar de la investigación, tener colaboraciones, participar de las preguntas y opinar sobre las líneas de investigación.” Desde entonces, al trabajo que derivaría en una patente compartida se fueron asociando decenas de investigadores pertenecientes a numerosas instituciones locales. Desde los hospitales Garrahan y Roffo hasta el Conicet y la Universidad de Quilmes. “Al comienzo pensamos que todo esto iba a ser más rápido –cuenta Gold– y menos costoso. Pero cuando comenzó la investigación clínica nos dimos cuenta de que el proyecto sería muy costoso. Sólo en los estudios en humanos participaron más de 500 pacientes.” El Consorcio ID+i decidió entonces hacer algo así como una “suscripción de socios” otorgando la licencia para comercializar la vacuna sin “cuota de ingreso” durante la primera etapa. “Era algo nuevo para nosotros –dice Gold–. Porque si bien un sistema similar a veces se usa para productos ya desarrollados, nosotros estábamos en etapa de investigación. Eso también nos ayudó a completar el reclutamiento de pacientes para las pruebas a doble ciego. Hicimos acuerdos con un laboratorio de Brasil, que tiene
la licencia exclusiva para ese país y semiexclusiva para el resto de América latina menos Argentina, Cuba y México. Y también con un laboratorio de Indonesia, que a su vez abastece a diez territorios del sudeste asiático; con otro de la India, y recientemente con uno de Turquía.” Un dato singular es que esos países son los que ahora están más cerca de iniciar los trámites de aprobación para disponer de la vacuna, con lo que primera vez un medicamento innovador va de Sur a Norte en lugar de difundirse de Norte a Sur. “Para una empresa nacional, el esfuerzo que hay detrás de todo esto es mayúsculo –agrega la doctora Graciela Ciccia, coordinadora del Consorcio de Investigación, Desarrollo e Innovación–. Pero además recibimos apoyos del Ministerio de Ciencia a través de un subsidio de áreas estratégicas de la Agencia de Promoción Científica y Tecnológica, y del Instituto Nacional del Cáncer. Es la primera vez que se apoya investigación clínica desarrollada por empresas nacionales. La articulación entre la tradición de excelencia de la investigación en el sector público y las capacidades tecnológicas, de producción y comercialización del sector privado capitaliza el conocimiento emergente en beneficio de los pacientes. ” El racotumomab se presentará en el Congreso Norteamericano de Oncología Clínica el próximo lunes.ß