PRIMER POEMA (Testimonio)

Hace unos años atrás Por el mundo yo rodaba Y aunque creía tener luz, En tinieblas me encontraba. Creí tener en mis manos Un tesoro muy valioso; Tenía casa, un buen oficio Y hasta un auto novedoso. Recuerdo que por entonces Si de alguien me decían: Es persona religiosa, Yo al instante respondía: Se trata de una perdida Que quiere ser decorosa. En medio de aquellas cosas Que tanto yo valoraba, Cuando un mal me acontecía, Me encontraba desarmada Y el remedio de mis males, Buscaba en la hechicería. Un buen día supe yo, De alguien que vino a este mundo A padecer con los hombres Y que por ellos murió. Que aunque vivió como Santo A pesar de ser tentado, Sufrió de muerte en la cruz Por limpiar nuestros pecados. Tardé todavía algún tiempo En dar el paso de fe, Aunque muchas bendiciones Hasta que al fin quiso Dios, Con su infinito amor, Que yo aceptara a Cristo Como único Salvador. Él fue la mayor ofrenda Que nuestro Padre divino Regaló para que todos Encontraran el camino. Tal camino no es tan fácil, Pues tiene algunas espinas Y muchos lo han desechado Creyendo que no es la vida.

Es un angosto camino Que lleva a una puerta estrecha; Pero todo el que la encuentre, Alcanzará vida eterna... Yo por mi parte perdí, Todo lo que tuve un día; Pero morí y nací rica: Tengo luz, amor y vida. Poseo el más grande tesoro, Lo admito con gran valor, Porque tengo a Jesucristo Dentro de mi corazón. Él es mi dulce refugio En tanto que mi fe crece, Hoy todo lo puedo en Cristo, Porque él me fortalece. Este escrito es una contribución del grupo de autores evangélicos cubanos denominado “Pluma Evangélica”. Tiene su sede en Jatibonico, Sancti Spíritus, Cuba. Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.