6
POLITICA
I
Martes 12 de junio de 2012
EL HIJO DE LA PRESIDENTA s INTERVENCION QUIRURGICA POR UNA INFECCION EN LA RODILLA
Operaron de urgencia a Máximo Kirchner Continuación de la Pág. 1, Col. 4 cuidar a su hijo. Según reconstruyó este diario, Máximo presentaba una profunda infección. Fuentes médicas confiaron que sí o sí el hijo de Cristina Kirchner debía ser operado de urgencia. “El cuadro era quirúrgico. No había otra salida”, indicaron desde la Austral. El tratamiento fue un “lavado articular artroscópico”, que se realizó en quirófano. Se lo trasladó a Buenos Aires porque, según contó un funcionario del Gobierno, en Río Gallegos no se podía tratar por el “tipo de complejidad” que presentaba. No es lo mismo que sostenían en Santa Cruz a pesar de las condiciones desfavorables del sistema sanitario (de lo que se informa por separado).
El hospital a cargo de la operación fue el mismo que había elegido Cristina Kirchner para su tratamiento en la glándula tiroides, el 4 de enero pasado, cuando se le había detectado un carcinoma papilar que finalmente terminó siendo benigno. “El paciente Máximo Kirchner ha ingresado a las 5.30 de la mañana de hoy con un cuadro de artritis séptica de la rodilla derecha. Un estudio de líquido sinovial corroboró el diagnóstico”, sostuvo el texto del comunicado oficial firmado por Buonomo, además del director médico del hospital Austral, Eduardo Schnitzler, y los doctores Carlos Autorino y Horacio Rivarola Etcheto, ambos a cargo del servicio de Ortopedia y Traumatología.
A diferencia de los días de internación de la Presidenta, esta vez fue el propio sanatorio el que estuvo a cargo de la comunicación, con escasa intervención del Gobierno. Incluso, la seguridad ayer en las puertas de la clínica era menos rígida que cuando estuvo la jefa del Estado y los militantes no llegaron hasta allí, sino que dejaron algunas banderas.
Molestias abdominales El parte médico aclaró, además, que Máximo había padecido días atrás “molestias abdominales producto de un cuadro de diverticulitis”. De hecho, se estaba tratando de esa infección de los divertículos del colon, según supo La Nacion. La propia Presidenta había conta-
do hacía una semana que Máximo estaba con gripe y fiebre alta. El jueves pasado, en el brindis con los periodistas acreditados de Casa Rosada, había contado que se iba a Río Gallegos para ver a su hijo, que todavía no se había mejorado. Fuentes médicas indicaron que la artritis séptica podría haber derivado de una gripe “con compromiso de las vías respiratorias” que Máximo tuvo hace dos semanas. La Presidenta llegó a Buenos Aires anteayer, desde Río Gallegos, a las 19. A las 22.30 volvió a tomar el Tango 01, que regresó a las 5 al aeropuerto Jorge Newbery ya con Máximo y el médico presidencial. Según confió un funcionario, las idas y venidas se debieron a “diferencias familiares”. Al pare-
cer, Cristina Kirchner quiso traer a Máximo desde temprano, pero su hijo se resistió y por la tarde el cuadro se complicó, cuando la jefa del Estado ya había partido de Río Gallegos. El fundador de la agrupación La Cámpora estaba tenso, muy dolorido y preocupado, según contaron fuentes presenciales que integraron el operativo de emergencia en la madrugada. La Presidenta se mantuvo siempre a su lado. Quienes la vieron la notaron muy afectada y asustada por el cuadro infeccioso que presentaba su hijo. A partir de la operación, Máximo deberá cumplir un ciclo de antibióticos endovenosos y, según fuentes oficiales, podría estar internado no
menos de siete días. La Presidenta debió cancelar ayer un acto que tenía previsto realizar al mediodía en Haedo y hasta anoche la Casa Rosada no había confirmado si hoy estará, a la tarde, en una presentación que tenía agendada en el Museo del Bicentenario. Con una semana agitada, la jefa del Estado tiene el plan de vuelo rumbo a Nueva York, para participar de la reunión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, pasado mañana a las 19, junto con una amplia comitiva. El personal de Presidencia siguió ayer trabajando en los preparativos de ese viaje.
Con la colaboración de Mariela Arias y Marina Herrmann.
OPINION
OPINION
Despliegue desmesurado de recursos
El custodio político de la Presidenta
NELSON CASTRO
LAURA DI MARCO
PARA LA NACION
PARA LA NACION
Para tener una idea clara de la dimensión del desproporcionado despliegue de recursos del Estado –que pagamos todos– que se pusieron en marcha en el episodio que afectó la salud de Máximo Kirchner, es importante reconstruir mínimamente la secuencia de los hechos. En las últimas horas del domingo, procedente de Santa Cruz, la Presidenta llegó a la base militar de Aeroparque a bordo del Tango 01. Permaneció allí tan sólo unos pocos minutos, tras los cuales, en conocimiento de que su hijo Máximo no se sentía bien, ordenó que el avión se hiciera otra vez a vuelo con destino a Río Gallegos. La aeronave llegó allí a eso de la 1.15 de la mañana. En el aeropuerto se lo esperó al hijo de la Presidenta, a quien se vio abordar el avión ayudado por dos guardaespaldas. Sin dudas, estaba con dolor y dificultad para mover la rodilla derecha. Después de tres horas de vuelo, el avión aterrizó otra vez en Buenos Aires en la misma base militar de Aeroparque adonde había llegado siete horas antes. En ese lugar se montó un descomunal operativo que incluyó dos helicópteros, dos ambulancias y otros automóviles. Parecía que se estaba ante una emergencia médica que exigía grandes y delicados cuidados. Pasarían algunas horas hasta que nos enteramos de que eso era parte de una maniobra de distracción. Una vez en Buenos Aires, a Máximo Kirchner se lo trasladó al Hospital Universitario Austral, al que llegó a las 5.30 de la mañana. Durante todo ese tiempo, la información oficial brilló por su ausencia y fueron creciendo la sorpresa y la indignación de una parte de la ciudadanía que comenzó a percatarse del sobredimensionado uso de recursos del Estado para atender el problema de salud del hijo de la Presidenta. Finalmente, el misterio fue develado: el paciente padece una artritis séptica en la rodilla derecha y una diverticulitis. La artritis séptica de rodilla es una infección producida por una bacteria que por alguna vía –sanguínea, una herida en la zona o un proceso infeccioso en la piel o hueso adyacente– llega a localizarse en la articulación. La bacteria más común es el estafilococo, al cual sigue el estreptococo. El cuadro clínico es muy doloroso y se acompaña de fiebre, malestar general y dificultad para la deambulación. El diagnóstico se hace por medio del examen del líquido sinovial –que es el líquido que se encuentra en la articulación– que se obtiene a través de una artroscopia. Hecho el diagnóstico, el tratamiento se hace a base de antibióticos, reposo y posterior rehabilitación. Por su parte, el divertículo es una especie de bolsa pequeña que sale de la pared del intestino grueso. Se llama diverticulitis a la inflamación de los divertículos. Esta es una afección que suele estar asociada al colon irritable. La diverticulitis cursa habitualmente con dolor abdominal y fiebre. Ambas patologías son comunes y de diagnóstico fácil. Es comprensible que la Presidenta haya querido que su hijo fuera atendido en un centro de alta complejidad, como es el Hospital Universitario Austral. Lo que ha sido absolutamente desproporcionado es el operativo que se montó para traer a Máximo Kirchner a Buenos Aires, con maniobras de distracción que demandaron el uso de helicópteros, ambulancias y autos por demás. Esto ha sido una demostración más del concepto monárquico con el que la Presidenta y su familia utilizan los recursos del Estado. “El Estado soy yo” es una frase erróneamente atribuida a Luis XIV que la doctora Cristina Kirchner se empeña en hacer realidad cada día.
Siempre fue su “oso”, su “preferido”, según ella misma reveló en público alguna vez (o quizá se le escapó). Un rol que, sin embargo, cambió violentamente, a partir de la muerte de Néstor Kirchner. En el círculo político endogámico que conformaron los Kirchner, donde las cuestiones de Estado siempre se resolvieron en la mesa familiar, la muerte del padre lo forzó a dejar de ser hijo para convertirse en el principal custodio político y afectivo de su propia madre. Suena lógico, entonces, que la Presidenta haya decidido ir a buscarlo personalmente a Río Gallegos y acompañarlo luego, durante toda la tarde ayer, mientras era intervenido en el hospital Austral. La infección en la rodilla no parece guardar proporción con la preocupación que movilizó en Cristina, quien no dudó en subirse al Tango 01, de madrugada, para traer a su hijo mayor, de 35 años. No parece una intervención importante. Lo importante es, en todo caso, el lugar que fue asumiendo Máximo al lado de una Presidenta viuda, adicta a las teorías conspirativas y cada vez más sola, que sólo parece poder confiar plenamente, totalmente, en su hijo mayor, como antes lo hacía en Néstor. Desde que murió Kirchner, Máximo es el gran “inoculador” de jóvenes, militantes de La Cámpora, en lugares sensibles del Estado, y no pasa una semana sin que se produzcan nuevos nombramientos con “cuadros” de su agrupación. Energía y Justicia fueron las últimas áreas en las que promovió el desembarco de sus muchachos, en un juego de pinzas que está provocando, prácticamente, la expulsión del veterano Julio De Vido, un histórico nestorista. Axel Kicillof, viceministro de Economía; Julián Alvarez, viceministro de Justicia; Santiago Alvarez, al frente de la agencia Télam, son algunos de los funcionarios clave avalados por Máximo ante su madre. Más aún: los ministros que logran “promocionar” en el nuevo poder son los que se llevan bien con él o, bien, los que le nombran amigos en el Estado. Ejemplo: Florencio Randazzo fue recientemente premiado en el área de Interior y Transporte. Pero antes pagó su peaje: volvió a poner en órbita el Instituto Nacional de Capacitación Política, que ahora manejará La Cámpora. Juan Manuel Abal Medina fue el primero en darse cuenta del nuevo modus operandi y primereó en el nombramiento de los sub 35, en el área de comunicaciones. En las sombras, lidera el área más “talibana” del Gobierno, el sector más paranoico y fundamentalista, que hizo de la “lucha contra las corporaciones” su bandera. A medida que va procesando la muerte del padre, Máximo fue asumiendo sus rituales y sus peleas, como propias. La ruptura con Hugo Moyano se tradujo, en su nivel, en la pelea con Facundo Moyano. El cercamiento a Daniel Scioli, en la colocación de José Ottavis en la Cámara de Diputados bonaerense, como ladero de Gabriel Mariotto. Empezó a tener contacto asiduo con los servicios de inteligencia que controlan los funcionarios patagónicos, a quienes conoce desde chico, desde la lejana Santa Cruz. ¿El objetivo? Cuidar a su mamá de esos “enemigos” internos y externos del “proyecto” Amado Boudou y los periodistas críticos suelen ser objeto de sus paranoias. Ahora, se siente presionado para “salir a luz” pública con una candidatura. Asumir la herencia política de su apellido. Se niega; no quiere. Y se le nota: no tiene vocación de ser un “cuadro de superficie”, como dicen en su entorno. Quizás este traspié con su rodilla le otorgue ese paréntesis necesario para hacer una pausa ante tantas demandas.
HORACIO CORDOBA
El avión presidencial realizó anteanoche dos viajes a Río Gallegos a raíz de la infección en la rodilla que padeció Máximo Kirchner
Una emergencia que exhibe la crisis del sistema de salud en Santa Cruz Desde noviembre no se realizan cirugías en el Hospital de Río Gallegos por falta de anestesistas MARIELA ARIAS CORRESPONSAL EN SANTA CRUZ RIO GALLEGOS.– Máximo Kirchner podría haber sido operado en Santa Cruz, ya sea en el Hospital Regional de Río Gallegos o bien en el ámbito privado, confirmaron ayer diversas fuentes médicas del Hospital Regional, cuando se conoció el primer parte médico. Si bien el sistema de salud de la provincia atraviesa una fuerte crisis, que va del éxodo de médicos a la falta de insumos, eso no impediría que el hijo de la Presidenta pudiera ser operado aquí. “Fue una decisión personal de la presidenta Cristina Kirchner trasladarlo a Buenos Aires, basada en una concepción sobre la salud pública”, afirmó el doctor Jorge Lemo, dirigente de ATE Santa Cruz, quien detalló que se podría haber realizado una intervención artroscópica en un quirófano. “La salud de la provincia sufre un problema estructural que se remonta a hace diez años. En los últimos tres años nos hemos quedado sin recursos
y muchos médicos especialistas han migrado”, detalló Lemo. En la Semana Santa de 2004 fue atendido en el Hospital Regional local Néstor Kirchner, cuando ingresó derivado desde El Calafate, con un difícil cuadro de gastroduodenitis hemorrágica. Durante seis días poco se supo de la salud del entonces presidente. Si bien la crisis de la salud se remonta a una década, se acentuó particularmente en los últimos tres años, cuando cerca de 200 profesionales médicos emigraron a otras provincias, ante la falta de expectativas económicas y de formación. Desde
noviembre pasado no se realizan cirugías programadas en el Hospital Regional por falta de anestesistas. Los que hay sólo cubren las guardias, en tanto que hay cinco cirujanos sobre los once previstos inicialmente. En enero había sólo uno. Ha desaparecido la residencia de cirugía, que en un tiempo estuvo a cargo del actual médico jefe de la Unidad Médica Presidencial, Luis Buonomo. En diciembre, la Asociación Argentina de Cirugía había declarado al Hospital Regional “zona de riesgo laboral” y aconsejaba a sus afiliados no venir a ejercer en Santa Cruz.
El uso del avión, autorizado El uso de la flota de aviones presidenciales por parte de la familia directa de los primeros mandatarios está permitido en el decreto 648, firmado por Néstor Kirchner el 31 de mayo de 2004, que estableció los nuevos parámetros para la seguridad y organización de la vida del jefe del Estado y su círculo más cercano. Tanto Máximo como Florencia Kirchner están habilitados para hacer uso de las naves, organización que lleva adelante la Casa Militar, bajo las órdenes del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Lo mismo sucede con la salud de la familia presidencial, que está a cargo de la Unidad Médica Presidencial, que dirige Luis Buonomo.
Al éxodo de profesionales se sumaron la falta de insumos en todos los hospitales de la provincia y el desfinanciamiento del sistema de salud público, a partir de las deudas de las obras sociales. Sólo la Caja de Servicios Sociales, la obra social estatal intervenida, adeuda al Hospital Regional $ 17 millones. En busca de encontrar fondos para la salud pública, el gobierno provincial pidió a las empresas mineras que aportaran $ 14 millones por mes para un fondo extraordinario. Desde las empresas pusieron el grito en el cielo y aseguraron que ya realizan sus aportes. Anoche, el Ministerio de Salud, que conduce el médico Daniel Peralta (homónimo del gobernador), informó que “en este escenario de complejidad financiera se ha trabajado denodadamente con una reingeniería que permitió la incorporación de recursos humanos, destinados a cuantificar y cualificar al área de la salud, asegurando la atención de todos los servicios médico-asistenciales en los hospitales que integran la red de salud provincial”.
Un cuadro que se resuelve sin dejar daños Según los especialistas, es una emergencia que debe atacarse precozmente para evitar complicaciones NORA BÄR LA NACION Los infectólogos lo comprueban a diario: gérmenes de tamaño infinitesimal pueden causar grandes daños. Según la información difundida por el parte médico oficial, la emergencia que le quitó el sueño a la Presidenta y trajo a Máximo Kirchner de urgencia a Buenos Aires habría sido un cuadro cuyo origen se localiza, con frecuencia, en una lastimadura aparentemente sin importancia, la “artritis séptica”. “Se llama así a una infección en una articulación; en este caso, en la rodilla –explica el doctor Juan Carlos Barreira, jefe de reumatología del Hospital Británico–. La puerta de entrada puede ser una pequeña escoriación en la piel, una lesión en una uña, neumonía o broncopatía bacterianas... El germen ingresa en el organismo, se disemina, llega
a la articulación y desencadena el proceso inflamatorio.” Según detalla Barreira, también jefe del Departamento de Docencia e Investigación del mismo hospital y director de la carrera de especialistas en reumatología de la Universidad de Buenos Aires, lo más habitual en nuestro medio es que el agente causal sea un estafilococo, un tipo de bacterias que pueden vivir sin ocasionar daño en distintas áreas de la piel, pero que se vuelven peligrosas cuando ingresan al organismo por una herida o punción. En el hemisferio norte, la causa más frecuente de las artritis sépticas es el gonococo, la bacteria de la gonorrea, pero se presenta con otros síntomas. “Se trata de una infección seria, porque si el tratamiento se demora puede llevar a una osteomielitis [infección del hueso o la médula ósea], a una endocarditis [infección del músculo
cardíaco] o a una embolia cerebral –dice Barreira–. Debe tratarse como una emergencia, pero atacada precozmente se resuelve ad integrum; es decir, no deja secuelas.” La terapia consiste en realizar un procedimiento “de limpieza” o “lavaje” de la zona que permite extraer los piocitos (células de pus). Lo realizan los traumatólogos, por medio de una artroscopia, una intervención mínimamente invasiva. Luego, puede colocarse un drenaje en la articulación, se administran antibióticos por vía endovenosa y se inmoviliza la pierna con una férula. “El lavado ayuda a extraer los detritos, lo que acelera la recuperación y redunda en mejores resultados inmediatos”, subraya Barreira. Según el cirujano artroscopista Guillermo Aldazábal, el primer objetivo de estas intervenciones es rescatar el germen. “Se procede a lavar y limpiar por dentro toda la
rodilla, que es como una bolsa tapizada por tejido sinovial –explica–. Se extrae una muestra y también líquido sinovial para hacer los cultivos correspondientes. Muchas veces se necesita más de una artroscopia, de acuerdo con la gravedad y la virulencia del germen, para poder controlarlo.” Aldazábal coincide en que la artritis séptica requiere cuidados especiales para que, “como toda infección, no se transforme en una septicemia” o infección generalizada. Pasado el trance agudo, se le aconseja al paciente que no camine para que no haya destrucción de la articulación. “Hay que tener en cuenta que los tejidos están inflamados y reblandecidos por el proceso –dice Barreira–, por lo que es mejor quedarse quieto en cama y bajo estricta supervisión, por lo menos durante la primera semana. Es parte de la práctica habitual.”