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LA MAYORDOMÍA CRISTIANA Lección 05, La ofrenda de nuestra cuerpo Por Wayne Gute INTRODUCCIÓN “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2). I.
LA BASE DEL RUEGO DEL SEÑOR QUE ENTREGUEMOS A ÉL EL CUERPO (V. 1). Este ruego se basa en las grandes cosas que el Señor, en su misericordia, ha hecho por nosotros. Él nos mostró su misericordia al salvarnos del castigo del pecado (Romanos 1-3); al irnos salvando del poder del pecado (Romanos 5:1-8:17) y nos salvará de la presencia del pecado (Romanos 8:18-30). ¡Estas son “las misericordias de Dios” en que Pablo fundamenta su ruego de entregar el cuerpo al Señor! Entonces, el entregar nuestro cuerpo será un acto de gratitud a nuestro Señor. “De gracia recibisteis; dad de gracia”. Será un acto de amor para con nuestro Dios, quién nos amó primero. Porque es una verdad que si el cristiano entiende que era pecador que merecía el mayor castigo de Dios por haberse rebelado y pecado contra él y si comprende que Dios en su gran amor y misericordia lo perdonó, lo justificó y lo salvó por amor del Señor Jesucristo, entonces estará dispuesto a agradar a Dios y hacer lo que él le mande. Porque surgirá en su corazón una gratitud profunda para con el que le amó y se entregó a sí mismo por salvarle y darle vida eterna. Entonces, la ofrenda del cuerpo, tanto como las demás ofrendas, es una expresión de gratitud a Dios.
II.
LO QUE DIOS PIDE EN ESTE RUEGO. Que cada cristiano presente su cuerpo a Dios A . Afirmamos, al principio, que no hay ningún hermano que no pueda hacer esto. Todos tenemos cuerpo. Todos podemos ofrecerlo al Señor, si queremos. B. ¿Qué significa la presentación del cuerpo al Señor? 1. La palabra “presentar” se usó de los sacrificios quemados en los altares. Dios no quiere que se queme nuestro cuerpo, sino que sea un sacrificio vivo. Al entregar la bestia para ser sacrificado, el oferente renunció todo su derecho sobre el animal. Lo mismo debe hacer el cristiano al “presentar su cuerpo”. 2. La presentación del cuerpo es para que el Señor lo use. Romanos 6:13: “Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios, como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. “El cuerpo es para el Señor” (1 Corintios 6:13). 3. Unos ejemplos:
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a. Usemos los oídos: para escuchar la palabra de Dios. “El que tiene oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias” (Apocalipsis 3:22). No prestemos oído a chismes, ni a chistes colorados, ni a palabras malas, etc. b . Usemos la lengua y los labios: para cantar alabanzas a Dios, para testificar la palabra del Señor, para predicar “la buenas nuevas” de la salvación, para hablar la verdad, no mentiras, ni para sembrar disensión entre hermanos, ni para repetir chismes, ni pronunciar palabras malas, ni para tomar en vano el nombre bendito del Señor. c. Usemos las manos: para trabajar (Efesios 4:28, no para tomar lo ajeno o robar. d. Usemos el cuerpo entero: para trabajar en las cosas que al Señor le agradan, sea para ganar la vida, o en ayudar a otros, u otra cosa. No es para la borrachera, ni la fornicación, ni el adulterio. Que sea el cuerpo instrumento para el Señor, no para Satanás. C. Cómo presentar el cuerpo al Señor 1. Reconocer que es una decisión del corazón, ante el Señor. 2. Decir en oración a Dios que está entregando su cuerpo a él para que él lo use, tomando esta decisión una vez y para siempre. 3. Al levantarse mañana, es bueno recordar que ha hecho esta decisión, y procurar vivir el día así haciendo lo que le agrada al Señor. 4. Creer que Dios ha aceptado tal ofrenda, y que él le hará capaz de agradarle por medio de su cuerpo. D. Reglas para el control del cuerpo. La renovación del entendimiento. 1. Alejarse del mundo – más bien, no sea conformado al mundo; no amar al mundo, ni las cosas del mundo. 2. Renovar la mente – por medio de la palabra de Dios, la oración y la meditación (Filipenses 4:8; Salmos 1:2; Josué 1:8; Isaías 55:8-11). Recordemos que como uno piensa en su corazón, así es (Proverbios 23:7). CONCLUSIÓN Concluimos que el sacrificio u ofrenda de su cuerpo es algo que está al alcance de cada cristiano. El cuerpo puede ser entregado, o a Satanás para el pecado, o a Dios para la justicia. Queda con el que posee el cuerpo decidir a quién va a servir. Es ofrenda voluntaria a Dios, y le agrada al Señor todo creyente que entrega su cuerpo a él en sacrificio vivo, poniéndose bajo las órdenes de Dios. El que lo hace hallará por experiencia, más bien, comprobará por su propia experiencia, que la voluntad del Señor es buena, agradable y perfecta. Cada cristiano es mayordomo del cuerpo que tiene. El Señor dice: “Comprados sois por precio; no sois vuestros. Glorificad pues, a Dios, en vuestro cuerpo, y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:19-20). Finalmente, recordemos lo que nos dijo Pablo en 2 Corintios 5:10: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Así, tendremos que dar cuenta al Señor por el uso del cuerpo que recibimos de él. NOTA: Para un estudio detenido de este tema, sugerimos el librito, La voluntad de Dios por G. Christian Weiss.
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