Los suelos fríos, un problema a la hora de sembrar

29 sept. 2007 - Juan Cieutat, y el gerente, Fabián. García. Además concurrieron auto- ridades del partido de Tordillo. El Congreso se realiza cada tres años en ...
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Campo

Sábado 29 de septiembre de 2007

LA NACION/Sección 5/Página 7

( GANADERIA )

El país, sede del Congreso Mundial Shorthorn

( SANIDAD )

(

AGRICULTURA

) Los cultivos y el clima

La roya de la hoja del trigo, más resistente

Por Horacio Ortiz Para LA NACION Se realizó el martes pasado el lanzamiento del XII Congreso Mundial Shorthorn, que se desarrollará del 7 al y 9 de noviembre en el Hotel Hermitage de Mar del Plata. El encuentro se realizó en la cabaña El Arroyo, en el paraje Esquina de Crotto, y fue organizado por la Asociación Argentina de Criadores de Shorthorn. Por la entidad estuvieron su presidente, Guillermo Alston; los directores Germán Mouremble, Juan Carlos Coria, Juan Mauricio Mouremble y Juan Cieutat, y el gerente, Fabián García. Además concurrieron autoridades del partido de Tordillo. El Congreso se realiza cada tres años en diferentes países criadores de la raza (el último fue en los Estados Unidos). “Lo que motivó que la Argentina fuera sede de este evento fue el crecimiento sostenido de la raza en el país durante los últimos diez años”, dijo García. El Congreso tiene una amplia agenda de disertaciones, pero antes y después de su realización incluirá para los visitantes, provenientes en su mayoría de Australia, Nueva Zelanda, EE.UU., Sudáfrica y Brasil, recorridas por cabañas y establecimientos ganaderos de Tordillo, Vivoratá, Mar del Plata, Balcarce, Bahía Blanca, Trenque Lauquen, Chivilcoy (todas localidades bonaerenses), Lugones (sur de Córdoba) y Guatraché (La Pampa). La idea central del cónclave es juntar a productores pecuarios, más allá de la raza Shorthorn, para brindarles conocimientos, información y nuevas tecnologías vinculadas con la actividad. “La expectativa de los visitantes está centrada en observar cómo la

El Shorthorn recupera espacio HORACIO ORTIZ

raza se inserta en los diferentes rodeos del país porque es conocida su condición para los cruzamientos, con los que se logra el vigor híbrido; es así que se ha comprobado que beneficia hasta en un 25 por ciento la productividad de los rodeos”, agregó García.

Tendencias y tradiciones La Cabaña El Arroyo, de Juan Cieutat, es un establecimiento típico de la cuenca del río Salado. Allí pastorean unas 700 cabezas entre rodeos generales y puros y de pedigree. La hacienda de esta raza no es nueva en la región y ha expresado un nivel de adaptabilidad extraordinario en campos que se caracterizan por los médanos, la media loma, el bajo con espadaña y hasta los terrenos cenagosos de la bahía de Samborombón. La presencia de los Shorthorn se remonta al año 1820, cuando John Miller ingresó a Tarquino, el primer toro con el objetivo de mestizar el ganado criollo existente. De ahí en adelante esta raza británica se hizo notar en la pampa, siendo la responsable de buena parte del prestigio que logró la carne vacuna en el mundo. “Fue la primera raza de ese origen que vino al país y en 1930 era la más numerosa”, dijo Guillermo Alston. Según el dirigente, que es cabañero en Guatraché, en esa época la gente se guiaba más por un valor de fenotipo y no por el genotipo. “Hoy, con el asesoramiento que recibimos los productores estamos redescubriendo los valores de calidad y terneza que además lo transmite a las crías en las diversas cruzas”, agregó. Alston concluyó que “como es la raza productora de carne que es, a la vez, más lechera, permite que su crías tengan una buena crianza y, debido a su plasticidad, alcanzan un nivel de engorde siendo animales jóvenes”.

Diego Batlla

El maíz puede resultar muy perjudicado

Roberto L. Benech-Arnold ARCHIVO/FAUBA

Los suelos fríos, un problema a la hora de sembrar En un año en que las bajas temperaturas parecen extenderse, se recomienda esperar a que éstas se adecuen a las necesidades de las semillas Por Héctor Müller De la Redacción de LA NACION “Lo que el productor necesita es una emergencia rápida y uniforme.” En este concepto pusieron especial énfasis los ingenieros Diego Batlla, docente de la cátedra de Cerealicultura de la Fauba e investigador asistente del Conicet, y Roberto L. Benech-Arnold, profesor asociado de la cátedra de Cerealicultura de la Fauba e investigador principal del Conicet. ¿Y por qué destacaron significativamente esta frase? Porque este año, a diferencia de los anteriores, el invierno fue muy frío y si las bajas temperaturas se prolongan en el tiempo perjudicarán las siembras de los cultivos estivales, fundamentalmente las del maíz, porque ese frío se traslada al suelo y, en consecuencia, perjudica a la semilla. “Este año, por lo tanto, a la hora de sembrar, hay que tener muy en cuenta la temperatura de los suelos”, agregaron los especialistas. Por lo tanto, según los técnicos, de no producirse un cambio en las condiciones térmicas durante las próximas semanas es probable que las siembras de los cultivos estivales se encuentren caracterizadas por temperaturas frías durante la etapa siembra-emergencia. Si eso ocurre, la exposición de las semillas a bajas temperaturas durante la fase siembra-emergencia suele determinar un alargamiento excesivo del tiempo necesario

para la emergencia del cultivo. Este hecho trae aparejado un mayor tiempo de exposición de las semillas al ataque de patógenos (bacterias y hongos) e insectos, pudiendo determinar una reducción en el número de plantas logrado y, en ciertos casos, afectar el rendimiento del cultivo . A su vez, las bajas temperaturas durante la siembra pueden producir daños por imbibición (toma de agua del suelo) en frío y, consecuentemente, disminuir el número de plantas logradas. Esto se puede producir porque la imbibición en frío provoca un daño en las membranas como consecuencia de la rápida entrada de agua en la semilla. Según los especialistas, para evitar los daños por imbibición en frío, más allá de evitar sembrar los cultivos en suelos excesivamente fríos, es imprescindible que la semilla sembrada no haya sufrido daños en la integridad del tegumento. Esto es particularmente importante en el cultivo de soja. En cuanto a las reducciones por las bajas temperaturas en el número de plantas logradas, son críticas en cultivos que tienen menor capacidad de compensar fallas en la emergencia, como es el caso del maíz y en menor medida el girasol. Para los investigadores, además, más allá de los efectos sobre el número de plantas logradas, la exposición de las semillas a bajas temperaturas suelen generar importantes diferencias en el momento de emergencia de las plántulas. En el cultivo de maíz ha sido de-

bidamente documentado que esta diferencia en la emergencia de los individuos determina una alta desuniformidad en el tamaño de las plantas provocando disminuciones en el rendimiento, ya que las plantas dominantes no pueden compensar la pérdida de rendimiento de las plantas dominadas. Por ejemplo, en maíz, el establecimiento de un stand desuniforme puede determinar pérdidas de rendimientos de alrededor de un 10%. Por otra parte, las plántulas que crecen en condiciones de estrés térmico (bajas temperaturas) suelen ser más susceptibles a los

Es fundamental la temperatura base, aquella por debajo de la cual la germinación no avanza daños por fitotoxicidad debido a la aplicación de fertilizantes o herbicidas posemergentes; de igual manera, tienen una menor tolerancia a ataques de patógenos. Por ese motivo, para los especialistas, más allá de la importancia de sembrar semillas que presenten un alto poder germinativo y vigor, y que hayan sido previamente curadas con productos de alta eficacia, es importante tener en cuenta la temperatura del suelo al momento de la siembra si se quieren evi-

tar muchos de los problemas mencionados. Generalmente, los productores están acostumbrados a sembrar en una fecha determinada que tiene que ver con lo zonal. Para los técnicos, nadie pone en duda las ventajas de las siembras tempranas, pero en casos como este año, en que cambian las condiciones climáticas y el suelo está muy frío se torna muy importante esperar a tener una temperatura adecuada para que el período siembra-emergencia sea lo suficientemente corto. En el caso del maíz, se considera que para tener una etapa de emergencia más o menos normal, la temperatura del suelo tiene que estar por encima de los 10, 11 o 12 grados centígrados. “Yo diría por arriba de los 12 grados; esto es lo que se llama temperatura base, por debajo de ella la germinación no avanza”, enfatizó Batlla. El concepto central es que si el maíz se siembra con temperaturas por debajo de 8 grados, la germinación no va a avanzar; entre 8 y 12 grados, sí va a avanzar, pero en forma muy lenta. Finalmente, si se siembra con temperaturas por encima de los 12 grados, no se presentará ninguno de los problemas mencionados. Estos mismos números pueden ser tenidos en cuenta a la hora de hablar del girasol. Para la soja, que se siembra más tarde, las temperaturas que se requieren tienen que estar por encima de los 15 o 16 grados. Estos valores también deben ser considerados en el caso del sorgo.

Las últimas campañas en la Argentina y Brasil tuvieron la particularidad de la presencia de la roya de la hoja de trigo en cultivares resistentes o de buen comportamiento frente a la enfermedad. Así se informó durante una jornada organizada por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), desarrollada el 19 de este mes. En nuestro país, muchos productores comentaron ineficiencias semejantes con algunos triazoles en algunas partes del país (Entre Ríos y norte de Buenos Aires). En el encuentro, Marcelo Carmona, profesor asociado de la cátedra de Fitopatología de la Fauba, disertó sobre la roya de la hoja del trigo en la Argentina: características, daños y estrategias de manejo actuales. También habló Pablo Campos, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Bordenave, quien abordó el tema “Estado actual de las razas de roya en la Argentina”. Por último, Erlei Melo Reis, de la Universidad de Passo Fundo, Brasil, expuso sobre “Insensibilidad de nuevas razas de roya de la hoja de trigo a fungicidas. Amenazas y estrategias”.

Principales conclusiones Entre las principales conclusiones se pueden citar: ● La roya de la hoja del trigo causada por Puccinia triticina posee una gran plasticidad en cuanto a requerimientos térmicos, lo cual sumado a la frecuente siembra de cultivares susceptibles le ha permitido un crecimiento continuo en la región pampeana. ● El monitoreo a partir de encañazón y la determinación de la incidencia de la enfermedad resultan imprescindibles. ● Es importante realizar el monitoreo aún en cultivares que mostraron resistencia en campañas pasadas, para detectar precozmente la posibilidad de un quiebre. ● No es aconsejable disminuir las dosis recomendadas de los fungicidas. Hacerlo pone en riesgo la residualidad del fungicida y la sensibilidad de las cepas al fungicida (resistencia del hongo al producto). ● El precio actual del trigo y las expectativas futuras plantean la necesidad de reanalizar los umbrales de control hacia valores más bajos. Para esta campaña se recomienda aplicar fungicidas en cultivares susceptibles cuando se alcance una incidencia foliar del 5 al 10 por ciento desde encañazón en adelante. ● Existen nuevas razas de Puccini triticina que atacan a numerosos cultivares sembrados en la Argentina. ● Los trabajos de Erlei Reis han demostrado que estas razas nuevas son insensibles a algunos triazoles, cuando son usados aisladamente, por lo que en Brasil se recomiendan mezclas de triazol con estrobilurina, especialmente en variedades sensibles a las razas nuevas. ● Es necesario comenzar los estudios en la Argentina, para comprobar más profundamente a campo esta insensibilidad y estudiar la eficiencia de los fungicidas. ● Es necesario la diversificación de la siembra de cultivares y mejorar aún más la tecnología y el momento de aplicación de fungicidas.