nuncia, que saturó al público. Por eso hoy se publica poco y se vende menos en esta materia”. Se muestra duro frente a textos que, según su opinión, “jugaron el jueguito de la denuncia del político canalla de turno con un poquito de literatura policial, todo bastante descontextualizado. Eso promovió en la gente una mirada demasiado superficial de la política. Hoy, en los medios, se opina todo el tiempo, mucho en contra del gobierno, pero se investiga poco”. Seoane opina que “el fuego fundacional de los libros periodísticos parece ahora haberse atenuado mucho. Es que un cuarto de siglo de democracia estabiliza pasiones y requiere no tanto de denunciar o develar el pasado sino de la comprensión del presente”. Y es la misma Seoane la que observa que otro tipo de libros está ocupando lugares que antes pertenecieron a los de investigación. “Son igualmente necesarios, aunque menos urgentes. Son más de académicos que de periodistas. Y enhorabuena –casi brinda– porque para levantar el edificio de la democracia se necesitan intelectuales de talla más que cronistas de la historia.” Fagnani piensa que el género sucesor será el de la crónica, “que también exige investigación, pero sobre todo mirada, estilo, prosa cuidada, tensión narrativa más cercana a la ficción que a la biografía”. Pujol observa el crecimiento de “los libros de divulgación histórica que contienen alguna fuerte teoría conspirativa, que atraviesan décadas o capturan algún mal congénito de la argentinidad del tipo ‘los argentinos fuimos, somos y seremos chorros’”. Díaz cuenta su experiencia: “Actualmente, el género se estabilizó y desarrolla más biografías no autorizadas de personajes del poder que denuncias de corrupción. Y en cuanto a ventas, fue superado en el rubro no ficción por rubros como crecimiento personal o historia argentina”. Avelluto elige dentro del extenso catálogo de la no ficción dos subgéneros que siguen con eficaces respuestas de venta: “Libros sobre la década del 70, todavía tan enigmática, y los libros de divulgación histórica en clave de reinterpretación”. Y ofrece una premonición: “Los temas siguen estando y esperan a autores y a público. Los libros periodísticos son consumidos básicamente por opositores a los gobiernos de turno. Es posible que en meses o años próximos los enfrentados con el kirchnerismo generen un revival”. Sigal piensa que es tiempo de barajar y dar de nuevo. “Escribir libros que reflejen las nuevas exigencias de la sociedad, crónicas muy bien contadas sobre la vida o los sueños de la gente, espejos de las cosas de todos los días. Y hay otra combinación posible: encontrar un tema distinto y que el narrador tenga una voz legitimada.” Abós asegura que “la investigación es un procedimiento que el periodismo comparte con la historia y con la literatura. Los buenos libros de investigación periodística son aquellos que más se aproximan o que entran de lleno en la literatura”. Un pensamiento que coincide con algo que quien esto escribe escuchó hace unos años en una mesa redonda en la Feria del Libro. La reflexión pertenece a Jorge Fernández Díaz, autor de libros periodísticos y de novelas: “Ojalá que la literatura nos ayude a escribir mejores libros periodísticos. Y que el periodismo nos ayude a escribir mejores novelas”. Puede ser un camino. Que así sea. © LA NACION [Con la colaboración de Soledad Itria]
Los elegidos A los entrevistados para esta nota se les pidió que eligieran uno o más libros que consideraran valiosos. Se aclaraba en la solicitud que no sería mal visto si uno de esos libros fuera de su autoría o de su responsabilidad editorial. Las elecciones fueron las siguientes:
María Seoane Favoritos: Todo o nada, biografía de Santucho, y El saqueo de la Argentina, de su autoría; Robo para la corona, de H. Verbitsky. Otros mencionados: El almirante cero, C. Uriarte; Crónicas del apocalipsis, M. Granovsky y S. Ciancaglini; La voluntad, E. Anguita y M. Caparrós; Fuimos soldados, M. Larraquy; Venta de armas, Hombres de Menem, D. Santoro; Por qué cayó la Argentina, J. Sevares; Historia de la familia, S. Torrado; Dolor país, S. Bleichmar.
Jorge Halperín Favoritos: Robo para la corona, H. Verbitsky; La voluntad, E. Anguita y M. Caparrós; Timerman, G. Mochkofsky; Fuimos soldados, M. Larraquy.
Fernando Fagnani Favorito: Robo para la corona, H. Verbitsky. Otros mencionados: La voluntad, E. Anguita y M. Caparrós; Galimberti, M. Larraquy y R. Caballero; Timerman, G. Mochkofsky
Pablo Avelluto Favorito: La voluntad, E. Anguita y M. Caparrós. Otros mencionados: Malvinas, la trama secreta, O. R. Cardoso, R. Kirschbaum y E. van der Kooy; Asalto a la ilusión, J. Morales Solá; El otro, H. López Echague; Timerman, G. Mochkofsky; Pizza con champán, S. Walger; Don Alfredo, M. Bonasso; Nadie fue, J. B. Yofre; Todo o nada, M. Seoane; Kirchner, W. Curia.
Alberto Díaz Favoritos: Robo para la corona, H. Verbitsky; Malvinas, la trama secreta, O. R. Cardoso, R. Kirschbaum y E. van der Kooy; El jefe, G. Cerruti; Pizza con champán, S. Walger.
Felipe Pigna Favorito: Robo para la corona, H. Verbitsky. Otro mencionado: Lo pasado, pensado, F. Pigna.
Isidoro Gilbert Edgardo Esteban Favoritos: Recuerdo de la muerte, M. Bonasso; El vuelo, H. Verbitsky. Otros mencionados: Robo para la corona, H.Verbitsky; Nunca Más.
Jorge Sigal Favoritos: Recuerdo de la muerte, M. Bonasso; Fuimos soldados, M. Larraquy; Maldito tú eres, H. Brienza. Otros mencionados: Los herederos de Alfonsín, A. Leuco y J. A Díaz; Larga distancia y El interior, M. Caparrós; Mamá, J. Fernández Díaz; Morir de amor, J. Lanata.
Alvaro Abós Favoritos: Facundo, D. F. Sarmiento; Operación masacre, R. Walsh. Otros mencionados: Galimberti, M. Larraquy y R. Caballero; Fuimos soldados, M. Larraquy.
Leonora Djament Favoritos: La voluntad, E. Anguita y M. Caparrós; Galimberti, M. Larraquy y R. Caballero. Otros mencionados: Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, C. Alarcón.
María O’Donnell Favoritos: Robo para la corona, H. Verbitsky. Otros mencionados: Timerman, G. Mochkofsky; Judas, U. Goñi; Todo o nada, M. Seoane; Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, C. Alarcón; Mundo privado, P. Rojas.
Favoritos: Malvinas, la trama secreta, O. R. Cardoso, R. Kirschbaum y E. van der Kooy. Otros mencionados: Montoneros, la soberbia armada, P. Giussani; Todo o nada, M. Seoane; Cristo vence y La violencia evangélica, H. Verbitsky; Pizza con champán, S. Walger; El oro de Moscú, I. Gilbert; Los pichiciegos, R. Fogwill; Evita, T. E. Martínez.
Sergio Pujol Favorito: Escuadrones de la muerte, la escuela francesa, Marie-Monique Robin. Otros mencionados: Timerman, G. Mochkofsky; colección Nudos de historia argentina, Sudamericana; colección Biblioteca del pensamiento argentino, Emecé.
Carlos Ulanovsky Favoritos: El presidente que no fue, M. Bonasso; Galimberti, M. Larraquy y R. Caballero; Los chicos de la guerra, D. Kon; El dictador, M. Seoane y V. Muleiro; Ezeiza, H. Verbitsky. Otros mencionados: El golpe, A. de Arriba; La mano de Dios, J. Burns; El banquero Moneta, S. Viau; Decíamos ayer, E. Blaustein y M. Zubieta; Historia del petróleo en la Argentina, N. Gadano; El burgués maldito, M. Seoane; El oro de Moscú, I. Gilbert; El tren de la victoria, C. Zuker; Ese infierno, M. Lewin y otras; La madre del Che, J. Constenla; Buenos muchachos, la industria del secuestro, C. Juvenal; Bernardo Neustadt, J. Fernández Díaz; Los suicidas del fin del mundo, Leila Guerriero.
Sábado 18 de octubre de 2008 I adn I 21