Lectores de viaje

120 kilómetros de París. El can- sancio no nos impidió devolver- le una sonrisa ... Visitar Península de Valdés es fascinante. Hay 4000 km de costa, con algunos ...
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turismo | 11

| Domingo 15 De junio De 2014

Lectores de viaje

¡no sE piErdan!

Postales de Puerto Madryn

historias e imágenes en movimiento

Por maría Costa paz de Gowland

EstuvE En...

Francia, con 33 compañeros del Pellegrini Por Horacio Lisdero

Las Vegas. “Por trabajo viajo todos los años a esta ciudad y

siempre descubro algo nuevo, como esta capilla de San Elvis. El problema es que está justo frente a una megatienda de bebidas alcohólicas abierta las 24 horas, por lo que no es raro ver gente muy alegre que hace sus compras y como de paso, ya que está ahí, cruza la calle y ¡se casa!”, cuenta Esteban Anca.

CompañEros dE ruta Envíe sus relatos de viaje, fotos, consultas, sugerencias y búsquedas de compañeros de ruta al Suplemento Turismo, diario la nacion, vía e-mail a LNturismo@ lanacion.com.ar. Para una óptima recepción y publicación del material, los textos deben ser de unos 3000 caracteres y las fotos, de hasta 3 MB

Trekking por Barreal Estamos armando un grupo a partir de 50 años para caminar por Barreal, San Juan, del 5 al 8 de octubre próximo. Sería un trekking nivel medio. Vamos por Uspallata y regresamos por San Juan. Eugenio. [email protected]

Tanto tiempo de espera y finalmente el día había llegado. Todo un año de conversar sobre el viaje a Francia y ahí estábamos, el 15 de enero, en la fila del check-in en Ezeiza. 33 alumnos del Carlos Pellegrini y tres coordinadores, cargados con valijas y muchísima expectativa, a punto de subir a un avión y pasar 14 horas de vuelo para llegar a un país distinto y compartir 22 días juntos. ¿Qué se puede decir? Tantas cosas... Todavía me acuerdo del primer día, de ver el castillo de Fontainebleau y de la primera comida en Francia. Y el primer encuentro con las familias de Troyes, una ciudad en la región de Champaña-Ardenas, a unos 120 kilómetros de París. El cansancio no nos impidió devolverle una sonrisa a esa gente que tan ansiosamente nos esperaba ni tampoco evitó que los mensajes inundaran el WhatsApp instantes después, contando cada una de las cosas que nos pasaban. Al día siguiente comenzó la aventura de descubrir; primero,

el liceo y luego, la pintoresca ciudad. Sus callejuelas y casas medievales en pans de bois nos llevaron a lugares tan variados como una catedral gótica espléndida o un museo de arte moderno repleto de obras pertenecientes al movimiento fauvista. Después vino el fin de semana libre. Salimos con los franceses varias veces, siempre dispuestos a hacer actividades con nosotros. El lunes nos fuimos de excursión a Domaine Pommery, la famosa bodega de champagne, para conocer todo el proceso detrás de su fabricación. Posteriormente visitamos Reims, una ciudad universitaria bastante más grande que Troyes, conocida por su imponente catedral gótica, donde se coronó a la mayor parte de los reyes de Francia. Al final de la jornada tuvimos la fiesta de despedida en el liceo, porque al día siguiente partíamos para Chalon-sur-Saône. En el camino visitamos la ciudad de Beaune junto con sus Hospices, un hospital del siglo XV convertido en museo con obras de la talla del Políptico del Juicio Final de Rogier van der Weyden. Ya en el segundo día en Chalon tuvimos la oportunidad de asistir a clases en el liceo durante la mañana. Por otro lado conocimos un museo dedicado enteramente a la fotografía y paseamos por la ciudad. Otro día fuimos de excursión a Dijon, y luego de visitar el completísimo Museo de Bellas Artes nos separamos para descubrir

a pie la ciudad, su mostaza, sus iglesias y sus parques. Había muchas cosas para contemplar, pero teníamos que seguir. Y así, un sábado estábamos en Orléans, ya con la tercera y última familia. Luego de un fin de semana de descanso retomamos las actividades. Durante cinco días visitamos los castillos de Blois, Clos Lucé, Chaumont y Chambord, cada uno con su encanto particular; como la inmensidad simétrica de Chambord o los últimos días de Leonardo Da Vinci en Clos Lucé. Además conocimos la ciudad de Orléans, su catedral, la casa de Juana de Arco y su maravillosa historia real; incluso nos recibieron las autoridades en la municipalidad local. El 1° de febrero llegamos a París. Sólo nombrar el Louvre, Versalles, Champs-Elysées, el Arco del Triunfo, la Torre Eiffel, la Gare d’Orsay, Notre-Dame o Montmartre alcanza. Todo esto combinado con el impresionante metro parisiense que utilizamos todo el tiempo y con la convivencia en la Résidence Internationale de Paris, donde nos alojamos. Con tantas experiencias, quizás uno nunca llegue a acordarse de todo. Pero es lindo pensar que el viaje tampoco termina, que cada uno lo vivió en Francia y lo siguió por Europa a su manera. En todo caso, quizás esta experiencia haya concluido cuando, en abril, vinieron los estudiantes franceses a Buenos Aires. O quizás eso haya sido tan sólo el comienzo de otra historia...ß

Lobos y elefantes marinos, pingüinos, ballenas, orcas, petreles que sobrevuelan las aguas. Maras, choiques, guanacos, zorros, piches surcando los campos… Todos cohabitan en la Patagonia y los podemos ver y disfrutar. Visitar Península de Valdés es fascinante. Hay 4000 km de costa, con algunos puntos más visitados y otros no tanto. Lo ideal es parar en la estancia San Lorenzo a deleitar el cordero patagónico, recorrer a pie la pingüinera y sentarse en los bancos que dan al mar. Desde Madryn por la costa y en un Land Rover que condujo con mucha habilidad Noah fuimos hasta Punta Loma (reserva natural) para luego recorrer playas. El recorrido de estos lugares es fundamental hacerlo con guías. La península es uno de los principales destinos para el avistamiento de ballenas, desde fines de mayo hasta diciembre. Hay otros itinerarios tan atractivos como la costa, como la visita al valle del Río Chubut. Camino al mismo se puede pasar por Trelew y visitar el Museo Paleontológico Egidio Ferugli, con una guía que realmente nos hace vibrar. Pasando por Rawson, con sus típicas construcciones para la Administración Pública se arriba a una costa donde su muelle tiene mucho movimiento. En ese lugar aconsejamos comer mariscos y pescados en el restaurante Marcelino. Continuando se ingresa al valle por las quintas, que invitan a disfrutar de sus variados cultivos de frambuesas, frutillas, cerezas, manzanas, licores, todo artesanalmente elaborado. Llegar a Gaiman es maravilloso, ¡todo reluce! De los rosales a sus típicas casas de té. Al regreso a Puerto Madryn visitamos Dolavon, donde La Molienda, un antiguo molino harinero ahora convertido en restaurante, nos abre sus puertas. Su dueño, don Romano Giallatini, produce la harina en este viejo molino que aún funciona, totalmente de madera y del siglo XIX.ß