turismo | 11
| Domingo 11 De agosto De 2013
Lectores de viaje
¡no se pierdan!
Desconexión total en las playas de Tulum
historias e imágenes en movimiento
Por marta ibarra
Alemania. “Lo que me fascinó de Dresde es el mural que se
encuentra en el centro histórico y se denomina Desfile de los Príncipes. Es de gran tamaño y muestra a los monarcas reinantes entre 1123/1906. Lo que atrae es que está formado por unos 24.000 azulejos de porcelana de Meissen, o sea que es el mosaico de porcelana más grande del mundo”, cuenta Lilia Elba Carcagno.ß
Encuentro. “En un viaje
desde La Habana me encontré con el presidente de Uruguay, José Mujica, y su mujer, la senadora Topolansky, que venían de festejar el 60° aniversario de la toma del cuartel de Moncada, el inicio de la revolución. Le pregunté si no viajaba en el avión presidencial y me contestó que se arreglan con el vuelo de Taca 959”, cuenta José María Cafferata.
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Sudeste asiático Busco compañera jovial de 55/65 años para viajar a Tailandia, Vietnam, Camboya, en enero o febrero 2014. La idea es abaratar costos y pasarlo muy bien. María,
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estuve en...
Evocando el Día D en las costas de Normandía Por Juan Carlos palumbo En una excursión de un día desde París llegamos a la costa de Normandía, lugar del inicio de la recuperación de la Francia ocupada en junio de 1944. La visita histórica comienza en Pointe Du Hoc, donde los rangers estadounidenses desembarcaron pensando que había una batería de cañones que, en realidad, los alemanes habían alejado un poco de la costa. Allí se desarrolló una intensa batalla entre ambos bandos y finalmente los aliados tomaron los cañones (algunos de los cuales están a la vista del viajero). El Pointe es un cabo rocoso y escarpado que ingresa unos 50 metros en el mar. Para la mirada relajada del turista de hoy es imposible comprender cómo hicieron los soldados para escalar con simples sogas mojadas esas bellas e inhóspitas rocas bajo el fuego enemigo.
A pocos metros se puede ingresar en una de las muchas fortalezas de gruesas paredes desde las que los alemanes vigilaban el mar. Eran lo suficientemente grandes como para que un puñado de soldados pudiera permanecer en ellas con relativa comodidad. Ingresaban por una puerta trasera y al frente, con vista hacia el mar, disponían de una larga tronera horizontal que permitía mirar y también colocar varias armas a la vez. Perturba imaginarse a nuestro alrededor la presencia de sus ocupantes, cuya única tarea sería la de observar las aguas a lo lejos a toda hora, todos los días. Hasta que una última vez, acaso un oficial nazi descubrió con sorpresa que se acercaban centenares de naves hacia su posición (así se ve en la clásica película El día más largo). Nuestra imaginación vuela con facilidad para replicar ese momento trascendente y vislumbrar a través del alargado hueco el avance de los barcos grises sobre el azul del mar. Pero lo más curioso está en todo el contorno: lo que podría parecer una formación natural de sucesivas hondonadas recubiertas de césped son, en realidad, las huellas del intenso bombardeo que los aliados efectuaron desde los buques antes del desembarco. Hoy conforman cientos de vistosos cráteres que las fuerzas de la naturaleza no lograron
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emparejar en casi siete décadas. A pocos kilómetros hacia el este se extiende la playa Omaha, larga franja acantilada que fue la zona de desembarco más sangrienta del Día D. Allí, los combatientes alemanes rechazaban con poder de fuego intenso desde la altura a los aliados, que intentaban escalar desde una playa llena de obstáculos. Ahora es una bonita zona residencial, y sólo un par de monumentos alegóricos y grandes mástiles con banderas de los países aliados recuerdan con precisión ese infierno. Finalmente, el cementerio americano. Sorprende y conmueve al visitante a pesar de haberlo visto tantas veces en fotos y películas (recordemos el final de Rescatando al soldado Ryan). Las más de 9 mil cruces blancas, los senderos, las flores y el césped, todo parece haber sido retocado minutos antes de nuestra visita. En el lugar se percibe una profunda sensación de paz y gratitud hacia los caídos, y no se advierte signo alguno de resentimiento ni referencias al enemigo de una guerra tan insensata como todas. Al observar las cruces, la de los que tienen nombre y las de aquellos nunca identificados (Sólo conocido por Dios), no pude dejar de pensar en que cada una representa a un chico que nunca se enteró de que su sacrificio ayudó a cambiar la historia.ß
Gracias a la boda del hijo de amigos muy queridos tuve la oportunidad de visitar Tulum, en la Riviera Maya de México. Me sorprendió la paz, la tranquilidad y el silencio de las cabañas de pequeños hoteles a pocos pasos del mar. Me impactó ver el cuidado del entorno y la oscuridad total en la playa durante las noches para no interferir en el desarrollo de la vida de las tortugas marinas. Es tiempo de desove... Mi habitación con un balcón enorme, con hamacas colgantes, era una invitación diaria al descanso, a la reflexión, donde la falta de televisión, celulares e Internet me llevaba a un pasado no tan lejano, donde mi tiempo libre se llenaba de cuentos, novelas y sueños derivados de la contemplación del paisaje. Las horas pasaban lentamente, había tiempo para caminar y nadar en ese mar turquesa, transparente y tranquilo.
Cuevas y tequila Hay muchas excursiones atractivas para hacer, ruinas que evocan tiempos pasados de culturas que dejaron su marca en esta tierra, cuevas donde se puede nadar y maravillarse con las profundidades misteriosas, excursiones de pesca, y por supuesto deleitarse con el guacamole, las quesadillas, el tequila y toda la maravilla de sabores que nos acercan a un menú diferente al nuestro. Pero dejé muchas actividades para otra visita. Me costó abandonar ese paraíso de palmeras, flores que no podía dejar de admirar, esa vegetación que se regaba diariamente con una lluvia sigilosa, cortita, que parecía pedirnos disculpas por embellecer aún más los azules y verdes que nos rodeaban.ß
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