Espectáculos
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Viernes 23 de marzo de 2007
El fenómeno de Montecristo
La televisión que vuelve en libros La versión abreviada de la novela de Dumas y la telenovela hecha texto, en librerías Hace tres meses que Santiago Díaz Herrera y Laura Sáenz terminaron felices sus días en la televisión. Pero el romance aún sigue vivo. Al menos en las 496 páginas de la novela Montecristo, un amor, una venganza, que desde diciembre pasado está a la venta y que ya va por su segunda edición. Junto con ella también se publicó una versión abreviada del libro original, El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, en el que el programa de TV está inspirado. Y mientras la telenovela, que protagonizaron Pablo Echarri y Paola Krum, salía al aire por Telefé, empezaron a aparecer en las mesas de novedades de las librerías distintas ediciones del clásico de la literatura. Todo parece indicar que la TV descubrió un nuevo negocio en el mundo editorial. En agosto último, en pleno éxito de Montecristo, Adriana Lorenzón y Marcelo Camaño, los autores de la tira, recibieron un llamado de la editorial Suma de Letras, una división del Grupo Santillana. “Hace bastante tiempo que sigo la relación entre la TV y la literatura. Cuando vi el fenómeno de la telenovela, me di cuenta de que había autores decididos a hacer algo diferente”, dice Julieta Obedman, directora de la firma que publicó Montecristo, un amor, una venganza. El 28 de diciembre pasado, un día después de que se emitiera el último capítulo del programa, 5000 ejemplares de la novela salieron a la venta. “Nosotros hicimos sugerencias de lo que queríamos que se contara en la novela escrita”, explica Lorenzón. Lo que ocurrió es que al mismo tiempo que se escribía la tira Jimena Aracama y Cynthia Edul llevaban a la prosa los guiones de Montecristo supervisados por los dos libretistas.
CRIS MORENA GROUP
Nicolás Vázquez y Emilia Attias se lucen en Casi ángeles
Echarri y Krum en sus personajes de la tira de Telefé, que generó sendos libros
La venganza de los libretistas “El acuerdo con Telefé fue que ellos se encargarían de la promoción del libro solamente”, señala Obedman sobre el rol que el canal tiene con la editorial. Así, se pudieron ver por la pantalla de la señal las distintas publicidades de la novela, sobre todo cuando terminaba la emisión de la tira. Para tomar la decisión de publicar el libro, en Suma de Letras se tuvo
en cuenta el éxito del programa. “Se consideraron variables como que El Conde de Montecristo, de Dumas, se vendía bien, pero el indicador más importante para decidir fue la fiebre que despertó la telenovela”, dice Obedman. “Se hicieron algunas experiencias de trasladar programas de TV a libros,
como Amo y señor y Rosa de lejos”, indica Lorenzón. Según dice, estas publicaciones formaban parte de las entregas que se hacían con algunas revistas y no de sellos editoriales como Suma de Letras. Lo usual es que ocurra el proceso inverso, es decir, trasladar un libro a la televisión, como ocurrió con el
unitario Mujeres asesinas, que está basado en las historias de la obra homónima que escribió Marisa Grinstein y del que, por el éxito del programa, se publicó un segundo volumen. No sólo Lorenzón y Camaño tuvieron que supervisar el traspaso de la tira a la novela, sino que también debieron prologar la versión breve de la obra de Dumas, que publicó la editorial Andrés Bello y que respalda Telefé. Según añade la autora, con Montecristo se pudo demostrar que el rol del guionista es fundamental en un programa de TV. “En el imaginario de la gente y de la televisión no es tenido en cuenta el autor”, dice. “Si salía bien [la adaptación de El Conde de Montecristo, de Dumas, a una telenovela] podíamos… conseguir algún tipo de respeto en una industria que, en general, no tiene demasiado respeto por los autores de televisión”, escribieron Lorenzón y Camaño en el prólogo de Montecristo, un amor, una venganza, ese nuevo negocio que parece haber descubierto la TV.
Carlos Sanzol
La renovación de un clásico infantil Bueno
✩✩✩ Casi ángeles, telecomedia producida por Cris Morena Group y RGB Entertainment. Idea, dirección y producción general: Cris Morena. Libro: Gabriela Fiore y Leandro Calderone. Escenografía y dirección de arte: Laura Russo y Salustiano Alvarez. Diseño de coreografía: Marisa Divito. Imagen y vestuario: Susana Pérez Amigo. Dirección: Mariano Demaría, Mauro Scandolari y Flavio Rondelli. Con Emilia Attias, Nicolás Vázquez, Julia Calvo, Lucas Ferraro, Gimena Accardi, Alejo García Pintos y elenco. De lunes a viernes, a las 18, por Telefé.
Casi ángeles es un nuevo paso en el camino de la exitosa factoría televisiva de Cris Morena, uno que permanece fiel a su cuidada estética, a su énfasis en la música y el baile como vehículos de emoción pura y dura y a sus tradicionales temas narrativos, con bastante del determinismo color de rosa de Annie y algo de los pícaros en harapos de Dickens (aunque casi nada de su retrato de los horrores de la miseria y la infancia, entonces o ahora). Pero Casi ángeles también intenta –y en buena medida logra– fusionar esta historia recurrente, aquella que estos ciclos han contado y vuelto a contar desde Chiquititas en adelante, con los atractivos y la frescura de una comedia romántica para los más jóvenes, con algo de ironía para los padres y acompañantes, y ciertos toques de aventuras a lo Indiana Jones (incluyendo desde la caracterización de su protagonista hasta la sorprendente inclusión del leitmotiv musical del film original). La acción ya no constituye el centro de la propuesta, como en Alma pirata, sino más bien un escape ocasional, tanto visual como narrativo, a las constricciones y clichés melodramáticos de la historia que cuenta. Apropiadamente para una tira que quiere serlo casi todo para casi todos los públicos, el riesgo es poco y está puesto, inteligentemente, en la forma más que en el fondo. Y así como se aprecia la aparición de una bienvenida
dosis de incipiente ironía en los guiones, que saben equilibrar las a veces abrumadoras dosis de bondad y calidez de sus personajes, la lograda realización de Casi ángeles se arriesga con algunos toques de realismo, una estupenda ambientación y producción y un buen manejo de los climas y los ritmos (aunque el segmento musical pareció desconectado de la historia y sufrió algunos problemas en el sonido). El fondo, por su parte, es el de siempre: huérfanos obligados a transitar el mal camino por la codicia de inescrupulosos mayores que los han adiestrado como carteristas para subsanar la crónica falta de dinero en la mansión que habitan el desagradable Bartolomé (Alejo García Pintos), su tontísima hermana Malvina (Gimena Accardi) y la infaltable ama de llaves (Julia Calvo). La salvación de estos angelitos llegará de la mano de Cielo (Emilia Attias), puntos una joven que abandona el ■ El ciclo tuvo circo en el que un muy buen ha vivido buena debut: quedó parte de su vida primero en (pero al que, su franja queda claro, horaria no pertenece) para ganarse la vida por sus propios medios. Tal loable e impreciso propósito basta para que el destino la ponga en el camino de la pandilla juvenil y en el de un arqueólogo, el doctor Bauer (Nicolás Vázquez), prometido de la hermana del villano y obsesionado con encontrar una isla mítica. La evidente química entre la dupla protagónica es responsable de algunos de los más logrados momentos cómicos del sólido primer envío de la tira, aunque fue necesaria toda la desenvoltura de Attias y Vázquez para sortear con fortuna algunos excesos artificiosos de la puesta en escena de este entretenido ciclo que –al menos por lo visto en su debut– ciertamente entrega lo que promete.
13,7
Dolores Graña
Uga Uga, o la pantalla al revés Buena
✩✩✩ Uga Uga, telenovela brasileña producida por la Rede Globo. Autores: Carlos Lombardi y Margareth Boury. Con Claudio Heinrich, Vivianne Pasmanter, Humberto Martins, Lima Duarte, Nair Belo, Marcello Novaes y elenco. Dirección: Joao Camargo y Alexandre Avancini. Por Canal 9, de lunes a viernes, a las 14.
CANAL 9
Claudio Heinrich, un indio rubio
La llegada de Uga Uga a Canal 9 es el resultado de una suma gigantesca de equívocos y, a la vez, una oportunidad que ya podría considerarse perdida. Si el desinterés del público persevera –y así lo indican las cifras del rating–, no tardaremos en hablar del paso fugaz por nuestra TV abierta de una de las más frescas, originales y libres telenovelas de los últimos años. En esta nueva superproducción de la red Globo, que en Brasil se conoció entre 2000 y 2001, nada es lo que parece. Hay comedia física, humor, romance, espíritu paródico y referencias a la cultura popular que nos son muy familiares (de Tarzán a la película Novia fugitiva) mezclándose todo el tiempo en un audaz juego narrativo alrededor de al menos tres subtramas desarrolladas simultáneamente. Tanto el relato (que nace en torno de la búsqueda de un indio que es rubio, creció en la selva y ahora es buscado
por su abuelo para convertirlo en su único heredero) como su realización merecían un califipuntos cativo superior al que encabeza este ■ Cuarto en texto, pero llegó a su franja, Canal 9 en las peotuvo anteayer res condiciones: la el más bajo publicidad es conrating del 9 en fusa y su puesta en todo el día el aire no responde a otro criterio que rellenar sobre la marcha horarios vacantes. Con su fuerte carga erótica, su irreverencia y su falta de apego a los convencionalismos desde el título mismo, Uga Uga es lo menos indicado para verse a la hora del almuerzo y frente a un público acostumbrado a otros hábitos. Cometer más errores al mismo tiempo es casi imposible.
1,6
Marcelo Stiletano