La reina de los bajitos se despidió de la TV

30 ene. 2014 - cuencia inicial ambientada en 1795, sal- ta directamente un par de siglos hasta la actualidad, con el ya rebautizado Adam. (Aaron Eckhart) en ...
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espectáculos | 3

| Jueves 30 de enero de 2014

cine

Sin corazón ni alma Yo, Frankenstein (i, Frankenstein, estados Unidos-aUstralia/2014). ★★ regular. guión y dirección: Justin Bieber en concierto

diamond

cine

Un documental que pronosticó la caída jUstin bieber: believe (jUstin bieber’s believe, estados Unidos/2013). ★★★ buena. dirección: Jon M Chu. guión: Sarah Landman. fotografía:

Karsten Gopinath. distribuidora: Diamond Films. duración: 92 minutos. ca-

lificación: apta para todo público.

H

acia el final de este documental protagonizado y producido por Justin Bieber y sus colaboradores más cercanos, después de cuidadas imágenes de canciones perfectamente coreografiadas y pasajes del detrás de escena igual de ensayados, y cuando ya nadie lo esperaba, algo de verdad se mete por la ventana de la historia. “Él en realidad no entiende qué es el fracaso”, dice el productor musical Rodney Jerkins con tono de resignación. Y esa reflexión honesta, una de las pocas que aparecen en el film, resume todo lo que se vio antes en la película y lo que sucedió después en la vida y la carrera de la estrella caída del pop. Un chico que a los 19 años ya tiene más éxito, fama y millones que sensatez y que aun antes de su arresto en Miami la semana pasada estaba necesitando limpiar su imagen para mantener el negocio a flote. Especialmente para conservar a esas fans infantiles de las que no para de hablar cada vez que aparece en pantalla. Esporádicos segmentos filmados durante una charla con su representante, un par de amigos y el director del film, Jon M. Chu, que en algún momento le preguntará si no teme convertirse en un desastre como Lindsay Lohan, Britney Spears o Michael Jackson. La respuesta de Bieber podría pasar por inocente y algo arrogante si no fuera por los hechos recientes. El muchacho sonríe, dice que

no, que él tiene los buenos valores que le enseñó su mamá y que cuando era chico nunca faltaba a misa los domingos. Claro que, más allá de lo que dice, la tensión y la incomodidad se perciben claramente, un clima muy diferente del que tenía Justin Bieber: Never Say Never, el documental de 2011 en el que se relataba el ascenso de la estrella desde su pueblito canadiense natal hasta el show agotado en el Madison Square Garden. También dirigido por Chu, aquel film insistía en la importancia de los sueños, en la fidelidad de los fanáticos y el poder de YouTube como un medio de difusión inmejorable. Pero, sobre todo, dejaba entrever las razones del suceso de Bieber, su simpatía y su carisma, que, sólo dos años después, se perciben cuando está sobre el escenario. De hecho, para los buscadores de poco felices coincidencias, el show que constituye la columna vertebral del relato es uno que el cantante dio en 2012 en Miami, la misma ciudad en la que la semana pasada Bieber parece haberle puesto punto final a la ilusión de inocencia que muchas de sus jóvenes fanáticas aún defendían. Muy parecido a otros documentales promocionales de su tipo, con un gran despliegue a la hora de mostrar el concierto y muy poca sinceridad en el resto de los pasajes, Justin Bieber: Believe fue pensado para fanáticos y terminó siendo material de archivo sobre la caída libre de su ídolo.ß natalia Trzenko

Stuart Beattie. fotografía : Ross Emery. música: Reinhold Heil y Johnny Klimek. edición: Marcus D’Arcy. diseño de producción:

Michelle McGahey. elenco: Aaron Eckhart, Bill Nighy, Miranda Otto, Yvonne Strahovski y Jai Courtney. distribuidora: Distribution Company. duración: 92 minutos. calificación: apta para mayores de 13 años.

C

omo su protagonista, la monstruosa creación del doctor Frankenstein aquí devenida héroe de acción, este segundo largometraje como director de Stuart Beattie es una historia sin corazón ni alma. Cotizado guionista (Piratas del Caribe, Colateral), el realizador resume en los primeros dos minutos la historia original de Mary Shelley y, luego de una secuencia inicial ambientada en 1795, salta directamente un par de siglos hasta la actualidad, con el ya rebautizado Adam (Aaron Eckhart) en medio de una lucha entre fuerzas demoníacas lideradas por el cruel Naberius (Bill Nighy) y las angelicales Gárgolas encabezadas por la sabia reina Leonor (Miranda Otto). Los productores de la saga de Inframundo tratan de reciclar los principales aspectos de aquella franquicia, pero este film luce moribundo ya desde los primeros instantes. Beattie –que escribió el guión a partir de una novela gráfica de Kevin Grevioux– intenta reanimarlo con un despliegue de vertiginosos movimientos de cámara, (sobre)abundancia de efectos visuales con estética gótica y golpes de efecto pensados para su visión en salas 3D. El resultado es precisamente el contrario, ya que ese shock artificial de adrenalina abruma y aburre más de lo que impacta. Con una narración en voz siempre solemne, música ampulosa, actuaciones mediocres (buenos intérpretes como Eckhart, Nighy y Otto hacen enormes esfuerzos por sobrellevar los torpes materiales que les tocan en desgracia) y una puesta en escena que pocas veces adquiere rigor y sentido, los escasos 92 minutos se estiran como un chicle que nunca tuvo sabor. Un triste regreso al cine de un personaje emblemático de la literatura fantástica.ß Diego Batlle

Xuxa debe hacer reposo durante seis meses

tv globo

La reina de los bajitos se despidió de la TV XUXa. Con problemas de salud y bajo rating, el sábado

terminó su ciclo y quedó fuera de la pantalla brasileña

Viene de tapa

Es que en los últimos años ha venido perdiendo espectadores a ritmo preocupante, al no poder conectarse con las nuevas generaciones de niños. El motivo médico citado fue que, en agosto del año pasado, a Xuxa se le diagnosticó sesamoiditis, una inflamación de los huesos pequeños en el pie izquierdo, producida, en gran parte, por el uso constante de tacos altos y una intensa rutina física. En diciembre se le volvieron a realizar exámenes y sus médicos le recetaron reposo absoluto durante por lo menos seis meses, así como el uso de una bota ortopédica. Aunque en ocasiones anteriores la presentadora continuó conduciendo su programa con bastón y bota ortopédica, esta vez parece que la situación general la ha llevado a aceptar la recomendación médica. Los problemas con TV Xuxa, estrenado en 2005 (en ese entonces iba de lunes a viernes), se remontan a 2008, cuando debió ser totalmente

repensado y pasó a transmitirse los sábados por la mañana. Pero el rating siguió cayendo, y en 2011 cambió de horario, a los sábados por la tarde. Desde entonces pasó por las manos de varios directores, que en vano intentaron remontar la gran audiencia que en la década del 90 la convirtió en un fenómeno más allá de Brasil, con programas en la Argentina, España y los Estados Unidos. Si bien Globo indicó que este mes había renovado el contrato con Xuxa por tres años, la semana pasada emitió el comunicado que anunció el fin –por ahora– del programa. Irónicamente, la despedida tuvo el rating más alto de los últimos tres años, con una media de 12 puntos (cada punto equivale a 65.000 hogares), todo un récord para ese horario. “Quiero agradecer a todo mi equipo que estuvo conmigo durante todo este tiempo. Son ellos los que trabajan duro para llevar el programa a ustedes. Estoy saliendo, ¡pero volveré!”, se despidió la rubia presentadora.ß